El 1er día que estuve en la última Crack Bang Boom, tomando un café en el CEC mientras esperábamos con unos amigos una de las charlas, uno de ellos mencionó Rakas, la novedad de Gutter Glitter, la editorial de Paula Andrade, y si bien dicha persona aún no había adquirido el ejemplar, sí se había puesto en contacto con la autora y nos había traído "la posta": es un diario de viaje ficcional inspirado en unas residencias que hizo Paula en Finlandia hace un tiempo.
-¿Finlandia?, pensé yo para mis adentros. -¿Se fue a hacer una residencia a Finlandia? ¿Pero qué carajos...?
Así que automáticamente pregunté: -¿tiene parientes ahí, es descendiente de Finlandeses o hay becas para autores latinos en Finlandia?
-No sé, salame, no leí el libro aún, igual que vos...
Mi cerebro comenzó a carburar un poco más. Finlandia definitivamente me sonaba al otro extremo del mundo, culturalmente hablando y no solo por la distancia. ¿Que sabía yo de Finlandia hasta el momento? Bueno, el único film finlandés que recordaba era uno que había ganado un Oscar a mejor película extranjera hace unos años, The Man Without a Past, y el trailer me había parecido tan denso y los posters promocionales tan aburridos que jamás le di una oportunidad. Estaba más que seguro que nunca había visto una serie de T.V. originaria de ese país y tampoco habia leído una Historieta de esos pagos. Entonces, ¿qué tenía Finlandia que logró capturar la atención de Andrade para embarcarse en tamaña aventura?
Bienvenidos a Finlandia, un país singular
Por supuesto, una vez que sacamos un poco las telarañas de esa zona de los sesos, Finlandia se me comenzó a hacer más familiar. Hace un par de años había leído que era el país más feliz del mundo, en contra de las creencias de los altos niveles de depresión que tienen quienes viven en países nórdicos. Varias razones lo posicionaban en ese lugar: altas expectativas de vida, una tierra libre de polución, unos índices de inseguridad ridículamente bajos, un estado libre de corrupción que se esmeraba por reforzar la ayuda social que su pueblo necesitaba, y aunque cueste creerlo, un país con una cantidad pasmosa de escenarios paradisíacos para el amante de la naturaleza y los archipiélagos. Creo recordar que tenían más de 50.000 Islas, una completa locura. Otro dato que se me vino a la cabeza es que eran unos enfermos de los saunas, el número se contaba en millones, y además eran amantes del buen café, y ambas cuestiones habían sido chequeadas por un amigo que pasó 5 días en ese país en un viaje a Europa.
Y teniendo en cuenta mi educación musical, Finlandia era uno de los epicentros mundiales del metal. De hecho, gran parte de la historia internacional de este género musical estaba protagonizada por bandas Finlandesas, comenzando con la powermetalera Stratovarius que venía volando pelucas desde mediados de los '80 y seguido por el metal sinfónico de Apocalyptica y sus maravillosos violonchelos. El puente entre estos dos estilos salía de la trayectoria de la poderosa Sonata Arctica, y un poco más abajo en mi escala de valores estaban HIM y The Rasmus, que sin llegar a ser bandas esencialmente metaleras de todos modos tenían el suficiente rock encima como para que llamaran mi atención en distintos momentos de mi vida. Y bueno, claro, si hablamos de metal finlandés es imposible no mencionarla, aún cuando en mi léxico personal está culturalmente cancelada, pero gran parte de mi instrucción musical de fines de los '90 y principios de este siglo estuvo signada por Nightwish. Y esto se mantuvo durante años, hasta el exacto momento en el que el imbécil de Tuomas Holopainen decidió expulsar a la grosa de Tarja Turunen por las razones más estúpidas posibles y dio por finalizado un ciclo tocando el suelo de tanta bajeza, y desde ahí en adelante la banda dejó de existir para mí. Por suerte, Tarja siguió adelante con su carrera y su vida e inclusive estuvo viviendo acá en Argentina varios años, así que pudimos ofrecerle un poco del calor latino que necesitaba luego de tamaño agravio público.
Mi parte ex-gamer en algún momento de la vida me hizo saber que los Angry Birds habían sido desarrollados en Finlandia gracias a que tenían un polo tecnológico muy potente focalizado puntualmente en juegos para telefonía celular.
De repente, el Rakas de Andrade, aún sin conocerlo, no solo se había convertido en un libro interesante gracias a este cuasi-recuento cultural que con mucho esfuerzo había hecho, era una de las historietas que debía adquirir antes de abandonar Rosario. Y lo hice al día siguiente, el Viernes. Y ese mismo día, a media tarde, tuve la oportunidad de escuchar a la autora hablar sobre el libro y el viaje introspectivo que la llevó a escribirlo, dibujarlo y editarlo, un placer que pocas veces nos podemos dar como lectores. Cuando finalizó la misma me acerqué a saludarla y felicitarla por el libro, vio que lo tenía en la mano y me preguntó si quería un dibujo y una firma... le contesté que sí, por supuesto, pero tristemente en mi mochila solo tenía una porquería de birome que funcionaba mal, así que la genia de Paula abandonó el galpón de la charla, se dirigió a su stand, buscó una herramienta decente para hacer un buen dibujo a tinta y regresó por mi libro. Cuando alguien -yo, cualquiera- menciona la calidez y buena onda que reina en una Crack Bang Boom, es por cosas como estas, por ejemplo. La sinergia que existe entre el público y los autores permite que se den hermosos momentos como estos, y me hubiera gustado poder devolverle la gentileza en ese instante con algún atisbo de crítica sobre su obra pero la realidad es que apenas la había ojeado... sin embargo, me comprometí a acercarle mis impresiones antes que culmine la CBB, una acción que lamentablemente tampoco pude llevar adelante.
Verán, estando en Rosario comencé a leer Rakas, y apenas avancé algunas páginas me dije "este libro es cosa seria, y se tiene que leer con dedicación y mucho café". La vorágine del ritmo que impone ese viaje a Rosario no me permite encontrar esos momentos plácidos de soledad en los cuales uno se entrega al placer de la lectura sin que nada lo perturbe. La lectura de las buenas historietas para mí están rodeadas de lo que muchos de mis amigos llaman un "acto ceremonial": me gusta estar cómodo, generalmente en mi cama, a veces en silencio, otras con una música sonando de fondo tenuemente, y acompañar la misma con uno o varios cafés y algo para picar, generalmente algún alfajor o chocolate. Rakas pedía a gritos formar parte de esa ceremonia, y se la di.
Un viaje introspectivo con aroma a granos tostados
Ojeando el libro y teniendo en cuenta lo que Paula había contado en la charla que mencioné algunos párrafos atrás nos damos cuenta muy rápido que estamos ante una aventura enmarcada en tres capítulos que a la vez están subdivididos por decenas de episodios, muchos de los cuales la autora aprovecha para explorar distintas puestas de página e inclusive técnicas como el collage utilizando fotografías, infografías varias o la inclusión de algunos bocetos, dotando a la lectura de muchísima dinámica y frescura. Si algo puedo decir de Rakas es que la lectura del libro nunca te aburre porque Andrade maneja un abanico de opciones para mantenerte siempre interesado en el contenido, agregando o quitando elementos, cambiando los niveles del sombreado y los tramados, presentando escenas más pesadas y sobrecargadas seguidos de momentos mucho más livianos, y encontró un balance en la concatenación de estos estilos para que el producto final no se sienta como un "pastiche". El uso del humor es fundamental para dotar de alma la historia, pero la autora es muy inteligente a la hora de utilizarlo, conoce al dedillo cuando puede rematar ciertas situaciones con sarcasmo y cuando la misma requiere un toque de solemnidad para transmitir sentimientos muy fuertes. Establece códigos con el lector a través de pequeños gags que algunas veces se repiten con manifiesta intención pero en su punto justo, nunca hacen ruido ni entorpecen el flujo narrativo.
Y ya que mencioné los sentimientos, creo que el skill que más tengo que destacar de la autora es su valentía para contar su travesía de esta manera.Sí, exacto: valentía. Rakas es una historia muy personal, repleta de momentos muy íntimos y sentimientos muy profundos, y al finalizar la lectura de la misma todos los lectores van a empatizar con los cambios que Paula sufrió producto de esta experiencia. Sin entrar en el temido terreno de los spoilers puedo señalar que estos viajes a Finlandia la conectaron con su familia, su niñez, su pasado reciente, el camino que recorrió como artista, sus influencias y el momento particular que estaba viviendo, todo esto mientras tenía que hacerle frente a un terreno desconocido que por momentos se podría haber tornado hostil si no fuera por las personas que supo encontrar para que la orientaran y le proporcionaran las herramientas para desanudar los desafíos que se le fueron presentando. Lo que comienza siendo solo un viaje se termina tornando en un momento de inflexión en la vida de la autora, y le permite salir de esa experiencia leveleando like a champ, reafirmando sus convicciones para redirigir el timón de su vida hacia nuevos horizontes.
Verán, hace no mucho tiempo, a comienzos de este siglo, cuando las editoriales argentinas que publicaban historietas se contaban con los dedos de las manos, un enorme porcentaje de la producción local estaba protagonizada por historias mundanas autobiográficas, las cuales en su mayoría consistían en ni más ni menos que las propias vidas de los autores proyectadas en los nueve paneles, a veces con la incorporación del humor (o al menos esa era la intención de algunos...) pero otras eran solo eso. Al parecer las vidas de estas personas eran taaaaaan interesantes (y la imaginación de los autores, quizás, taaaaan pobre) que solo bastaba volcarlas en el papel para entretener un poco a los lectores. Quizás este fenómeno se dio un poco en sintonía con lo que presentaba en esos años el "nuevo cine argentino", que había perdido bastante el camino y se había cerrado casi exclusivamente a aburridas historias marginales, alejándose a pasos agigantados de la fantasía y el cine de genero en general. En este análisis berreta que estoy haciendo de la historieta local de comienzos de siglo por supuesto que entra el factor "crisis", ¿no? Nuestro país (Argentina), se estaba recuperando a cuenta-gotas de uno de los momentos más complicados tanto en lo social como en lo económico desde que volvió la democracia, y era evidente que la crisis afectaba transversalmente la producción cultural de esos años.
Bueno, Rakas podría haber sido otro bodrio de esas características, teniendo en cuenta que es, en parte, una historieta auto-biográfica, pero para tranquilidad de las masas Andrade estuvo a la altura del desafío y supo dotar a su nuevo libro de mitología fantástica, casas embrujadas, leyendas salvajes y un sinfín de condimentos que trazan una difusa línea entre lo real y lo paranormal, y le aseguran al lector un viaje extraordinario, conociendo un país que a la distancia nos puede parecer en extremo exótico y sin embargo tiene un montón de sorprendentes puntos en común con nuestra cultura.
Dicho esto, Rakas podría ser vendido también como un singular suplemento turístico para una guía de viaje a Finlandia, porque a través de este libro Paula nos enseña algunas comidas regionales y costumbres alimenticias, nos regala algunos tips sobre la adecuada vestimenta para circular por las frías calles de Helsinki y nos educa acerca de las injerencias climáticas más frecuentes dependiendo de la estación, entre otra cantidad de datos que aporta, al punto tal que al terminar la lectura nos queda la sensación de conocer más ese país que el nuestro. Cerramos Rakas y comenzamos a extrañar un poco Finlandia... ¡sin conocerla!
Para finalizar esta reseña, como suele ser costumbre, la edición de Gutter Glitter es preciosa, con un diseño sobrio muy correcto y un gramaje del papel idóneo para este tipo de libros. Me gustaría haber encontrado errores de impresión o tipeo en mi ejemplar para que esta reseña no parezca una publicidad encubierta pagada por la editorial pero la realidad es que eso no sucedió, y lo cierto es que disfruté tanto de la lectura del libro que a los pocos días de haberlo terminado lo volví a leer, algo que, debo admitir, no me había pasado hasta ahora con ninguna obra anterior de esta autora. Y espero que esto último no se entienda como una crítica negativa hacia el camino que Andrade recorrió hasta acá, sencillamente Rakas es, claramente, mi libro favorito de toda su producción. Es una aventura muy dinámica y fresca, melancólica y conmovedora por momentos, con un montón de referencias culturales y muchísimos datos interesantes que desconocía sobre una cultura y un país que siempre los sentí muy ajenos a mi vida y ahora los tengo un poco más cerca de mi corazón, todo culpa de esta autora...
Así que, así, sin más, espero que esta entrada los motive a acercarse a esta obra y emprender este mismo viaje hacia los confines de la Europa Nórdica, a sabiendas de que van a ir de la mano de esta estupenda autora gamer adicta al café, y confiados en que sus andanzas están a la altura de las expectativas. Nos volvemos a leer muy pronto, aquí, en Tierra Freak.
-¡Comida! ¡Comida!
-¡No!