No pueden acusar sorpresa ante el título de la reseña de hoy. Si entran a Tierra Freak saben a lo que se exponen, queridos lectores. Se caía de maduro que una de estas semanas íbamos a abordar este fenómeno cultural que mueve millones y ha provocado que grandes estudios norteamericanos instalen sus sucursales en Bombay para poder tener una tajada de tan sabrosa y picante torta. Y créanme cuando les digo que no he pifiado con la analogía: si algo tiene este cine, es especias. Desde la temática que moviliza el dinero hasta el target al que apunta, pasando por las asombrosas y fantásticas historias que rodean a sus estrellas, que muchas veces superan la ficción, todo en esta industria nos resulta, cuanto mínimo, exótico, y por momentos indescifrable. Bienvenidos a la reseña dentro del agujero de Alicia.
♫ What a Feeling ♫
Las mil y una noches Hindúes
Will Smith ha declarado que desea ansiosamente trabajar con ella, tiene una réplica de su rostro en el Museo de Cera de Londres y en Ámsterdam bautizaron un tipo de tulipán con su nombre. ¿Cómo podemos nosotros, simples argentinos, ubicarla? Bueno, tiene una suculenta participación en The Pink Panther 2 (2009), y también acompañó a Ben Kingsley (je, hizo de Gandhi el dolape… guiño, guiño) en el film The Last Legion (2009). Su aterrizaje definitivo en Hollywood (con H, no con B) aún no se ha producido y teniendo en cuenta que recibe 2 ofertas laborales por día para seguir trabajando en su país es probable que nunca se dé. Alejada un poco de esta industria desde que decidió formar familia con Abhishek Bachchan (un galardonado actor Hindú al que le lleva 3 años), la bella Ash tuvo que sortear más de un obstáculo para finalmente poder conformar su familia: las cartas astrales de la pareja consultadas previas al compromiso vaticinaban mala suerte para el marido, razón por la cual tuvieron que encontrar un antídoto para deshacer dicho hechizo, y el mismo fue una ceremonia secreta y misteriosa a la que el público no tuvo acceso, que duró cerca de diez días y tuvo más de 5.000 invitados que asistieron a la misma en un castillo en la ciudad de Jodhur. Pétalos de flores arrojados desde un helicóptero y diamantes como suvenires fueron parte del rito de la comunidad but del sur de la India para festejar esta ceremonia, acompañados luego por los ritos token y bengalí, todo esto conformando una mezcla de lívido, misterio y glamour que Occidente no conocerá jamás.
B de Bombay
Tal y como dejé claro más arriba, los actores ganan muy bien y son tratados como celebridades, pero el sistema de rodaje y producción es, también, de otro planeta. El guión es apenas un detalle irrelevante en estas producciones, y muchas veces se escribe sobre la marcha y los actores reciben los guiones mientras se maquillan, minutos antes de salir a escena. Esto no quiere decir que cualquiera pueda actuar, de hecho es absolutamente todo lo contrario: estas celebridades tienen que saber actuar, improvisar, pelear, cantar, bailar y encima hacer reír, todo junto. Sumado a esto, muchos de estos actores realizan varias producciones simultáneamente, algo inconcebible para Hollywood. Filman escenas de distintas películas en una misma semana, e incluso muchas veces en el mismo día, es por eso que la mayoría de los rodajes se hacen en estudios y no en exteriores, y todos se concentran en Bombay, Maharashtra, India (de ahí el nombre de Bollywood, ¿no?) para comodidad de ellos, para que los actores no tengan que alejarse demasiado de la meca y puedan corresponder con todos sus compromisos. Con todo lo expuesto, pero con números tan altos, era evidente que tarde o temprano Hollywood aterrizaría en esta ciudad para formar parte de esta industria. Es así como Warner, Fox, Columbia, Sony y Disney ya tienen sus sucursales y están preparando la invasión. Cada una con una estrategia distinta, y siendo conscientes de que con los productos que generan en Norteamérica jamás podrán acaparar ese público que la producción local mantiene cautivo. La paciencia y el estudio de un mercado radicalmente distinto serán las únicas opciones que manejan durante algunos años hasta poder realizar producciones para el público local: pensar globalmente, actuar localmente es una de las reglas de marketing que les
permitirá entrar en un mercado que de entrada los ha rechazado: importar cine no cubre un hueco para los Hindúes, es un plato más que se agrega a una mesa llena de delicias, es así como lo ven los nativos de esta exótica tierra, y eso no sucede en todos lados. Las cintas norteamericanas estrenadas en inglés con subtítulos son vistas por apenas 5 millones de personas al año en India, si se traducen a algunos de los idiomas de uso corriente en este país pueden arañar los 30 millones, pero son migajas para un país de más de mil millones de habitantes en la cual la televisión no abunda y acuden masivamente a las salas de cine. Luego del fracaso que fue Saawariya (2007), el primer film Hindú producido íntegramente en Bombay por Sony, y que pretendía tener una proyección internacional, han tenido que rever las estrategias aplicadas y barajar y dar de nuevo. A las producciones de Disney y Warner que siguieron no les fue mucho mejor, de hecho todo lo contrario.
Es excitante y hermoso ver que, finalmente, no todo es cuestión de dinero en este país: aún con una amplia ventaja financiera sobre las productoras hindúes, Hollywood no consigue conectar con este exótico y variopinto público, y al menos por el momento se prepara para morder el polvo por 2da vez, como lo hizo décadas atrás con Vietnam. Jo jo jo. En cambio yo espero volver a poder conectarme con ustedes a través de esta columna el Jueves que viene, acá, en Tierra Freak.