El fin de semana pasado se celebró la 6ta Crack Bang Boom, la convención nacional de historieta en la ciudad de Rosario que ya forma parte del corazón de cada lector y que le devolvió la magia y la profesionalidad a este tipo de eventos. El artista homenajeado en esta ocasión fue nada más y nada menos que el mendozino Juan Giménez, dibujante de obras tan geniales como “Basura”, “As de Pike”, “Estrella Negra” y, por supuesto, “La Casta de los Metabarones”, y siendo así, la temática elegida para este año fue la ciencia ficción. Dicho esto, me pareció más que adecuado entonces homenajear este evento -del cual una vez afortunadamente más pude participar- reseñando uno de los comics mainstream norteamericanos relacionados con este singular género que más me está entusiasmando en estos días: Low, una serie mensual de la editorial Image escrita por Rick Remender y dibujada, entintada y pintada por Greg Tocchini.
Azul como el mar, azul
Low es una propuesta definitivamente distinta, dentro de un mercado que se está acostumbrando –por suerte- a presentar justamente proyectos innovadores que de una u otra forma terminan sobresaliendo entre toneladas de verdura superheróica. Pero, así y todo, esta serie se destaca del resto aunque más no sea por su arte y su narrativa, con reminiscencias europeas y puestas en página y diseños de personajes que recuerdan al Moebius del Incal e incluso algunas cosas de nuestro querido Juan Giménez en La Casta. Hay splash pages tan grandilocuentes y con tantos detalles que parecen una doble página o un poster, y las paletas de colores que Tocchini utiliza son tan vívidas que por momentos deliramos que estamos viendo un largometraje animado del tipo Immortel, ad vitam (2004), no un comic. Toda esta superproducción artística puesta en función del desarrollo de unos personajes con unos contrastes muy interesantes entre ellos, y que con pocas pinceladas y diálogos por momentos poéticos se nos figuran familiares y comulgamos rápidamente con sus miedos y accionares.
Low nos plantea un futuro distópico en el cual el sol explotó y la humanidad tuvo que resignarse a sobrevivir bajo el agua y desarrollar la sociedad completa en las profundidades del mar. La pareja que protagoniza el comic inicial pertenece a la alta alcurnia, y el padre y patriarca de la misma tiene como objetivo dirigir el destino de la raza, labor que en pocos años recaerá en alguno de sus tres hijos, dos mujeres y un varón. Su pensamiento es práctico y pragmático, similar al de un cazador, mientras que su mujer carga con un exacerbado optimismo y enfoca sus energías en la búsqueda de un nuevo mundo habitable para todos los humanos, y pone su fe y esperanza en dicha misión. El destino en forma de tragedia golpea a toda la familia Caine y pone en perspectiva las filosofías de cada uno de sus integrantes, los cuales afrontarán lo que les depara con las pocas herramientas con las contaban hasta ese momento. Los personajes secundarios que se van sumando a esta aventura cuentan con un abanico de perversidades muy entretenidas para el lector, muchas de las cuales le permiten a Tocchini volar muy alto con su arte.
Si bien uno de los protagonistas de Low es un personaje con una energía increíble y un optimismo pasmoso que por momentos se torna casi inverosímil, no se dejen engañar: esta serie es un drama sórdido matizado con pinceladas de violencia, sexo, corrupción y desesperación. El mundo submarino que Remender nos hará habitar encuentra a la humanidad en su punto más bajo, y no habrá miseria que no sea expuesta y termine hiriendo tangencialmente a alguno de los protagonistas. Lo que hará esta travesía llevadera será, además del carisma de sus personajes, el precioso arte de Tocchini, que no deja de crecer número a número y no para de deleitarnos con cada viñeta, cada página.
Una pareja explosiva
A lo largo de las últimas dos o tres décadas han aparecido en la industria mainstream norteamericana de comics algunas parejas de guionistas-dibujantes que han terminado funcionando muy bien, y demostraron tener una química inusual en el medio, potenciándose unos a otros y elevando sus trabajos en conjunto a lo más alto de sus carreras. Podría extenderme con una lista enorme pero prefiero quedarme con un solo ejemplo, el mejor de ellos: Grant Morrison y Frank Quitely. All-Star Superman, We3, New X-Men, JLA: Earth 2, Flex Mentallo, y el reciente The Multiversity: Pax Americana son algunas de las colaboraciones entre estos dos artistas que solo dieron obras maestras del género y en algunos casos cambiaron a los personajes que abordaron para siempre.
Me atrevo a decir que con Low estamos ante el advenimiento de algo similar. Por supuesto que a Rick Remender le faltan al menos dos o tres lustros para siquiera poder probarse un zapato gastado y mullido de Morrison, pero, por un lado, este guionista es, hoy, un gran referente del buen comic de ciencia ficción, y por el otro la comunión de ambos en los pocos números en los que estuvieron juntos en Uncanny X-Force fue productiva, pero ya con The Last Days of American Crime se fueron al re carajo ambos, y no entiendo cómo es que no hay un guión adaptando esos tres numeritos para el cine… porque Remender no es Mark Millar, por eso.
Aquí la narrativa y puesta en página por momentos armoniosa, elegante e imponente y por momentos sucia y caótica que el artista propone va como anillo al dedo con los conflictos que Rick plantea, y los cambios en la paleta de colores van de la mano con el clima que la trama está sugiriendo o imponiendo producto de un latigazo de violencia o una vuelta de tuerca inesperada. La grandilocuencia de algunos escenarios y la majestuosidad de ciertas locaciones entran en un contraste precioso con la delicadeza del diseño de personajes de Tocchini, muchos de los cuales se quieren presentar como caracteres fuertes y decididos pero tienen la vulnerabilidad a flor de piel.
Estamos malacostumbrados a leer comics en los cuales el guionista propone y el dibujante va detrás de la trama haciendo lo mejor que puede, y como con el paso del tiempo nos terminamos haciendo “fans” de muchos artistas, hacemos las concesiones necesarias para dejar pasar ciertos desarreglos que hacen ruido en la propuesta gráfica, no necesariamente por falencias de quien lleva adelante los trazos y las tintas sino por una evidente falta de comunión entre los realizadores involucrados. Low presenta a dos autores que parecen haber salido del boxes del grupo Ferrari en fórmula uno entre el 2000 y el 2004, cuando Michael Schumacher ganó 5 campeonatos mundiales seguidos, ya que desde la primer página del primer número podemos apreciar lo mucho que se entienden. Esto habla de dos autores comprometidos hasta la médula con este proyecto y coaccionando parte del alma de cada uno para finalizar cada episodio. Si disfrutan de este género y están en busca de una nueva obra que los entretenga, no pierdan más tiempo y denle una oportunidad a Low. Nos leemos de nuevo la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.