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Primera Parte - Mitos y Viñetas.
Segunda Parte - El Aquetipo del Héroe.
Tercera Parte - El Nacimiento del Superhombre.
Cuarta Parte - Superman Héroe Solar.
En su clásica obra El héroe de las mil caras, el mitólogo Joseph Campbell realiza una comparación exhaustiva entre los mitos heroicos del mundo entero y describe la dinámica del arquetipo del héroe en un patrón narrativo que denomina "El Camino del Héroe". Este camino es el de un viaje circular, iniciado por una perdida, una tragedia, un paraíso perdido. El héroe será llamado a emprender el camino para recuperarlo. Abandonando el mundo conocido, ingresará en "otro mundo", un más allá salvaje y simbólico (un bosque, el mar, una caverna) en donde deberá superar determinadas pruebas, las cuales involucran comúnmente la lucha contra monstruos y búsquedas extraordinarias en las cuales deberá poner a prueba sus virtudes heroicas, contando para ello con un auxilio mágico o poder especial. Finalmente el héroe triunfará en su búsqueda, restituyendo lo perdido, e iniciará el regreso, cerrando el viaje circular.
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En la postmodernidad, los tiempos y los espacios de ese viaje heroico se han acelerado y reducido. Despojados de la tradicional geografía mágica y de la sacralidad de un "tiempo mítico" que caracterizaba a la mitología antigua, los superhéroes residirán en un presente histórico reglado por la lógica del mundo moderno. El llamado "súper-villano", contraparte necesaria del superhéroe, constituirá el enemigo a la altura sin el cual este no podría atravesar su camino heroico. Lex Luthor, el Duende Verde, el Joker, Dr. Doom y tantos otros, serán las modernas versiones del monstruo arquetípico, de las pruebas que el superhéroe deberá vencer en su camino heroico.
No habrá un término en el accionar heroico del superhéroe ni un objetivo que pueda vislumbrarse como fin en su condición de héroe. En tanto agente perpetuo del orden, el superhéroe estará destinado a un perpetúo viaje heroico. Como la de los viejos caballeros andantes medievales, la aventura de los superhéroes será cíclica e infinita, paladines en una gesta interminable.
Como primer eslabón y modelo de la extensa cadena de héroes y heroínas que vendrán detrás de él, Superman reúne en si mismo todos los elementos característicos que constituirán esta moderna manifestación del arquetipo del héroe:
I. Superpoderes.
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En la primera fase del Camino del Héroe descripta por Campbell hay una situación a la que se refiere como "el llamado a la aventura", en donde el héroe debe tomar la decisión crucial que lo llevará a aceptar o rechazar su camino heroico. En el superhéroe, será la adquisición de estos dones sobrehumanos lo que lo conducirán a la decisión moral de aceptar este destino.
Como señala Roland Barthes en su obra Mitologías, en estos mitos modernos las explicaciones sobrenaturales se ven desplazadas por las tecnológicas: “a pesar del aparato científico de esta nueva mitología, hubo simple desplazamiento de lo sagrado: el elemento religioso ha sido sustituido por la ciencia ficción.” En esta nueva mitología, la mayoría de los
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El arquetipo de lo teriomorfico también se presenta de manera habitual en los poderes de los superhéroes, así como de sus antítesis, los supervillanos. Lo teriomorfico hace referencia a una fusión entre lo humano y lo animal, y puede rastrearse hasta las mitologías más antiguas de la humanidad. En las eras prehistóricas, el héroe chamánico buscaba la conexión con las fuerzas telúricas (instintivas) de los poderes animales. Al colocarse la mascara de su animal de poder, el chamán asumía los poderes de este. Al respecto, el mitólogo Esteban Ierardo menciona: “El héroe se identifica con lo animal, y de ahí le viene su fuerza excepcional. Hay que ver en esta posible identificación un proceso por el cual el héroe es capaz de trascender los límites de lo humano y recuperar su relación con fuerzas más arcaicas que trascienden a la razón”. Spider-Man, Wolverine, Batman, Aquaman, Hawkman y Catwoman son algunos ejemplos de este arquetipo presente en la imaginación postmoderna.
II. Identidad secreta: el arquetipo de La Máscara.
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Lo notable de los superhéroes es que su máscara heroica parece revelar en realidad su verdadero rostro, su identidad genuina. Su verdadera mascara pasa a ser entonces la de la cotidianeidad, la que oculta sus poderes y su identidad heroica. Esto se literaliza en Superman, el cual lleva su rostro desnudo cuando porta su identidad heroica, mientras que, como Clark Kent, disfraza su rostro con gafas, haciéndose pasar por un humano mediocre y llevando su traje de superhéroe bajo el disfraz de hombre corriente.
Volviendo a situarnos en el Camino del Héroe, el pasaje al "otro mundo", menos geográfico ahora que psicológico, será el pasaje de hombre cotidiano a superhéroe que este realiza al vestirse con su traje heroico. Ponerse el traje y la máscara será para el héroe pasar del mundo cotidiano al otro mundo, el mundo de la aventura superheróica.
En la psicología junguiana, la máscara es un arquetipo virtualmente reciente en la historia del desarrollo de la consciencia, el cual refiere a nuestra capacidad adaptativa de asumir diversos roles sociales en distintos contextos en los cuales no siempre podemos mostrarnos como somos realmente. El hecho de que en las mitologías antiguas los héroes no tengan una segunda identidad puede entenderse justamente como parte de este desarrollo cultural de la consciencia, en el cual el lugar del individuo ha ido cambiando radicalmente dentro del orden social: en la antigüedad, en la que el concepto de individuo es más bien vacuo cuando no inexistente, el héroe mítico encarna la figura del líder o rey, asumiendo la individualidad por el grupo colectivo. En los tiempos democráticos de la modernidad, los individuos se han multiplicado. De esta manera, la máscara del superhéroe porta, como señala el sociólogo Guillermo Sly un mensaje simbólico: “La traducción es que el hombre individual, el self made man americano o cualquiera puede llegar a ser un superhéroe”.
III. Uniforme distintivo y perfección anatómica.
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IV. Sentido de Justicia y Sistema de Valores:
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Como mencionábamos en nuestro artículo anterior, el código de conducta del superhéroe, a diferencia de los héroes míticos de la antigüedad, se encuentra implícitamente anclado en una moralidad judeocristiana, emparentándolo nuevamente con el caballero andante medieval: altruismo, sacrificio, piedad, sentido de justicia y autocontrol serán los valores centrales de los superhéroes, convirtiéndolos en verdaderos ejemplos de rectitud moral, resplandecientes símbolos de inspiración colectiva. Como explica Miguel Tovar en su artículo "Superhéroes, psicoanálisis y moralidad": "Batman, Superman o Spiderman son justos y hacen justicia. Son capaces de superar sus inclinaciones y sus deseos y entregar sus vidas al servicio de la sociedad (…) en eso consiste ser superhéroe: no bastan poderes especiales para serlo, sino que también hay que saber cómo usarlos, y esto es, probablemente, lo que atrae la atención (y la identificación) del público de este género. Superman no es superman por poder volar sino porque vuela para hacer el bien."
Desde otro punto de vista crítico, sin embargo, la búsqueda de justicia del superhéroe clásico puede ser considerada como política e ideológicamente ingenua. A diferencia de los héroes prometeicos, revolucionarios, que se proponen cambiar el status quo y modificar para mejor el orden existente, el superhéroe clásico es el primer defensor del orden establecido. Al sustentarse su accionar en un sistema de valores democrático liberales, el superhéroe debe apegarse a la ley como modelo de conducta. El propio accionar al margen de la ley del superhéroe suele estar apoyado por las autoridades o el consenso social, funcionando como una especie de para-policía legitimado socialmente. Aun en los casos en que la opinión pública o las autoridades no apoyen sus andanzas (como es el caso de Batman o Spider-Man), puede afirmarse que sus acciones siguen estando en función del sistema.
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En sus formas más claramente norteamericanas, el superhéroe se presenta como el defensor del american way life (caso explicito en las versiones más clásicas de Superman y en el Capitán América). Durante los años de la segunda guerra, la identidad patriótica de los superhéroes
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Sin embargo, con la exportación cada vez más sistemática de estos personajes, especialmente a través del cine y la televisión, y la necesidad de que encarnen ideales de moralidad más globales que meramente locales, los superhéroes se han ido tornando con el paso del tiempo gradualmente más universales, como podemos ver reflejado en el número 900 de Action Comics (publicado este año) en el que Superman toma la decisión de abandonar su ciudadanía estadounidense para convertirse en ciudadano del mundo.
Desde los años 80 hasta nuestros días, tomando la publicación de Watchmen como punto de quiebre paradigmático en los relatos de superhéroes, los conflictos morales e ideológicos de estos se han complejizado, acaso como sus propios lectores y como la cosmovisión social en general se han ido complejizando
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Por otra parte, no podemos dejar de tener en cuenta que la lectura crítico-política de los relatos de superhéroes si bien puede constituir un valioso acercamiento que ponga en evidencia cuestiones implícitas de profunda relevancia ideológica, puede también convertirse fácilmente en mero reduccionismo cultural cuando se propone como la única lectura posible. En muchos casos, quizás sería más adecuado hablar de una ingenuidad ideológica subyacente en los relatos de superhéroes (inconsciente incluso para sus propios autores) antes que de una intención de filtrar deliberadamente contenidos políticos en relatos que se presentan como ideológicamente inocentes. Pero condenar la totalidad del valor simbólico de un relato de superhéroes por estas ingenuidades (como
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Dentro de esta nueva forma del mito, existe un tipo heroico que por su particularidad y complejidad, merece una distinción especial: el superhéroe sombrío, también llamado antihéroe. En la sexta parte, exploraremos este particular mitema, partiendo de su ejemplo más popular y representativo: Batman, el Caballero Oscuro.
Fuentes:
Downing Christine, Espejos del Yo.
Joseph Campbell, El Héroe de las Mil Caras.
Joseph Campbell, The Way of the Animal Powers.
Roland Barthes, Mitologías.
Umberco Eco, Apocalípticos e Integrados.
Pablo Maria Sorondo, “Sobre el héroe y sus mascaras”, en www.myriades1.com
Pedro Granoni, “Justicieros del Imperio: los superhéroes en la guerra contra el terror”, en www.tebeosfera.com
Miguel Tovar, “Superhéroes, psicoanálisis y moralidad”, en www.boulesis.com