Evidentemente el 2015 es el año en el que decidí romper con ciertas premisas que mantenía para con mis entradas en Tierra Freak. No suelo reseñar series que aún no hayan concluido, salvo que haga una entrada sobre el piloto apenas se ha estrenado, porque considero que son los dos mejores momentos para elevar una crítica: el comienzo y el final. Las únicas veces que rompí con esta regla fueron el año pasado cuando revisé los finales de temporadas de tres series geeks, Person of Interest, Arrow & Agents ofS.H.I.E.L.D. y cuando se cruzaron por 1ra vez The Flash y Arrow, un crossover que ameritaba sin duda alguna una entrada. Esta vez, la justificación viene desde el lado de que este spin-off deriva de la que es, a mi entender, la mejor serie que ha dado la televisión: Breaking Bad, teniendo en cuenta el espacio que tengo en este sitio, y que pretendo conservar en los años futuros, me gustaría hacerle un seguimiento al único reducto de ficción que queda de esta gigantesca y placentera experiencia que fue seguir las aventuras de Walter White y Jesse Pinkman.
James "Jimmy" McGill
Mi madre, que es profesora de letras, tiene una costumbre que jamás pude entender, mucho menos cuando era un pendejo y estaba muy atado a ciertas estructuras a la hora de consumir expresiones culturales: cuando está por comenzar a leer una novela, lo primero que hace es agarrar las últimas 2 o 3 páginas, y leer el final de la misma. Si el cierre le causa algún tipo de satisfacción, entonces aborda la lectura de la misma sin problemas, de lo contrario solo lee la obra si lo necesita para un trabajo. Cuando pasaron los años, y yo fui creciendo –y ella también, por supuesto-, y algunas de mis estructuras se fueron cayendo o modificando, comencé a comprender el porqué de esta condición de mi progenitora: el final, a menos que se trate de una novela policial o de suspenso, pocas veces guarda un dato relevante que arruinará la experiencia de leer la novela en su totalidad, pero te proporciona una idea muy clara de cómo el escritor –o la escritora- cierra etapas, y también te da la pauta de cómo concibe su obra, de cómo la estructura, y ofrece además unas pinceladas del ritmo narrativo del cual seremos testigos si nos sumamos como lectores de la misma.
Si bien no se aplica en un 100% a la serie que hoy reseño, introducirnos en el mundo de Better Call Saul guarda una relación enorme con esta costumbre que mi madre conserva a la hora de consumir una novela. Desde el minuto cero los productores y creadores de la serie -Vince Gilligan y Peter Gould, el primero, obviamente, es también el artífice de Breaking Bad- nos dejan claro que el futuro de Saul Goodman más allá de la finalización de la serie que lo vio nacer es plano, aburrido y carente de matices dignos de narrar en un show televisivo: su destino quedó sellado por los eventos disparados en los últimos capítulos episodios de aquella magnífica serie, y su vida de prófugo y marginal lo alejarán probablemente de toda posibilidad de aventura y crecimiento como personaje. Lo que nos van a narrar los productores, entonces, girará en torno a los primeros pasos que Saul dio como abogado, y como hizo para terminar siendo ese cuervo de pocos escrúpulos que todo criminal busca en Albuquerque. A nadie le cabe la más mínima duda que el personaje que Bob Odenkirk compuso durante las 5 temporadas de Breaking Bad fue uno de los más interesantes y de los que más se destacaba, algo realmente meritorio teniendo en cuenta la enorme y variopinta gama de secundarios magistralmente caracterizados y escritos de los cuales daba cuenta la serie, pero si me preguntan a mí, no le veía futuro a un show protagonizado por el mismo. Intenté leer lo menos posible sobre la producción de la serie para poder introducirme en la misma, cuando finalmente comenzara su emisión, de la forma más “fresca” posible.
El resultado final luego de haber disfrutado de los diez episodios de los que se compone esta primer temporada es muy satisfactorio. Si uno no le exige al show el nivel de adicción que terminó induciendo Breaking Bad, Better Call Saul te proporciona un entretenimiento que tiene todos los componentes que añoramos de la serie madre, haciendo foco en la construcción de una historia y poniendo especial atención a los detalles, enfatizando las mañas y costumbres de James McGill –tal el nombre original de Saul- y ahondando en el estilo de vida que llevaba, signado por el día a día del trabajo de un abogado que está dando sus primeros pasos de manera independiente, alquilando una diminuta habitación para usarla como oficina al fondo de un enorme salón de belleza regentado por un grupete de asiáticas. Los matices con los que han construido la historia de “Jimmy” son muy amplios, y contienen todos los ingredientes que hacen a ciertos tipos de perdedores unos personajes más que queribles, y logran la empatía con el televidente de forma automática. Pocos son los que no se van a ver reflejados en muchos de los aspectos de la vida de Jimmy, como por ejemplo vivir bajo la sombra de un pariente cercano –en este caso el hermano-, encontrar la manera de sobresalir utilizando las habilidades que te da la vida o la calle, e intentar darle un vuelco a tu vida, aún cuando tenés todo en contra, para dar el golpe de gracia que te va a permitir sostenerte económicamente a lo largo del tiempo.
♫ La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ♫
Por supuesto, tratándose de una serie concebida y escrita por el genio de Vince Gilligan no van a faltar las estafas, los tiros, los engaños, las mentiras, los muertos, las relaciones conflictivas y los momentos de tensión que te van a dejar al borde de la silla, así como también el drama puesto en los afectos, que son los que, finalmente, te terminan ofreciendo el horizonte hacia el cual cada uno de nosotros se encamina. Si bien Better Call Saul cuenta con personajes nuevos escritos y creados explícitamente para esta serie (Kimberley "Kim" Wexler, caracterizada por Rhea Seehorn, abogada y “amiga” de Saul; Howard Hamlin, en la piel de Patrick Fabian, némesis del protagonista; Charles "Chuck" McGill, compuesto por el enorme Michael McKean, hermano de Jimmy), no van a faltar las participaciones de algunos de los personajes que sumaron a Breaking Bad color y sabor: seremos testigos del comienzo de la relación entre Saul y Michael "Mike" Ehrmantraut, una vez más interpretado por Jonathan Banks, y nos emocionaremos con el “regreso” de Tuco Salamanca en uno de los mejores capítulos de la temporada, que nos remitirá directamente al final de la 1er temporada de la serie original. Pero además hay esparcidos a lo largo y ancho de estos 10 episodios decenas de referencias y links a Breaking Bad que solo podrán ser apreciados y captados por los más despiertos fans de aquella mítica serie, y que capítulo a capítulo van introduciendo a Better Call Saul en el mismo universo.
Better Call Saul es, una vez más, un producto refinado para paladares finos, un show que apuesta por una televisión de calidad donde cada pieza está puesta de forma calculada y precisa en el lugar que corresponde para terminar configurando un gigantesco puzle que será el deleite de los fans. Esta primer temporada debería dejar más que conformes a los televidentes que fueron con pocas expectativas buscando migajas de B.B., y exceptuando por el final, que carece de un cliffhanger con gancho, debería haber abierto el apetito lo suficiente como para generar entusiasmo por lo que veremos de la misma el año que viene. Nos leemos la semana próxima, aquí, en Tierra Freak.