jueves, 21 de mayo de 2015

Season Finales of Arrow & Flash - La Columna de Logan.


En diciembre del año pasado me encargué de reseñar lo que me pareció fue el crossover del año, el cruce entre las series Arrow y The Flash, y la consolidación del universo D.C. común en la televisión, razón por lo cual me pareció lo más sensato darle un cierre a dicho artículo cubriendo el final de las temporadas de ambas series. Una vez más, pido disculpas por el título 100% en inglés, pero creo que es lo más adecuado para este caso.


Arrow

Tengo que confesarles varias cosas. La primera de ellas, tengo un problema con Arrow: el piloto de la misma es mi primer reseña oficial como columnista fijo en Tierra Freak, así que… Arrow y yo estamos “hermanados” dentro de este sitio por este tema. Además, Arrow fue la punta de lanza de lo que ahora podemos conocer como la “avanzada live-action de D.C. en televisión”, y es la serie que generó el spin-off The Flash, y entre ambas comenzaron a construir el universo común de D.C. en este medio. En retrospectiva, que hoy existan Gotham, la próxima a estrenarse Supergirl, e incluso la difunta Constantine y la también próxima a estrenarse Lucifer, se lo deben al éxito obtenido por Arrow. Ni hablar de The Flash y DC's Legends of Tomorrow, ¿no? Ambas son casi como hijas de este show.

Mi segunda confesión es esta: debo seguir, a lo largo del año, no menos de 40 series. No todas a la vez, por supuesto, pero durante los 12 meses que dura cada año estoy al tanto de esa cantidad de series, por lo menos. Podemos achacarle mi última incorporación al Dr. Morholt y su muy buena reseña de la excelentísima Wayward Pines, por ejemplo. Bueno, Arrow es la que más me cuesta ver, la que menos emoción me genera, y con la que más concesiones tengo que hacer… por minuto. Algunos se preguntarán por qué, entonces, la sigo… bueno, por un lado, porque estamos “hermanados”, ya establecimos ese punto, por el otro, porque forma parte del DCU televisivo live-action, y no quiero perderme detalle del mismo mientras me dé el cuero y los tiempos, y por último… porque cada tanto me da alguna alegría y me genera una empatía con la misma.

Si no se dieran todas las condiciones enumeradas en el párrafo anterior, ese “cada tanto” no sería ni remotamente suficiente para que Arrow pudiera conservarme como uno más de sus televidentes cautivos. Por mucho menos he largado series que, encima, algunos hoy me comentan que después de la 1er o 2da temporada se comenzaron a poner muy buenas. Por mucho menos. Arrow ejerce un violento y constante ataque al sentido común, y para mí no sería una sorpresa descubrir que forma parte del “consumo irónico” de mucha gente. Y esta temporada no fue la excepción, ni remotamente. 

De las tres ya emitidas, no es la peor porque es casi imposible terminar más abajo que la primera… pero estuvo bastante cerca, sobre todo con los últimos 10 minutos del final season. Ojo: la primer temporada no termina mal, pero levanta muy al final, cuando ya es casi demasiado tarde para remontarla.

Luego de una increíble remada en la 2da temporada, que giró alrededor de un villano ejemplar, a la altura de lo que el show y Oliver requería, y que quedará en la historia de la serie como el hijo-de-mil-puta-que-mató-a-la-vieja-de-Arrow-en-su-puta-cara, la temporada comenzó bien alto, incluyendo a Ray Palmer como un millonario dispuesto a devolver la gloria a Starling City, quien a través de una pseudo-opa hostil se apodera de la empresa de Oliver y lo deja sin un peso, y cobrándose casi gratuita pero sorpresivamente la vida de uno de los personajes principales de la serie en el 1er capítulo: la blonda Sara, hermana de Laurel y ex-novia de Oliver, ex Black Canary, ex miembro de la Liga de los Asesinos y ex-amante de Nyssa al Ghul, y desde ahora, ex-miembro del Arrow-Team, amén. Así que el pie inicial de esta temporada será ese: descubrir quién asesinó a Sara, y porqué. Finalmente caerán en la cuenta de que todo fue un plan de Merlyn, quien después de haber forjado un lazo con su hija natural, Thea –la media-hermana de Oliver-, y haberle enseñado a pelear, se revela como un tarado mental que drogó a su hija para poder manipularla y lograr que mate a Sara, y así Oliver se vea obligado a confrontar al mismísimo líder de la Liga de los Asesinos, en pos de defender su ciudad, una vez más. Oliver, sin demasiadas opciones, viaja entonces a Nanda Parbat, un lugar inhóspito donde se encuentra escondida la fortaleza de Ra's al Ghul, el líder de la Liga, y se enfrenta contra él en un mano a mano. Ra's poco más y limpia el piso con el cuerpo de Oliver, le gana casi con una mano atada a la espalda, lo atraviesa lado a lado con su espada, y lo patea a la mierda para que caiga cientos de metros al vacío y se haga bosta contra el fondo de un acantilado o algo así, en uno de los capítulos más “emocionantes” de la temporada, el que marcaba el mid-season de la misma. Para cuando la serie regresa al aire descubrimos que no, que Oliver no murió, le salvó el orto un viejo amigo del pasado, Maseo, un chino ex agente de Amanda Waller que realizó algunas misiones junto a Oliver, pero que fue víctima de una tragedia que incluyó la muerte de su hijo, y por esto abandonó a su esposa y se unió a la Liga de los Asesinos. Ahora Maseo, por el pasado común que tiene con nuestro protagonista, traiciona a su amo y lo rescata del fondo de ese abismo y le cura las heridas, mismas que incluían, como no, no solo una espada que lo atravesó como si fuera un brochet sino también la caída, ¿no?

Cuando faltan ocho capítulos para que concluya la temporada, luego de que Oliver aceptara entrenarse con Merlyn –el tipo que drogó a su hermana y la manipuló para que matara a su ex-novia, la hermana de su otra ex-novia, ¿no?- porque esa era la única forma en la que iba a poder estar a la altura de Ra’s la próxima vez que se enfrenten, en el episodio titulado “The Offer”, somos testigos del punto de inflexión que tiene la serie, y que va a identificar esta temporada: nuestro querido villano principal, Ra's al Ghul, le ofrece a Oliver ser su sucesor como líder de la Liga, y lo hace ver que esa es la única forma en la que va a poder proteger a sus seres queridos y a su ciudad. Es así como nuestro arquero escarlata, prácticamente bajo coacción (en un principio no iba a aceptar, pero Ra’s se traslada de Nanda Parbat a Starling City, y atraviesa de lado a lado –una vez más- con su espada a Thea, la hermana de Oliver, misma que solo podría ser salvada en el famoso Lazarus Pit, que queda, si si… en Nanda Parbat, más vale, y que solo podrá ser usado por nuestro protagonista si accede a la demanda de Ra’s) comienza a transitar el camino para convertirse en Al Sah-him, el nuevo ser que ocupará el lugar de Arrow y Oliver si cumple con todos los pasos que dicta el manual del buen líder de la Liga de los Asesinos, mismos que incluyen, por supuesto, cortar todo tipo de lazos con su pasado y sus afectos, y resurgir de las cenizas como un nuevo ser, 100% hijo-de-mil-puta. Ganándose la enemistad de todo su equipo, Oliver accede, aún cuando una de las condiciones es que tenga que casarse con la hija de Ra’s, Nyssa, la amante de Sara, esta última muerta a manos de Thea bajo los efectos de la droga que le dio su padre verdadero, Merlyn. Sara la hermana de Laurel, ambas ex de Oliver, .a.k.a. Arrow, a.k.a. Al Sah-him.

En el medio de todo esto, Felicity pega onda con su nuevo jefe, Ray Palmer, y lo ayuda completar el diseño del traje de The Atom, y por fin la ponen, en lo que sería la primera muestra de que Felicity de vez en cuando tiene sexo en la serie. Pero Felicity sigue metejoneada con Oliver, así que la relación no dura demasiado. Laurel se vuelve una alcohólica y quiere reemplazar a su hermana muerta como Black Canary, así que se entrena con un ex boxeador de nombre Ted Grant, y se cansa de mentirle a su padre, el ex-detective de homicidios recientemente ascendido Captain Lance, hasta que no puede más sostener las mentiras y la relación entre ambos se quiebra. Este último en un momento organiza una razia de “justicieros” en su ciudad y termina encarcelando a Roy Harper, que se hace pasar por Arrow, y que junto con Diggle y Felicity organizan un simulacro de su “muerte” dentro de la prisión en la que lo encierran, y es así como para el resto del mundo, Roy está muerto, y con él… Arrow. Roy huye de Starling City a otra ciudad, se encuentra con Thea y la ponen. Aplausos para ambos.

Para el final de la temporada descubrimos que todo era un plan de Oliver, que la volvió a jugar solo y engañó a todo el mundo, pero algunas cosas se le descontrolaron y tuve que viajar con Ra’s y la Liga a Starling City para soltar en la misma un virus mortal, como parte de la prueba final que lo posicionaría como digno heredero al trono de la Cabeza de Demonio, no sin antes dejar abandonados a Malcolm Merlyn y el resto del Arrow-Team a merced de una versión de dicho virus, encerrados sin posibilidad de escape en una de las habitaciones de la fortaleza en Nanda Parbat. Por suerte, esto formaba parte del plan que nuestro protagonista había orquestado secretamente con su nuevo socio de aventuras, Merlyn, y el virus al que fue expuesto el equipo no era tal, y son liberados por otro viejo conocido de la serie, Barry Allen, que una vez hecha esta acción regresa a su ciudad a encargarse de su propio super-villano. Oliver –ahora Al Sah-him- revela sus intenciones frente a su nuevo amor y con ayuda de sus ex compañeros impide la liberación del virus, y logra por fin tener su revancha con Ra’s, que a pesar de volver a derrotarlo en un mano a mano, por un descuido mientras le daba el discurso final se termina comienzo un espadazo que lo atraviesa de lado a lado. Como no. Con Starling City a salvo, Oliver decide entregarse por completo a su amor con Felicity, y larga las flechas y el arco, y con él… el Arrow-Team pierde a su líder, pero no se desarma del todo. Diggle se va a la bosta –aunque dejan entender que quizás regresa con alguna máscara- pero quedan Black Canary, Atom –que prueba utilizar la nano-tecnología para miniaturizar su traje y vuela el piso donde está ubicado en pedazos- y Thea, que ahora parece que se va a hacer llamar “Speedy”. Merlyn logra su cometido y se transforma en el nuevo líder de la Liga, mientras que la escena final los tiene a Oliver y Felicity, manejando un porsche 911 y avanzando hacia su destino juntos, cortando un horizonte soleado.

La temporada, no cabe duda, se desmadró en momentos trágicos y dramáticos, y no le faltó emoción ni acción. Nos pasearon por muchos escenarios exóticos, e incluyeron nuevos y excitantes personajes -muchos de los cuales son adaptaciones live-action de personajes de D.C.-, algunos de ellos incluso con poderes, a la par de la incorporación de mitos y plots clásicos del D.C., pero adaptados al marco de la serie. Entonces, ¿Qué falló? Bueno, todo. Ra’s, si me preguntan a mí, nunca estuvo a la altura. 


No porque el personaje estuviera mal escrito, o mal caracterizado, sino porque quedó como un salame, más de una vez… la hija le mojó la oreja dos o tres veces, Oliver también, Merlyn, incluso un ninja-asesino de la B como Maseo Yamashiro… Ensartó a medio mundo con su espadita y no mató a nadie, de hecho, el único personaje relevante que termina perdiendo la vida en toda la temporada termina siendo Sara, y eso sucede en el 1er capítulo. Ok, murieron Maseo y también su hijo, y Ra’s… pero en la temporada anterior falleció la vieja de Oliver. No se, fijate. Y ahora sabemos que Sara vuelve, así que para colmo eso no cuenta. Igual, el único problema no son las muertes, por supuesto, es la falta de sentido común que manejan los realizadores para pautar las tramas a corto y largo plazo. El abuso de las “mentiras” para generar tensión entre los personajes raya lo ridículo, y provoca demasiado desgaste entre los personajes, tanto como el estúpido cruce de relaciones que se va dando, con el tiempo, entre los mismos. Ni hablar de la panquequeada de medio mundo, ¿no? Todo bien con establecer zonas grises en el accionar de los personajes, pero llega un punto en el que, como fue el caso de Merlyn esta temporada, tantas vueltas termina provocando solo risa. Y las actuaciones no mejoran con el tiempo, ni tampoco el nivel de los diálogos. Aquellos que tres años atrás eran de madera actuando, lo siguen siendo, y los que eran buenos, hoy no se comen la serie con sus personajes… siguen conservando un nivel regular y ya. Cuando casi todo el casting te nivela para abajo, deduzco que crecer con tu personaje debe resultar complicado, por muy buen actor que seas. 

Arrow es un producto muy bien producido, con mucha plata encima para generar climas y FX’s, y con una base de fans y televidentes sólida y fiel, pero que no crece con el tiempo y no aprende de sus errores, porque a la vista de sus mediciones de rating al parecer no los tiene. Ahora concluyó una temporada con un recurso que X-Files se cansó de utilizar en los ’90 pero que abre la posibilidad de comenzar a disfrutar de otro tipo de show a futuro. ¿Se animarán los productores a virar 180º?

Flash

Yo siento que, al menos desde mi lado, le estoy debiendo algo a esta serie en Tierra Freak, porque es mucho lo que me dio durante estos 23 capítulos. A diferencia de lo que sí hice con Arrow y con otras series super-heroicas, cuando se realizó el estreno de The Flash no le dediqué una entrada al piloto, entre otras cosas porque hicieron esa hartera movida de “filtrar” el mismo como un mes antes del estreno oficial, y no supe realmente en qué momento clavar una reseña posta-posta. Me reivindiqué un poco cuando fui uno de los primeros redactores on-line en cubrir el crossover entre esta serie y Arrow, pero no fue suficiente, así que espero que, dejando a The Flash para el final de esta entrada, sume algunos puntos más desde mi lado, y bánquense que en algún momento le dedique unas líneas al dichoso piloto, dado que el mismo ofrece el marco para toda la temporada.

Dentro de lo que comenzamos a conocer como el Universo Compartido de D.C. en televisión (del cual por el momento, oficialmente, solo forman parte esta serie, Arrow y D.C.'s Legends of Tomorrow), y hasta incluso por afuera del mismo, pero dentro del sub-género superheróico, The Flash sin duda alguna se alzó por encima del resto como la serie mas comiquera del momento. La más nerd, la más freakie, la más cebadora, la que más terminó entusiasmando a los fans de la vieja guardia, y la más agradecida con ellos. El goce y disfrute de este show pasa, en gran parte, por la sobrecarga de referencias al medio original en el cual los guionistas y productores se han inspirado para llevar adelante esta primer temporada. Y es que, si antes del ya comentado crossover habíamos tenido las presencias de Weather Wizard, Simon Stagg, Multiplex, el Captain Cold, Heat Wave, Plastique, Girder y Blackout, luego de ese primer evento la serie seguiría sumando puntos y apariciones con el origen de Firestorm conformado por Ronnie Raymond y el Dr. Martin Stein, el cameo de Tina McGee y las participaciones de Linda Park, y las apariciones de Golden Glider, el Pied Piper, Peek-a-Boo, él (o los) Tricksters, Everyman, el Bug-Eyed Bandit, Mist, y, por supuesto, las estrellas de la temporada si hablamos de villanos: el mismísimo Gorilla Grodd, y Eobard Thawne, también conocido como "Professor Zoom" y "Reverse-Flash”, pero que en la serie será recordado más que nada como “The Man in the Yellow Suit”. Cuando hacemos un recuento de los 23 episodios que conforman esta primer temporada, fiel al espíritu del personaje, en mucho más de la mitad de los mismos hay una introducción de un personaje nuevo, 95% de los cuales están inspirados en los comics de nuestro querido velocista, y así, casi sin darnos cuenta, los productores armaron un enorme y muy nutrido universo propio, que para colmo tiene un co-relato con las aventuras que vive nuestro vecino favorito a solo unos kilómetros de distancia: el ex-millonario Oliver Queen. Lo dicho: magia pura para el lector de comics de ambos personajes, pero sobre todo de Flash. Algunos, un año atrás, se preguntaban cual era la necesidad de darle una serie propia a este personaje, éste claramente es uno de los motivos: por medio del mismo se hizo una enorme y preciosa expansión del D.C. Universe Live-action, como no se veía desde la mejor época de Smallville, con la inclusión, por fin, de personajes con super-poderes, algo que estaba escaseando bastante en la serie hermana, Arrow.

Otro de los motivos fue el viaje, la trama que dio marco a esta temporada, y que formó parte del leitmotiv de la misma: cuando Barry tenía solo 11 años un extraño incidente paranormal quitó la vida de su madre, y la investigación policíaca posterior de este crimen terminó dejando un único culpable, su padre, razón por la cual quedó prácticamente huérfano y tuvo la buena fortuna de ser adoptado por el detective que estuvo a cargo de dicho caso, Joe West, conviviendo con la hija del mismo, misma que se terminó transformando en su mejor amiga y su interés romántico, Iris West. Pero Barry siempre supo que su padre era inocente, y dedicaría su vida a descubrir quien realmente había acabado con la existencia de su madre. Quince años después, con Barry Allen trabajando como forense para el departamento de C.S.I. de la policía de Central City, codo a codo con su padrastro, Joe, que sigue ejerciendo como detective de homicidios, somos testigos de un terrible accidente producto del mal funcionamiento de un acelerador de partículas que el científico Harrison Wells construyó gracias a los recursos de los S.T.A.R. Labs, accidente que casi destruye Central City, y que desperdigó rayos locos por todos lados, con disímiles resultados. Uno de los mismos dio con el cuerpo de nuestro querido Barry, y lo dejó en coma por 9 meses, pero cuando despertó descubrió que era dueño de un inmenso poder: la capacidad de poder moverse a una velocidad asombrosa. Con la asistencia de un desprestigiado y vapuleado Wells, y lo que queda de su equipo, la sexy Caitlin Snow y el nerd Cisco Ramón, Barry hará uso de sus habilidades para transformarse en un Héroe, The Flash, el primero de esta ciudad, y combatirá el crimen todo el tiempo, en todos lados, sin perder pista a la investigación propia que viene llevando hace años sobre el misterio que rodea a la muerte de su madre.

Para cuando llegamos al final de la temporada descubrimos que el pasado, presente y futuro de Barry estuvo siempre cismado por el plan de un villano obsesionado con Flash, Eobard Thawne, otro científico que viajó desde el futuro con el objetivo de matar a un joven Barry Allen para así poder evitar la creación de aquél héroe que, en su tiempo, impedía cada uno de sus crímenes. No contó con la salvedad de que el mismo Barry lo siguiera en aquel viaje espacio-temporal, y ante la imposibilidad de acabar con la existencia de la versión infantil de su némesis, no tuvo mejor idea que asesinar a la madre del mismo, jugándosela a que dicha tragedia hunda a Barry en una depresión y lo aleje del camino del héroe. Este tal Thawne, encima, pierde sus habilidades como velocista en el viaje, y queda varado en su pasado, nuestro presente, resignado a vivir rodeado de la existencia de lo que para él son casi unos neandertales. Es así como comienza a pergeñar un nuevo plan que podría depositarlo de nuevo en su tiempo, pero que requeriría sí o sí la “creación” de su archi-enemigo, razón por la cual toma control del cuerpo del Dr. Harrison Wells, y desata una serie de eventos cuidadosamente planificados que le permitirían posicionarlo a él como “mentor” de Barry, para así poder inducirlo a alcanzar la velocidad necesaria para volver a hacer funcionar el acelerador de partículas y generar las condiciones para un nuevo viaje temporal, esta vez hacia el futuro.

Soy consciente de que si vos, querido/a lector/a, en el contexto de una charla de bar entre birras, escucharas de mi boca la expresión “estoy enfermo con la serie de Flash, me tiene loco”, y recibieras de mi parte como justificativo de mi exasperante emoción por dicho show la descripción que acabo de exponer, probablemente me acomodarías un bife tal que terminaría buscando al menos 4 beldents en el sopi. Y es que la “magia” implícita en esta gran aventura no se halla oculta en la trama en sí, sino en cómo se la fue desarrollando -algo que suele suceder en todas las grandes historias- y en los detalles que fueron inteligentemente ubicados a lo largo del camino, algunos en forma de pistas, otros en forma de links y referencias varias al comic. Y además la temporada se nutrió de tantísimos bonus tracks que directamente expulsan el nerdómetro a la estratósfera, como por ejemplo la elección, de base, del actor que interpretaría a Henry Allen, el padre de nuestro protagonista, John Wesley Shipp, el mismo que diera vida, en los ’90, al propio Barry Allen en la serie de Flash de esos años… un hermoso guiño al fan que se multiplica por dos cuando en el episodio 17, intitulado “Tricksters”, hace su aparición nada más y nada menos que Mark Hamill personificando a James Jesse, a.k.a. The Trickster, ¡el mismo villano que caracterizó, también, en la vieja serie!, en un episodio épico cargado de nostalgia y geekismo cinéfilo y televisivo, donde hasta hubo lugar para una referencia a Star Wars

Y si hablamos del freek de la televisión, ¡¿cómo no derramar un par de lágrimas de emoción cuando volvemos a ver juntos a los “hermanos” de Prison Break, una vez más codo a codo, pero esta vez como villanos aliados?! Y evidentemente no soy el único que se emocionó por este link, dado que Dominic Purcell y Wentworth Miller, los actores que dan vida a estos personajes, son los únicos “villanos” que serán de la partida de los futuros DC's Legends of Tomorrow.

Pero sumado a esto, la inclusión de la speed-force, Barry viajando en el tiempo sin saberlo y generando una cronología paralela que luego corregiría, el casco de Jay Garrick, el cameo de Hawkgirl en los segundos finales del último capítulo al igual que la inclusión de la Time-Sphere y la mención de Rip Hunter, el diario del futuro con una posible mención a “Crisis on Infinite Earths” y la inclusión de Gideon, el anillo que contiene el traje, la “muerte” de Cisco, la formación de los Rogues, ¡¡¡Gorilla Grodd!!! Maestro, no me alcanza la memoria ni el espacio para mencionar todo lo que esta serie ya nos dio… estoy dejando afuera las constantes referencias a Arrow, ya sea en diálogos o en apariciones de personajes de aquella serie en esta, o a la inversa, y el cuidado que los showrunners de ambas series pusieron para cuidar la cronología –incluso en la misma semana- y construir la sensación de un universo común, con las complicaciones que eso conlleva, todo esto encajado con bastante buena muñeca dentro del desarrollo de la trama principal, que termina explotando en tres de los últimos cuatro capítulos –el del Gorilla Grodd se podría decir que fue un interludio… sí, los pibes como “interludio” te clavan tremendo villano, corta la bocha-, los cuales concluyen en el fallido plan de Wells/Thawne, el sacrificio de Eddie Thawne -el prometido de Iris y ancestro de Eobard Thawne-, en pos de detener al Reverse-Flash, y la posible destrucción de Central City y el mundo si Barry no se hace cargo de cerrar un fucking agujero negro que podría destruirlo todo.



Para finalizar, el show tiene, como no, sus puntos oscuros, y son muchos. Lo principal: está protagonizada por un velocista, y eso siempre generó y va a generar controversia. ¿Cuáles son los límites de los poderes de Barry, y cómo es posible que no pueda resolver todas las situaciones que no incluyen a otro velocista en cuestión de décimas de segundo? ¿Cómo alguien siquiera puede pensar en ponerle una mano, un pie, una flecha o una bala encima a un tipo que se mueve a la velocidad del sonido? El televidente/lector promedio suele tener buena predisposición para hacer las concesiones que sean necesarias con este tipo de dilemas, en tanto y en cuanto los guionistas y productores no abusen de la falta de sentido común para resolver ciertas situaciones críticas que, ante los poderes de Barry y las posibilidades que ofrece, resultan casi inverosímiles. 

En The Flash, esa “verosimilitud” del relato se vio coartada varias veces, lamentablemente. Y muchas veces sin mayores excusas que poner al protagonista en un aprieto para ir a un corte y generar tensión antes del mismo. Los diálogos tampoco son el punto fuerte de este show, pero a diferencia de Arrow, aquí la pilotean mucho mejor, quizás porque el casting está un par de escalones por encima del de la serie hermana. No abusaron del “romance” y de las “mentiras”, pero hubo momentos, en algunos episodios, donde ambos tópicos se volvieron insoportables y lograron poner en jaque un capítulo que, quizás, podría haber dejado mejor gusto en la boca sin la innecesaria obsecuencia de poner énfasis en esos puntos. Pero aún con esto en contra, el balance final es muy positivo, por todo lo que señalé en los párrafos anteriores. Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak
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