Prácticamente la totalidad del planeta celebra el cierre de un año, y apenas unos días antes del mismo gran parte del mundo occidental se abraza alrededor de una tradición que está directamente conectada con la religión cristiana: el aniversario del advenimiento de Jesús. La palabra clave acá es “tradición”, es lo que hago con la columna del día de hoy, seguir una tradición personal dentro de Tierra Freak, la cual vengo sosteniendo desde finales del 2013 de forma ininterrumpida hasta el año pasado, misma que tiene que ver con la búsqueda de un balance del año, al menos en lo que se refiere a la Televisión de ficción. La idea es seleccionar 10 shows televisivos que hayan comenzado en el 2018 que sean dignos de ocupar este podio, evitando por supuesto mencionar series que ya tienen varias temporadas en curso. Digo, a nadie asombro si expongo que quizás la última temporada de Better Call Saul o la 3er y lamentablemente última temporada del Daredevil de Netflix fue de lo mejor que vimos en la pantalla boba en el año, pero dichas producciones no fueron estrenos, y siendo así, no forman parte de este balance en particular. Aclarado este asunto, pasemos a la lista.
1.- Sharp Objects
Comenzamos con un dramático policial, adaptación fiel de la novela homónima de Gillian Flynn, la misma que escribió también Gone Girl, otra novela que tuvo su adaptación fílmica en el 2014, la cual fue dirigida por David Fincher y protagonizada por Ben Affleck y Rosamund Pike.
En este caso la showrunner encargada de adaptar el debut como novelista de Gillian Flynn a la pantalla de HBO será Marti Noxon, y la dirección de los 8 capítulos recaerá en las manos del canadiense Jean-Marc Vallée, alguien que ya ofició el mismo papel para HBO en el 2017 con la excelentísima mini-serie Big Little Lies, y estuvo detrás de cámara cumpliendo la misma función en films como Dallas Buyers Club (2013) y Demolition (2015). Noxon, por su parte, se hizo conocida por haber escrito un montón de capítulos y ser productora ejecutiva de la serie de culto Buffy: The Vampire Slayer, y recientemente es recordada por el intenso drama fílmico To the Bone (2017), del cual se encargó del guión y la dirección. Como verán, equipo detrás de esta producción había, y el resultado francamente es exquisito.
Amy Adams es la encargada de ponerle la piel (nunca mejor dicho) a la extrovertida y traumatizada Camille Preaker, una periodista con enormes problemas con el alcohol que tiene que regresar a su pueblo natal para investigar la desaparición y el posible asesinato de dos niñas. La veterana Patricia Clarkson dará vida a la madre de Camille, Adora, componiendo un papel que, si el mundo fuera justo, debería ganar un Emmy este año sin duda alguna.
Sharp Objects es una delicada pieza de ingeniería donde cada elemento está ubicado con mucha inteligencia para ofrecer un escalabroso recorrido por el pasado de Camille y su relación con ese pueblo que dejó atrás, con su familia y sobre todo con momentos de su infancia y adolescencia que lograron causarle traumas irreversibles, que probablemente nunca pueda llegar a superar. Flynn, Noxon y Vallée se las ingenian para armar un enorme lienzo exponiendo con sutileza (la mayoría de las veces) las bajezas de una población que se quedó estancada en algún momento del siglo XX, completamente aislada de cualquier tipo de tendencia progresista, y prácticamente exponiendo con orgullo sus prejuicios, los cuales presentan como estándares de valores éticos y morales. Además del efectivo desenlace, que en su momento fue la comidilla de toda la web, el otro enorme valor agregado que tiene Sharp Objects es una maravillosa edición, única en su tipo. Jamás he visto una serie de T.V., tuviera el presupuesto que tuviera, con un trabajo tan cuidado y esmerado en este punto. Es casi insano el trabajo que hizo esta producción en esa área, y los mejores golpes de efectos logran pegar donde más duele gracias a esta característica. Aplausos de pie para todos los involucrados.
2.- Cobra Kai
Claramente una de las sorpresas del año. Nadie daba ni $2 por Cobra Kai, y los avances no eran demasiado prometedores… y de repente sucedió que el fin de semana del estreno, uno se animó a acercarse al capítulo piloto porque youtube lo puso on-line de forma gratuita, y bueno, tenía un gusto muy especial. Y el 2do episodio también estaba on-line de forma gratuita y esa fue la trampa perfecta. La ingeniosa estrategia de Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg, y Josh Heald, los realizadores de esta preciosa joya, consistió en mostrarte en esos dos capítulos el cambio de status quo de los personajes Daniel LaRusso y Johnny Lawrence, pero sobre todo la forma en la que Cobra Kai iba a abordar a ambos. Ahora mismo escribo este pequeño texto y quiero regresar a la serie y clavármela completa, sin interrupciones. La traslación de la magia que supo tener la saga de Karate Kid es enorme, y el magnetismo es automático. En menos de 48 hs de estreno todo el mundo friki estaba comentando esta serie, todos locos por todos lados tirando patadas y yendo a buscar a nuestro sociópata particular que nos acosó durante la secundaria hace 30 años para cantarle las 40. Pero la serie no solamente se quedó con el recuerdo nostálgico, hay una trama intensa que vuelve a involucrar valores familiares, y vuelve a presentar el Karate como una forma de vida. Hay muy pocos shows televisivos modernos de acción que transmitan un mensaje tan fuerte y positivo como el de Cobra Kai: que nadie te diga lo que tenés que hacer con tu vida, porque es tuya. Y si alguien se interpone, piña en la jeta.
3.- Kiss Me First
Venimos de una serie que fue la sensación de mayo del año pasado a otra de la cual no habló nadie. Así está el país, diría Saki…
Kiss Me First es una producción británica en conjunto entre Channel 4 y Netflix, y su creador, Bryan Elsley, como es también británico y trabaja mayormente para allá, acá no lo conoce nadie, pero entre otras cosas fue co-creador de Skins, una serie dramática protagonizada por adolescentes muy buena que hoy por hoy también está accesible en la señal streaming que acabo de mencionar. Netflix puso on-line a nivel mundial Kiss Me First el 29 de junio del año pasado, y la repercusión fue… tibia. Sin embargo, es un producto enorme con mucho valor agregado de producción y muy recomendado por quién escribe estas líneas. La serie es una adaptación de la novela debut homónima de Lottie Moggach, la cual nos introduce en la vida de Leila, una solitaria adolescente de 17 años adicta a un MMORPG (siglas de Massively multiplayer online role-playing games, o sea, videojuegos de rol multijugador masivos en línea) llamada Azana, y las consecuencias que le traerá a su vida conocer a la extrovertida Tess, dentro y fuera del juego.
Este es uno de los shows a los cuales el año pasado le quise dedicar una entrada y en su momento no pude culpa de los problemas con los que tuve que lidiar con mi proveedor de internet, y de la lista de hoy no es el único, por eso no me voy a explayar demasiado en el mismo. Basta decir que la serie tiene una natural convivencia entre escenas “reales” y escenas “virtuales”, las cuales están bastante bien realizadas para ser una serie con un presupuesto tan acotado, y dos de sus protagonistas, Tallulah Haddon, quién da vida a Leila Evans (Shadowfax en Azana) y Simona Brown, la fogosa morocha que compone a Tess (Mania en Azana) realmente la rompen con sus caracterizaciones, cada una a su manera.
4.- Altered Carbon
Aprovechemos que abrimos la puerta de la ciencia ficción para traer a la lista uno de los estrenos televisivos de este año relacionados con el género que dejó a muchos de nosotros con la mandíbula por el suelo, aunque más no sea por su despliegue visual. AlteredCarbon fue una cita obligada para todo fan del género, y esta disponible, como no, por Netflix. A diferencia de lo que me sucedió con Kiss Me First, sí pude dedicarle una entrada a este show, así que para más detalles los invito a que lean la misma, pero basta decir que el show está ambientando unos 350 años en el futuro, en el cual un sector de la sociedad ha logrado lo más parecido a la inmortalidad, colocando una batería a la altura de la cervical en cada ser humano, y utilizando la conjunción de clones y esa misma batería para “trasladar” recuerdos y vivencias de un cuerpo a otro. El punto de partida de la trama de Altered Carbon se da cuando alguien intenta asesinar a un millonario (el asesinato de personas así en este futuro es un poco más complicado que en nuestro presente: hay que destruir de forma definitiva dicha batería y además coartar la posibilidad de que la misma logre backupearse a un satélite) y siendo así, este tipo se pone en contacto con un conocido criminal para que le ayude a descubrir al potencial asesino.
Altered Carbon es un asado a la estaca: hay que prepararlo muy temprano y se va cociendo muy lento, pero cuando finalmente llega a tu boca es la carne más sabrosa que jamás vas a probar.
5.- Maniac
Seguimos con la ciencia ficción pero esta vez desde el lado de las problemáticas que acarrea la industria farmacéutica, en una producción que es imposible haya pasado desapercibida, aunque más no sea por la puesta en escena cuasi-cinematográfica que tiene, repleta de elementos compositivos que presentan un futuro tan extraño como imposible, que parece desprenderse del imaginario de los realizadores del género de los ’80.
Annie Landsberg, caracterizada por Emma Stone, y Owen Milgrim, en la piel de un casi desconocido Jonah Hill, dan vida a dos personajes estancados en traumas y enfermedades mentales que les impiden tener relaciones normales con sus amigos y familiares. Ambos desde sus carencias buscan enfrentarse a un mundo que recuerda mucho a la famosa sociedad distópica que Aldous Huxley nos plantea en su más célebre novela de 1932, Brave New World (generalmente traducida al castellano como Un Mundo Feliz… sic), en la que para mantener un status quo las personas debían tomar diariamente una pastilla que los inhibiría de cualquier otro sentimiento que no fuera la felicidad.
Los realizadores, Patrick Somerville como showrunner y co-escritor y Cary Joji Fukunaga en la dirección de todos los 10 episodios, nos traen la adaptación de una serie de T.V. homónima de Noruega con la intención de que nos replanteemos la manera en la que tratamos ciertas enfermedades mentales tales como la depresión y la esquizofrenia, utilizando como catalizadores dos personajes que tranquilamente podrían pasar por personas normales, como vos y yo, a las cuales les cuesta poder resolver conflictos básicos de la vida debido a ciertas condiciones que padecen.
Quizás al comienzo Maniac tarda un poco en arrancar (algo que se va haciendo bastante común en el medio), sobre todo porque los realizadores pusieron muchísimo esfuerzo en la construcción del mundo que rodea a Annie y Owen, el que los afecta de forma personal y el marco general en el que van a tener que convivir, pero a medida que el show avanza es imposible no conmoverse con lo que todos han logrado, exponiendo temas tan complejos de manera que cualquier imbécil lo pueda entender. La cuestión estética que rodea al show es un capítulo aparte, ya que hay un cuidado excesivo en los detalles, y el mundo que nos devuelve la pantalla parece salido de la imaginería de Wes Anderson.
Otros dos actores de peso que la serie tiene son Gabriel Byrne y Sally Field, y en mi caso particular festejo en demasía la particular construcción de los personajes femeninos en esta producción, sobre todo el de Annie y el caracterizado por Sonoya Mizuno [Ex Machina (2014) y La La Land (2016)], la Dra. Azumi Fujita, dos mujeres fuertes e independientes pero repletas de inseguridades, algo que a primera vista podría sonar contradictorio pero desarrollado como está en Maniac cobra sentido.
6.- Patrick Melrose
Alejémonos un poco de la ciencia ficción y Netflix para aterrizar en un drama cuasi-autobiográfico en formato de mini-serie de apenas 5 capítulos presentado por Showtime el año pasado y que lleva por nombre Patrick Melrose, nombre que también pertenece al protagonista de la misma, caracterizado por el genial Benedict Cumberbatch que, a esta altura, le tiras un yunque y el tipo te lo patea al ángulo y te clava el gol del campeonato. No hay con qué darle a este tipo, cualquier personaje lo hace bien, cualquier cosa en la que se involucra, aunque más no sea como personaje secundario, es digna de consumir. Ya da un poco de bronca, y bastante sana envidia.
Entonces, Patrick Melrose, la serie de Showtime, es una libre adaptación de una serie de novelas semi-autobiográficas que escribió un tal Edward St Aubyn entre 1991 y 2012, las cuales llevan por nombre Never Mind, Bad News, Some Hope, Mother's Milk, y At Last. En la serie, ambientada en los ’80 (¡no de nuevo, decía!) seguimos la vida de Patrick, un inglés aristocrático alcohólico y drogadicto como él solo, el cual intenta superar sus adicciones y demonios internos enraizados en el abuso de un padre cruel y una madre negligente, desinteresada y bastante ausente.
Sin ánimos de quitarle méritos a David Nicholls y Edward Berger, escritor y director respectivamente, que ambos ofician como showrunners de la serie, la realidad es que acá, como nunca, la estrella de estos 5 capítulos es Cumberbatch y su innata capacidad para componer un personaje desdeñable, tan repulsivo como querible, que levanta todos los escudos posibles y hace uso del humor inglés clásico, del sarcasmo y de todo lo que tenga a mano para huir de un pasado que, muy a pesar, lo marcó a fuego. La verdadera maestría de Benedict consiste en saber componer un personaje que, desde el guión, a esta altura de todo el material audiovisual que hemos consumido, casi se me figura como un cliché, pero en manos de este actor, toma otro color y otra forma, utilizando la sátira y el humor ácido para ofrecer lo más similar a una “orquesta de actuación”, pasando por absolutamente todos los matices posibles, adueñándose con altura de prácticamente la totalidad de los minutos en pantalla. Una verdadera proeza que, la verdad, solo pueden sortear actores con mucha altura. Cumberbatch se ha transformado en cosa seria.
7.- Barry
Volvemos a HBO, y pasamos del drama a la comedia. Pero como esto es Tierra Freak, comedia negra, por supuesto. Para el paladar exigente, además. Otra serie que pasó bajo el radar de muchas personas, pero que a mí entender es uno de los grandes estrenos de esta cadena de este año. Ojo con HBO, porque poco a poco va reconstruyendo su grilla y se va posicionando como una señal a la que nuevamente hay que prestarle atención, y no solo por ese trono al que todos aspiran. La ya mencionada Big Little Lies que va a tener una 2da temporada este año, Westworld que regresó en el 2018, The Deuce que vuelve este año con su 3er y última temporada, Veep que regresa con su 7ma y última temporada, la antología policial de Nic Pizzolatto, True Detective, acaba de regresar con su 3er temporada, la interesante antología de suspenso Room 104 que tuvo su 2da temporada hace un mes, y Silicon Valley que parecía que se caía pero al final anunciaron que la 6ta temporada sale en el 2020.
Volviendo a lo que nos interesa en esta entrada, Barry, una serie producida por Alec Berg y Bill Hader, este último oficiando además como protagonista de la misma, el nombre del show nos remite al ex-Marine Barry Berkman, un solitario personaje que terminó trabajando como Sicario, y en una de sus misiones en L.A., desahuciado y decepcionado con su vida actual, de pura casualidad se termina cruzando con un grupo de aspirantes entusiastas de teatro bajo la tutela de un Gene Cousineau magistralmente caracterizado por el comediante de culto Henry Winkler, y decide darle un giro de 180º a su vida y comprometerse con la idea de ser “actor”.
El show, comprometido con el género, no tiene pasos de comedia ni gags evidentes, el tratamiento del mismo oscila entre el drama y el policial negro, y justamente la gracia del mismo radica en la construcción de los personajes, los diálogos y la inclusión de situaciones delirantes que bordean lo ridículo e inverosímil, complicando cada vez más la situación de Barry, quién se ve en la obligación de ocultar su faceta de Sicario a prácticamente todas las personajes que va conociendo en L. A., y pese a sus deseos y el esfuerzo que le pone le es imposible tomar distancia de su antiguo trabajo.
La serie, además de ser muy entretenida, podría también caer en el error de cumplir con la función de efectuar una bajada de línea aguda acerca de cierto sector de la sociedad fuertemente relacionado con la actuación, pero en realidad se vale de los estereotipos que todos conocemos para nutrir el grisáceo mundo de Barry de personajes variopintos que de una u otra forma articulan los deseos y necesidades del protagonista, el cual nunca está del todo seguro si realmente lo de la actuación es una vocación que él tenía “dormida” o solo algo que se le cruzó por el camino y ahora forma parte casi inherente en él.
Hay que ver que tan efectivo sigue siendo el chiste en su 2da temporada, a estrenarse dentro de un par de meses.
8.- Tom Clancy's Jack Ryan
Hace poco más de 5 años abandonó este plano de existencia el escritor Tom Clancy, un auténtico escritor de bestsellers que supo posicionar en la cultura popular mundial uno de sus personajes más queridos, el analista-devenido en director de la C.I.A.-devenido en presidente de U.S.A. Jack Ryan, un personaje enorme con una cronología gigantesca, que cuenta con 17 novelas escritas por Clancy (algunas de ellas en colaboración con otros escritores tales como Grant Blackwood, Peter Telep o Mark Greaney) y otras 10 novelas que fueron publicadas post-mortem y claramente fueron pergeñadas por otros autores, tales como Mike Maden y Marc Cameron o los propios Blackwood y Greaney recién mencionados. Tal es el éxito de esta saga y la necesidad de tener más historias noveladas del personaje que desde la muerte de Tom han salido, sin excepción, dos nuevas novelas por año. Show must go on!!!
No conforme con esto, Jack Ryan también ha tenido protagónicos en el cine, de la mano de las películas The Hunt for Red October (1990), Patriot Games (1992), Clear and Present Danger (1994), The Sum of All Fears (2002) y Jack Ryan: Shadow Recruit (2014), las cuales fueron protagonizadas por Alec Baldwin, Harrison Ford, Ben Affleck y Chris Pine.
Tal y como sucedió con la última película en estrenarse, Jack Ryan: Shadow Recruit (2014), la que tiene a Pine dando vida a Ryan, la serie de Amazon que traigo a este ranking del 2018, Tom Clancy's Jack Ryan, se presenta como un posible “reboot” de todo lo visto anteriormente del personaje, en materia audiovisual, y el guión de la misma no adapta, directamente, ninguna de las novelas publicadas, aunque, por supuesto, toma un montón de elementos de aquí y allá, y también incorpora personajes secundarios clásicos de la franquicia.
Esta 1er y única temporada por el momento (Amazon ya confirmó una 2da) está conformada por apenas 8 episodios de 50 minutos cada uno, promedio, y nos introduce en la vida de… adivinen quién… ¡seh, exactamente!, el destacado analista de la C.I.A., Jack Ryan, que será asignado a una peligrosa misión de campo por primera vez, y luego de sobrevivir gracias a la mano de Dios de la misma se pondrá bastante terco con ciertas pistas que irá investigando, las cuales pronto lo llevarán a descubrir un patrón de comunicación terrorista que lo pondrá en el centro de un peligroso juego con una nueva clase de terrorismo que amenaza con un tipo de destrucción de escala global. Un día cualquiera en la vida de Ryan, por supuesto.
Creo que para los “expertos” en el Ryanverso (el universo que conforman las novelas del personaje), la propuesta de Amazon puede resultar simpática y bien elaborada, pero no mucho más. Y así y todo aporta elementos novedosos no solo a la saga sino también a la elaboración del personaje, máxime teniendo en cuenta que dentro de esta cronología, esta vendría a ser su primer aventura realmente peligrosa. La caracterización de John Krasinski como Ryan es convincente, y en muchos momentos nos recuerdo el Jack que nos dio Harrison Ford (el mejor, si me preguntan a mí), pero lo que realmente me resultó atractivo del show, razón por lo cual lo ubiqué en el Top del día de hoy, es la construcción del “otro lado”. Lo realmente jugoso de la serie es lo que sucede en ese mundo completamente ajeno al nuestro, en esa sociedad tan alejada de nuestras costumbres y tradiciones, y que se nos figura tan atrasada y poco evolucionada. Todo lo que Ryan y sus camaradas no ven y tienen que adivinar o anticipar, a diferencia del televidente, es el valor agregado de producción del show y del guión que terminan por cerrar una mini-serie de acción muy bien ejecutada que demuestra, una vez más, que el terrorismo es el enemigo por antonomasia del mundo occidental del siglo XXI, y que falta mucho para que se extinga como tal.
9.- Kidding
Otra de las sorpresas del año, otro de los shows de los que nadie habló. La última vez que consumimos un producto audiovisual que tuviera como protagonista al genio de Jim Carrey y pusiera detrás de cámara al franchute Michel Gondry fue hace ya 14 años y monedas, con Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004), un magnífico largometraje que contó un guión escrito por otro enorme realizador, Charlie Kaufman, y entre los 3 desarrollaron una historia tan compleja como emotiva que no tardó mucho en transformarse en un clásico instantáneo para los amantes del buen cine con paladar exquisito, al punto tal que esta producción se terminó posicionando como uno de los films cabecera que muchos de nosotros usamos como referente para denotar las enormes capacidades actorales de Carrey.
Siendo así, y teniendo en consideración que Gondry, en su faceta como director, además cuenta con otras muy buenas producciones en formato largometraje, como por ejemplo Human Nature (2001) y Be Kind Rewind (2008), sumado a una enorme y muy nutrida carrera como clipero, con videos mágicos y efervescentes del tipo Knives Out de Radiohead, Fell in Love with a Girl de The White Stripes o Everlong de Foo Fighters, por mencionar apenas 3 de una lista tan larga como variopinta, las expectativas puestas en esta producción eran enormes.
Cuando digo “esta” me estoy refiriendo por supuesto a Kidding, otro estreno de Showtime que tiene a Gondry como productor ejecutivo y director de 6 de los 10 episodios de esta 1er temporada, y a Carrey como protagonista, dando vida al intransigente Jeff Piccirillo, el cual es conocido por millones de niños (y algunos cientos de miles de adultos) como Mr. Pickles, un presentador de shows infantiles tan excéntrico como efectivo.
Kidding está protagonizada por Carrey, y eso claramente queda claro en el show, pero la serie se las ingenia para hablarnos de un abanico de temas que pueden o no tener a Mr. Pickles como protagonista central de los mismos, ya que en muchos casos la caracterización del genial comediante es apenas un canal más por el cual nos llega el mensaje, no el único, ni tampoco el más importante. El peso de Carrey es fundamental en Kidding, y no imagino otro actor actual con las capacidades de él para llevar adelante este proyecto, pero encuentro que los guiones fueron escritos con muchísima generosidad para con muchos de los personajes secundarios. Muchísima. Porque, por ejemplo, Mr. Pickles' Puppet Time (tal el nombre del programa infantil ficcional que lleva adelante Jeff) es una franquicia multi-millonaria gestionada por el padre del personaje de Carrey, Sebastian Piccirillo, en la piel de un enorme Frank Langella, y Deirdre "Didi", la hermana de Jeff e hija de Sebastian, caracterizada por una increíble Catherine Keener, es la encargada de diseñar y manejar la mayoría de las marionetas que participan del show. Entonces, Kidding no solo es un show televisivo, es el sostén económico de una enorme y compleja familia que está intentando superar una crisis, la cual podría poner en juego todo lo que han armado hasta el momento.
Hay una cantidad enorme de temáticas que se abordan en Kidding, las cuales además están puestas en forma de capas y son entregadas muchas veces con delay. La elección del leitmotiv del show infantil ficcional, por ejemplo, o sea, el hecho de que el “universo” de Mr. Pickles esté enteramente protagonizado por marionetas y él sea el único “humano” en el mismo. A primera vista podría parecer algo común, clásico inclusive, incluso nosotros, los adultos, quizás desde nuestro desconocimiento, podríamos caer en el error de creer que eso es lo que generalmente sucede en programas infantiles que incluyen marionetas… y cuando menos lo pensamos, caemos en la cuenta de que no, de que eso definitivamente no es “normal”, y que hay un motivo por el cual los realizadores lo pensaron de esa forma. Hay un mensaje oculto detrás de esa orquestación, tan oculto como lo están las emociones de quienes manejan las marionetas fuera de la vista del público y las cámaras.
Por debajo de todas estas capas (¿o quizás por encima?) está la estética muy personal que impone un tipo como Michel Gondry, la cual se puede percibir ya desde los mismos créditos iniciales, y se siente y respira como si del mismo aire se tratara. Como también sucede con Maniac, Gondry se encarga de poner una especial atención en los detalles, y diseña y confecciona cada una de las tomas como si de un cuadro se tratase. Se nota el cariño y corazón invertido en este proyecto en cada plano, cada encuadre, incluso se puede percibir ese afecto en la iluminación, en lo que se muestra y se oculta. El mágico mundo de Mr. Pickles' Puppet Time tiene una extrañeza que lo hace querible, y su espíritu contagioso logra irrumpir cada recoveco de Kidding. Lo que por años fue una zona de confort para Jeff ahora mismo podría transformarse en su peor pesadilla, y cuando sus mundos comiencen a colapsar, detrás de los azulejos rotos aflorarán esos demonios que se niega a enfrentar.
10.- Titans
Luego de pensarlo durante mucho, mucho tiempo, decidí incluir Titans en este top. El motivo principal: fue el único estreno de serie superheróica live-action del 2018 que merecía estar acá. En rigor a la verdad, se me ocurren al menos 5 shows que merecen formar parte de esta lista por encima de Titans, pero el perfil del sitio (y mis preferencias como consumidor de series televisivas también, para que mentir) me inclinan a posicionar al menos una serie de este género dentro de la lista. Este año Marvel Studios también estrenó Cloak andDagger, y si bien aquel show fue convincente, ni de cerca está al nivel de lo que Warner logró con Titans.
Teniendo en cuenta que ya le he dedicado una entrada a los tres primeros episodios de esta serie, podemos utilizar este espacio para reflexionar acerca de los pros y contras de la misma una vez finalizada, sin necesidad de spoilear nada fundamental. La dirección y puesta en escena, en términos generales, creo que es el valor agregado más grande que nos dejó este show. El hecho de que la hayan pautado como una serie de pocos capítulos ayudó también a que más televidentes se coparan con la idea de darle una oportunidad, entiendo que porque se les hace mucho más sencillo, teniendo en cuenta lo acostumbrados que están a las producciones actuales de Netflix y señales streaming análogas que muy pocas veces superan la decena de episodios. Sin embargo, aquí viene una contra: originalmente al parecer iban a ser 12 episodios pero cuenta la leyenda que a último momento decidieron poner al aire solamente 11, para dejar un gran cliffhanger como final de temporada, algo que molestó a muchos de los televidentes. Una vez más, Warner entiende el negocio a medias. En vez de tomar todo lo bueno que está haciendo la competencia y replicarlo a su manera (todos los shows de Marvel Studios que presenta Netflix tienen un arco principal que se cierra en el final de temporada, sin excepción, e incluso con una serie como la recién mencionada Cloak and Dagger, la cual estrenó en otra plataforma, hace lo mismo.), agarra las cosas por la mitad. Hubiera sido genial que el arco que fuimos siguiendo durante esta 1er temporada tuviera algún tipo de cierre… eso no sucedió. Demos vuelta la página.
El casting también me pareció acertado, y casi al mismo nivel el diseño de personajes, lo cual incluye también el vestuario de muchos de ellos, que se ven no solo verosímiles sino absolutamente geniales en momentos de acción, como es el caso de Hawk y Dove. De hecho, los dos episodios protagonizados por esta pareja me parecieron de lo mejor de esta temporada, junto con aquel en el cual aparece la Doom Patrol. El género ha crecido de tal manera en el ámbito audiovisual que en pocos meses tendremos en el cine una película protagonizada por Carol Danvers, y en la televisión una serie live-action de la Doom Patrol y otra de Batwoman. 10 años atrás podía llegar a reírme en la cara de cualquiera que me “pronosticara” algo así.
Sin embargo, todo esto tambalea un poco cuando se trata de analizar de forma un poco más exhaustiva el desarrollo de la trama, la forma en la que se presentan los conflictos de algunos personajes y sobre todo la escritura de algunos diálogos. Lo siento para el que no piensa igual, pero yo sigo sintiendo que la forma en la que hablan muchos de los personajes de Titans no se siente “natural”. Y acá no creo que sea un problema puntual de Warner, mucho menos del género en televisión, ya que me parece que shows como The Flash, Daredevil, Jessica Jones y Punisher, con sus pros y contras, tienen diálogos muchísimos más cercanos a la forma en la que imagino se comunican hoy los yanquies, mucho más desestructurados y menos solemnes que los de Titans.
Titans tiene cierta personalidad y logró llevar las cosas a un nivel que sorprendió a muchos, pero me parece que aún le falta un poco de “corazón”, de carácter, falta un poco más de química entre los protagonistas, gestos, miradas y pequeños comentarios que demuestren una complicidad entre ellos, un espíritu de grupo, algo que haga sentir al televidente partícipe de la aventura y el drama que están viviendo. Agarren por ejemplo el crossover Elseworlds y enfóquense en la química que hay entre Ollie, Barry y Kara, tres personajes protagonistas de tres shows televisivos distintos que, como mucho, cruzan sus vidas (en la ficción y en la vida real) una vez al año por un evento anual del Arrowverse. Y así y todo, ellos tres me transmiten más colaboración y camaradería en esos tres episodios que los Titans en cualquiera de los suyos.
Quizás con el tiempo eso se pueda pulir, quizás en las redes sociales opinan muy parecido a lo que acabo de escribir y los productores toman cartas en el asunto, ojalá sea así. Sea como fuere, llegamos al final del balance por hoy. Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.