Internacionalmente hace unos cuantos años se está dando un fenómeno muy raro, porque si bien la venta de juegos de mesa está en aumento y existen nuevos productos todo el tiempo (y los precios de los juegos están aumentando considerablemente), las grandes editoriales no están sacando directamente sus juegos a la venta, arriesgando inversiones de centenas de miles de dólares, sino que están usando las plataformas de financiamiento colectivo o crowdfunding.
Escuchar que la categoría de kickstarter que mueve más dinero es la de juegos puede no ser tan sorprendente, pero cuando leemos que las cifras más altas son de 12 u 8 millones de dólares por proyecto o que hay empresas como Cool Mini or Not cuyos productos casi siempre terminan recaudando una media de 3,5 millones de dólares entonces empezamos a sorprendernos.
