jueves, 25 de octubre de 2012

La delgada línea entre las Series y los Comics - La Columna de Logan.



Hace ya casi una década estamos viviendo un fenómeno sin igual en la historia de dos medios: la historieta y el cine. La comunión entre ambos se ha hecho más fuerte que nunca, potenciándolos con una retroalimentación que en la mayoría de los casos ha dado muy buenos resultados, cuanto mínimo en las ventas. Aquellos que promediamos los treinta años y que venimos leyendo historietas norteamericanas y europeas hace dos décadas (como mínimo) estamos excitados, asombrados, emocionados y entusiasmados con este “fenómeno”, y muchas veces no nos alcanzan los dedos de ambas manos para contar los estrenos en pantalla gigante por año que adaptan un personaje, una serie o una saga que originalmente tuvo su inicio en papel. La última movida maestra de esta tendencia la dio Marvel Studios hace unos 4 años con el estreno de Iron Man (2008), inaugurando con la misma una nueva saga cinematográfica circunscripta en un universo fílmico en el cual convivirían varios personajes de la editorial Marvel Comics, un ambicioso proyecto que tuvo su clímax en The Avengers (2012), la 6ta película de esta primer etapa que reunió a todos los personajes que fueron presentados en sus películas independientes, por primera vez juntos en un solo e inmenso film.


Sin embargo, también hace más o menos unos 10 años estamos siendo testigos de cómo la Televisión (sobre todo yanquie) genera una tendencia casi mundial que tiene muchísimos puntos en común con las historietas norteamericanas, sobre todo con el “coleccionismo” de las mismas. Déjenme explayarme sobre el tema y serán ustedes quienes juzguen cuanto de delirio y cuanto de razón tiene esta teoría.

Hay conceptos que hoy son muy fuertes en la televisión de ficción actual, y que se han impuesto casi como norma, pero que en mayor o menor medida siempre fueron utilizados por este medio. La cronología es uno de ellos. Las amas de casa sobre todo (?), ávidas seguidoras de novelas, podrían sentarse aquí mismo al lado mío a darme lecciones de lo que es tener memoria de episodios previos para poder seguir una trama… o no. Igual si es una MILF prefiero que se siente a mi lado para darme otro tipo de lecciones, pero ese no es el punto… Tener esa falsa sensación de que solo viendo cada uno de los capítulos del drama favorito del momento podremos tener una compresión total de la trama es el gancho que durante décadas han manejado los guionistas de series que salen al aire diariamente, cuando la realidad indica que con cinco capítulos por semana, difícil (por no decir imposible) es que en cada uno de ellos ocurra algo trascendental e imprescindible para entender el que sigue.

Salvo honrosas excepciones, la t.v. yanquie de ficción dedicada a ciencia ficción, fantasía, acción, misterio o terror no tenía una cronología tan fuerte. Todos recordamos esas excepciones: Dallas, Falcon Crest, Dynasty, y ya más en los ‘90 Melrose Place, Beverly Hills 90210, Party of Five, Felicity, Dawson's Creek, o sea: series que se dedicaban al drama y a las tragedias familiares, y que poco tenían de “acción”, “misterio”, “terror”, y mucho menos de ciencia ficción o fantasía. Incluso las famosas Sitcoms (Comedias de Situación) en su mayoría respondían al mismo recurso que las telenovelas: una débil cronología donde todo se mantenía igual capítulo o capítulo, y los cambios drásticos estaban resignados a un final de temporada, un número redondo o la despedida de algún personaje porque el actor que lo caracterizaba abandonaba el show.

Con la llegada del nuevo siglo esta forma de presentar la ficción al televidente cambió. Y para los que somos lectores de historietas este cambio no solo no nos es ajeno, forma una parte integral de la lectura de comics, sobre todo super-heroicos. La “bendita” cronología es la base sobre la que se construyen la casi totalidad de las publicaciones de las editoriales más grandes del norte, y en el nombre de la misma se han escrito y dibujado algunas de las mejores historias, y también algunas de las peores bazofias. Y este es el primer punto en común que encuentro hoy entre un medio y otro: hoy la base de la ficción en televisión está absolutamente arraigada a la trama que engloba toda la temporada. Y eso provocó lo que, quizás, hace años los productores televisivos buscaban: el “fanatismo” por una serie. Ya no podemos simplemente ver una serie de vez en cuando, cuando nos acordamos de la misma o cuando la cruzamos de casualidad en un perezoso zapping durante la cena, no, con la tecnología a nuestro alcance (tanto en el cable como en internet), y con el feedback que tiene la misma entre el público, el medio nos exige que estemos atentos a detalles en cada capítulo, que recordemos el cliffhanger del último episodio, que tomemos nota de personajes secundarios que aparecen quizás dos o tres capítulos por temporada pero que claramente tienen una relevancia muy por encima del tiempo de exposición en pantalla, e incluso muchas veces que revisemos escenas o capítulos enteros vistos un par de años atrás en busca de un diálogo o una situación que nos anticipe o explique lo que estamos viendo esta semana. Ridículo, y a la vez muy excitante. No menos asombroso es como también hemos incorporado términos que casi exclusivamente se utilizaban en el ambiente comiquero, el más recurrente y peligroso de ellos sin dudas es el Spoiler, y revelar uno en el lugar incorrecto puede ser causante de la pérdida de una amistad, cuando no de una merecida golpiza.

No conforme con eso, los actores han dejado de ser las únicas estrellas de la pantalla chica, y eso también es algo que casi desde sus comienzos tiene el mercado del comic. Hoy en televisión, igual que desde hace décadas sucede también en el cine, productores y escritores tienen tanta (o más) importancia que las caras visibles del show. Y así como en los ’90 una fuga masiva de dibujantes puso en jaque a la editorial Marvel Comics, hace unos años un paro de guionistas provocó un alarmante vacío en la grilla televisiva norteamericana, y a pesar de que el conflicto se pudo resolver, se tuvieron que hacer ajustes inusitados en casi todos los shows del momento, recortando la cantidad de capítulos de esas temporadas y modificando con ello tramas y desenlaces. Hay guionistas que son garantía de un éxito seguro, misma que han forjado con no menos de 3 o 4 exitosos shows, y también están los productores que podríamos encasillarlos como One Hit Wonder, pero que ese único programa pegó tan fuerte en la audiencia que de todos modos siguen intentando repetirlo una y otra y otra vez, y las cadenas televisivas les siguen dando oportunidades para presentar nuevas propuestas.

Pero sin duda las características que mas valoro yo han tomado la Televisión del Comic son la cantidad y la diversidad. Hoy podemos encontrar no menos de 40 series distintas para seguir año a año, de grandes cadenas de aire, de grandes cadenas de cable, y de cadenas de cable independientes. Los formatos pueden ser pequeñas temporadas de 6 o 13 capítulos, o interminables temporadas que superan los 20 episodios, cuando no miniseries de 3 partes donde cada una puede durar entre 50 y 90 minutos. Y en este momento están explotando casi todos los géneros con sus derivados. El drama siempre estará punteando y se llevará casi el 40% de la oferta, pero también tendrán una presencia relevante como nunca antes el humor, el policial, la fantasía, la ciencia ficción, la acción, el terror, el misterio, el western e inclusive los musicales.

Una oferta tan grande que además puede incluir lo que Canadá, China, Japón, Inglaterra, España u algunos otros países de Europa puedan ofrecer, hace que siendo televidentes estemos, hoy, mucho mas cerca que nunca del coleccionista duro de comics de lo que nunca estuvimos. Y con la cantidad, no solo de series sino también de episodios, se hace necesario una clasificación para poder saber a cual nos estamos refiriendo cuando comentamos algo de las mismas. ¿Alguno recuerda cuales son las temporadas que veíamos de Team-A (Brigada A) o Knight Rider (El Auto Fantástico) cuando éramos niños? ¿Cuántas temporadas tuvo cada show, cuáles fueron los cliffhangers mas importantes de cada una, como concluyó cada serie? ¿Eh? ¿O el número exacto de capítulo que habíamos visto el sábado a la tarde de Airwolf (Lobo del Aire)? ¡Pero claro que sí, recuerdo cuando todos comentamos lo asombrados y asustados que estuvimos con la primera aparición de Goliath en el S02E01 de Knight Rider¡ ¡De una! (?)
De repente ya no parece tan freak el personaje de Jason Lee en Mallrats reclamándole a su novia la Punisher War Journal #6, ¿no? Bueno, pensalo la próxima vez que se te ocurra discriminar a un lector de historieta por saberse de memoria el volumen y el número exacto del comic en el que Peter Parker se reventaba un grano por primera vez (???)

Cuando mencioné el “coleccionismo” lo hice porque ese es otro aspecto que, con la llegada del DVD por un lado y los formatos comprimidos digitales que capturan en alta calidad la primera transmisión de cada episodio por el otro, un altísimo porcentaje de televidentes va armando, con el correr del tiempo, sus propias colecciones de sus series favoritas. Ya sea de forma legal o de la otra, la tecnología de hoy –sumado al esfuerzo tremendo que un grupo de samaritanos realiza semana a semana subtitulando cada capítulo de cada serie- nos permite almacenar la totalidad de nuestros shows para poder compartirlos o disfrutarlos una y mil veces, en el momento que mas nos plazca. Ahí donde antes solo acomodábamos libros, CDs de música o Tradepaperbacks, ahora se suman cajas de DVDs con su correspondiente lomo indicando el nombre de la serie y la temporada a la que pertenece. El fenómeno se volvió tan intenso y masivo que incluso nuestras madres, ajenas la mayoría de ellas a las comodidades y delicias de la tecnología moderna, nos suplican que les “encontremos” episodios aislados de algunos shows, cuando no temporadas completas.

Como para ir finalizando, encuentro un contraste en esta comparación, pero que con el correr de los años quizás también se suma a la misma. Históricamente, el Spin-Off (dícese del trabajo narrativo creado a partir de otro trabajo existente tomando de éste algún elemento principal, normalmente el personaje protagonista o uno de ellos) también fue un recurso que inicialmente explotaban solo la literatura o la historieta. Uno de los primeros casos se dio con The Smurfs (Los Pitufos), historieta Belga que nace de Johan and Peewit, y en el comic super-heroico nos deberíamos remontar a la Legion of Super-Heroes, cuya primera aparición se dio en el comic Superboy, que a su vez es un spin-off del comic de Superman, ¿no? Bueno, la televisión tiene una larga historia de Spin-Offs, donde quizás el show más destacable de todos sea Frasier, una exitosa sitcom que se mantuvo más de 10 años al aire, spin-off de la no tan exitosa Cheers. A pesar de que en los comics este “recurso” es utilizado una y otra vez, año tras año, logrando muchas veces que personajes poco conocidos logren una popularidad inusitada de la noche a la mañana, en esta última década la pantalla chica no ha abusado del mismo, al punto tal que no estamos ni cerca de poder tomar como una tendencia los pocos casos que se han dado.
No puedo irme sin mencionar que esta “relación entre líneas” que existe desde hace unos años entre ambos medios, sumado a la tendencia que mencioné al principio de este texto, dio como resultado lo que durante años muchos lectores esperaron: la primera serie televisiva que se propone adaptar un comic regular a la pantalla chica, The Walking Dead. Con sus altas y sus bajas, el inicio de su tercer temporada generó unas expectativas enormes en las Redes Sociales, como solo había percibido con los picos de popularidad de Lost, y teniendo en cuenta el contenido de la misma (Zombies, una temática por siempre relegada a un segundo plano) y el hecho de que no se transmita en una de las cadenas de aire en U.S.A., no solo es digna de mencionar y destacar sino también de aplaudir y festejar, así que brindo por las mujeres que derrochan simpatía y brindo por aquel Zombie que le destruya la yugular de un generoso mordisco a Lori.

¡Salud!
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