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Esta es la tercera parte de
Mitología Moderna, para ver las notas anteriores pueden dirigirse acá:
Primera Parte y
Segunda Parte.Es el año 1929. La caída del sistema bancario estadounidense golpea los mercados mundiales sumiendo a la sociedad moderna en una profunda crisis financiera. Desempleo, hambre, caos e incertidumbre son los signos de un extenso período que será denominado "
Gran Depresión" y se extenderá durante una década, hasta finales de los años 30. Una profunda
desesperanza y una ruptura del optimismo económico que predominaba hasta entonces parecen apoderarse del mundo occidental.
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Durante esta misma época, sin embargo, la historieta popular comienza a crecer en
EE.
UU. a pasos agigantados. Los llamados “
comic-books”, plagados de historias fantásticas de aventuras, misterio y ciencia ficción, comienzan a multiplicarse. Deudores, por su temática, de las revistas
pulp (1) del primer tercio del siglo
XX, los
comic-
books se convirtieron pronto en un importante fenómeno comercial, acaso como una respuesta a la necesidad colectiva de fantasía y de símbolos heroicos frente a la oscura perspectiva que el mundo real presentaba. Como señala
Oscar Masotta en
La Historieta en el Mundo Moderno: “
no es casual que el período que va desde el "crash" de 1930, pasando por los años sangrientos de la revolución española, hasta el comienzo de la segunda guerra mundial, coincida con la aparición de Superman, Batman, Capitán Marvel(2)” .
Como una suerte de continuidad y transformación de los personajes heroicos del
pulp, el
comic fue dando origen a sus propios héroes: el clásico detective
Dick Tracy, el héroe espacial
Buck Rogers y, posteriormente,
Flash Gordon, fueron los primeros personajes más populares del medio, y que sirvieron como modelo para posteriores tipos heroicos. La aparición de “
El Fantasma” en 1936, justiciero enmascarado dedicado a combatir la piratería en una isla
paradisíaca, disfrazado con un vistoso uniforme distintivo (
una mezcla entre Tarzán y el Zorro) fue sin lugar a dudas la principal influencia estética de todo un genero que nacería solo dos años después con la aparición de su personaje más emblemático: “
Superman”.
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Como personaje,
Superman sin duda ha trascendido los límites del
comic-
book y su lugar como icono de la cultura popular estadounidense para pasar a ser patrimonio cultural del mundo. A más de 70 años de su primer aparición en el histórico
Action Comics Nº1, puede afirmarse, sin temor a equivocarse, que
prácticamente no hay nadie, al menos en la cultura occidental, que no reconozca siquiera su imagen. Hoy en día,
Superman es un personaje tan universal como
Zeus, El Quijote, Frankenstein o
Blancanieves.
Sin duda alguna, y más allá de su explotación visual y comercial, tenemos que admitir que son en gran medida las características propias del personaje, su resonancia simbólica, lo que han impactado
profundamente en la consciencia del hombre moderno, instalándolo plenamente en el imaginario colectivo de la cultura de masas.
El propio nombre del personaje, “
Super-man”, no es casual, sino más bien paradigmático de todo
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un momento histórico. En realidad, el apelativo no sería inventado por
Jerry Siegel y
Joe Shuster en 1938 (
los creadores del personaje), sino que ya existía desde mucho antes.
En 1885, el filosofo
Friedrich Nietzsche escribió su famosa obra
Así hablo Zarathustra, en donde popularizó el concepto de un “
übersmench”, un
super-hombre. Criticando la sumisión del hombre a los dogmas religiosos y a los autoritarismos del Estado,
Nietzsche afirmaba que el hombre debía ser superado, dando lugar a un "
super-hombre", un hombre constituido ante sí mismo como el único ser supremo, un hombre ideal y revolucionario que atestigüe su condición heroica afirmando en toda su grandeza su
individualidad frente a las creencias
paralizantes y caducas del mundo colectivo.
En la década de 1930, bajo una particular lectura de
Nietzsche,
Adolf Hitler anunciaba la llegada del
übersmensch a través de la “
pureza aria guerrera” del pueblo Alemán, declarándose el mismo la última manifestación de los héroes teutónicos de antaño y fundando un movimiento político ideológico que es considerado como una de las mayores aberraciones de la historia humana: el
nazismo o
nacionalsocialismo.
Más o menos por esta época, dos jóvenes adolescentes de
EE.
UU. vendían a la compañía editorial
DC Comics por 150 dólares los derechos de un personaje particular que pasaría a formar parte de la historia de la ficción universal:
Superman. Podemos decir que este “
súper-hombre”
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norteamericano, este dechado de fuerza y virtudes, este héroe ideal que representa a la nación americana, fue la respuesta
ficcional del capitalismo democrático liberal estadounidense frente al ideal hegemónico de
Hitler. Frente a la oscuridad de la crisis económica y de un mundo atravesado por la guerra y el terror de los estados comunistas
autoritaristas,
Superman se presentaba como el poderoso y brillante símbolo del triunfo de la democracia liberal americana.
En palabras del filosofo y periodista
José Pablo Feinmann: "
casi en el mismo año en que en la Alemania nazi llega al poder el übermensch nietzscheano encarnado en la figura del Führer y las fragorosas SA y SS, “America” responde desde el poder de la historieta. De la judeo-historieta, para horror y humillación de Hitler. Siegel y Shuster crean un Superman “americano”, con menos desmesura que el
nietzscheano, con menos locura, gravedad, imperativo vital y hasta axiológico, con menos Wagner, sin esvásticas y con barras y estrellas(3)" .
Tal como su nombre lo indica,
Superman es "
super", un personaje hinchado de poder y capacidades
sobrehumanas exageradamente invencibles. No sería aventurado considerar que,
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inconscientemente, el personaje fue la encarnación de la idea de potencia o poder en que EE.UU., superada la crisis mundial, comenzaba a
posicionarse en la consciencia global. Como señala el sociólogo
Guillermo Sly: “
A partir de 1930, hablamos de superhéroes con características muy particulares que si bien son espíritu de época, son también producto de una potencia mundial en ascenso, que es Estados Unidos(4)” .
Cuando el héroe arquetípico asume un rol fundacional o
salvifíco de la cultura que le da origen, estamos ante lo que la mitología comparada llama un héroe solar(5) .
El héroe solar es siempre un salvador del mundo, así como una
representación simbólica idealizada de su cultura, asumiendo
generalmente un carácter de divinidad y/o rey ancestral, convirtiéndolo, por regla general, en una figura religiosa. En períodos de crisis y oscuridad, el héroe solar emerge como salvador del grupo colectivo.
Desde el punto de vista de la psicología
junguiana el héroe solar es
esencialmente el
representante arquetípico de la consciencia colectiva abriéndose camino frente a las fuerzas regresivas de lo inconsciente colectivo. Esta es la razón de que su apelativo sea “
héroe solar”, ya que su presencia trae la luz (
la consciencia, el orden, los valores sociales, "el bien") de las sombras de la noche (
lo inconsciente, el caos, "el mal"), de la cual emerge triunfante.
“
Muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el superhombre(6)” , pronuncia
Zarathustra, el profeta de
Nietzsche en 1885. En un mundo moderno regido por la industrialización tecnológica y la razón, en que el que los antiguos mitos parecían haber perdido ya todo significado y valor colectivo, nuevos mitos estaban ya emergiendo en su hora más oscura. Sin sospecharlo ni
lejanamente,
Nietzsche estaba vaticinando con esas palabras no solo el alzamiento del régimen fascista alemán, sino al mismo tiempo, el surgimiento de los
superhéroes.
En la próxima parte,
exploraremos la estructura arquetípica del héroe solar, y veremos cuan plenamente esta se actualiza en la
icónica figura de
Superman, el Último Hijo de
Krypton.
1 Revistas populares de cuentos y relatos de detectives, aventuras, ciencia ficción, misterio y fantasía, en las que debutaron autores como H.P. Lovecraft, Robert E. Howard y L. Ron Hubbard.
2 Masotta, Oscar, La historieta en el mundo moderno.
3 José Pablo Feinmann, " Superman y Übermensch", Pagina /12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2004-02-07.html)
4 Pablo María Sorondo, "Sobre el héroe y sus mascaras" (http://www.myriades1.com/vernotas.php?id=157&lang=es)
5 El término proviene del lingüista y mitólogo Max Müller.
6 Friedrich Nietzsche, Así habló Zarathustra.