Así es, mis queridos lectores, luego del artículo sobre el Marvel Cinematic Universe y Avengers: Age of Ultron (2015) la semana pasada, y las sendas reseñas del las series Daredevil y Agent Carter las anteriores, cerramos este “mes Marvel” con un fugaz recorrido nostálgico por la biopic de Powder, el 1er mutante del cine norteamericano, aprovechando que este año se cumplen 20 años de su estreno.
-Ah, no, esto es demasiado… ahora sí que se piró del todo Logan. Cierren todo, el último que apague la luz. ¡¿Quién carajo es Powder, qué corno tiene que ver con Marvel y porqué amerita siquiera dos líneas, maestro?¡
Todo a su tiempo, que no te mate la ansiedad. Paso a explicarles como viene la mano.
Pura Energía
Powder (1995) -que en inglés significa arenilla o polvo-, fue escrita y dirigida por un tal Victor Ronald Salva, más conocido por su debut cinematográfico circunscripto en el género del terror y financiado por el propio Francis Ford Coppola, Clownhouse (1989), y también por ser artífice tanto en guión como en la dirección nuevamente de otro clásico del terror clase-B, Jeepers Creepers (2001). Sin embargo, el film que hoy me encargo de rescatar no pertenece a este género, aunque tiene muchas escenas de suspenso muy bien manejadas por un tipo que evidentemente es un apasionado del mismo. No, Powder es un drama, hecho y derecho, con un componente fanástico interesante que lo hace atractivo para nosotros y para el sitio, y con puntos en común muy fuertes con la mitología mutante de Marvel Comics que todos hemos consumido de una u otra manera, ya sea en papel, en cartoons o en cine. Un interesante punto de conexión entre Powder y las franquicias de esta editorial es que aquel film de 1995 estaba distribuido por Buena Vista Pictures, ¿no?, que como seguramente todos saben no es ni más ni menos que la distribuidora de Disney, uno de los motivos por los que esta película no la conozca nadie. ¡¿Cómo?! Ya llegaremos a ese punto, amigos.
Resulta que la trama de Powder (1995) nos traslada desde el minuto cero a la vida de Jeremy "Powder" Reed, un adolescente con peculiares características, la más destacable de todas desde la distancia es que es un albino, o sea, una persona con la piel anormalmente blanca por la carencia de pigmentos en la misma, y en el caso particular de Jeremy se denota una ausencia total de pelo y bello. No conforme con eso, Jeremy posee también algunas capacidades especiales que lo hacen un ejemplar único entre los humanos: una soberbia inteligencia que luego de ser puesta a prueba con un test de coeficiente intelectual deja atónitos a quienes supervisaron el mismo mostrando niveles históricos e increíbles, difíciles de creer de un ser humano que, para colmo, no recibió siquiera la educación básica dado que fue criado en un sótano por sus abuelos, quienes solo le enseñaron a leer. Jeremy da muestras de esta preciada inteligencia demostrando haber memorizado página por página cada una de las cientas novelas que ha leído, muchas de las cuales forman parte de la literatura tradicional norteamericana, como por ejemplo el clásico de los ’50 de Ernest Hemingway, The Old Man and the Sea (El viejo y el mar). Como si esto no fuera suficiente, para consagrarse como el geek del año, Powder posee además una sensibilidad especial hacia los impulsos eléctricos, pudiendo incluso manipular los mismos cuando fuera necesario, modificando los campos magnéticos a su alrededor y transformándose él mismo en un gigantesco y poderoso electroimán. Teniendo en cuenta que la vida es energía, y que podemos pensar, hablar y caminar gracias a impulsos eléctricos enviados desde nuestro cerebro hacia los músculos, se podría deducir que el origen del altísimo coeficiente intelectual de Jeremy está directamente relacionado con su poder, pero el film nunca explicita esta teoría, lo cual da lugar a pensar que sencillamente Powder es, como el profesor Charles Xavier nos ha enseñado todos estos años, el siguiente paso en la evolución humana, y de ahí su elevada inteligencia. La película juega durante bastante tiempo con la idea de explorar los límites del cerebro humano desde el potencial de Jeremy, mientras explicita de manera bastante obvia la crueldad que guarda nuestra raza, y sobre todo el miedo que le tenemos a lo que no terminamos de comprender… y el rechazo que nos provocan aquellos que son evidentemente distintos y que, por lo tanto, no los vemos como nuestros iguales y no les permitimos compartir nuestros espacios y acceder a nuestros rituales, cuando no los amenazamos, golpeamos e incluso intentamos atentar contra sus vidas. ¿Les suena de algún lado esto?
Hay equipo
Powder (1995) tenía potencial para convertirse en un clásico del cine fantástico, y un antecedente interesante de la ola de films relacionados con el género super-heroico que estamos viviendo hoy en día, mano a mano con producciones de esa década como The Rocketeer (1991) o The Crow (1994), aún cuando los realizadores apuntaban a presentar una historia dramática de corte humano, y cuando el protagonista lejos estaba de considerarse él mismo un héroe. Los efectos especiales, salvo en la escena final, siempre están a la altura de lo que se desea mostrar, teniendo en cuenta las limitaciones técnicas de esa época y que además no era una super-producción millonaria de la Warner del tipo Batman Returns (1992): el film costó 9 millones de dólares y, aún con viento en contra, recaudó 30 millones… la película del orejudo costó 80 millones y recaudó 265, como para que se den una idea. Pero así y todo, contó con música del genio de Jerry Goldsmith, y con actores de la talla de Jeff Goldblum [The Fly (1986), Jurassic Park (1993), Independence Day (1996)], Lance Henriksen [Close Encounters of the Third Kind (1977), The Terminator (1984), Aliens (1986), Alien 3 (1992) y por supuesto el inolvidable Frank Black de la serie Millennium] y Mary Steenburgen [Philadelphia (1993), Nixon (1995), I Am Sam (2001) y la reciente serie Justified] caracterizando los 3 personajes de más peso en la historia aparte del propio Jeremy, que fue interpretado por un en ese momento ignoto Sean Patrick Flanery, pero que tres años después se ganaría un lugar en el corazón del amante del cine policial componiendo a uno de los hermanos irlandeses protagonistas del clásico The Boondock Saints (1999).
Si bien la trama sorprende por momentos, no es digna de un oscar ni mucho menos, lo que hace especial esta producción sin duda alguna es lo atípico de la propuesta, por la forma en la que está presentada por parte de la producción, la dirección y las actuaciones, y las familiaridades que tenía con el material que los lectores de comics Marvel tenemos asimilado a nuestra cadena de ADN. Además el guión, de manera sutil, tiene roces con la cultura pop de esos años: Pearl Jam ya era una banda popular promediando los ’90, y en el ’91 ya habían presentado su álbum debut, Ten, que, oh casualidad, tiene uno de los cortes de promoción titulado “Jeremy”, cuya letra es un homenaje a Jeremy Wade Delle, un texano de 16 años que por esos días se había suicidado delante de toda su clase. Si el nombre de Powder nos remite al mejor grunge de Seattle, la apariencia también nos evoca a otro cantautor, oriundo de Indiana, el proclamado Rey del Pop, Michael Jackson, que para el ’91 nos sorprendía con su 8vo álbum de estudio, Dangerous, mostrándonos lo que estaría cerca de ser su apariencia definitiva –una acepción casi inaplicable a un transformista/inconformista como él-, alejándose lo más posible de sus raíces y orígenes negros, poniendo sobre la mesa de debate una vez más los límites de la cirugía estética. Y para agitar más el avispero, uno de los temas de promoción de dicho álbum se titulaba "Black or White". Amén de estas referencias culturales, el film se sostiene, es muy entretenido, por momentos excitante, y no abusa de los golpes bajos, aún cuando tiene madera para hacerlo dado que la vida de Jeremy hasta la muerte de su abuelo –una tragedia que funciona como disparador para obligarlo a abandonar el sótano y comenzar a tomar contacto con la sociedad-, aislado no solo de otras personas sino también de la naturaleza bien podría haberlo transformado en el Emo original. La trama hace un poco de agua faltando 15 minutos para el final, pero se reivindica con una resolución coherente y muy anti-comercial que claramente no iba a permitir desarrollar una saga. Si el producto final es decente, tiene un casting memorable y la temática cuenta con un hipertexto que nos interesa, ¿cómo es que Powder (1995) se termina transformando casi en film maldito que prácticamente nadie vio y ni se menciona en las charlas geeks?
El Dilema
Como muchos sospecharan, el problema poco tuvo que ver con la trama del film, que está lejos de ser provocativa en cualquiera de las problemáticas y aristas que presenta. El guionista y director, Victor Salva, luego del estreno de su opera prima, Clownhouse (1989), en la cual laburaba también un jovensísimo Sam Rockwell, fue denunciado por otro de los actores que participaron de dicha producción, por pederasta. La víctima, de solo 14 años, era ni más ni menos que uno de los protagonistas del film, Nathan Forrest Winters, que logró llevar el caso a un juicio en el cual el mismo Salva terminó reconociendo que las acusaciones eran ciertas, razón por la cual se comió 15 meses en prisión. Amén del tenor de las acusaciones, y del resultado del juicio, manejaron todo con un perfil muy bajo y lograron pasar todo por debajo del radar de los medios, al punto tal que cuando Salva finalmente sale de prisión puede volver a escribir y dirigir casi sin mayores inconvenientes, y estrena The Nature of the Beast (1995), un thriller de acción con algunas referencias a la prisión que el buenazo de Vic había recuperado de esos penosos 15 meses en la misma, y con uno de los protagónicos a cargo de Lance Henriksen, a quien volvería a convocar para Powder, obviamente. Esta producción, a diferencia de la siguiente, estaba distribuida por New Line Cinema, y tuvo una recepción bastante positiva en la crítica.
Evidentemente, teniendo a internet casi en pañales, las noticias en esos años no viajaban a la misma velocidad que hoy en día, y las repercusiones de ciertos “regresos” tardaban un poco más en hacer el suficiente ruido como para que las alarmas comiencen a sonar. Es así como Salva se acerca a la gente de Hollywood Pictures y Caravan Pictures para que le co-produzcan Powder y convence a los muchachos de Buena Vista Pictures para que la distribuyan. Amén del tenor dramático de la producción, hicieron las cosas lo suficientemente bien como para poder generar expectativas en distintos públicos, pero sobre todo en aquellos fans del cine fantástico, así que armaron un aparato de producción considerable… que terminó llamando la atención de Forrest Winters, la víctima de Salva, que junto con familiares y amigos comenzó una intensa campaña de escrache al director y a la película, que en esos años trajo enormes repercusiones, que llegaron a alcanzar al mismo Coppola, que tenía a Victor casi como un “protegido”, y se enunció a favor del mismo, llegando a acusar a Winters de buscar un interés económico. La base de la campaña de escrache obviamente estaba apuntada a Disney como empresa que representa valores familiares, y fue muy efectiva teniendo en cuenta que, si bien pudieron estrenar el film en U.S.A. y varios países más, retiraron el estreno en cines pautado para 15 países, entre los cuales entró el nuestro, y una vez que recaudaron los suficiente como para salir limpios y quedarse con un resto, enterraron esta producción 3 metros bajo tierra: la película llegó a tener una tibia edición en DVD que prácticamente no contiene extras y hoy por hoy incluso puede ser adquirida para verse on-line, pero durante años estuvo descatalogada y figuró como “agotada” hasta finales del siglo pasado. Los dolores de cabeza que el estreno de Powder (1995) le produjo a Disney la terminaron transformando en una película “maldita” de la cual ninguno de los que participaron de la misma habla, y hoy por hoy suceden cosas muy extrañas con la misma, como por ejemplo el hecho de no figurar dentro de una lista de wikipedia que ordena de forma ascendente los “American superhero films”, entre los cuales figuran producciones como Unbreakable (2000). Pero eso no evitó que canales de aire porteños lograran ponerle las garras encima, y gracias a esas maniobras muchos de nosotros pudimos cruzarnos con el eléctrico Jeremy en algún zapping furioso de domingo a la tarde, previa a los partidos de la fecha, por supuesto. Powder hoy por hoy, se la sigue bancando con bastante dignidad, sobre todo por las caracterizaciones, aunque hay que soportar el ritmo y los clichés de esos años, más bien. Espero haberlos entretenido y entusiasmado para que, aquellos que nunca la vieron, corran a su torrent más cercano a conseguirla. Nos leemos la semana próxima, aquí, en Tierra Freak.