¡Un momento! WTF? ¿Monster Truck?
Finalmente sucedió, y Logan perdió la cordura, no solo porque habla de él en 3ra persona sino también porque decide dedicarle una de sus columnas semanales a un espectáculo fierrero norteamericano. Pero coincidirán conmigo en que, si alguno de los cientos de shows relacionados con competencias entre vehículos era digno de reseñar en este sitio, ese era aquel que incluye a vehículos montados sobre gigantescas ruedas de 1,6 metros de diámetro que recorren un circuito a velocidades imposibles destruyendo todo a su paso y dando saltos que pueden llegar a los 45 metros de largo. Si alguno piensa que manejar estas monstruosidades no es temerario, yo le recomendaría que revise un poco el concepto de esa palabra: el piloto de un Monster Truck tiene más huevos que Jackie Chan, y si bien no pone en riesgo su vida en cada curva como lo hacen sus colegas de la fórmula uno, hace falta ver un par de videos de compilados de una Monster Jam para caer en la cuenta de que conducir una de estas bestias no es joda.
Un super-héroe patón
La historia de estos vehículos tan imponentes como populares que al día de hoy forman parte de la cultura norteamericana tiene sus inicios a mediados de los ’70, cuando un ex trabajador de la construcción del área de St. Louis, Missouri, Bob Chandler, decide montar su Ford F-250 de 1974 con tracción independiente sobre unas ruedas de 49 pulgadas (1,23 metros aproximadamente), y es así como nace Bigfoot, el que al día de hoy es considerado el 1er Monster Truck de la historia.
La primera modificación notable de Bigfoot se produjo cuando Chandler se enteró de una idea propuesta por el Ejército de los EE.UU. de hacer que los dos ejes de los vehículos de tracción en las cuatro ruedas tuvieran mecanismo de dirección, para que en caso de rotura en el eje delantero la dirección podría ser simplemente cambiada al eje trasero mientras el primero se mantendría recto con un pasador para que el vehículo pudiera reanudar la marcha regular sin problema. El bueno de Bob entonces decidió poner a prueba esa teoría en su vehículo, con el agregado de que adicionalmente la dirección en el eje trasero pudiera ser accionada a voluntad. El resultado final fue una innovación en la tecnología del automóvil, el "4 x 4 x 4", o lo que es lo mismo un vehículo de cuatro ruedas con cuatro ruedas motrices y cuatro ruedas directrices.
No pasó mucho tiempo hasta que Chandler, que había abierto junto con su esposa y un amigo un negocio que vendía repuestos para vehículos de estas características llamado Midwest Four Wheel Drive and Performance Center, se diera cuenta de que podía promocionar su negocio utilizando a Bigfoot, y es así como comienza a realizar exhibiciones con competencias de tira de camiones y tractores, y al poco tiempo, en 1982, realiza un espectáculo en el Pontiac Silverdome, donde aparece con su niño mimado montado en unas ruedas de 66 pulgadas (1,7 metros) de diámetro, realizando un show de aplastamiento de automóviles… y el público enloqueció. Lo demás es historia.
Monster Jam
Cuando vamos promediando la década de los ’80 la popularidad de las Monster Truck comienzan a ascender a pasos de gigante, y esto se da por varios factores. El principal, los sponsors, con la Ford Motor Company arriba de todo que se mantuvo con Chandler hasta el 2005, seguido muy de cerca por otros como Firestone o la SRO Motorsports, pero también por la iniciativa, la garra y el empuje que Bob le puso al negocio, que fue acompañado siempre por un público muy fiel y en constante crecimiento. Como entiendo que ustedes no son lectores del palo o Fierreros no pretendo aburrirlos con muchos más datos técnicos sobre los avances y las evoluciones que fueron teniendo estos vehículos, pero lo que debería quedarles claro es que en sus inicios los Monster Truck eran realmente pesados y lentos (el 1er Bigfoot pesaba cerca de 9 toneladas) y a medida que fue pasando el tiempo, para aumentar el vértigo y la espectacularidad de los shows, se fueron haciendo modificaciones para disminuir el peso y aumentar la potencia y la velocidad, mejorando también el control de la suspensión y de cada rueda. Los Monster Truck actuales tienen un peso promedio de 4,5 toneladas, motores de 1.500 caballos de fuerzas, ruedas de 1,6 metros de diámetro y usan metanol en vez de gasolina. El espectáculo de hoy, entonces, es altamente emocionante, porque los vehículos, ya sea en carreras o en Freestyle, avanzan por un circuito dispuesto con obstáculos como montañas de tierra, autos, camionetas, camiones, e incluso colectivos escolares y acoplados, a altas velocidades, realizando saltos únicos en su tipo (muchas de estas bestias saltan rampas muy empinadas, giran 360º en el aire y con suerte vuelven a caer sobre sus ruedas… con suerte) y muchas veces atravesando sin piedad la chatarra que tienen a su paso, destruyéndola y enloqueciendo a la tribuna.
Hay una asociación que nuclea muchas de las competencias de estas bestias, la M.T.R.A., Monster Truck Racing Association, fundada por Bob Chandler y George Carpenter, y que ha creado reglas de seguridad además de establecer el reglamento tanto para las carreras como para el armado de los circuitos de freestyle, y existen varias exhibiciones y competencias a lo largo del año, de la cual se destaca el Monster Jam, un evento deportivo de motor en vivo y a la vez un show de televisión, operado por Feld Entertainment, que está reglamentado por la United States Hot Rod Association (U.S.H.R.A., otra organización de motorsports que maneja este tipo de eventos así como competencias de motocross y demás vehículos todo-terreno) y que se lleva a cabo principalmente en los Estados Unidos. Paralelo a esto Chandler fundó una empresa alrededor de su hijo mecánico, Bigfoot 4 × 4, Inc., y en estos 30 años ha desarrollado y presentado más de 18 vehículos con ese nombre, siendo quizás el más famoso el Bigfoot #7, presentado en 1986 y construido especialmente para que apareciera en el film Road House (1989), con Patrick Swayze, y que también tuvo una muy recordada participación en Tango and Cash (1989), la cinta de acción protagonizada por Sylvester Stallone y Kurt Russell.
La Liga de la Destrucción
Amén de la fama absolutamente merecida de Bigfoot, existen otros Monster Truck que con el correr de los años terminaron teniendo una fama análoga, razón por la cual son dignos de mencionar en esta reseña. Grave Digger es, quizás, uno de los más llamativos, tanto por su espeluznante diseño como por su temerario comportamiento en pista. Dennis Anderson, su creador, es casi tan famoso como su vehículo, pero porque es un maldito enfermo de la cabeza demente que parece haber nacido sin miedo ni consciencia y que busca a toda costa enloquecer al público llevando su vehículo al límite, y prácticamente no existe evento en el que no termine haciendo concha al Grave Digger de turno producto de un salto poco fortuito o de haber intentado estrolarlo contra algún colectivo puesto dentro del circuito a una velocidad por encima de la recomendada. Un ídolo de los pibes que nos viene entreteniendo desde 1981. Justo detrás podría posicionar a El Toro Loco (si, así, en castellano), una bestia de sonrisa siniestra que a pesar de tener un solo campeonato ganado supo ganarse el corazón de su público a fuerza de velocidad y destreza. Otros dignos de mencionar son el Cyborg, Towasaurus Wrex, Donkey Kong (con un diseño inspirado en el Gorila de Nintento, obvio), Jesus the Monster Truck, Snake Bite y Jurassic Attack. Y por supuesto, como no, dejamos para el final al que todos los lectores de Tierra Freak seguro alguna vez prestaron atención: Batman. Si, mis amigos, el orejudo está presente en estas competencias con un vehículo que hizo su presentación por 1ra vez en el 2006, que es oficial de D.C. Comics y que logró ganar el campeonato del 2008 y llegar a otras dos finales más. Con un diseño claramente inspirado en los Bat-moviles que hemos visto desfilar por el cine, Batman es un Monster Truck que, con poco tiempo en competencia ha hecho una base de fans enorme, como suele suceder con cualquier cosa que tenga a este personaje a la cabeza, pero también gracias a un correcto desempeño en pista.
Monster Truck Media
No es mucho lo que hay para comentar al respeto. Un juego para P.C. presentado en el ’96, el Monster Truck Madness, que tuvo su secuela en el ’98, y que pasó sin pena ni gloria por las vidas de los gamers, quizás en parte porque no pudo trasladar la espectacularidad de la experiencia de ver estas bestias en acción. Lo que sí puedo destacar es que incorporaron algunos Monster Truck conocidos, como Bigfoot, Grave Digger, Bearfoot, Overkill, Snake Bite y Monster Patrol.
Hay una sola película que tiene a un pseudo-Monster Truck como estrella, pero nadie en su sano juicio debería verla: Rolling Vengeance (1987), una porquería dirigida por Juan Donnadie y protagonizada por Pepe Nadiedaunpesopormi que tiene, encima, un horrible y viejo Monster Truck que no solo no seduce sino que tampoco mete miedo. Cuanto mucho uno espera que semejante basura en algún momento se la pone mal y tenemos la satisfacción de verla hecha trizas… algo que no pienso spoilearles, porque soy una mala persona.
Finalmente hay un anuncio de un film animado con los Monster Truck como protagonistas, próximo a estrenarse en el 2015. La Paramount tiene intenciones de iniciar una franquicia que le toque la nalga a los Transformers de Michael Bay, y para esto piensa implementar el uso de animación con imágenes reales (?), de la mano de Chris Wedge [Epic (2013), Robots (2005) y Ice Age (2002)] en la dirección. Veremos.
Accidente en México
30 años realizando shows en U.S.A. sin incidentes con el público, y el primer –y esperemos único- accidente fatal relacionado con un Monster Truck que incluyó espectadores se tuvo que dar en la ciudad de Chihuahua, México, el 5 de octubre pasado, en un evento realizado en el Extremo Aero Show de esa ciudad, cuando una camioneta Monster con ruedas de 1,5 metros de diámetro perdió el control y arrasó con parte del público, matando a 9 personas y dejando heridas otras 90. La fama que precede a este país de llevar algunos deportes al extremo (como es el caso del catch) esta vez fue sustentada por la imprudencia de los organizadores, que realizaron un espectáculo de estas características sin la protección adecuada para el público (no había ningún tipo de vallado y gran parte de los espectadores incluso podían ingresar al circuito dispuesto para las pruebas del Monster Truck) sumado a un piloto que dio positivo en el control de alcoholemia. Por supuesto, como suele suceder en estos casos, el hilo se corta por lo más delgado, y acá el único que, hasta el momento, pagó el precio por esta desgracia fue el piloto. Nos cansamos de hablar de nuestro país y de cómo acá la justicia nunca castiga a los ladrones de guante blanco, en este caso los organizadores del evento, sin detenernos unos minutos a mirar a nuestro alrededor y caer en la cuenta de que en todos lados es igual, amigos.
Monster Truck en Argentina
Así es, mis queridos lectores, parte del sentido de esta reseña tenía un porqué: en apenas unos días podremos disfrutar de este impresionante espectáculo fierrero en nuestro país. A diferencia de lo sucedido en México, el show de los Mosnter Truck es traído a nuestras tierras de forma oficial por Monster Truck Show, la única empresa que tiene la licencia para realizar este tipo de eventos en América Latina. Y teniendo en cuenta que es la primera vez que traen este show a nuestro país, tomaron algunas decisiones que son dignas de festejar. La principal: es un show federal, ya que armaron tres fechas, una en Córdoba, el 9 y 10 de noviembre en el Polideportivo Villa Carlos Paz (Parque cerrado Rally), otra en Rosario el 16 y 17 de noviembre, en el Autódromo de esa ciudad, y la última en Buenos Aires, el 23 y 24 de noviembre en el mítico Autódromo Oscar y Juan Gálvez. No conformes con eso convocaron para el show nada menos que a Marcos Di Palma, el piloto argentino oriundo de Arrecifes, hijo del piloto Luis Rubén Di Palma y apodado el “loco”, igual que su viejo. El evento nos traerá a un mítico Monster Truck: el Destroyer, y contará además con un show de Autos Drift [un estilo de conducción de vehículos que consiste en derrapar de manera que el vehículo forme un ángulo con la dirección de movimiento, el leit-motiv de The Fast and the Furious: Tokyo Drift (2006)] y otro de Free Style Motocross, una modalidad de motociclismo en la que los competidores deben tomar saltos, realizar acrobacias en el aire y aterrizar prolijamente. Los precios de las entradas (que no se alejan demasiado del de un recital internacional) y más detalles del show acompañados de fotos y videos están disponibles en la página oficial del evento , misma que es sencilla de navegar, liviana y con una interface muy amigable.