domingo, 6 de septiembre de 2015

Viñetas para ellas - La Fortaleza de Kal.


Hace ya más de un mes que formo parte de este espacio, así es que si ya logré hacerles creer que tengo alguna remota idea acerca de lo que hablo cuando escribo, voy a tomarme la libertad de abordar este tema de manera bastante personal. Puede ser que tenga que ver con el hecho de que cumplo años esta semana y estoy cada vez más cerca de los 30 que me inundan los recuerdos y la nostalgia.


 
Mi amor por los cómics se gestó de muy pequeño. Durante la primaria tuve la suerte de tener un grupo de compañeros que disfrutaba fervientemente de la misma pasión, lo cual no hizo más que fomentar aún más mi fascinación por las viñetas. En tercer grado tenía un amigo, Diego, con quien sistemáticamente interpretábamos y reinterpretábamos la Muerte de Superman (Él Doomsday, yo Superman, claro) todos los días antes de que tocara el primer timbre para entrar a clase. En cuarto, cambiaba con mis compañeros las trading cards de Marvel VS DC y nos volvíamos locos con cada episodio del enfrentamiento del siglo. En la tele, series emblemáticas de la época como X-Men, Batman y Spider-Man nos mantenían siempre vinculados al medio. Sin embargo, había una constante, una regla universal que parecía inviolable: Sólo chicos.

Flashback.  No era tan popular con
las mujeres a los 10 años.
En cuarto o quinto grado, una vez nos hicieron hacer un trabajo en el que teníamos que armar un cómic con imágenes de cómics preexistentes. Nada muy rebuscado, la idea era familiarizarse un poco con el medio, entender sus posibilidades narrativas y conocer a algunos de sus máximos exponentes (que a esa altura ya eran moneda corriente para mí). Imaginarán mi alegría infinita. Mi expectativa era inmensa. Finalmente algo que realmente me interesaba hacer para el colegio. Podría dejar volar mi creatividad y armar mi propia historia. Estaba más feliz que el Brainiac de la Silver Age con pantalones. Llevé páginas y páginas de fotocopias a color de mis cómics de Superman, pero había un mal en el horizonte que jamás podría vencer, una amenaza insondable más terrible y execrable que Lex Luthor, Bizarro o Doomsday: era el único varón del grupo.

El resultado fue demoledor. Mis ideas y fantasías fueron cruel y brutalmente masacradas en una historia en la que Garfield (sí, el gato) soñaba que le ganaba una pelea a Superman. En retrospectiva, supongo que fue una metáfora apropiada.

Era definitivo: las mujeres y los cómics iban a ser irreconciliables por siempre.

Luego llegó la adolescencia; un mundo nuevo de hormonas, primeras veces y decisiones estúpidas. Hermosa adolescencia. Tener tendencias poco frecuentes durante la adolescencia puede ser un castigo realmente severo en el plano social y eso claramente repercute seriamente en nuestra relación con el sexo opuesto. La fascinación con los cómics, la animación y el género fantástico no eran tan “cool” en aquella época y si bien yo particularmente nunca fui realmente asediado por mis inclinaciones, era natural querer compartirlas con alguien. Ah, y era natural querer conocer mujeres, claro.

Lara. 
Rompiendo corazones en
Expocomics & Animé 2001
 Luego llegó Fantabaires 2000. ¿Qué pasó? De golpe entré a un mundo extraño de gente disfrazada que compartía mis gustos, pero eso no era todo: Había mujeres. ¿Era posible? Bueno, ¿Para qué mentir? En ese momento sentí que se abrían puertas que jamás había imaginado que existieran. Francamente, en esa época me resultaba más complicado comunicarme efectivamente con miembros del sexo opuesto, con lo cual tener un cierto terreno común resultaba bastante ventajoso.

Por aquel entonces explotaba la onda del manga y el animé. Yo tenía entre 13 y 14 años y había crecido -entre Superman y Batman- con Gokú, Seiya y compañía, con lo cual no era un mundo ajeno para mí. Nadie sabía bien qué quería decir la palabra “Otaku,” pero de golpe estaba en boca de todos.  El manga y el animé permitieron que muchas chicas se acercaran a la movida de las convenciones y empezó a aflorar, cada vez con más fuerza, el concepto de “cosplay.” Había una mística especial en torno al cosplay. Siempre era más llamativo ver a cualquier mujer disfrazada que al Gundam de turno. Es que claramente rompían un molde. Al menos un molde que yo tenía en la cabeza.

Ahora bien, la locura por el manga y el animé generó un mal prejuicio en mucha gente hacia el cómic occidental, ya que la idea generalizada era: Cómic occidental = Cómic yanqui = Superhéroes = Cuadrados, aburridos, para chicos. Aparentemente el manga y el animé eran más complejos y para “adultos.” A fin de cuentas, mostraban chicas desnudas, situaciones violentas y personajes moralmente ambiguos, todo lo que la juventud de fines de los 90’s pedía y necesitaba.

Si bien siempre tuve gran afinidad por la cultura oriental y me gustaba tanto el manga como el animé, mi primer amor fueron los superhéroes. Pero todos aquí sabemos que el cómic no consiste sólo de superhéroes y esta asociación generalizada me parecía muy injusta. Por un lado me sentía un poco especial al conocer cosas que la mayoría no conocía, pero por otro lado quería rectificar esta situación. Era injusto. Si le hablabas de Ranma te la levantabas pero si te gustaba Spider-Man eras un nerd (¿?). Bueno, no sé si había alguien tan caradura, pero tampoco sé si esto se alejaba tanto de la realidad. Los superhéroes eran un concepto anticuado; luchar por la justicia no estaba de moda.

Está bien, puedo entender que a las mujeres, puntualmente, les atrajera más el manga y el animé a primera vista. En definitiva, son más accesibles a un público femenino, pues hay toda una industria dedicada específicamente a las mujeres. Para las niñas de los 90’s, que habían crecido con Sailor Moon, era natural buscar cosas en el mundo del Shojo, subgénero del manga pensado pura y exclusivamente para ellas (lo cual no quiere decir que no haya habido más de un hombre que lo haya consumido también). 

La cuestión es que con el correr de los años, tuve la suerte de conocer muchísimas mujeres en este ambiente. Mujeres que al día de hoy valoro y respeto enormemente y han sabido ganarse un lugar muy importante en mi vida. Mujeres que fueron madurando en sus gustos y apreciaciones y hoy tienen un espectro de conocimientos más que notable y podrían hablar sobre este mismo tema durante horas y con mucha más autoridad que yo, posiblemente.

Hollywood ayudó mucho a hacer que los superhéroes se volvieran “cool” y esa vibra se transmitió inmediatamente a la arena del cosplay, en la que hoy en día, personalmente, ya no entiendo si la gente se disfraza por amor al arte o por el sólo hecho de ser vistos y/o galardonados. Antes, disfrazarse de Capitán América hubiese sido considerado casi una ofensa al suelo que pisamos. Hoy, es el último grito de la moda.

Oh, la ironía. 

Cosplay.
 
Actividad predilecta de
miles de mujeres.
Demos gracias.
Pero está bien; tenemos que estar contentos de que mucha gente haya sabido abrir la cabeza e integrarse. Hoy ya no somos inadaptados con lentes de marco negro grueso y acné. Hoy podemos aspirar a vernos bien usando calzas. Hoy podemos pensar en chamuyarnos a Dinah Lance cuando termina el desfile. Podemos encararnos a Carol Danvers o a Bulma en la puerta del baño. O podemos, en el mejor de los casos, compartir amenas conversaciones de un alto contenido intelectual, en torno a esta pasión, con miembros del sexo opuesto. La diversidad, después de todo, enriquece. Hoy ya no es raro ver mujeres en una comiquería y en definitiva así debe ser. No hay motivo por el cual una forma de arte deba verse limitada a un solo género.

¡Por la abolición de los prejuicios!

PERO.

Pero no todo es miel y rosas (?). Tal vez tenés una novia, amiga, prima o hermana a la que todavía no pudiste convencer. Lo intentaste, le deslizaste un numerito perdido de alguna saga macrocósmica de Jim Starlin en su libro de cine islandés, pero no agarró viaje. Tal vez se asustó cuando vio todo lo que tenía que leer para entender de qué iba Messiah Complex o se espantó cuando vio algún numerito de Heroes Reborn dibujado por Rob Liefeld. Tal vez, por qué no, sos mujer y tenés ganas de que te recomienden algo nuevo.

Tranquilo. Tranquila. A continuación les dejo una modesta lista de cómics que creo que son accesibles para un público femenino no iniciado o con poca experiencia. Cómics que le pueden llegar a demostrar que la historieta es un medio versátil y profundo, y que no es estrictamente necesario tener años de lectura para poder disfrutar una obra. Para aquella muchacha que se quiso acercar tímidamente a las viñetas pero no se animó. De más está decir que el carácter sumamente personal del tema deja la puerta abierta a que disientan y aporten sus propias ideas. Eso sí, está pensada para gente con cierta tendencia a la lectura y la actividad intelectual. Si le gusta la cumbia villera, lo siento mucho hermano (En serio, lo siento mucho).


10. Pride of Baghdad.

Empezamos con una corta. Pride of Baghdad, de Brian K. Vaughan y Niko Henrichon, traducida generalmente en el mundo hispanoparlante como Orgullo de Bagdad, está basada en un hecho real: En 2003, luego de un bombardeo estadounidense en Bagdad, cuatro leones escaparon del zoológico y salieron a recorrer las calles de la ciudad. La historia dota a los animales de un razonamiento humano y los utiliza para representar distintos puntos de vista sobre la guerra y la condición humana. 

Lo interesante de Pride of Baghdad es que puede ser disfrutada en distintos niveles. Puede ser entendida como un relato simple en cuanto a la acción y también puede ser leída como una analogía de la guerra y una reflexión acerca del cautiverio animal y su repentino enfrentamiento con la libertad. Es una historia simple pero de contenido sólido y contundente que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad sabrá apreciar.

9. Blankets. 

 Nada de superhéroes, trompadas ni grandes secuencias de acción. Blankets es una historia de vida y romance. La historia está basada en la propia vida de Craig Thompson, su autor, y muestra a un pequeño niño aprendiendo a vivir a medida que va creciendo, llegando a la madurez. Su vida está plagada de personajes adversos y situaciones difíciles plasmadas de manera genuina y creíble. En definitiva, es el viaje que todos hacemos por el sólo hecho de estar vivos. En uno u otro punto de la historia, todos nos sentimos identificados por las situaciones y planteos personales que le toca vivir al protagonista, y por esto no podemos evitar sentirnos tocados. 

8. Kabuki.

 Kabuki cuenta la historia de una agente japonesa en un futuro en el que los criminales y la burocracia son aún más difíciles de distinguir que hoy. Si bien tiene un alto componente de suspenso y acción, no se caracteriza sólo por eso. Por cada momento de violencia, hay belleza y por cada muerte hay momentos de reflexión en torno a una niñez perdida. Kabuki es la mente de una joven salpicada en la página con un arte hermoso y experimental que lleva al cómic a un nivel de excelencia visual de gran originalidad, bella y perturbadora. 

7. Spider-Man: Blue.

 Enfrentemos la realidad: Querés que lea algo de superhéroes. Hoy por hoy los superhéroes están muy bien aceptados por una parte importante de la sociedad y pocos reciben tanto cariño como Spider-Man.

Spider-Man: Blue es una de esas excepcionales colaboraciones entre Jeph Loeb y Tim Sale en las que, sospechamos, Tim Sale se hace cargo de todo. Lo interesante de Blue es que narra eventos canónicos de la continuidad de Spider-Man tal como sucedieron en el título original y los presenta de una manera mucho más accesible a un público moderno. Las relaciones entre los personajes, puntualmente la tensión entre Peter Parker, Mary Jane Watson y Gwen Stacy tienen altas chances de enganchar a una muchacha que está más interesada en las relaciones entre los personajes que en el último hijo que tuvo Venom. Una obra melancólica y retrospectiva que explora uno de los rincones más tristes pero llenos de cariño de la vida de Peter Parker.

6. New X-Men. 

 Esta, reconozco, es jugada y muy de fanboy. A fin de cuentas, Grant Morrison es un guionista difícil de abordar sin cierto bagaje previo. Ni hablar de X-Men. Sin embargo, para una mujer que tiene interés en la franquicia y no sabe por dónde empezar (las hay), es una buena alternativa. Hay buena dinámica entre personajes, los trajes son modernos y sobrios, Wolverine se parece a Hugh Jackman y el triángulo amoroso de Scott Summers, Jean Grey y Emma Frost suele levantar pasiones. Es cierto que es probable que no entienda todo pero New X-Men es una obra que, creemos, cierra bastante bien. Aparte, puede motivar a que quiera darle una oportunidad a Astonishing X-Men de Whedon y Cassaday para ver cómo sigue la historia. Insisto, es jugada, pero si le interesa la franquicia, es una buena alternativa. 

5. The Killing Joke.

 La mayoría de las mujeres parecen sentir cierta atracción tanto por Batman como por la locura del Joker. The Killing Joke tiene la ventaja de ser una historia corta y de estar escrita por no otro que Alan Moore, con un soberbio Brian Bolland en dibujos. Es una manera perfecta de acercar a una muchacha inteligente a los superhéroes, para demostrarle que no todo es piñas y onomatopeyas. Ideal para todas las que quedaron fascinadas con Heath Ledger y están anticipando a Jared Leto. No van a saber de dónde sacó sus cicatrices, pero van a conocer un poco el trasfondo de la locura de este personaje y la naturaleza de su relación con Batman. 

4. WE3.

 Otra de Morrison. ¿No quiere leer peleas entre hombres adultos con trajes ajustados? Probemos con tres animalitos de mente evolucionada artificialmente con exoesqueletos cibernéticos. Si, el concepto suena realmente muy extraño (es Morrison, después de todo) pero el resultado es realmente notable. Una historia lineal y accesible con un arte bellísimo a cargo de un muy iluminado Frank Quitely. Aprovecha de manera muy inteligente las posibilidades narrativas del cómic y experimenta de manera muy original, dando un producto visualmente llamativo y con contenido. La historia nos plantea interrogantes acerca de la consciencia de ser y de dónde está la línea divisoria entre lo que un animal y un humano pueden percibir de sí mismos como seres vivos. 

3. The Unwritten.

 Uno de los éxitos más grandes del género fantástico entre las mujeres de la última década fue, sin dudas, Harry Potter. Hay algo en torno a la magia que las mujeres parecen no poder resistir. The Unwritten toma prestado sin ningún tipo de pudor elementos de Harry Potter y otras historias conocidas y los pone al servicio de un nuevo propósito. 

Imaginen algo así como si Daniel Radcliffe, ya adulto, se diera cuenta un día que es realmente Harry Potter viviendo en nuestro mundo y empezara a interactuar con personajes de otras ficciones. The Unwritten cuenta la historia de Tom Taylor, musa inspiradora de su padre para una serie de libros sobre un joven mago llamado Tommy Taylor. Tom ya es un hombre y vive de su mítico nombre hasta que una serie de eventos fuera de lo común lo lanzan a un mundo en el que la realidad y la ficción cada vez se mezclan más, llevándolo de crudas escenas de crimen urbano a los mares de Moby Dick, con el monstruo de Frankenstein como guía espiritual. 

The Unwritten es un hermoso ensayo de Mike Carey acerca de lo que representan nuestras ficciones y es una fiesta para cualquier amante de la literatura. Mención especial para el #17: The Origin of Lizzie Hexam, un laberinto de viñetas magistralmente diseñado para funcionar como un libro de tipo "elige tu propia aventura." Brillante.

2. The Sandman.


 Ya que estamos en tema, no puede faltar la obra que consagró a Neil Gaiman como ídolo de chicas góticas alrededor del mundo. La historia de Morpheus, Señor de los sueños, y sus interacciones con un variopinto de personajes fantásticos que reflejan diversas expresiones, ideas y aspiraciones del espíritu humano. Hablar de la genialidad de Sandman es redundante para un público entendido. The Sandman fusiona imaginación con reflexión y un fuerte contenido metatextual que le ha conferido el estatus de obra literaria. Hay algo en sus diálogos inteligentes y personajes fantásticos que las damas encuentran irresistible.

Es cierto que es una obra larga, pero al menos en mi experiencia, todas las mujeres a las que he recomendado leer Sandman se convirtieron en adeptas casi de inmediato. A veces puede ser recomendable iniciarlas con Endless Nights (Noches Eternas). Es cierto que es una obra que no se aprecia de la misma manera si no se conoce la serie principal, pero es corta, engancha y se entiende todo lo que hay que entender para poder disfrutarla, más allá de los excelentes artistas que le dan vida a sus páginas. 

En definitiva, The Sandman es una obra fundamental del medio que debería leer todo el que quiera conocer el verdadero potencial que tienen los cómics como medio. 

1. Y: The Last Man.

 Un día, todos los hombres del planeta simplemente murieron. De hecho, todos los portadores de un cromosoma Y. Todos salvo Yorick Brown y su mono Ampersand. De esta manera, desde el vamos, prácticamente todos los personajes en esta historia son mujeres. 

La historia nos cuenta las aventuras y desventuras de Yorick en un mundo post-apocalíptico en el que él mismo se ha convertido en el bien más preciado de la humanidad. La historia y sus personajes tienen un desarrollo brillante, con un equilibrio perfecto entre aventura y acción, grandes reflexiones acerca de la naturaleza de la relación entre el hombre y la mujer, y un desarrollo de personajes creíble que hace que nos encariñemos y suframos con ellos. 

Brian K. Vaughan nos recuerda el valor de la vida y de la compañía humana y la importancia que tienen las mujeres para los hombres y viceversa; que tanto el “machismo” como el “hembrismo” son conceptos arcaicos y obsoletos en un mundo en el que somos todos igual de importantes.

Dedicado con cariño a todas las mujeres que hacen que nuestras vidas sigan teniendo sentido y sigan siendo interesantes. Madres, esposas, novias, amantes, hermanas, primas y amigas. Las adoro.
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