El pasado 26 de septiembre se estrenó luego de mucha espera la película “DragonBall Z: KamitoKami”, conocida acá como “La batalla de los Dioses”. Película que alarmó y llamó la atención por razones varias.
Primero por ser la primera película de anime en mucho tiempo, que no sea Ghibli, en estrenarse en cines argentinos. Segundo por ser la cuarta película de Dragon Ball que vemos en cine, ya lejos del anime y de su emisión en Argentina. Y por último, por ser una película muy criticada en su trama y desarrollo.
Todo el mundo sabe que cada cosa tiene su fandom especialito y que, en promedio, el fanático nunca está conforme. Esta película fue criticada por simple, por evocar los inicios de Dragon Ball, por su historia, por no estar estrenada en japonés original, por ser nueva y por ser película. Es por esto que me voy a tomar un tiempo en salvar un poco el honor del universo cinematográfico de Dragon Ball y recordar un poco sus anteriores entregas para que se vea que se mantiene una línea general en todas y cada una. No hay nada nuevo en La batalla de los Dioses que no se haya visto en otras pelis dragonboleras.
Para el que le gustó, para el fan de corazón, para el que parece no recordarlas y para el que nunca las vio.
Goku alguna vez fue chico, negrito y terrestre.
La introducción a la pantalla grande le llegó a Dragon Ball entre 1986 y 1988, cuando algún japonés vio la plata fácil y quiso currar con la fantástica aventura que serializaba en la Shounen Jump desde 1984 con un gran éxito.
Estas tres primeras películas marcan la tendencia que se mostraría en la siguientes dieciocho y nos muestran una historia diferente a la que ya conocemos, inventada a medias y sólo con algunos paralelos al original.
En “Dragon Ball: La leyenda de Shen Long”, Goku conoce a Bulma mientras ella busca las dragon balls que cayeron en manos de un rey medio chapita que está maldito y las necesita para curarse de su maldición. Ahí no hay Pilaf ni Red Ribbon que interfiera, Goku tiene que enfrentarse al Rey Gourmet para recuperar la bola que le dejó su abuelito.
Primero por ser la primera película de anime en mucho tiempo, que no sea Ghibli, en estrenarse en cines argentinos. Segundo por ser la cuarta película de Dragon Ball que vemos en cine, ya lejos del anime y de su emisión en Argentina. Y por último, por ser una película muy criticada en su trama y desarrollo.
Todo el mundo sabe que cada cosa tiene su fandom especialito y que, en promedio, el fanático nunca está conforme. Esta película fue criticada por simple, por evocar los inicios de Dragon Ball, por su historia, por no estar estrenada en japonés original, por ser nueva y por ser película. Es por esto que me voy a tomar un tiempo en salvar un poco el honor del universo cinematográfico de Dragon Ball y recordar un poco sus anteriores entregas para que se vea que se mantiene una línea general en todas y cada una. No hay nada nuevo en La batalla de los Dioses que no se haya visto en otras pelis dragonboleras.
Para el que le gustó, para el fan de corazón, para el que parece no recordarlas y para el que nunca las vio.
Goku alguna vez fue chico, negrito y terrestre.
La introducción a la pantalla grande le llegó a Dragon Ball entre 1986 y 1988, cuando algún japonés vio la plata fácil y quiso currar con la fantástica aventura que serializaba en la Shounen Jump desde 1984 con un gran éxito.
Estas tres primeras películas marcan la tendencia que se mostraría en la siguientes dieciocho y nos muestran una historia diferente a la que ya conocemos, inventada a medias y sólo con algunos paralelos al original.
En “Dragon Ball: La leyenda de Shen Long”, Goku conoce a Bulma mientras ella busca las dragon balls que cayeron en manos de un rey medio chapita que está maldito y las necesita para curarse de su maldición. Ahí no hay Pilaf ni Red Ribbon que interfiera, Goku tiene que enfrentarse al Rey Gourmet para recuperar la bola que le dejó su abuelito.
Con “La princesa durmiente del castillo del mal”, ya las cosas cambian un poco más. Goku conoce a Krillin, un pibe sin nariz que quiere conseguir que Muten Roshi lo entrene. Para eso, él los manda a traerle a la princesa durmiente de un castillo, implicando muchos encuentros relocos en el lugar maldito frente a demonios y fantasmas.
En estas dos primeras películas no hay un gran cambio a pesar de que los eventos importantes del manga transcurran de manera diferente. Sin embargo, la tercera es un cuento totalmente diferente.
En lo que en cuanto a la historia nos compete, Goku y Krillin están preparándose para un torneo de las artes marciales hasta que se ven envueltos en los problemas que ocurren en un reino lejano donde Chaoz es el príncipe. Allí conocen a un indio grandote llamado Bora y a su hijo Upa, que fueron víctimas de Tsuru Sennin, quién influye maliciosamente en el reinado de Chaoz. Gracias a sus cómplices, Ten shin han y Tao Pai Pai, Tsuru manipula al enano que está desesperado buscando… su muñeca.
Piccolo necesita que lo salven de él mismo.
En 1989 la cosa ya había cambiado y estábamos en otra etapa más quilombera con extraterrestres llamada “DragonBall Z”. Por eso que Nishio Daisuke tenía nuevos planes y para la primer película de Goku adulto hizo “Dragon Ball Z: Devuélvanme a mi Gohan”.
La historia de esta película narra como Garlick Jr., el hijo de Garlick padre (?), vuelve a buscar venganza contra Kami-sama en nombre de papito y quiere romper todo. Para cometer su objetivo, reúne las dragon balls y le pide a Shen Long que le otorgue la vida eterna. Como es costumbre en la familia Son, Gohan lleva la de cuatro estrellas y es abducido por los villanos. Porque por alguna razón, es mejor llevarse al pibe completo que sólo la bola.
Igualmente no la pasa muy mal porque mientras está secuestrado tenemos una divertida canción que canta cuando se toma sin querer algo parecido al alcohol.
En fin, Goku se entera que apalearon a su mujer y se llevaron a su hijo, por lo que va a rescatarlo buscando al culpable que está en el templo de Kami-sama. Para ayudarlo aparecen dos de los protagonistas de los momentos más repetidos en todas las películas: Krillin, que automáticamente es golpeado por x motivo en TODAS y se desmaya mientras dice “¿Por qué me pasa esto a mí?” y Piccolo, que siempre se hace el macho y lo dejan como a Cacho Castaña después del escabio.
En marzo de 1990, Toei nos devolvió nuestra alegría anual con “El hombre más fuerte del mundo”, la segunda película sobre Dragon Ball Z. Acá, aparte de tener nuestro momento Chiquititas con otra canción de Gohan, lo apalean feo a Piccolo apenas empieza la película seguido de que se lo llevan secuestrado.
El malo maloso de esta ocasión es el Dr. Willow, un científico loco que fue destruido en una explosión y ahora su cerebro reside en un robot, que busca el cuerpo del hombre más fuerte del mundo (por eso el título, boló) para ser un hombre perfecto y dominar la Tierra.
A diferencia de las películas de la etapa sin “Z”, estas dos podrían ubicarse un poco antes de la llegada de Raditz a la tierra. Eso sí saltás el hecho de que Gohan es un pibe con una tendencia a ser secuestrado y que Piccolo para ser el segundo hombre más fuerte de la tierra, recibe mucho gratuitamente.
Ese mismo año también llega “DragonBall Z: La batalla más grande del mundo está por empezar” que además de estrenarse con poca diferencia de su predecesora, marca la tendencia de Toei de ponerle nombres boludos y largos a las versiones cinematográficas de Dragon Ball.
También nos presenta al personaje más insoportable lejos de todas estas historias inventadas: Haiya Dragon, el dragón ese feo que encuentra Gohan y se ve varias veces en los rellenos de la serie de TV.
En esta historia, Gohan, Krillin y Oolong (que ya se consagró como protagonista recurrente en TODAS las películas vaya a saber usted por qué) le piden a Shen Long que restaure el bosque donde vive el dragón insoportable de Gohan. Deseo desperdiciado porque llega a la Tierra, Turles, un saiyan que es igual en apariencia a Goku sin explicación aparente (dicen que es porque todos los saiyan de nivel bajo son iguales (?!)), planta un árbol del mal para que robe la energía del planeta y hace destrozos por todos lados. Incluido el bendito bosque.
Ya para la cuarta peli, los ponjas se cansaron de Daisuke y llamaron a Mitsuo Hashimoto que hizo un espectacular trabajo dirigiendo el capítulo especial de TV: El padre de Goku. Él muy contento explotó al pueblo Namek y lo utilizó en la película “DragonBall Z: Goku es un supersaiyajin”.
El malo de la ocasión es Slug, un namekiano que está viejo pero eso no quita que le guste pasar el tiempo matando y conquistando planetas. Cuando llega a la Tierra, se entera de las dragon balls y las utiliza para conseguir la juventud. Ese deseo lo vuelve más fuerte pero no evita que Goku lo cague a palos. O bueno, al principio sí…
A partir de esta película, aparte de la primera transformación de Goku como super saiyan en el cine, Piccolo deja de recibir porque sí para empezar recibir golpes para salvar a Gohan reitaradas veces.
El hermano de Freezer viene a poner orden.
En Julio de 1991, se estrena “Dragon Ball Z: Los rivales más poderosos” marcando una nueva etapa cinematográfica enfocada en las peleas. Esta película se ubica luego de la derrota de Freezer y cuenta que su hermano Cooler, viene a buscar revancha a la Tierra contra el saiyan que dejó escapar del planeta Vegeta hace muchos años por considerarlo un error de su hermano. Cooler y sus esbirros se enfrenta a Goku y sus amigos, dejando a estos últimos de cama. Por esto Gohan huye para buscar las semillas del ermitaño y así salvar a su viejo.
Si bien el Haiya Dragon juega un papel super importante en esta parte (duh) y estaría bueno mencionarlo, tenemos que hablar del “primer” encuentro de Gohan y el maestro Karin, su ascenso por la torre y su encuentro con Yajirobe mientras Goku agoniza en una cueva.
Al siguiente año, en julio de 1992, vuelve Nishio Daisuke a la dirección y pide su revancha con la película titulada: “Clash!! El poder de diez billones de guerreros”.
Goku parece que ya no se dedica a pelear con tipos fuertes nada más y se pone la capa de Superman para ir a salvar a Namek, que está siendo atacado por algo deforme que parece estar comiéndose el planeta. Para esta importante misión se lo lleva a Krillin, su mejor amigo, Gohan, su hijo al que entrena, Piccolo, la niñera de su hijo, Yajirobe, que eh… Bulma le dijo que fuera para eh…, y Oolong, que tenía ganas de dar una vuelta.
En el planeta se encuentran con un recuperado Cooler que restauró su cuerpo, tal como lo hiciera su hermano anteriormente, gracias a la tecnología del misterioso planeta que se está comiendo a Namek. Ahora más fuerte y con el apoyo de unos super robots, obra de su nuevo aliado, Goku se las ve negras y con la ayuda de… Oolong.
Para balancear las cosas aparece, por primera vez en una peli de Dragon Ball, Vegeta que salió a correr y se topó con Namek.
Esta fue la última película dirigida por Nishio, dando espacio a Kikuchi Yasuhito, director del anime de Saint Seiya, que se desvirgaría en el mundo paralelo de las películas de Dragon Ball con “¡Batalla extrema! Los tres grandes super saiyans”. La séptima película de DragonBall Z (la número diez en general), trata sobre como los tres androides restantes del Dr. Gero, salen del laboratorio para matar a Goku mientras él está vestido de traje para inscribir a Gohan en un colegio privado. Los androides Nº 13, Nº 14 y Nº 15 buscarán derrotar a Goku pero se encontrarán con que él tiene la ayuda de Trunks del futuro, Piccolo (que aparece para salvar a Gohan) y Vegeta que salió a correr otra vez por ahí cerca.
Broly, el super saiyan
La octava película de Dragon Ball Z, “Arde!! Una cercana, violenta y super feroz batalla”, presenta a uno de los personajes más populares de la serie a pesar de no ser incluído en la historia original: Broly.
Paragus, un saiyan desconocido, aparece en la Tierra para llevar a Vegeta a un nuevo planeta en el que pueda reinar como líder de su raza. Y como estaban por ahí, en la nave también van Krillin, Oolong, Roshi y Trunks, al que le resulta esto muy sospechoso.
En ese planeta, al mismo tiempo estaba Goku, investigando una energía extraña que Kaioh-sama presintió. Cuenta Paragus que anda circulando el Super Saiyan legendario, aquel del que Vegeta hablaba en la saga de Freezer y que ya todos habíamos dado por hecho que era Goku. El príncipe de los saiyan, incrédulo, opta por buscarlo pero este no se descubre hasta que Kakarotto aparece en escena.
Broly, el hijo de Paragus de apariencia tranquila, posee un poder incontrolable que se estimula a partir del trauma que lleva por haber compartido habitación con Goku cuando era chico y escucharlo llorar (?!!). Vegeta, completamente fuera de personaje, se muere de miedo ante Broly y deja que juegue a ping pong con Piccolo (que pasaba por ahí), Gohan, Trunks y Goku sin ayudarlos.
Nada de “¡Soy el Príncipe Vegeta!” ni mucho menos de desconfiar sobre el origen saiyan de Paragus y Broly. A Vegeta no le salta el odio por los muggles y enseguida acepta el hecho de que son saiyans y de que Broly es el legendario. Completamente opuesto a su reacción con Trunks y cualquier enemigo que enfrenta que no fuera Freezer. Por suerte para Goku que estaba cansado de ser la pelota, Vegeta reacciona en algún punto de la película.
Cuando en 1993 en el anime había terminado la saga de Cell y los amigos de Toei acoplarían esto a sus historias cinematográficas con “DragonBall Z: Al borde de la galaxia!! El chico super increíble!!”, la novena película de Dragon Ball Z.
En esta Gohan, Piccolo, Krillin junto a los desaparecidos, Ten shin han y Yamcha que no los veíamos desde la peli de Turles, participan en un torneo de artes marciales donde al final se enfrentarán al campeón del mundo, Mr. Satan. Este torneo, como no podía ser de otra manera, se ve interrumpido por Bojack y sus piratas espaciales que quieren, como no, destruir la Tierra. Gohan, ahora el hombre más fuerte del planeta luego del sacrificio de Goku contra Cell, se enfrenta a Bojack para vengar a todos sus amigos que se enfrentaron a los piratas y fueron apaleados con gracia.
A partir de 1994, en “DragonBall Z: El peligroso superduo! Los super guerreros nunca descansan!”, se nos va ese Gohan copado infante para cambiarlo por el adolescente aburrido y regresa Broly luego de muchos años sumido en un sueño profundo en alguna parte de la Tierra. Parece que ser derrotado por Goku no te mata, te pone a dormir.
En esta peli, ya nos ubicamos en la saga de Majin Boo y sus protagonistas son Goten, Trunks y Videl. Los tres están buscando las dragon balls y en su travesía se encuentran con que Broly regresó con todos los cables pelados.
El director de esta entrega fue Yamauchi Shigeyasu, quien dirigió la primera película de Broly como también la serie de TV de Dr. Slump de 1997 y esto se nota en su sentido del humor.
Esta película goza de una buena dosis de comedia, cosa que se perdió en las anteriores desde la película fumona de Chaoz salvo por los bailecitos de Gohan en esporádicas ocasiones. Destacable es el chiste mismo que se hace en esta película sobre que Piccolo sólo aparece para salvar a Gohan, cuando Krillin aparece vestido como él representando la misma escena. Un capo el pelado.
En “DragonBall Z: La super derrota de los guerros! Yo seré el ganador”, llegamos a la tercera y última entrega sobre la saga de Broly.
Mr. Satan, el salvador del mundo, recibe la invitación de un rival amigo de la infancia para que desafiara a sus guerreros inventados con biotecnología. En el lugar, la pelea se desarrolla a su favor gracias a la ayuda de Goten, Trunks y Nº18 que sigue a Satan para cobrar su deuda del Torneo de las Artes Marciales de la Saga de Boo. Entre todos los bichos deformes creados por el enemigo de Mr. Satan se encuentra un clon de Broly, que fue traído a la vida por culpa de un personaje que nadie se acuerda que apareció en la película anterior y del que no me pienso explayar.
Goten y Trunks reconocen a su antiguo rival y se la ven duras porque antes les costó mucho derrotarlo.
Cuando se acabó la magia y el curro.
“DragonBall Z: El renacimiento de la fusión!!Goku y Vegeta” es la doceava película de la saga y fue dirigida por Shigeyasu Yamauchi. Esta vez Goku está muerto y peleando en el otro mundo con Paikuhan en un torneo de artes marciales. En medio del encuentro se enteran que algo salió mal y toda la maldad que se le extraía a los villanos al ingresar al cielo, se combinó formando al poderoso Janemba. Este bicho gordo y feo, encierra la entrada al cielo y Goku aparece para salvar las papas nuevamente.
La intromisión de Janemba provoca que todos los muertos malos vuelvan a la vida y ataquen el planeta, que otra vez está en peligro para ser salvado por Gohan y Gotenks. Mientras en el otro mundo, cuando está a punto de ser derrotado Goku, aparece Vegeta (también muerto) para ayudarlo.
En el mismo año que la película de la fusión, 1995, se estrena la que en ese entonces era la última película basada en el universo de DragonBall Z: “La explosión del puño del dragón! Si Goku no puede, quién lo hará?”. En esta película se robaron a Link de Zelda y lo disfrazaron como Tapion, un héroe legendario de otro planeta que es despertado por la culpa de un viejo feo que engaña a los guerreros Z para que junten las dragon balls y cumplir su deseo. Tapion estaba encerrado en una caja de música porque mantenía a raya a un monstruo llamado Hildegan, quién fue el culpable muchas masacres en su pueblo. La película deja en segundo plano a Goku, para centrarse en Trunks y su idealización sobre el héroe Tapion.
Y finalmente, un día se acabó lo que se daba. DragonBall Z se despidió de los nenitos japoneses en Enero de 1996 pero consecuentemente Toei no los dejó descansar. Una semana después se seguiría contando la historia de Goku con el estreno de la odiada Dragon Ball GT y en medio del revuelo, se estrenaría en cines japoneses en marzo de ese mismo año: “Dragon Ball: el camino hacia el poder”. En esta película se vuelve a contar una vez más la historia del inicio de Dragon Ball de diferente manera pero esta vez incluyendo a la Red Ribbon y siendo un poco más fiel que las tres anteriores de la saga. Fue la última película de Dragon Ball en estrenarse en cines y marcó el fin de una etapa volviendo al principio luego de pasar a una etapa de peleas y sin comedia.
Es claro que las películas mantienen una línea mezclada entre lo ridículo y la acción. No son todas 100% fieles y muy pocas pueden incorporarse la trama original sin tirarla demasiado de los pelos.
DragonBall Z: La batalla de los Dioses se estrenó en Japón en marzo de este año como modo de continuación del anime de Dragon Ball Z pero no deja de ser una historia ubicada en su universo cinematográfico. Esta historia completamente nueva, se abre las puertas para lo que podría ser un proyecto aún más grande que esperemos se concrete en un futuro cercano y que, de alguna manera, conforme a gran parte de los fans de Goku.