Bryan Hitch es principalmente recordado entre los lectores de cómics por su participación en obras como The Authority y The Ultimates, junto a Warren Ellis y Mark Millar, respectivamente. Aquellas eran historias que presentaban una perspectiva algo distinta del concepto clásico del superhéroe y estaban más en sintonía con Hollywood que con los cómics de antaño o incluso sus contemporáneos. El estilo de dibujo realista e híper-detallista de Hitch se complementaba a la perfección con los guiones crudos pero espectaculares de sus colaboradores, que al escribir casi pensando más en una pantalla que en viñetas, tenían en Hitch un compañero idóneo. Si bien Hitch entró a la industria de los cómics gracias a una historia que escribió y dibujó para Marvel UK siendo apenas adolescente, su carrera es mayormente reconocida por ser dibujante, por lo cual cuando se anunció que iba a escribir una serie de la Liga de la Justicia para DC, muchos (los que podemos) levantamos una ceja con cierta desconfianza, si bien muchos seguramente se entusiasmaron por el buen recuerdo que tendrían del trabajo de Hitch junto al celebrado guionista Mark Waid en la Liga a principios de la década pasada.
JLA es un título que arrancó con un #1, como parte del nuevo status quo de la empresa. Ya sin el sello de The New 52 parece, por momentos, estar situada en un universo propio. No es ningún secreto para cualquier lector asiduo de DC que la editorial tiene muchísimos problemas para lograr una continuidad consistente y definida, así que la nueva política editorial parece ser ya ni preocuparse por eso, en pos de dejar que los autores puedan trabajar con más libertad. Según cuentan los rumores, Dan DiDio se cansó de escuchar en convenciones que las mejores historias de DC estaban situadas en universos que no se preocupaban demasiado por la continuidad regular de la editorial, con lo cual habría decidido ser más flexible en torno a este tema.
El universo en el que se sitúa JLA parecería ser, en principio, el mismo que venimos viendo desde que terminó Flashpoint, aunque evita referencias directas a grandes cambios de status quo que vimos recientemente, optando más bien por enfatizar los elementos más clásicos característicos de cada uno de los personajes. Superman, por ejemplo, usa el traje que diseñó John Romita Jr para el título homónimo del personaje que hizo algunas modificaciones al original de los New 52, pero su doble identidad sigue siendo secreta y no hay ninguna referencia a sus cambios de poder ni de vestuario. Por otro lado, Bruce Wayne sigue siendo Batman, sin mención alguna de James Gordon ni su reciente pérdida de memoria en el título que escribe Scott Snyder. Flash usa el traje con el que empezó en los New 52 y no el reciente rediseño un poco más oscuro que tuvo de la mano de Brett Booth para asemejarse un poco más a su contrapartida televisiva. Hay una sutil alusión a la relación sentimental de Superman y Wonder Woman en la manera en la que él le habla, pero es lo suficientemente ambigua como para que no dé a entender una situación concreta entre ellos.
La historia arranca desde la perspectiva de Superman, que en términos generales es el protagonista principal, haciendo las veces de hilo conductor de la trama. El héroe es convocado por una nueva versión de Infinify Inc para presenciar un extraño hecho que podría vaticinar el fin del mundo y lo tendría a él como actor principal. El resto de la Liga, por otro lado, es también convocada pero bajo circunstancias diferentes, derivando en un combate con un viejo enemigo del hombre de acero que los deja con muchas preguntas sin responder y algunos miembros perdidos en otras dimensiones o incluso otros tiempos. El giro definitivo se presenta al final del primer número, con la llegada de un personaje que también tiene relación con Superman y cambia por completo el panorama del relato y del mundo entero dentro de la historia.
Uno de los principales temas que toca Hitch es la noción del concepto de Dios dentro (y por qué no fuera) del Universo DC. ¿Dónde se traza la línea entre superhombre y dios? ¿Hasta dónde pueden o deben llegar las responsabilidades de alguien como Superman? ¿Podemos confiar sólo en lo que vemos? El tema de la religión se aborda de manera bastante sobria y ubicada pero crítica, recordándonos su poder sobre la sociedad, para bien y para mal. Es interesante ver la perspectiva que toma por ejemplo Aquaman cuando le hablan sobre Poseidón y cómo encaja Wonder Woman dentro de ese panorama. Hitch hace uso de los elementos justos del universo DC moderada pero efectivamente, creando una mitología que le es propia a su versión de la Liga y que da mucha tela para cortar a futuro. Los planteos, caracterizaciones y desarrollos de Hitch están muy lejos de la Liga de Geoff Johns, siendo grandilocuente pero no desmesurado. Algunos personajes pueden tener algunos diálogos o reflexiones que tal vez algún que otro fan pueda llegar a cuestionar, pero en general están bien en sintonía con la trama y ayudan a hacerla avanzar.
Si la principal duda que los lectores pusieron sobre Hitch a la hora de encarar este título fue su habilidad como guionista, lo más probable es que la mayoría se haya llevado una sorpresa cuando empezó a leerlo. La historia que cuenta Hitch no sólo es entretenida, sino que hace un uso muy correcto y equilibrado de sus personajes y se da el lujo de jugar con grandes interrogantes inherentes a la condición humana que dejan al lector pensando. La acción está bien llevada, balanceando trama, intriga y clásicos combates superheróicos, con historias que se van desarrollando más en paralelo que en conjunto, ya que los integrantes de la Liga pasan (al menos en principio) más tiempo separados, solos o en pequeños grupos que como unidad.
Curiosamente, es el arte lo que sufre un poco en el balance general. Este no es el Hitch preciso y bien definido de The Ultimates. Acá parece, por momentos, que trabaja un poco a las apuradas, con menos atención al detalle que en varias de sus obras características del pasado. Hay perspectivas y detalles de la anatomía que por momentos parecen forzadas o fuera de lugar. No se entiende bien si es que está buscando un nuevo estilo o que sencillamente la presión de hacerse cargo también de los guiones lo dejó en un estado de fatiga que redujo su otrora impecable impronta visual. De todas maneras, hablamos de un gran artista que cumple bien, así sea por debajo de su nivel habitual.
Lamentablemente, si hay algo por lo que se caracteriza Hitch es por sus demoras y este caso no es la excepción. Ya sea por uno u otro motivo, fueron varias las veces que tuvo problemas con las fechas de entrega de su trabajo. Esta vez, los lectores lo sufrimos de una manera bastante particular, ya que en lugar de posponer la salida del #5, se optó por publicarlo con una historia de un equipo creativo distinto, que interrumpe la historia principal y tiene como protagonista a Martian Manhunter, quien ni siquiera es parte de esta encarnación de la Liga, ya que como todos sabrán, su lugar le corresponde ahora a Victor Stone, A.K.A.Cyborg. Cuesta entender el razonamiento detrás de esta decisión editorial, pero lo cierto es que tendremos que esperar hasta el #6 para saber cómo continúa esta historia.