En cada generación hay una elegida.
Ella sola se enfrentará a los vampiros, los demonios y las fuerzas del mal.
Ella es la Cazadora.
Sonido de órgano, aullido de lobo... y comienza el opening más festejado de una serie de T.V. Yanquie de fines de los '90. El pasado lunes 20 de mayo se cumplieron 10 años de la emisión del último capítulo de la 7ma temporada de Buffy The Vampire Slayer, que daba por finalizada la misma, lo cual me da pie a poder, por fin, escribir una reseña sobre una de mis series favoritas de todos los tiempos. Recorramos juntos, entonces, desde el principio hasta ese memorable Chosen (el título del último episodio), esta pequeña obra de arte de la caja boba que supo hacernos acelerar los latidos del corazón como pocas.
Una serie de Culto
Quiero que quede claro cuales temas relacionados con Buffy The Vampire Slayer (1997-2003) no pienso tocar, porque considero innecesario en una reseña que se va a encargar de rescatar la serie de televisión que comenzó el 10 de marzo de 1997 y finalizó hace 10 años: no pienso comentar la olvidable película previa a la serie protagonizada por Kristy Swanson, Donald Sutherland y Luke Perry, tampoco pienso explayarme en los comics que representan una supuesta 8va temporada y que comenzaron a salir en el mes de marzo del año 2007, exactamente 10 años después del inicio de la serie de Televisión, ni en el spin-off de esta serie: Angel. Tampoco pienso explayarme en la biografía de Joss Whedon ni en algunos de sus trabajos posteriores como productor, guionista o director. No. Buffy, la serie de T.V., es lo suficientemente enorme como para bancarse ella sola una reseña, sin ningún otro anexo. Buffy sube al ring sola, pelea hasta el final, gana por K.O. y da cátedra sola, solita, sola. Se la banca. Sépanlo.
Comencemos contextualizando un poco los inicios de esta serie. ¿Qué nos estaba dando la T.V. Yanquie por esos años? Dejando de lado la animación (aunque me parece pertinente mencionar que ese mismo año comenzó South Park), las Sitcoms y los dramas, era un momento en el que la fantasía y la ciencia ficción estaban pasando por un buen momento, si no en calidad (algo subjetivo a los gustos de cada uno) al menos en cantidad de shows al aire: la multipremiada X-Files estaba puntera, seguida por la serie de Highlander, Star Trek: Voyager y Star Trek: Deep Space Nine, Babylon 5, Stargate SG-1 (que también empezaba ese año), Xena: Warrior Princess y Hercules: The Legendary Journeys, Lois and Clark: The New Adventures of Superman y Millennium. Claramente había una apertura para que un tipo como Whedon pudiera salir a vender un piloto de una comedia dramática con tintes fantásticos que estaba inspirada en una película que había fracasado estrepitosamente en taquilla. El tono del show estaba dictado por unos diálogos que parecían competir –en frescura e identificación con el televidente- con productos como Ally McBeal, pero con el aliciente del agregado de la fantasía, el terror y el suspenso, y con el bonus de estar protagonizada por adolescentes en una High school. Gracias a la magia de youtube hoy podemos ser testigos del piloto de 25 minutos que nunca se puso al aire pero con el cual el groso de Joss logró convencer a los directivos de la Warner de que esto podía ser viable y… la verdad: un genio de la manipulación mental, Whedon. No recomiendo para nada verlo. Sin embargo, parte de la esencia de lo que unos meses después terminaría siendo el show de culto que cambió nuestras vidas se podía percibir en esa pobre producción, y a diferencia de lo que suele suceder con otros pilotos, el mismo ya contaba con la que terminaría siendo su protagonista: Sarah Michelle Gellar.
Buffy y la Scooby Gang
¿Y de que iba esta serie, k-po?, se estarán preguntando algunos lectores de Tierra Freak muy jóvenes que no llegaron a tiempo para poder disfrutar de esta serie, o algunos muy viejos que en su momento no supieron darle una oportunidad. Buffy The Vampire Slayer es una cebolla: tiene un plot, una trama, hay una idea encima de todo que puede ser explicada de forma sencilla, pero tiene tantos niveles, tantos tonos, aborda tantas temáticas y explora tantos universos que si solo nos quedamos con la sinopsis de la misma no le hacemos justicia ni de cerca, pero… de todos modos vayamos a la misma: Buffy Summers es una rubia muy bonita de 16 años que, mal que le pese, está destinada a ser La Cazadora de su generación, una guerrera con asombrosas habilidades dispuestas para que combata el mal allá donde aparezca. Si bien desde tiempos inmemorables ha existido una cazadora que ha combatido al mal sola, Buffy en sus primeros días ya asumiendo su rol contará con la colaboración de los Scoobies, el círculo de afectos más cercano conformado por un inglés bibliotecario de nombre Rupert Giles, su mejor amiga y potencial bruja llamada Willow Rosenberg, ese amigo del alma piola que nunca la pone y que toda yegua tiene cerca de nombre Xander Harris, y esa amiga insoportablemente caretona y que por momentos está incluso más partible que la protagonista que responde al nombre de Cordelia Chase. La base estaba conformada por estos cinco pero obviamente a medida que la serie avanzó fueron apareciendo otros personajes que terminaron configurando el vasto y rico Buffyverso: antes de que a Stephenie Meyer se le ocurriera mezclar a un Vampirito buena-onda con una humana, Buffy tuvo su 1er y más importante interés amoroso en Angel, un chupasangre que, a diferencia del resto de los de su especie, tenía alma producto de una maldición que una gitana le había impuesto; la nerd con aspiraciones de bruja también tuvo su interés romántico en una aberración de nombre Daniel "Oz" Osbourne, el hombre lobo que personificó el colorado Seth Green; Faith Lehane fue una sexy cazadora que se activó por cuestiones de la trama y que le trajo más de un problema a la banda; Dawn Summers fue la rica hermana menor de Buffy que aparece por primera vez en la 5ta temporada (?) y finalmente Spike, el vampiro punky británico con aires de Billy Idol que cargaba en su haber con la chapa de haber asesinado a un par de cazadoras y que se transformó en uno de los personajes más queribles de la serie a fuerza de carisma y actitud.
Buffy se lo encuentra a Spike en la vereda de su casa. Le pega en la cara y luego le pregunta:
Buffy: What are you doing here? Five words or less.
Spike: [hace una pausa y luego comienza a contar los dedos de su mano] Out... for... a... walk... Bitch.
Busco mi Destino
¿Y que tuvo este show para alzarse por encima de la media y terminar transformándose en una serie de culto?
Claro, nada. Digo, uno lee lo que acabo de escribir, mira la serie así muy por arriba… nada nuevo bajo el sol. Un drama con tintes de terror y momentos de comedia que se desarrolla mayormente en una High school. Pero Joss Whedon sabía desde el minuto cero hacia donde iba, a quienes estaba apuntando y como tenía que desarrollar todo para que funcionara. Sabía que lo principal para que la serie no cayera en un cliché era la construcción de los personajes y el manejo de los diálogos, pero que solo con eso no iba a lograr marcar la diferencia. Tenía que preparar el terreno para poder desplegar lo que se le diera la gana, para abrir el juego cuantas veces quisiera, para darles espacio a los personajes para crecer y evolucionar, para barajar y dar de nuevo cuantas veces fuera necesario, y para sorprender, todo el tiempo.
La base era Buffy, de ahí partía todo. La rubia iba a ser, sin lugar a dudas, el personaje más complejo, y sobre el que iba a cargar todo el peso dramático cuando no le quedara otra, o cuando se le diera la gana. Buffy ya en sus inicios tiene que entender que su destino es ser La Cazadora, y que si no lo asume, gente inocente va a morir, e incluso personas cercanas a ella. Punto. No hay concesiones en eso. No puede tomarse descansos, vacaciones, feriados, asuetos, nada. Y está obligada a llevar una doble vida: solo los Scoobies podían conocer la verdad, la realidad es demasiado terrible y traumática para hacerla pública. Ni siquiera la madre de Buffy puede formar parte de ese mundo. El drama está, entonces, a la vuelta de la esquina, y la acosa cada minuto, sin descanso. Para equilibrar tanta tensión, tanto sufrimiento, estarán los Scoobies, por supuesto, y el humor. Cuando se mencionan obras donde se plantea un marco atípico, muchas veces se habla de, por ejemplo, romper la 4ta dimensión, logrando que los personajes entablen una comunicación directa con el televidente, por ejemplo. En Buffy The Vampire Slayer sucede algo mucho más interesante: los personajes son conscientes de que todo lo que les sucede, todas las experiencias que viven, todos los fenómenos sobre-naturales de los que son testigos y partícipes son ridículamente peligrosos, y la mayoría rayan la locura, se mueven todo el tiempo en el terreno de lo imposible, de lo inconmensurable… y responden como lo haríamos nosotros, los televidentes: al principio, en las primeras temporadas, reaccionan asombrados y temerosos, pero a medida que van acumulando experiencia ironizan sobre la ridiculez a la que son expuestos, y esa es la forma en la que pueden salir psicológicamente sanos de cada evento, cada trauma. Usan el humor todo el tiempo, como un mecanismo de defensa, y es ahí donde encuentran la mayor identificación con quienes los siguen del otro lado de la pantalla, porque en la vida real, muchos de nosotros hacemos lo mismo.
Y esto, que al principio asombraba y por momentos desconcertaba, se terminó transformando en el sello de Whedon. Un ejemplo de este tipo de situaciones se da en el capítulo final: en medio de un pasillo de la High school a la que regresan para la batalla definitiva, luego de dividir un grupo de casi 40 personajes en varios sub-grupos y repartirlos estratégicamente, la toma solo se queda con los últimos 4, los originales, Buffy, Xandler, Willow y Giles, reunidos en círculo, enfrentados... hay unos segundos de silencio y tensión, se miran a los rostros… y se preguntan que van a hacer mañana, luego de la batalla, e incluso sugieren que una buena idea sería ir de paseo por el centro comercial de la ciudad, y de la nada surge un diálogo de lo más trivial, como si lo que estuvieran por hacer en los próximos minutos no definiera la misma existencia de toda la población y no corrieran todos riesgo de morir. Cuando la norma indicaba que era un momento en el cual alguien debía dar un discurso alentador, Whedon decide cortar de llano el momento tenso con una humorada que relaja, porque sabe que tanto los televidentes como los personajes las han vivido todas, y hagan lo que hagan finalmente el destino se va a imponer, y no hay necesidad de alentarse o expresar los afectos que se tienen y lo duro que sería si alguno de ellos falleciera en combate porque es evidente que es así… y lo mas groso de todo esto es que al llegar al final de la serie los FANS decodifican esto como tiene que ser: esa humorada causa risa pero el televidente sabe que significa, los personajes están cagados hasta las patas y reaccionan en consecuencia. Aún con el humor presente en un momento de tensión, el espectador entrenado sufre a la par de sus héroes. Game Over. Whedon Wins.
Buffy, charlando con Angel:
Buffy: I'm cookie dough. I'm not done baking. I'm not finished becoming who ever the hell it is I'm gonna turn out to be. I make it through this, and the next thing, and the next thing, and maybe one day, I turn around and realize I'm ready. I'm cookies. And then, you know, if I want someone to eat m- or enjoy warm, delicious, cookie me, then that's fine. That'll be then. When I'm done.
Traducción:
Traducción:
Buffy: soy la masa de las galletitas. Aún no me he cocinado. No he terminado de ser quien mierda tenga que ser. Si supero esto, y lo que sigue, y lo que sigue, tal vez algún día, me dé la vuelta y comprenda que estoy lista. Soy una galletita. Y entonces, ¿viste?, si quiero que alguien me coma-o disfrute de una deliciosa galletita como yo entonces estupendo. Eso sucederá en ese momento. Cuando esté hecha.
Lección de Anatomía Vampírica
Llegados a este punto, es evidente que tanto para mí como para los fans de la serie, el mundo se divide entre los que entienden y disfrutan de Buffy The Vampire Slayer y los que no. Punto. Podríamos hacer esta comparación extensiva, entre los apasionados y los intelectuales, entre los aventureros y los previsores, entre los románticos y los realistas, o entre los nerds y los deportistas (?) El fan duro de Buffy es el que defiende a capa y espada películas como Matrix o Crouching Tiger Hidden Dragon, pero también absurdas comedias aventureras como Pineapple Express o Zombieland, porque el Buffyverso contiene todo eso… y más. La serie no solo no le huyó a la acción, la utilizó como una herramienta narrativa en casi todos los capítulos. La artista marcial que dobló las proezas de Buffy durante las 7 temporadas debería ser tan famosa como Sarah Michelle Gellar. Terribles y dolorosas coreografías de acción nos hacían saltar de la silla en cada episodio, y gracias a la fuerza sobrenatural de los enemigos involucrados veíamos con insana excitación como Buffy y sus compañeros volaban por los aires estrolándose contra muebles o columnas de piedra. Y no termina ahí: el romance entre algunos personajes fue muchas veces el eje sobre el que se tejían las tramas que terminaban cerrando arcos de decenas de capítulos. De hecho, es una de las pocas series que trató el tema del lesbianismo con la suficiente madurez como para que al día de hoy, si uno tiene tiempo para recorrer páginas web que festejen y apoyen este tipo de relaciones, encuentre wallpapers, videos amateurs de homenajes e incluso un riguroso seguimiento a las carreras post-Buffy de las dos actrices que encarnaron la pareja homosexual más fuerte de la serie. El amor, el sexo, la amistad, la pérdida de un ser querido, las relaciones conflictivas entre hermanos o padres e hijos… no hubo tópico social que Buffy no abordara de forma adulta y coherente, ni tampoco hubo tópico de series de este tipo que no fuera explorado, desde los villanos redimidos luchando codo a codo con los Héroes hasta la caída de uno de los protagonistas al lado oscuro, pasando por la traición, la venganza, el sacrifico, etc. Whedon, además, se dio todos los lujos: desde desarrollar todo un capítulo en el formato de un musical (uno de los episodios más festejados al día de hoy) hasta homenajear –como fiel fan del comic book superheróico que es- sagas importantísimas del papel, como la tantas veces mencionada The Dark Phoenix Saga del comic mutante The X-Men. Y construyó lugares épicos donde no los había, como Sunnydale, la High School de esa ciudad, la Biblioteca de esa escuela o la Hellmouth. E imprimió sus propias reglas a viejos mitos, incluso en cuestiones estéticas, como los Vampiros de Buffy, su característico rostro, la forma en la que se transforman y como son destruíos. Y jamás descuidó el relato: con la desventaja de narrar una serie que no siempre tenía los FX’s que ameritaba lo que se estaba contando, supo paliar eso con, por ejemplo, la utilización de los silencios en el momento justo, pero no esos silencios aburridos y sosos del cine japonés más tradicional, no… preciosos silencios acompañados por modernos temas musicales que conformaban un videoclip perfectamente editado que nos mostraba los preparativos para una batalla o los momentos de incertidumbre que cada personaje estaba viviendo a la par en distintos lugares.
Quiero cerrar esto con una serie de videos que quizás algún fan despistado aún no conoce, y que lo arrastraran a un emotivo pero precioso recorrido nostálgico de los mejores momentos de la serie: una seguidilla de trailers hechos por un FAN, emulando una presentación de cada temporada. Espero que hayan disfrutado esta reseña tanto como yo disfrute escribirla, y los espero acá la próxima semana, en Tierra Freak.