“¿Qué es esa mariconada de los muñequitos?”, “Ya sos un boludo grande”, y otros peajes lingüísticos con los que uno verdugueaba a los colegas comiqueros que ostentaban colecciones que pondrían rojas de envidia a más de una fanática de Barbie levantaron barrera cuando caí en la tentación de comprarme un par de esos muñequitos. Action figures las pelotas. Se llaman muñequitos, así como les dice tu novia, tus viejos, tus amigos, eso son.
Digamos, para ilustrar esta nota tuve que hacer un poco de memoria y recordar qué muñequitos tuve en mi infancia. La verdad, entre pecados de infancia y un montón de mudanzas, puedo decir que lamentablemente no guardo ni un solo objeto de mi niñez que no sean revistas. Y no tengo idea de qué pasó con la cantidad de Condoritos, Patoruzúes, Lupines, Isidoros y libros de oros de Disney, pero no me quedó nada de eso. So... Perdí muchísimo y me olvidé de un montón. En fin, volviendo unos... veinte años atrás: Sé que tuve muchos de los Superamigos; un par de He-Man... Siempre quise a Sorceress, pero no sé, se ve que era una figurita difícil, al menos en mi barrio. El Castillo era el santo grial. Era tener la pija grande mucho antes de prestarle atención a la pija; Transformers, ¡oh yeah! Me encantaban; Los Halcones Galácticos, check; los Thundercats, también; incluso, ya con un par de pelos de barba me compré un par de los X-Men que salieron cuando la gran serie animada. Iceman, Ciclope, Cable... Ah, buenas épocas.
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Corte. La camara toma el cielo azul y cálido de un invierno que se va, baja 180 grados hasta encontrar el marco de una ventana, se mete a la casa y entra a la cocina, el almanaque, de hojas grandes con la fecha visible empieza a perder hojas. La iluminación va y viene entre día y noche y así se pasan casi veinte años. Ok, los figurines es un tema aparte; compré uno porque me gustaba el personaje y después se hizo vicio, pero eso dará para otra ocasión. Después me llamaron la atención un par de muñecos de los Teen Titans que estaban basados en el arte de George Pérez (se me aflojan las piernas), y estaban bastante parecidos, así que me pudieron y me los compré. No podía no tener a Deathstroke. Y Robin y Terra estan igualitos. ¡A Tara le hicieron los dientitos de conejo! Pero entre tanta cosa linda que largaba mes a mes DC Direct, que ahora, desde hace un año exacto, se llama DC Collectibles, lo que más me gustaba y me sigue atrayendo son las estatuas de Batman: Black and White. Tengo apenas un par, pero cuando salen las solicitaciones las busco y siempre le doy click a la imagen para verla grande.
Inflemos el pecho, argentinos y argentinas. Tenemos a Messi, a Francisco y a Eduardo Risso. El rosarino fue el elegido por DC para ser el primer artista cuyo diseño fue materializado en porcelana en una hermosa estatuita en blanco y negro lanzada en 2005. Por entonces aún estaba fresco el trabajo de Risso en la serie de Batman, “Broken City” junto a su coequiper de 100 Bullets, Brian Azzarello.
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Hay que decir que algunas de estas estatuas realmente no consiguieron captar el espíritu del dibujante. El Batman de Risso, acá no quedó bien, es una linda figura, pero no pensás en Olmedo, Fito, la bandera, cenar gatos...; el de Ethan Van Sciver, quedó bastante parecido al de Kelley Jones, y Van Sciver no es Jones ni a palos. El de David Finch, sin las 10.000 rayitas no tiene el aire sobrecargado de sus dibujos. Y hay un par de figuras genéricas bajo el nombre “Gotham Knights” que son choreo. El robo no es tan descarado porque se expandió a otros personajes, así que también hay del Batman Beyond; Catwoman; Joker de Jim Lee, Lee Bermejo, Brian Bolland y Greg Capullo, uno más bueno que el otro; el Penguin; ¡y hasta el Man-Bat!
Así y todo, con alrededor de 50 figuras hay artistas imposibles de pasar, por historia, que todavía no tienen su estatua. ¡Urgente una de Norm Breyfogle! Chris Burnham, de Batman Inc, es otra opción irresistible. !Falta Todd McFarlane! El amo de los coñemus no tiene su estatua. Imagino que por un tema de marcas y licencias, pero sigue siendo un pecado. Por gusto meramente personal también hincho por Paul Gulacy, Alan Davis y J.H. Williams III,
Batman se presta a todo tipo de versiones. Más murciélago, más humano, más musculoso, más delgado, más animado o más “real”. Las Black and White hacen un excelente trabajo mostrando la versatilidad del caballero oscuro. Así que tuve un pico de glucosa que me hizo sacar la billetera y comprarme los de Paul Pope y Lee Bermejo... Me quedo con las ganas del de Aparo, Mignola, Quitely; los Jokers copados que salieron.... Y la alegría de babear y disfrutar los que tengo tanto o con más atención que el Leon-O de cuando pibito (sé que si volviera a tenerlo no se me perdería la espada del Augurio). Decir “no quiero crecer” puede sonar tan adolescente como los Ramones o Attaque 77, pero si también un maduro Tom Waits lo hizo, uno puede tratar de ponerle la misma onda y, con orgullo, ubicarla en la misma repisa que los muñequitos.