viernes, 25 de octubre de 2019

Crack Bang Boom X: Una Década de Peregrinación Comiquera - La Columna de Logan


El amor es un asco. Un asco. Duele, da miedo, hace que dudes de vos mismo, que te juzgues. Que te alejes de las otras personas importantes en tu vida. Te hace egoísta, te hace raro, friki. Hace que te obsesiones con tu apariencia, que seas cruel. Te hace decir y hacer cosas que jamás pensaste que harías ¡¡¡Es todo lo que queremos y es un infierno cuando lo conseguimos!!! 

Así que no me extraña que sea algo que no querramos hacer solos. Alguien alguna vez me dijo que nacemos con amor y solo tenemos que descubrir el lugar donde ponerlo en la vida. No estoy completamente seguro de que sea así. Se necesita fortaleza para saber donde poner ese amor. Y el amor no es para personas débiles. Ser un romántico requiere altas dosis de esperanza y creo que lo que en realidad quieren decir es que cuando encontrás algo en lo que depositar tu amor, te sentís pleno, realizado.

Desde hace una década, una vez al año durante cuatro días, miles de personas se reúnen en la ciudad de Rosario para festejar su amor por la historieta, en el evento federal más importante del país relacionado con este medio. A continuación, algunas reflexiones y un balance de la décima edición de la Crack Bang Boom, edición aniversario.

(La introducción en cursiva es una adaptación libre del monólogo que ofrece el personaje The Priest de la serie británica Fleabag en el 6º capítulo de la 2da temporada, durante un casamiento)



 El Diez de la CBB


A mi regreso de la última edición de la Crack Bang Boom fui interpelado por compañeros del trabajo, conocidos e incluso clientes de la librería donde laburo para que relate algunas vivencias sobre el viaje. En muchas de esas charlas tuve que dar explicaciones acerca del contenido del evento al cual había asistido, porque a nadie le quedaba del todo claro exactamente en qué consistía el mismo. Algunos tenían una leve idea de lo que ven en los noticieros, de vez en cuando, con alguna cobertura de una convención norteamericana del tipo la San Diego Comic Con, y para que otros entiendan de que iba la cuestión bastaba con señalarles que es algo muy parecido a la Feria del Libro pero apuntada a la historieta. Estos últimos, aún con esa imagen que los ayuda a comprender un poco algunas directrices básicas de la CBB, de todos modos tiraban comentarios que dan cuenta del lugar que sigue ocupando la historieta en nuestra cultura popular.

-"Ah, entonces te encontrás con 15 stands vendiendo versiones distintas del Eternauta, ¿no?"

Ese fue, quizás, una de las frases más desalentadores que recibí, y sin embargo es muy representativa de un montón de cuestiones que atañen al medio, pero sobre todo deja muy en claro la existencia de una pacífica grieta entre nosotros y ellos. Nosotros, los que amamos la historieta, y ellos, los que la ven de reojo, han tenido infinidad de oportunidades de poder acercarse a la misma y han desaprovechado todas y cada una de ellas. Este gueto tan caluroso del cual formamos parte orgullosamente tiene su festejo anual más importante en la ciudad de Rosario, en los galpones del Parque España, y desde hace diez años aquellos que profesamos un amor enorme a este medio nos embarcamos en la aventura de unirnos a la procesión que alguien acertadamente tituló "La Misa Comiquera".

Como bien señala Lucas Alarcón en la revista que se entregaba gratuitamente con la entrada de esta edición, la Crack Bang Boom es más que un evento, es un momento en la vida donde la amistad y el amor por las historietas son las prioridades absolutas, y todo lo demás es secundario. ¡Que carajo me importa si el resto del mundo no lo entiende y no puede verlo así! Allá voy a reunirme con los míos, con mi gente, con amigos, conocidos, autores, editores, organizadores de la CBB e incluso con absolutos desconocidos, todos atraídos por el magnetismo que generan esos 9 paneles. La tremenda crisis por la que está pasando nuestro país no pudo evitar (al menos esta vez) que me subiera a un colectivo la madrugada del jueves 10 de octubre pasado en Retiro y apoyara mi cabeza en el respaldo del sillón soñando con 4 días de película, y el resto de los pasajeros tampoco podían entender la sonrisa que tenía estampada en el rostro, a sabiendas de las emociones que me esperaban.

¿Y qué nos ofreció esta inolvidable edición aniversario?

Una propuesta enfocada en la historieta nacional, con una muestra retrospectiva que te recibía en el salón central del Centro de Expresiones Contemporáneas recorriendo lugares y personajes clásicos de nuestra historieta retratados por autores contemporáneos. El histórico portadista de la revista Fierro y de la editorial Minotauro, Oscar Chichoni, ofreció un seminario de tres días que estuvo casi colapsado de participantes, y además contó con la, a mi entender, más impresionante muestra que jamás vi en alguna Crack Bang Boom. La misma, ubicada en los pasillos del Centro Cultural Parque España, no solo contaba con el arte de varias de las portadas ya mencionadas, ofrecía además los diseños que el autor realizó para producciones cinematográficas hollywoodenses del tipo Pacific Rim o The Hobbit, y en algunos casos bocetos y diseños preliminares de estas muestras, además de decenas de originales de arte que realizó para trabajos en Italia, Francia, España, Japón y por supuesto U.S.A., los cuales en la mayoría de los casos ofrecían un nivel de detalle que solamente se puede apreciar en vivo. Si la inauguración de dicha muestra no fue uno de mis momentos favoritos de todo el viaje, le pega en el palo, y desde acá mi más eterno agradecimiento al artista, a Juan Ángel Szama (quien estuvo a cargo de coordinar y diseñar dicha muestra) y a las autoridades del Centro Cultural que ofrecieron el lugar idóneo para tamaño despliegue y aportaron la espléndida mano de obra que terminó de darle forma a esta exhibición.


Uno de los puntos más altos de la búsqueda de un balance y una retrospectiva de los 10 años de la CBB fue el regreso de los hermanos brasileros Gabriel Bá y Fabio Moon, mismos que formaron parte de los invitados internacionales de la 1er edición de esta convención, en el 2010. Yo estuve presente en aquella primera edición, y volver a cruzar mi camino con tamaños autores me retrotrajo a aquellos años y me invitó a repensar el enorme trayecto que estos artistas han recorrido en esta última década. Ambos, una vez más, se mostraron complacidos de visitar nuestro país, y a pesar de ser casi unas super estrellas del cómic book yanquie, siguen conservando la franqueza y sencillez del artista latinoamericano que irrumpe en el gran mercado del norte para imponer su estilo y nunca se sube al caballo. Pude charlar con ellos cara a cara en los pasillos del CEC y sacarme algunas dudas, e inclusive con mis amigos los volvimos a cruzar en la fiesta del sábado de la CBB, y nuevamente se prendieron para una foto sin titubear. Unos genios totales que se ganaron nuestro corazón eternamente. La charla de ellos, moderada por Mariano Abrach, la podes disfrutar en la entrada de ayer de este sitio gracias al arduo trabajo que llevaron adelante Saki y Shingo filmando una enorme cantidad de momentos de este evento. Otro de los artistas internacionales invitados este año fue el italiano Paolo Eleuteri Serpieri, creador de la archiconocida y voluptuosa Druuna, personaje salido de Morbus Gravis, del cual también hay un registro audiovisual de su charla gracias a este sitio, el cual se puso on-line el viernes pasado.

También nos visitó el español Victor Santos, guionista y autor integral de un montón de geniales novelas gráficas y creador de, entre otras obras, Los Reyes Elfos y Polar, esta última una saga de Dark Horse que tuvo su adaptación cinematográfica producida por Netflix en colaboración con Constantin Films, así que en la charla que moderó Andrés Valenzuela nos pudo contar no solo innumerables anécdotas de su vida como lector y sus inicios como autor desde las trincheras fanzineras españolas sino también un montón de deliciosos detalles de lo que fue la pre-producción de esa adaptación live-action, y aportó muchos datos técnicos sobre el engranaje de cómo funciona Hollywood en relación con este tipo de proyectos y cual es la injerencia que el autor de la obra puede llegar a tener cuando las cartas están puestas sobre la mesa y comienza la filmación.


Otra de las visitas memorables fue la del actual Senior Editor de la clásica revista Heavy Metal, el Mexicano R. G. Llarena, quién además de ofrecer una charla muy entretenida y vertiginosa se tomó el tiempo para mirar carpetas de autores nóveles locales, aconsejar e inclusive ponerse en contacto con algunos de ellos para, quien sabe, en un futuro no muy lejano tenerlos en cuenta para dicha publicación. Su inmensa trayectoria como escritor y editor y la importancia de su puesto actual lo convirtieron en uno de los invitados más interesantes para escuchar e interpelar, y por supuesto contó también detalles de lo que fue la edición de Metal Pesado, la edición en castellano del tomo #257 de Heavy Metal publicado en el 2015 en el cual lo incorporaron como editor invitado de la magazine. La Parisina Pauline Aubry también fue otra de las invitadas internacionales, y su charla no solo fue refrescante sino también un canto de esperanza para aquellos autores que comienzan sus carreras pasando los 30 años.

Y por supuesto, como era de suponer, una de las charlas más emotivas de esta edición fue la que ofrecieron los hermanos Carlos y Ricardo Villagrán, íconos de la editorial Columba y leyendas vivientes de una época que nos resulta tan lejana como ajena. Sus anécdotas parecen salidas de la ciencia ficción, y con las mismas pintan un lienzo de una argentina radicalmente distinta a la actual, con un mercado próspero de la historieta y un público muy receptivo a la misma, y la posibilidad de que decenas de autores puedan reunirse en un estudio y dibujar sin descanso para traer el pan a la mesa, algo que hoy por hoy suena casi utópico en este país.

Y esto es solo por rescatar lo que, desde mi perspectiva, resultó más interesante desde el punto de vista de los invitados internacionales o con una fastuosa trayectoria a sus espaldas como es el caso de los Villagrán y Chichoni, además estuvieron invitados el español Hernán Migoya, Agustín Alessio, los hermanos Rosarinos Matías e Ignacio Lázaro, Ignacio Minaverry, Marcos Vergara de Loco Rabia, Juan Pablo Massa, los Uruguayos Christian Duce y Maan House, Teora Bravo, Colorada Majox, Mariela Viglietti, y si bien no eran "invitados oficiales", en charlas y stands podías encontrarte a artistas de la talla de Manuel Loza, Rodolfo Santullo, Renzo Podestá, Diego Agrimbau, Leo Sandler, Quique Alcatena o Paula Andrade, por mencionar apenas unos pocos.


La nutrida grilla de la CBB estuvo atravesada transversalmente por un montón de charlas/debates relacionadas con el medio, en algunos casos para conmemorar estos 10 años y apuntadas a nuestra historieta argentina, como la que ofreció Miguel Ángel Foncueva realizando una preciosa retrospectiva de la obra de Héctor Germán Oesterheld o el panel/debate que homenajeó a la Historieta Nacional el mismo jueves inaugural, y en otros casos para discutir el medio y analizar el presente del mismo, proyectando hacia el futuro incierto que siempre nos espera en un país como el nuestro, como sucedió con las charlas La ilustración y el diseño editorial como proyecto de inclusión social, La odisea de organizar un evento, ¿Toda historieta es Política? o Escuchemos lo que las chicas tienen para decir. Yo puntualmente disfruté muchísimo de una de estas charlas, la que fue titulada ¿Qué le está faltando a la Historieta Argentina?, la cual fue moderada por Valenzuela y tuvo en el panel a los ya mencionados Loza, Agrimbau, Podestá, Andrade y se le sumó además Martín Gimenez, y en la cual se generó un espacio para que cada autor/editor pueda contar su experiencia surfeando las vicisitudes de nuestra economía regional y revelando cuál es la fórmula para sostener en el tiempo un proyecto editorial a sabiendas de que es un trabajo cuesta arriba todo el tiempo y en la gran mayoría de los casos la remuneración del mismo es insignificante. En dicha charla se puso de manifiesto también algunas carencias editoriales de nuestro mercado (sobre todo en el apartado digital), algunos ajustes que se tuvieron que hacer en los últimos años pero sobre todo cada integrante del panel dejó muy claro la forma en la que percibe el mercado y la manera en la que se relaciona con el público al que llegan sus obras, y cómo la devolución que el lector le da puede ser utilizada para afilar los números a futuro.


Vuelvo a repetir lo que ya expuse el año pasado en la reseña que le dediqué a este fabuloso evento: soy un agradecido de poder participar como espectador de aquellas charlas en las cuales las editoriales anuncian sus novedades, y gracias, en parte, al impulso que otorgó la continuidad de la Crack Bang Boom año a año, enorme plataforma de promoción y difusión de nuestra historieta, en cada entrega podemos contar con decenas de estas presentaciones, pero a mí me encantaría que la grilla estuviera muchísimo más nutrida de debates como los que acabo de enumerar en el párrafo anterior. Este año, para colmo, algunas presentaciones de libros ni siquiera tenían a los autores del mismo sentados en la mesa, solamente sus editores, y en algunos casos se "celebraba" un lanzamiento de un material que aún no estaba impreso, lo cual llamó poderosamente la atención de mi persona y mis amigos. De todos modos, me lograron atrapar mucho más las temáticas de las charlas/debate de este año, las encontré más interesantes y muy enfocadas en nuestra actualidad, y si bien no todas tuvieron un público receptivo a la altura del dilema que se estaba planteando, de todos modos fueron llevadas con dignidad y altura por sus panelistas, y en algunos casos con la necesaria cuota de humor que permite sopesar ciertos tragos amargos.

Crisis en las Tierras Rosarinas


Por supuesto, la crisis socio-económica actual se hizo presente también en la Crack Bang Boom este año, pero gracias a una Staff que deja el alma y la vida en la cancha no fue protagonista de la misma. Y ya que menciono al Staff en general, quiero abrir un apartado muy personal y acercarle desde este lugar mi agradecimiento a Eduardo Santillán Marcus por invitarme a participar de la preciosa Antología que editó para esta edición. Es un honor y un privilegio haber aportado mi grano de arena a esta celebración y para mí fue un enorme placer poder colaborar con algunas palabras a dicha publicación porque si bien nunca formé parte del Staff de este hermoso grupo humano que lleva adelante esta convención, Edu es uno de los miembros de ese equipo que tiene bien claro que tengo la camiseta puesta de la CBB desde el minuto cero, y Rosario se ha transformado en mi 2do hogar gracias a esos magníficos 4 días que, a nadie debería extrañar si expongo que, cuando llega el balance al finalizar la temporada, terminan protagonizando el TOP 3 de los mejores momentos de cada año. La Crack Bang Boom es mi lugar en el mundo y la historieta me define como persona, como a tantos miles más.

Como mencioné al comienzo del párrafo anterior, los síntomas de nuestra economía actual se hicieron presente, no flotando en el aire pero sí cuando uno comenzaba a recorrer los Galpones y cruzaba charlas con autores y editores. Aquellos afortunados que pudieron adelantarse a la suba del dólar tuvieron la posibilidad de poder mantener ciertos precios dentro de un margen razonable, los que no lamentablemente no solo tuvieron que presentar libros con precios de lanzamientos un poco complicados sino inclusive modificar el calendario de publicación que habían programado a comienzos de año o finales del 2018. Siendo así, el número de libros presentados este año se me figuró menor al del 2018, pero por suerte no de forma significativa. La entrada de la CBB, de todos modos, se mantuvo en un número no solo razonable, a la hora de comparar y constatar, llega a ser incluso ridículo. Menor que el de una entrada al cine y si la comparamos con lo que costará ingresar a la próxima Argentina Comic Con a realizarse en Capital Federal, podíamos adquirir las 4 entradas de la CBB y aún así todavía estamos por debajo del costo de acceso de un solo día del payasesco evento Bonaerense. Como expuse al comienzo, están los que aman la historieta y están los que van a la ACC a caretearla un poco, ponele. xD


El domingo tuve la oportunidad de hablar con algunos pocos editores para abordar el tema de las ventas y me encontré con muy pocas caras contentas. La conclusión que saco de la devolución que me hicieron estos empresarios es que los que apostaron a menos, ganaron. Aquellos que fueron mesurados con su plan editorial y afilaron el lápiz con los números para poder participar de esta celebración salieron derechos e inclusive pudieron sacar alguna tajada. Salvo honrosas excepciones ninguno vendió más que el año pasado, y si bien en sus análisis todos apuntaban a la actual crisis económica, también se hacían cargo del papel que les correspondía como editores y los malabares que tuvieron que hacer para poder entregar a tiempo un material de calidad a un precio razonable, y aquellos que no pudieron sortear las subidas de la moneda del norte entendían perfectamente que se encontraban en una situación complicada, un callejón sin salida. El público se mostró interesado, como siempre, por conocer y tomar contacto con el material nuevo, pero en su gran mayoría entraban al evento con una idea puntual de donde invertirían su dinero, y las ventas casuales se redujeron un montón. La pre-venta virtual/on-line sigue tomando protagonismo y es la primera vez que me vi rodeado por algunos amigos que entraban al evento y salían con 5 o 6 libros nuevos de nuestra historieta argentina sin haber abonado, en ese momento, ni un solo peso, todos adquiridos por pre-ventas.


Dicho esto, algunas cosas siguen conservando la calidad de años anteriores. La publicación gratuita que entregan con la entrada, por ejemplo, una revista de 54 páginas B&N con tapa a color y un excelente gramaje en su interior que contiene toda la información necesaria sobre los invitados, el evento, la ubicación de cada expositor, la grilla de actividades y las 3 historietas de 4 páginas cada una que ganaron el clásico concurso organizado por la CBB, un hermoso recuerdo que se lleva cada participante de esta fiesta. Al ingresar a los galpones, además, pudimos contar con postales con la portada de esta edición y un práctico folleto a color con la grilla de actividades día por día, todo incluido en el costo de la entrada.


La grilla, como es costumbre, está saturada de actividades, y esto se me figura un cachetazo a la crisis. Además de las charlas y presentaciones que mencioné más arriba hubo Talleres de todo tipo, los cuales incluían desde labores editoriales o enfocadas en el dibujo, el uso de onomatopeyas, el dibujo digital y el buen uso de la continuidad en el arte secuencial hasta charlas enfocadas en la elongación básica para un dibujante, las cuales estuvieron una vez más dictadas por Teora Bravo. Y el domingo, como Dios manda, el concurso de Cosplays con un público que se cuenta por centenas y una cantidad de participantes pasmosa, presentando un abanico de personajes variopintos que recorren el cómic, el manga, el animé, el cine, la animación y los videojuegos.

Y bueno, otro revés a la crisis fue la quinta entrega de los ya clásicos Premios Trillo, los cuales, una vez más, estuvieron cargados de emoción, y esta vez lograron incluso que dejara caer una lágrima, bochornoso hecho que sucedió cuando pude ver a Quique Alcatena emocionarse al recibir el Trillo por su trayectoria. La puta que vale la pena estar vivo para presenciar momentos como estos. Presten atención a las actualizaciones futuras de Tierra Freak en estos días porque una de las entradas estará dedicada íntegramente a dichos premios, como es habitual en el sitio.

Para el cierre de esta edición, el artífice de toda esta magia y mesías máximo de la Misa Comiquera, Eduardo Risso, aseguró que aquí finalizaba una etapa pero que no debíamos temer ni preocuparnos, una nueva edición de la Crack Bang Boom nos esperaba en el 2020, como debe ser.

Llegando al final de esta reseña, el remate debería estar dado por un obligado balance de mi parte. Si el mismo incluye sopesar esta edición con las anteriores y poder concluir si la actual fue la mejor o no, entonces, querido lector, te lo voy a deber. No está dentro de mis capacidades poder abstraerme lo suficiente de lo feliz que fui esos 4 días como para poder colocar un manto de objetividad encima de esta fiesta y largar una conclusión tan fría. Tampoco adhiero a la necesidad de entrar en ese terreno y en mi círculo interno jamás le he preguntado a nadie sobre esto en estos términos. El tiempo que me tomé para escribir y poner on-line esta reseña desde la finalización del evento no tuvo que ver con un período de reflexión y análisis en busca de esa inútil comparativa. La realidad es que viajo a la Crack Bang Boom y soy feliz, y vuelvo renovado, rejuvenecido, incluso creo que algunas de mis canas desaparecen. ¡En serio! Es complicado explicar a alguien que no es del palo lo que sucede en este evento, es muy difícil poder transmitir en palabras lo bien que se la pasa ahí, rodeado de un montón de personas que tiran todas para el mismo lado, sin equipos, sin banderas, sin cuadros. Esos 4 días en Rosario los comiqueros somos Mutantes y la CBB es la Krakoa de Hickman. Y genial el que agarra la referencia, y el que no... agarrá una historieta, que no muerde.


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