Vivimos tiempos de polarización política, aún en esta última curva que está transitando el Cristinismo y que nos ubicará en la recta final para las elecciones presidenciales del año que viene. Y también hoy, más que nunca, nos preocupa la inseguridad y la lucha contra el narcotráfico en nuestro país. Siendo así, no asombra que la emisión de la telenovela colombiana de la Cadena Caracol Escobar, el patrón del mal por canal 9 haya sido un éxito sin precedentes en la televisión abierta para un show extranjero con esta temática, y haya puesto de nuevo en boca de todos la historia de uno de los personajes más interesantes que salió de Colombia en la segunda mitad del siglo pasado, al punto tal que impulsó re-ediciones de libros dedicados a su vida en nuestro país, y coberturas en revistas importantes, muchas veces siendo nota de tapa, como sucedió con la Sudestada #126 del mes pasado. Por supuesto, estoy refiriéndome a la impronta que dejó Pablo Emilio Escobar Gaviria, el mayor narcotraficante latinoamericano del que se haya tenido noticias, mismo que con su accionar y su trayectoria terminó dividiendo en dos la historia de Colombia: al día de hoy los humildes lo veneran y la clase alta y la gente con poder e influencias lo demoniza. Si bien la exitosa novela comenzó siendo un guión adaptado de un muy buen libro, La parábola de Pablo, del periodista y ex alcalde de Medellín Alonso Salazar, con el tiempo la trama no solo se terminó desvirtuando sino que cometió unos anacronismos alarmantes pero para nada llamativos para el medio, que tiene una muñeca débil para el registro duro de eventos históricos a través de la ficción. Siendo así, acá en Tierra Freak vamos a orientarte para que, si te interesa interiorizarte en la increíble vida de este supuesto villero que terminó siendo un respetado miembro del jet set colombiano, busques 4 documentales esenciales para entender quien fue, que hizo, a quienes afectó y contra quienes tuvo que cruzarse este Robin Hood del sub-desarrollo que a más de 20 años de su muerte todavía da que hablar.
Pablo Escobar: King of Cocaine (1998)
Ya desde el título del documental nos podemos dar una idea de que claramente esta cinta va a mostrarnos la versión menos troska del Capo fundador del cartel de Medellín: de forma estrictamente cronológica y ofreciendo datos jugosos a través de material fotográfico que pocas veces fue mostrado, el director –que también escribió el guión- Steven Dupler nos va a orientar para que nos demos una idea de cómo fueron aquellos primeros años de Pablo Escobar, que contrario a lo que se piensa, no tuvo unos orígenes humildes ya que provenía de una familia de destacados políticos, empresarios, ganaderos y figuras de la élite antioqueña (nació en Rionegro, Antioquia), así que estaba más cerca de formar parte de la clase media acomodada colombiana que de la humilde. En un momento daremos un salto un poco abrupto y nos encontraremos con el despiadado asesino de masas, sospechoso de haber aniquilado a casi 10.000 personas (su mano derecha, John Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, hizo un cálculo así, medio rápido, y le dio la mitad: 5.500), de haber colocado cerca de 250 bombas, haber asesinado a más de 600 policías y haber acumulado cerca de U$S 25.000 millones gracias a transformarse en el Zar de la Cocaína. Después de haberse entregado a las autoridades a principios de los ’90 bajo la condición de que el estado construyera una prisión exclusivamente para él, la cual la llamaron La Catedral, ubicada en las cercanías a Envigado, Antioquia, en terrenos del propio Escobar, el 21 de julio de 1992 el Capo y sus hombres huyen de la misma, momentos antes de ser trasladados a una prisión de verdad, una acción impulsada por el presidente de Colombia de ese momento, César Gaviria, misma que tuvo que tomar por las presiones que ejercían la C.I.A., la D.E.A. y un grupo de paramilitares colombianos de ultraderecha.
Tras la fuga, las autoridades colombianas, hartas ya de ser el hazmerreír mundial y presionadas por la trascendencia internacional que estaba teniendo el caso, crean el famoso Bloque de búsqueda, un super grupo increíble como pocas veces se vio en la historia moderna de Latinoamérica, conformado por la Policía Nacional, el ejército, los cuerpos antidroga de Estados Unidos ya mencionados, por el grupo paramilitar Los Pepes (“Perseguidos por Pablo Escobar”) formado por los desplazados del cartel de Medellín, por sus enemigos de Cali y por todos aquellos con alguna cuenta pendiente con el Patrón (“del Presidente para abajo, todos éramos Pepes”, admitió uno de sus fundadores, Carlos Castaño). El Bloque de Búsqueda se entregó a la tarea de localizar a Escobar hasta que, después de un año y cuatro meses de intensas labores de inteligencia, el 1 de diciembre de 1993 consiguió rastrear y localizar seis llamadas que Escobar le hizo a su hijo. Al verse acorralado intentó escapar pero murió durante la huida acribillado sobre las tejas de un techo.
Si, es verdad, les hice un pequeño resumen del documental, y siendo así esto técnicamente cuenta como spoiler, pero en realidad no lo es: esta parte de la vida de Escobar es la más conocida por todos, parte de todo esto figura de hecho en su ficha de wikipedia, y es la lectura más cuadrada, vacía y aburrida que podemos hacer del Capo, pero la cinta cuenta con entrevistas muy jugosas a familiares y ex-compañeros, así como a funcionarios que estuvieron a cargo de muchos de los operativos que fueron acorralando al criminal más buscado de los ’90, y verla nos permite ejercer desde nuestro lado unas hermosas segundas lecturas, sobre todo en cuanto a la hipocresía del estado colombiano en convivencia con los forros del norte. Para poder acceder al gran marco de la vida de este mito, es requisito sine qua non devorar este material.
The Two Escobars (2010)
Este es el documental más entretenido de los cuatro si disfrutan, como yo, del fútbol internacional, y en un año mundialista como el que estamos transitando no podía quedar fuera de esta lista, papá. Como parte de la celebración de su 30 aniversario la cadena ESPN hizo un recuento de los acontecimientos deportivos más importantes entre 1979 y 2009 produciendo 30 historias con 30 realizadores distintos, una serie de documentales que denominó "30 for 30". El episodio #16, estrenado el 22 de junio del 2010, se denominó The Two Escobars. ¿Por qué? Pues porque cuenta como se cruzan las historias de Andrés Escobar, capitán de la mejor selección colombiana de la historia (aquella que nos clavó 5 goles en el Monumental el 5 de septiembre del ’93 por la clasificación para el mundial U.S.A. ’94 y que contó con luminarias del fútbol de ese país como René Higuita, el Pibe Valderrama, Freddy Rincón, Tino Asprilla y el Tren Valencia) con la de nuestro narco favorito. The Two Escobars es un documental escrito y dirigido por los hermanos Jeff y Michael Zimbalist [autores de Favela Rising (2005), otro polémico documental que narra la historia del movimiento Afro-reggae, un grupo montado en las favelas de Rio que tiene como objetivo sacar a los chicos de la calle y prepararlos para enfrentar la vida lejos del azote de las drogas y la delincuencia juvenil], se construyó con más de 150 horas de material de archivo y un año de producción para dar un filme de 100 minutos que incluye testimonios de políticos (incluido el ex presidente Gaviria), futbolistas (los ya mencionados Valderrama, Asprilla e Higuita, y también Maturana), sicarios (Popeye, que como mencioné antes durante años fue la mano derecha del Capo del cartel de Medellín) y familiares de los protagonistas, Andrés y Pablo Escobar, ambos nacidos en Medellín en familias del mismo apellido, pero sin relación entre sí, que finalmente terminaron compartiendo el mismo trágico destino. En el caso del futbolista, su deceso por supuesto que es mucho más dramático e inesperado, ya que se supone fue asesinado en su ciudad natal en un incidente presuntamente relacionado con el gol en contra que marcó ante U.S.A. en el mundial, mismo que supuso la eliminación de su selección de esa competencia.
Pero el documental va mucho más allá de este incidente y nos narra descarnadamente en voz del propio Capo y allegados la inversión que el narcotráfico hizo en el desarrollo y crecimiento del fútbol nacional a través del América de Cali y el Atlético Nacional (campeón de la Libertadores del ‘89) para confluir en una selección capaz de limpiar la imagen pública colombiana, a la par de mostrarnos que antes de la explosión del futbol colombiano en los ‘90 este país evidentemente no existía en el mapa futbolístico mundial, y fundamentar que dicho giro se comenzó a dar cuando el narcotráfico sirvió como proveedor de dinero para sustentar la compra de buenos jugadores extranjeros y la mejora de los sueldos a los nacionales. Atlético Nacional tuvo el dinero para hacerlo y esta repentina mejora de recursos se le atribuyó al involucramiento de Pablo Escobar con el equipo de Medellín. La relación entre el narcotráfico y el fútbol colombiano se consolidó en absolutamente todos los frentes imaginados: desde árbitros corruptos hasta la creación de canchas de fútbol pagadas en un 100% por el cartel. Un dato anecdótico no menor: René Higuita visitó a Pablito Escobar en la cárcel y Faustino Asprilla confirmó que la selección había ido a la prisión a petición del Capo para que pudiera felicitarlos personalmente, como si se tratara de algún tipo de cábala. Precioso.
Los hipopótamos del Capo (2013)
Por amor a Moore, no se priven de ver este… documental. Es una producción realizada por Discovery Channel que nos narra las peripecias de los habitantes de los alrededores de la Hacienda Nápoles -una ex-mansión de Escobar que fue transformada en Parque Temático en el 2007-, debido a que son azotados por una plaga tan exótica como terrorífica (?): entre 32 y 35 hipopótamos salvajes, la mayor concentración de estas bestias fuera del continente africano. ¿Y cómo carajo llegaron ahí? Y bueno, vieja, son animales libres, tienen derecho a vivir donde se les cante el quinto forro de las pelotas marrones que tienen. Nah, es que el bueno de Pablito era fanático de estos animales desde pequeño, y cuando comenzó a diseñar y armar su propio zoológico exótico y privado en la hacienda (que en algún momento contó con rinocerontes, elefantes, camellos, cebras, jirafas, grullas, venados, canguros, flamencos y avestruces, ¿no?) se hizo, también, con 4 hermosos hipopótamos. Cuando Pablito comenzó a tener problemas con la ley a principios de los ’90 se le hizo imposible hacerse cargo de los más de 1500 especímenes que tenía en su zoológico privado, razón por la cual muchos de estos animales murieron, otros fueron saqueados, y los que realmente tenían aguante, los Hipos, rajaron por la tangente y se fueron a vivir salvajemente a las inmediaciones del lugar, en pleno corazón de Colombia. Fiesta va, fiesta viene, de 4 pasaron a ser más de 30, y se convirtieron en un verdadero problema: es técnicamente imposible atraparlos a todos, no solo por la complejidad de poder perseguirlos y cazarlos vivos sino por la infraestructura que un operativo así requiere, pero además, en Colombia literalmente nadie los quiere, así que en caso de poder llevar adelante tamaña proeza… aún queda por encontrarles un destino. Con la solemnidad y el exceso de sobriedad y dramatismo que Discovery le impregna a sus producciones, y teniendo en cuenta el trasfondo de éste en particular, esta cinta debería ser cabecera de aquellos que se vuelven locos con un video en youtube de un gatito subiendo una puta bañera. Maestro: ¡es la batalla definitiva entre los Hipos del Capo y el hombre… y van ganando los parientes de Gloria! Nuff Said.
Pecados de mi padre (2009)
Pecados de mi padre (2009)
Luego de la bizarrada de recién, y como un perfecto broche de oro de este recorrido, Pecados de mi padre es, sin lugar a dudas, el documental que les va a entregar la versión más franca, fresca y auténtica de nuestro narco favorito, y para nosotros, los argentinos, tiene además un valor agregado extra. Y es que esta cinta está dirigida por un coterráneo, Nicolás Entel [Orquesta típica (2006)], y pone el foco en el relato de Sebastián Marroquín, uno de los hijos de Pablito, y un nombre que adquirió por razones de vida o muerte luego de abandonar su país natal tras el asesinato de su padre y radicarse en nuestro país. Pecados de mi padre es, entonces, un film sobre la culpa y el perdón, un viaje infernal al corazón desalmado y frío del Narco más famoso de latinoamérica, narrado desde la mirada de su hijo, el heredero de una historia maldita que intenta transmitir un mensaje de paz y tiene una visión crítica del tráfico ilegal de drogas pero que pretende, también, concertar algún tipo de conciliación con ese padre que guardaba para con él una gran ternura y le despertaba –y quizás aún al día de hoy le despierta- una enorme admiración.
El film es una joya, no solo por cómo está planteado sino por la forma en la que fue editado, y puede conmoverte en el momento menos pensado o sorprenderte allá donde menos se espera, pero no por ser una visión casi familiar de la vida del Capo deja de lado algunos de los aspectos más interesantes del porqué del crecimiento y la trascendencia del imperio de Escobar: la constante convivencia con el poder dictada por el apoyo de políticos, militares, periodistas, empresarios, policías y jueces que se dejaron corromper por el dinero narco. Pero por sobre todas las cosas, esta cinta es un documento que responde, por fin, la pregunta que quizás muchos se han estado haciendo desde que comenzaron a leer la reseña: ¿porqué un tipo que es responsable de miles de muertes y que hizo su plata gracias al narcotráfico tiene el beneplácito de gran parte de la clase humilde de Colombia al día de hoy?
Para cerrar la reseña, me parece coherente exponer en palabras del propio director del documental el porqué de la popularidad de Pablo Escobar:
-Quizá se combinan dos cosas. Tuvo una vida de película, en el sentido de que fue medio Ave Fénix: cada vez que parecía que sus aventuras criminales iban a llegar a su fin encontraba una forma de reinventarse. Y por la forma en que lo matan, en ese tejado, versus tantos otros que terminaron pudriéndose en una cárcel. Formas de terminar que, desde ese punto de vista, son menos heroicas que morir escapando por un tejado.
Dicho esto, si les picó la curiosidad, gracias a esta reseña tendrán material de sobra para indagar y armar el cuadro completo de un personaje que ascendió al estatus de mito por peso propio, y si es así, me lo pueden agradecer regresando la semana que viene acá, en Tierra Freak.