La vida del comiquero está cargada de emociones fuertes. Y un fin de semana a la noche puede representar una agenda cargada de eventos sociales. O no. Una noche, al pedo en casa, se me dió por ordenar mis revistas.
Me dió paja ir a ver a The Cure a River. No es mi banda favorita, favorita, pero entra en el acotado grupo del “me gustan bastante”. Soy un varón que, a mi edad, sigo yendo a recitales a campo. A poguear y saltar y cantar. La banda de Robert Smith no daba para eso, y la perspectiva de ir a verlos en este abril frío, allá arriba en una general de un estadio ya de por sí frío y atroz no me atrajo demasiado. Entonces fue noche de Breaking Bad (siempre miro tarde las series). Y cuando terminé la tercer temporada, sin sueño aun, en la madrugada del sábado empecé la tarea de... Ordenar mis revistas.
Como ya comenté, la cuestión desbordó bibliotecas y la cosa está en cajas. Pilas de cosas “para leer”, que “ya leí”, que “ya lei pero quiero tener a mano para releer” y “esto entra en alguna caja pero no está en ninguna”.
Soy un poco obse con el cuidado de las revistas. Nada demasiado extremo, sólo trato de guardarlas en bolsitas y tenerlas paradas en bibliotecas o cajas. Las bolsitas son importantes, punto. La manía arrancó por los comics y siguió con los libros viejos, pero básicamente, no quiero que se me doblen mal, ni que se amarillen las páginas. La humedad es más jodida que el paso del tiempo. Después siempre ocurren los previstos imprevistos. Esas cosas que siempre pasan y no tienen explicación; principalmente, que algunas revistas que sabés que tenés, no las encontrás ni con perro sabueso. Lo otro, una ventana abierta y un temporal infernal que hace que entre agua y vos estés en el laburo rezando porque las bolsas sean todo lo impermeable que uno espera que sea una bolsa. Me pasó la semana pasada y por suerte más allá de encontrar algunas gotas sobre un par, ninguna se arruinó.
Ordenar comics es una tarea grata y tediosa. Uno sabe que ordenar revistitas se pueden llevar buena parte del día o la noche. No es sólo embolsarlas, ordenarlas y guardarlas. En el medio te ponés a hojear, o te encontrás con alguna página doblada en la punta por la que vás a pelear para planchar, o encontrás un hueco en tu colección que te lleva a revolver lo que ya está ordenado buscando ese número que falta. Pero lo más probable es que te cuelgues picando historias de todos lados y el tiempo se pase volando.
Así, salteado, leí un par de hojas de Chase, de Curtis Johnson y JH Williams III, tremenda serie que
quedó por la mitad, mínimo (de hecho, el último número es un crossover con la macrosaga de Morrison, One Millon); un buen machacón de números del Amazing Spider-Man de Dan Slott, que banco a morir, incluso ahora en Superior; algo de X-Factor de Peter David, que sigue muy bien, aunque la saga actual de la guerra de los infiernos mucho no me va; el Winter Soldier de Brubaker que ya terminó; y otras cosas más. También me puse a leer un poco de Alta Fidelidad de Nick Hornby porque pintó (?).
quedó por la mitad, mínimo (de hecho, el último número es un crossover con la macrosaga de Morrison, One Millon); un buen machacón de números del Amazing Spider-Man de Dan Slott, que banco a morir, incluso ahora en Superior; algo de X-Factor de Peter David, que sigue muy bien, aunque la saga actual de la guerra de los infiernos mucho no me va; el Winter Soldier de Brubaker que ya terminó; y otras cosas más. También me puse a leer un poco de Alta Fidelidad de Nick Hornby porque pintó (?).
Algo a lo que dejé de darle bola es al “Inventario”. Ese excel donde ponía las revistas que tenía y echaba en falta los números que me faltaban para completar las colecciones. Un formateo inesperado se llevó años de “trabajo” y como tengo mucho de mi colección en otra casa, no dió para ponerme a rehacerlo de cero. Estaba bueno agregar cada mes lo que me llegaba de suscripciones y ver los huecos de las series cada vez más esporádicos, pero quedó para momento. Tal vez para cuando me jubile (?), o cuando me rompa una pierna y tenga mucho tiempo en casa. ¡No me siento muy salame contando esto porque sé que hay mucha gente que lo hace!
Lo usual es armar pilas de series sobre la cama; después hay que ordenar cada título por números y después a las bolsitas. Sigo comprando las revistas sueltas, así que depende la serie o número, más o menos me entran 3 o 4 comics por bolsa, salvo algo como la Amazing Spider-Man #700 que es una gordita de 100 páginas. Sin querer queriendo, se me pasó buena parte de la noche, con las yemas de los dedos bastante negras y los ojos bien rojos; con cada lugar en su cosa, cada cosa en su lugar y una pila de Saga de Vaughan y Walking Dead de Kirkman para leer.
Creo que a todos los comiqueros nos gusta tener orden en nuestras comitecas. Sale guita el vicio y es lógico que uno cuide sus cosas, pero además hay un interés estético. Muchos se pasaron al TP por una cuestión de costos y también para ver un lindo lomo con números correlativos y el nombre de los autores. La biblioteca no es tan importante como el contenido, claro. Pero una mezcla de revistas, libros, algún que otro muñequito y un criterio personal para ordenarlo todo... ¿Por autor?, ¿Por editorial?, ¿por formato?, ¿por edición local o extranjera?, ¿por orden de números? Lo mío es una mezcla de todo... Alan Moore por un lado, DC y Marvel por el otro, y después los backissues viejos donde pueden convivir una Flash #139 con una Tales of Suspense #59 o Green Lantern #76. Todavía no conozco al comiquero que tenga su colección tirada por todos lados, o que no tenga una linda biblioteca donde guardar su colección y cada tanto, ponerse a ordenar. Hasta un sábado a la noche, por orden de un tal Nabu.