Al fin se estrenó una de las películas más esperadas del año, en la que podemos ver el otro lado del superhéroe que popularizó el universo fílmico y que en los comics casi no resaltaba.
Shane Black es el encargado de dirigir esta vuelta. Jon Favreau le cedió la dirección para solo dedicarse a actuar. Black junto a Drew Pearce escribieron el guión, el director solo tiene una película en su curriculum tras las cámaras: Kiss Kiss Bang Bang (2005) donde también trabajó con Robert Downey Jr., no es un dato menor que él haya sido quien estuvo detrás del guión de las primeras dos películas de la saga Arma Mortal (junto a otros clásicos de acción como The Last Boy Scout [1991] y Last Action Hero [1993]).
Tony Stark esta vez luchará contra un enemigo un poco más interesante que los de las primeras entregas. Aún así, como siempre, la atención está encima del héroe la mayoría del tiempo, el villano no está ni siquiera compartiendo plano, tiene su segundo lugar, por momentos es casi un tercero. Esto parece algo negativo, pero no lo es, no en ésta cinta. Acá vemos como el protagonista está agobiado por fantasmas personales, atormentado por eventos ocurridos en otros films como The Avengers (2012) e intentando encontrarle la vuelta a la relación con su mujer Pepper, este intento por humanizar más a Iron Man no viene por el lado de que se lo ve muy robótico, mucha tecnología y acción sin sentido; va más por el lado de la personalidad del héroe, un tipo egocéntrico, megalómano, histérico, ansioso e hiperactivo. En algún momento tenía que explotar esa bomba interna.
El trabajo de Black en esta cinta es destacable, se nota mucho su amor por el cine de acción y los clásicos.
Se pueden ver varias escenas y situaciones que solían repetirse bastante en pelis de los ochentas y principios de los noventas, pero con un ritmo tan alto como el de éste film, encajan como piezas de un rompecabezas. Es un despliegue infinito de efectos especiales, escenas de acción donde la cámara sigue al hombre de hierro entre explosiones, balas, lluvia de fuego, gritos y pedazos de edificios cayendo. Visualmente, es impecable, nos tienen acostumbrados a eso y no pueden ceder nunca por ese lado.
Muchos puntos a favor para comentar, Downey Jr. se autosupera y realiza su mejor interpretación del héroe en todas sus apariciones, lo hace de un modo inteligente sin caer en la repetición. Favreau aparece poco, pero lo poco que aparece es mas que suficiente para sacarnos un par de carcajadas, lo suyo siempre fue el humor y nos encanta. La hermosa Gwyneth Paltrow, haciendo de Pepper, más que correcta. Guy Pearse atrás del villano Aldrich Killian justo, no para destacar.
Lo que sí fue una sorpresa rara pero que terminó dejando una un buen sabor, fue la interpretación de Ben Kingsley como el Mandarín, villano de turno, cuando vean la peli se darán cuenta a que me refiero. Es un actorazo, con todas las letras y pese a tener mucho reconocimiento por haber trabajado en films de renombre como Schindler's List (1993), nosotros lo recordamos y queremos por su trabajo en Species (1995).
Dudo que ésta sea la última vez que veamos un film individual de Iron Man en el cine, pero es el cierre de una saga, de una trilogía muy acertada y con un final que dejó el listón muy alto. Pochoclo infinito, pero de gran calidad y garantía de que vale el precio de la entrada al cine.