Lo descubrí en tacos de Zinco. Los Titanes, Crisis y ese anual de Secret Origins que publicó Perfil. Para cuando empecé a leer y comprar el vicio en inglés, a mediados de los noventas, el tipo estaba intentando volver a ser, haciendo de segunda guitarra para Dan Jurguens en unos Titans que no tenían nada que ver con los míos. Tuvieron que pasar un par de años para que regresara en toda su gloria con los Avengers. Desde entonces lo seguí a todos lados, por eso, a George Pérez lo llamo, cariñosamente, “el tío George”.
George Pérez nació en 1954, en el coqueto barrio del Bronx, en New York. Su amor por los comics empezó de chico, cuando ni siquiera hablaba inglés, dado que el idioma que se manejaba en su casa era el castellano de sus padres puertorriqueños. Batman, la Legión de Superhéroes, Fantastic Four, Thor, Metal Men y Metamorpho, entre otros, fueron los títulos que causaron impresión en el niño y desataron unas eternas ganas de dibujar, tan contagiosas que hasta su hermano menor, David, lo emuló por buen tiempo. No sobraba el dinero en la casa de los Pérez, pero las bolsas de papel marrón de las compras eran potestad de los pequeños, que usaban ese papel para dibujar.
En la secundaria publicó en las páginas del periódico de la escuela y colaboró en las portadas de los programas de las obras de teatro fue en ese período que definió sus ganas de dibujar en una profesión: dibujante de comics. Arrancó a publicar en fanzines y presentó sus muestras a los editores de DC, que por aquel entonces tenía un programa de captación de talentos, Sol Harrison y Carmine Infantino; lo rechazaron. Pérez continuó practicando y mostrando su carpeta a cualquier nombre de la industria, con la esperanza de conseguir trabajo o consejos. Neal Adams, una de sus mayores influencias y reconocido en el ambiente como un tipo sin pelos en la lengua, lo destruyó con sus críticas, pero motivó al joven a pulir sus defectos.
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Un año después, de nuevo suplantando a Buckler, le llega su primer trabajo groso: Fantastic Four. Ahí empieza en el #164 (una historia planeada para ser publicada como especial anual y finalmente se dividió en dos números de la serie regular) y sigue (con varios baches) hasta la #192. Durante su estadía con los cuatro fantásticos, se hace tiempo de dibujar a los Inhumans. Finalmente, George Pérez comenzaba a ser un nombre reconocido. El sueño se hacía realidad.
Hizo cientos de personajes, quizás miles, con tanta saga cósmica que le tocó dibujar. Y en sus idas y venidas por Marvel y DC, ligó su nombre a dos series emblemáticas: Avengers y New Teen Titans. Por cronología, toca hablar de los de Marvel.
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Marv Wolfman tenía una idea en mente, los Teen Titans con George Pérez, pero al barba no atraía la idea. Que se entienda, a Pérez le gusta dibujar superhéroes y le gusta dibujar los personajes que leía de chico, esas son las series que lo motivan. Teen Titans no era uno de esos títulos. Aún así, la amistad entre Wolfman y Pérez era tal, que se comprometió a dibujar algunos números para su viejo editor, si le conseguía a la Liga de la Justicia. El primer número que dibujó para la Liga fue el #184, o sea, de lo mejorcito de la Liga. Para que tengan una idea, esto es pleno climax de uno de los más recordados team-ups con la JSA, donde pican los New Gods y Darkseid. Una cosa curiosa es que la tapa de este número no es de él (tal cual sucedió con sus primeros números en Fantastic Four y Avengers), es de un tal Jim Starlin. Pero el trabajo de Pérez, a esta altura en el nivel que todos le reconocen, no termina de instalarse en el título, porque sólo dibuja 10 números entre el #184 y el #200 (el último de él en la serie, notable número aniversario que además de Pérez tiene a Joe Kubert, Gil Kane, Brian Bolland y Jim Aparo entre otros), y aunque luego realiza numerosas portadas durante unos 20 números más, no vuelve a tocar el título. No hay que olvidar que en sus principios en DC también hizo unos back-ups de Firestorm que salieron publicados en Flash (#289-#283).
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Tras el #5 de la nueva serie de los Titans, la Baxter, la de papel más lindo y gruesito, esa que empieza con otra saga frente a Trigon, Pérez abandona la serie (lo reemplazaría un estupendo José Luis García López) para abocarse a una tarea mayor, algo para lo que estaba hecho: Una saga multiversal mega archi hiper cósmica llena de personajes!!! ¡Crisis! ¡On Infinite Earths!!!
Crisis es la obra cumbre de Pérez. Si con New Teen Titans había sacado chapa, acá se hace leyenda. Cientos (¿miles?) de personajes, y todos retratados impecablemente. Esos cuadritos llenos de héroes dándose masa total contra los villanos (como en el #9), El Spectre gritando hasta hacerse humito, la tapa del #5 (lleno de caritas), o del ya mencionado #9 (lleno de villanos)... Si George Perez fuera Maradona, este sería su mundial ’86. En este trabajo titánico lo ayudaron Dick Giordano, Mike DeCarlo y Jerry Ordway. Que quieren que les diga... El más flojito de los 3 me pareció DeCarlo (que ya lo conocía de los Titanes) y entre los 2 restantes, me quedo con Ordway toda la vida, por más que se pase en imprimirle su estilo, la combinación queda muy grosa.
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Finales de los ochentas, principios de los noventas. Esa dificultad para decir “no” a cada trabajo que le ofrecían se vuelve un mono en la espalda. Sin abandonar WW vuelve por un año, aproximadamente, a New Titans. Empieza con el #50 (diciembre del ’88), cuando inicia la saga “Who Is Wonder Girl”. Esta vez, como dibujante y coplotter. En el ’89 se hace cargo de los lápices de Action Comics, hace 9 números (#643-#652). En WW su último número en los lápices es el #24, pero se queda un par de años más como guionista y portadista, o plotter. Su última participación en el título fue el #62, entrados en el ’92, cuando ya estaba realizando material para Marvel de nuevo.
Estrella desde finales de los 70’s; Rey en los ‘80s; la producción de Pérez en los 90’s es bastante variada, casi dispersa. En marcado declive de producción, y luego de escribir uno de esos flojos eventos anuales (War of the Gods) a los que DC nos tiene acostumbrados, vuelve a Marvel. En compañía de Jim Starlin, comienza Infinity Gauntlet, una Crisis Wannabe, de esas que a George le salen tan bien dibujar. Es acá cuando a Pérez lo comienzan a atacar esos problemas de salud (el señor es diabético), que hoy día lo obligan a tomarse un descanso obligatorio cada tanto, y deja sin terminar la serie, lo reemplaza en los lápices, para desgracia del marvel-fan, Ron Lim (guacala). A Pérez le costaba completar sus compromisos. Tomaba varios a la vez, se aburría o desencantaba enseguida.
Sin duda, lo más rescatable que hizo durante la primera mitad de los 90’s es Hulk: Future Imperfect (’92) junto a Peter David. Un año después se asociaron nuevamente para el sello Epic con Sachs and Violens.
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En 1996 Dan Jurguens se encarga de un revival del concepto de los Teen Titans y se consigue a Pérez para que le dé más onda a esos dibujos medio pedorros que hacía. GPz se queda durante un año y medio, demostrando que podía volver a encargarse de un trabajo mensual. Además, paralelamente, lanza su propia serie: Crimson Plague, proyecto que no prosperó, palmó después del #1, y que el barba trató de retomar en el 2000, pero volvió a dejar inconcluso (esa vez llegó hasta el #2 por lo menos). Crimson Plague, tiene unos dibujos de la ostia y se nota que el loco le puso mucha garra, aunque el guión era un quilombo. Todos los personajes (que son muchisimos) están basados en amigos y conocidos de él. Las protagonistas eran chicas que se paseaban con él con los trajes de los comics en las convenciones. Un delirio hermoso. Lamentablemente el gordo se subió al tren de la serie propia cuando el boom de Image ya había pasado, y publicar Crimson Plague era financieramente inviable. Pérez entintado por Pérez es un lujo, como se admira en las portadas que hace, en algunos selectos números que hizo, y por supuesto que en Crimson.
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Cuando abandona Avengers, por problemas de salud supuestamente, sorprendió cuando al toque firmó un contrato con exclusividad para CrossGen, cuando no era tan común como ahora esto de la exclusividad, y porque sabíamos que los títulos de CG eran pedorrísimos!!! En la editorial de Mark Alessi hace unos números de CrossGen Chronicles y algo llamado Solus (con Barbara Kesel. Mi fanatismo no llega como para tratar de averiguar qué será eso), pero algo sucedió que detuvo el trabajo...
JLA/Avengers era el sueño de cualquier fan de los comics de superhéroes. Y era un sueño con mucha leche guardada, porque pudo haberse hecho realidad mucho antes, en 1983, cuando la cosa pasó de ser mucho más que un proyecto y Perez incluso había hecho un par de decenas de páginas. Alessi le dio luz verde (recordad que el tipo tenía exclusividad con CrossGen), y la miniserie de 4 números prestige salió a fines de 2003. La salida de los números #3 y #4 se demoraron un par de meses por problemas de salud de GP, pero el trabajo de Busiek y Pérez resultó más que satisfactorio. Algo bien old school, sencillo, para poder ver a los dos super grupos juntos en acción, dibujados por el enorme dibujante.
Pérez volvió a CrossGen para cumplir el contrato, pero la editorial entró en
bancarrota poco después. En 2005 DC le hizo un contrato de exclusividad por cinco años que aparentemente ya expiró, pero el tipo sigue ahí. En la última década no le faltó trabajo al veterano. En un negocio que escupe a los viejitos (busquen la carta abierta de Jerry Ordway, que publicó hace poco en su blog), Pérez, de casi sesenta años hizo tintas sobre el prócer de José Luis García López en Return of Donna Troy; Brave and the Bold junto a Mark Waid; Infinite Crisis, salvándole las papas a un decepcionante Phil Jimenez (veinte años después, Pérez le enseñó cómo se hace a uno de sus mejores discípulos); se sacó las ganas de hacer a la Legión, con Geoff Johns en Legion of Three Worlds; terminó Games, la graphic novel de los Titansrelanzó, como escritor, la serie de Superman para el New 52 y actualmente dibuja World’s Finest, la serie de Power Girl y Huntress que escribe Paul Levitz, a quien conoce desde sus épocas fanzineras.
bancarrota poco después. En 2005 DC le hizo un contrato de exclusividad por cinco años que aparentemente ya expiró, pero el tipo sigue ahí. En la última década no le faltó trabajo al veterano. En un negocio que escupe a los viejitos (busquen la carta abierta de Jerry Ordway, que publicó hace poco en su blog), Pérez, de casi sesenta años hizo tintas sobre el prócer de José Luis García López en Return of Donna Troy; Brave and the Bold junto a Mark Waid; Infinite Crisis, salvándole las papas a un decepcionante Phil Jimenez (veinte años después, Pérez le enseñó cómo se hace a uno de sus mejores discípulos); se sacó las ganas de hacer a la Legión, con Geoff Johns en Legion of Three Worlds; terminó Games, la graphic novel de los Titansrelanzó, como escritor, la serie de Superman para el New 52 y actualmente dibuja World’s Finest, la serie de Power Girl y Huntress que escribe Paul Levitz, a quien conoce desde sus épocas fanzineras.
George viene batallando hace años con una enfermedad muy hija de puta y, en la actualidad, demasiado común: diabetes. El achaque más jodido para un dibujante con la edad es el de la vista, y su condición crónica no ayuda para nada. Cada tanto el tío nos cuenta cómo le va y cómo va mejorando con sus operaciones. Aún hoy uno lo ve postear comisiones de tremenda factura, y lo más importante, fotos con sus fans, posando siempre con una sonrisa y tirando buena onda; super enamorado de su esposa, Carol; apoyando causas nobles desde la Hero Initiative, una organización cuyo objeto es brindar contención financiera a artistas que necesitan una ayuda económica; y el Comic Book Legal Defense Fund, que es otra organización que ayuda a creadores con apremios legales por su actividad profesional. Con 30 años en la industria del comic, con una chapa indiscutible, con un estilo clásico pero muy personal y fácilmente reconocible que ha influido en varios artistas, e incluso generado clones, George Pérez se mantiene vigente y favorito de los fans, que buscamos su próximo trabajo con las mismas ganas que esos tacos de Zinco que nos faltaban completar.