Si hablamos de
adaptaciones de libros a la pantalla, sea grande o chica, obviamente la primera
que se nos debería venir a la cabeza es Drácula, de Bram Stoker, con su
adaptación no oficial, por una cuestión de derechos, llamada "Nosferatu"
del director alemán Friedrich Murnau del año 1922.
Y ya desde ahí podemos ver que las adaptaciones son eso, adaptaciones, es decir que no van a ser fieles reflejos de lo que pasa en las páginas de los libros por el simple hecho de que los lenguajes escrito y audiovisual son totalmente distintos.
Pero hay ciertas adaptaciones, como en el caso de Nosferatu, que se quedan con la "escencia" del libro original, adaptaciones que, comúnmente decimos, son más fieles que otras.
Y ya desde ahí podemos ver que las adaptaciones son eso, adaptaciones, es decir que no van a ser fieles reflejos de lo que pasa en las páginas de los libros por el simple hecho de que los lenguajes escrito y audiovisual son totalmente distintos.
Pero hay ciertas adaptaciones, como en el caso de Nosferatu, que se quedan con la "escencia" del libro original, adaptaciones que, comúnmente decimos, son más fieles que otras.