Uno de los atractivos más importantes a la hora de mirar una serie de tv de cualquier tipo, es lo que compartís con sus personajes. Tenés el personaje copado, ese que le sale todo bien, la mina que está buena o el carilindo que destila facha, tenés el personaje viejo que impone su sabiduría o el villano super copado que es tan malo que te saca una sonrisa siempre que aparece. Ni hablar de esos personajes que no hacen nunca nada pero como tienen un poder copado y mucha onda, te gustan igual.
Las personalidades son un punto clave cuando te encariñás con tus dibujos o películas pero el elemento principal que te tiene que llegar al alma, es el protagonista.
Un protagonista simpático te hace llevadera cualquier situación embarazosa, un perdedor que se convierte en lo contrario te hace encontrar confianza en vos mismo y ni hablar de que mientras más fuerte se vuelve, más emocionante se pone la aventura. Está bueno verlo crecer mientras la trama avanza y se torna más oscura.
Estos casos excepcionales nos llegan a todos pero hay algunos que son hijos del crecimiento lento y tan insoportables que a pesar de que son la raíz de la serie, no podés evitar desear que los maten en cada capítulo.
Como tengo ganas de repartir un poco de odio, hoy vamos a repasar un par de los más detestables protagonistas del anime.
Las personalidades son un punto clave cuando te encariñás con tus dibujos o películas pero el elemento principal que te tiene que llegar al alma, es el protagonista.
Un protagonista simpático te hace llevadera cualquier situación embarazosa, un perdedor que se convierte en lo contrario te hace encontrar confianza en vos mismo y ni hablar de que mientras más fuerte se vuelve, más emocionante se pone la aventura. Está bueno verlo crecer mientras la trama avanza y se torna más oscura.
Estos casos excepcionales nos llegan a todos pero hay algunos que son hijos del crecimiento lento y tan insoportables que a pesar de que son la raíz de la serie, no podés evitar desear que los maten en cada capítulo.
Como tengo ganas de repartir un poco de odio, hoy vamos a repasar un par de los más detestables protagonistas del anime.
Nota: No hay spoilers significativos, y todo lo que se cuenta puede ser observado en la personalidad de los personajes y su crecimiento en los primeros capítulos.
Renton Thurston de Eureka Seven de Bones/Bandai
Pocas cosas recuerdo ya de Eureka Seven pero la que más clara tengo en mi memoria, es que Renton era un pendejo extremadamente insoportable.
La vida de este pibito de 14 años, cambia cuando se une a sus ídolos tripulantes de la “Gekkostate”, una pseudo banda de delincuentes quienes publican sus actividades fuera de la ley en su revista “Ray=out”, que Renton consume con admiración.
Por amor a primera vista con su tripulante Eureka, otra pibita de 14 años clon de Rei Ayanami que no habla y se hace la misteriosa, junto a la emoción inspirada por unirse a sus ídolos, Renton deja a su abuelo, con quién vivió toda su vida, y se aleja en busca de aventuras relocas.
Al principio con él está todo bien porque es un púber medio tontito con onda pero su amor por Eureka, el abandono de su hermana mayor hace tiempo luego de la muerte de su padre y su negación a madurar, lo hacen extremadamente pesado.
Renton tarda mucho en pegar el estirón mental y sus obsesiones lo hacen merecedor de un par de bien merecidos cachetazos por parte de Holland, el líder de la “Gekko”. Renton no aprende nunca, y mirá que tiene como 50 capítulos para hacerlo. Aún así, se mantiene en sus trece y todos tienen la culpa menos él.
Excepto Eureka, que su amor por ella lo ciega ante todo. Incluso a sus actividades como piloto de Nirvash, el bicho metálico que maneja junto a ella.
Nunca podremos olvidar las eternas escenas donde escuchabas los grititos de “¡Eureeekaaa!”, “¡Rentoooon!” mientras ambos niños se miraban y estiraban los brazos.
La vida de este pibito de 14 años, cambia cuando se une a sus ídolos tripulantes de la “Gekkostate”, una pseudo banda de delincuentes quienes publican sus actividades fuera de la ley en su revista “Ray=out”, que Renton consume con admiración.
Por amor a primera vista con su tripulante Eureka, otra pibita de 14 años clon de Rei Ayanami que no habla y se hace la misteriosa, junto a la emoción inspirada por unirse a sus ídolos, Renton deja a su abuelo, con quién vivió toda su vida, y se aleja en busca de aventuras relocas.
Al principio con él está todo bien porque es un púber medio tontito con onda pero su amor por Eureka, el abandono de su hermana mayor hace tiempo luego de la muerte de su padre y su negación a madurar, lo hacen extremadamente pesado.
Renton tarda mucho en pegar el estirón mental y sus obsesiones lo hacen merecedor de un par de bien merecidos cachetazos por parte de Holland, el líder de la “Gekko”. Renton no aprende nunca, y mirá que tiene como 50 capítulos para hacerlo. Aún así, se mantiene en sus trece y todos tienen la culpa menos él.
Excepto Eureka, que su amor por ella lo ciega ante todo. Incluso a sus actividades como piloto de Nirvash, el bicho metálico que maneja junto a ella.
Nunca podremos olvidar las eternas escenas donde escuchabas los grititos de “¡Eureeekaaa!”, “¡Rentoooon!” mientras ambos niños se miraban y estiraban los brazos.
Eren Jaeger de Shingeki no Kyojin de Hajime Isayama (ese que dibuja muy feo)
Si hay algo más insoportable que parte del fandom enfermizo que tiene los titanes, es su protagonista Eren.
Huérfano y confinado a una porción de tierra por el ataque constante de titanes que se lo quieren comer a él y a lo que queda de la humanidad, Eren conlleva una actitud y una vida traumática.
Perdió a su madre en el primer gran ataque que hicieron los titanes luego de cien años al Muro Maria, y se la morfaron salvajemente frente a sus ojos sin que pudiera hacer nada. Consternado jura venganza y junto a sus igualmente huérfanos amigos Armin y Mikasa, deciden unirse a las fuerzas militares de reconocimiento que arriesgan sus vidas en la búsqueda de información para vencer a estos villanos caníbales.
Eren es un pobre pibe traumado que tiene muy buenas razones para estar así y en ese caso no lo podemos culpar. A pesar de haber mostrado síntomas de ser algo psicópata desde chico al matar a los agresores de su amiga Mikasa en un manotazo desesperado en defensa propia, su actitud rencorosa y su odio parecieran estar justificados.
Lo insoportable es su tendencia a dar discursitos de valentía y venganza que quedan inmediatamente aplastados una y otra vez ante su ineptitud como protagonista. En pocas palabras: Eren es un gil con la boca muy grande.
A pesar de su creciente habilidad, no sabe emplearla y se ve siempre sumido en monólogos mentales sobre lo moral, la venganza y creo que ni él mismo se soporta al recordarse una y otra vez, por qué pelea y que en realidad lo que busca es venganza.
Constantemente su entorno le tiene que recordar que no puede poner en peligro la vida de sus compañeros por sus giladas y le tienen que dar un par de empujoncitos fuertes para que espabile de una vez.
Dale, movete. ¡Eren gil!
Ash Ketchum (Satoshi en el original) del anime de Pokemon de Nintendo.
Entre los protagonistas que más odio me marcaron está Ash de Pokemon, que me dejó un desprecio muy claro durante mi infancia.
El eterno perdedor que nunca podía ganarle a Gary Oak, el nieto del profesor que le entregó a Ash su primer pokemon, era digno del odio de cualquier nene que se encariñaba con los bichos estos.
De una personalidad alegre pero bastante lenta de mente, Ash se rodeaba de amigos y era incapaz de capturar un bicho copado por sus propios medios. Siempre pasaba que el bicho en cuestión que se unía a su grupo era a raíz de alguna ayuda que nuestro poco agraciado de mente protagonista le proporcionaba.
Ash trataba y trataba y sin algún mayor esfuerzo se fue haciendo de los bichos más copados que la Pokedex pudiera identificar. Bueno, sacando a Monkey.
Bronca te daba, como espectador, no sólo el hecho de ver a este pibe que era un tarado, apoderarse de grandes bichos sino que además los dejaba tirados en cualquier lugar donde le pareciera que iban a estar mejor.
Así fue como perdimos, en uno de los capítulos más traumáticos de mi infancia, a Butterfree, el pokemon que todos asegurábamos que tenía una sexualidad dudosa pero en realidad se fue con otra mariposa rosa por un camino de arco iris mientras todos llorábamos y nos abrazábamos a nuestro osito de peluche más cercano.
Ese fue el comienzo de muchos abandonos tristes pero el que nunca le voy a poder perdonar es cuando dejó a Charizard, el pokemon que más le costó que le hiciera caso. Tanto esfuerzo y amistad para que el pibe este lo dejara por el motivo que fuera.
No, muy mal. Ash, me arruinaste la infancia.
El eterno perdedor que nunca podía ganarle a Gary Oak, el nieto del profesor que le entregó a Ash su primer pokemon, era digno del odio de cualquier nene que se encariñaba con los bichos estos.
De una personalidad alegre pero bastante lenta de mente, Ash se rodeaba de amigos y era incapaz de capturar un bicho copado por sus propios medios. Siempre pasaba que el bicho en cuestión que se unía a su grupo era a raíz de alguna ayuda que nuestro poco agraciado de mente protagonista le proporcionaba.
Ash trataba y trataba y sin algún mayor esfuerzo se fue haciendo de los bichos más copados que la Pokedex pudiera identificar. Bueno, sacando a Monkey.
Bronca te daba, como espectador, no sólo el hecho de ver a este pibe que era un tarado, apoderarse de grandes bichos sino que además los dejaba tirados en cualquier lugar donde le pareciera que iban a estar mejor.
Así fue como perdimos, en uno de los capítulos más traumáticos de mi infancia, a Butterfree, el pokemon que todos asegurábamos que tenía una sexualidad dudosa pero en realidad se fue con otra mariposa rosa por un camino de arco iris mientras todos llorábamos y nos abrazábamos a nuestro osito de peluche más cercano.
Ese fue el comienzo de muchos abandonos tristes pero el que nunca le voy a poder perdonar es cuando dejó a Charizard, el pokemon que más le costó que le hiciera caso. Tanto esfuerzo y amistad para que el pibe este lo dejara por el motivo que fuera.
No, muy mal. Ash, me arruinaste la infancia.
Seiya de Saint Seiya de Masami Kurumada (Otro que dibuja muy feo pero tiene mucha plata)
Parece que en Japón para ser protagonista tenés que ser huérfano y tontito, porque estas también son otras de las facultades de Seiya. Aunque, a mi parecer, esto no es suficiente motivo para detestarlo pero me veo en la obligación de incluirlo ya que es el primer nombre que se asoma cuando le preguntás a alguien qué protagonista le parece más odiable.
Obligado a buscar en Grecia la armadura de Pegaso, Seiya tiene una vida dura y llena de golpes.
Muchos golpes en realidad, debe ser el protagonista que más recibe en una serie de la cantidad de veces que lo fajan. Pero Seiya no se rinde, siempre se levanta y todo lo arregla con el cosmo, y un discurso peronista. Es el líder de los cinco caballeros de bronce con los que combate para salvar a Atena, y nadie lo eligió. Todos, hasta Shun, creen que son mejor que él. Todas sus peleas son iguales, siempre asegura que va a a derrotar al malo maloso y apenas cierra la boca, una manada de golpes terribles le llegan por todas partes. Cuando al fin terminan de golpearlo, él se levanta.
Esta escena se repite muchas veces. Seiya siempre se levanta, hasta que logra explotar el cosmo como última instancia (nunca la primera) y derrotar al enemigo. O quizás se dejan ganar en parte por cansancio, para no escucharlo más decir “¡Saooooriii!”.
Bueno, quizás si entiendo porque no se lo bancan.
Obligado a buscar en Grecia la armadura de Pegaso, Seiya tiene una vida dura y llena de golpes.
Muchos golpes en realidad, debe ser el protagonista que más recibe en una serie de la cantidad de veces que lo fajan. Pero Seiya no se rinde, siempre se levanta y todo lo arregla con el cosmo, y un discurso peronista. Es el líder de los cinco caballeros de bronce con los que combate para salvar a Atena, y nadie lo eligió. Todos, hasta Shun, creen que son mejor que él. Todas sus peleas son iguales, siempre asegura que va a a derrotar al malo maloso y apenas cierra la boca, una manada de golpes terribles le llegan por todas partes. Cuando al fin terminan de golpearlo, él se levanta.
Esta escena se repite muchas veces. Seiya siempre se levanta, hasta que logra explotar el cosmo como última instancia (nunca la primera) y derrotar al enemigo. O quizás se dejan ganar en parte por cansancio, para no escucharlo más decir “¡Saooooriii!”.
Bueno, quizás si entiendo porque no se lo bancan.
Shinji Ikari de Neon Genesis Evangelion de Gainax
No puedo terminar esta nota sin mencionar al adolescente más odiado de la historia del anime.
Shinji es casi-huérfano que busca el afecto de su padre, que aparte de abandonarlo parece mirarlo con el ceño bien fruncido del odio que le tiene, lo maltrata y lo obliga a subirse a un robot gigante para luchar contra unos monstruos deformes que caen del cielo. Mientras, su madre muerta no está para defenderlo y es un aporte femenino importante que le falta a la vida del buen Shinji.
Este sí que es un chico especial con todas las letras. No tiene confianza en él mismo, no se esfuerza por cambiar ni mejorar. Obedece ciegamente lo que lo demás le dicen y cuando se ve en una posición poco favorable, se encapricha y se cierra aún más.
Desarrolla interés por las personas más introvertidas y ni aún la copada Misato puede sacarlo de su cascarón de pibito inmaduro.
De un día para el otro se ve en la posición de salvador del mundo y con razón, se ve incapaz de hacerlo. Aún así, su incipiente sentido de justicia y el tratar de sentirse útil frente a su padre, lo llevan a realizar su nueva tarea de mala gana.
Es testarudo para cosas como buscar el afecto de su odiado padre pero poco insiste cuando se trata de mejorarse a sí mismo. Le cuesta entender que él vale tanto como las demás personas y bloquea el afecto que le tienen sus pares.
Sos un llorón, Shinji.
Shinji es casi-huérfano que busca el afecto de su padre, que aparte de abandonarlo parece mirarlo con el ceño bien fruncido del odio que le tiene, lo maltrata y lo obliga a subirse a un robot gigante para luchar contra unos monstruos deformes que caen del cielo. Mientras, su madre muerta no está para defenderlo y es un aporte femenino importante que le falta a la vida del buen Shinji.
Este sí que es un chico especial con todas las letras. No tiene confianza en él mismo, no se esfuerza por cambiar ni mejorar. Obedece ciegamente lo que lo demás le dicen y cuando se ve en una posición poco favorable, se encapricha y se cierra aún más.
Desarrolla interés por las personas más introvertidas y ni aún la copada Misato puede sacarlo de su cascarón de pibito inmaduro.
De un día para el otro se ve en la posición de salvador del mundo y con razón, se ve incapaz de hacerlo. Aún así, su incipiente sentido de justicia y el tratar de sentirse útil frente a su padre, lo llevan a realizar su nueva tarea de mala gana.
Es testarudo para cosas como buscar el afecto de su odiado padre pero poco insiste cuando se trata de mejorarse a sí mismo. Le cuesta entender que él vale tanto como las demás personas y bloquea el afecto que le tienen sus pares.
Sos un llorón, Shinji.
Lo que hace odiado a un protagonista, no es la poca compresión que puede tener el espectador sobre el entorno que lo rodea, es la falta de desarrollo y madurez ante las circunstancias. Que se pongan en nenas no ayuda. Tienen que madurar, chicos.
Son estos personajes tan pesados que a veces nos hacen quedarnos con los secundarios copados que a veces no hacen mucho pero son preferibles a un puberto que no sabe distinguir entre un bife y una piedra. Aunque los dos duelen.
Estos fueron los protagonistas odiosos más mencionados, seguramente hay muchos otros más para comentar pero eso lo dejaremos para otra ocasión junto a los que sí valen la pena.
Buenas noches y sigan mirando al cielo.
Son estos personajes tan pesados que a veces nos hacen quedarnos con los secundarios copados que a veces no hacen mucho pero son preferibles a un puberto que no sabe distinguir entre un bife y una piedra. Aunque los dos duelen.
Estos fueron los protagonistas odiosos más mencionados, seguramente hay muchos otros más para comentar pero eso lo dejaremos para otra ocasión junto a los que sí valen la pena.
Buenas noches y sigan mirando al cielo.