miércoles, 29 de abril de 2015

“12 Monos” o cuando el pasado realmente importa - El Gabinete del Dr. Morholt.


Pensar que es un fenómeno nuevo el que haya series derivadas de películas es un síntoma clásico de la posmodernidad.

O sea, vivir sólo el presente sin que importe el pasado principalmente porque no hay tiempo para conocerlo.

Todo tiene que ser instantáneo, todo es el ahora, el ya mismo,  y no importa el ayer.
El caudal de estímulos que recibimos es tan grande, o sea hay tantos y con tanta velocidad, que ni siquiera tenemos tiempo de procesarlos y pensar un segundo en lo que acaba de pasar (porque ese segundo que acaba de irse también es parte del pasado).


Entonces para todos aquellos que se sorprendan por ciertos nuevos productos televisivos estadounidenses que se basan en películas exitosas sólo les quiero decir que ya en 1954 existía el “The Adventures of Rin Tin Tin” basada libremente en la película muda “Where the North Begins” del año 1923. Película tan, tan exitosa que logró sacar de la bancarrota al estudio Warner Bros.
O sea que productos de los que ya hablé como “TheLibrarians”, “From Dusk Till Dawn” o “Dominion”, ni la que voy a reseñar ahora, “12 Monkeys”, son reflejos “de esta nueva tendencia”, sino algo que la industria audiovisual estadounidense ya nos debería tener acostumbrados.

Pero claro, para poder analizarlo desde esa óptica deberíamos conocer un poco el pasado. Cosa que en esta serie en particular es muy importante.

Porque no cualquiera que haya disfrutado de la maravillosa película homónima del maravilloso Terry Gilliam estrenada en 1995 sabe que en realidad está basada en el maravilloso cortometraje de 1962 llamado “La Jetée” del director francés Chris Marker. Y como en Tierra Freak queremos que los nerdos sean mejores nerdos, acá se los dejamos para que lo vean (después de seguir leyendo #ElGabinete, obvio).

Y hay que reconocer que, si bien el ex Monty Python es digno de ser llamado “Bardo de la Modernidad” (y prontamente tendrá su columna como Nimrod Antal o Zach Braff, la película de 1995 es una película mainstream, con actores mainstream, con un presupuesto de película mainstream y producida por una empresa mainstream como Universal. Y por lo tanto el paso desde “La Jetée” a la “12 Monkeys” de Gilliam es una pérdida de expresión artística.

Obviamente a pesar de todas estas “trabas al arte”, la genialidad de Terry Gilliam se logra destacar en pantalla, así como la hermosa fotografía de Roger Pratt, colaborador de Gilliam en películas como “Brazil” o “The Fisher King”, pero también responsable de la fotografía en la “Batman” de Tim Burton.

Y no podemos dejar de lado las actuaciones, porque fue la primera vez que vimos al “carilindo” de Brad Pitt en un papel que lo alejaba de todo lo que había hecho anteriormente. Así como Willis logra momentos donde demuestra que apodos como “El Duro” le quedan muy chicos.

Pero también la duda e incertidumbre del personaje de Madeleine Stowe ante la fantástica historia del personaje de Bruce Willis sobre que es un viajero temporal que viene a cambiar un futuro horrible para la humanidad es parte central de la película, tanto como su fotografía, sus maravillosos planos y las actuaciones.

Esa misma incertidumbre que tiene el espectador sobre si realmente se va a poder cambiar ese futuro y detener al ejército de los 12 Monos, o si todo está “escrito en piedra” y el futuro no se puede cambiar. Esa incertidumbre que nos hace replantear si Cole, el personaje de Willis, estaba destinado a viajar al pasado, no para que el futuro cambie, sino para que suceda tal como tiene que suceder.

Y luego de ver toda la primera temporada de “12 Monkeys” puedo asegurar que esa pérdida de expresión artística volvió a ocurrir. Sea quizás por las limitaciones del medio en si mismo, sea por la calidad de los actores, por la cantidad de ignotos directores o también por los ignotos directores de fotografía.

Sea por lo que sea, volvió a ocurrir.

Pero, momento, porque no estoy diciendo que la serie sea una porquería ni nada por el estilo, porque “La Jetée” es de un nivel demasiado alto, así como la película de Gilliam. O sea que la vara está muy, muy arriba. Pero vale aclarar que si se va a buscar algo como lo anterior, pues obviamente no lo vamos a conseguir.

Habiendo aclarado esto, la nueva versión de la historia es responsabilidad de Travis Fickett y Terry Matalas, que sólo los 10 que vimos “Terra Nova” o los cien que vieron “Nikita” (no “La Femme Nikita” de 1997, sino la remake del 2010) podemos llegar a conocer.

Y como es una nueva versión de la historia, desde el principio tenemos algunos cambios, como que los personajes compartan sólo apellidos y no nombres con respecto a la película del 95, o que sus trabajos no sean exactamente iguales o que sus personalidades tampoco lo sean.

Es que acá radica la gran diferencia con, por ejemplo, la versión televisiva de “From Dusk Till Dawn” donde Robert Rodríguez copia planos que vimos en pantalla grande para demostrar que sólo quiere ampliar el mundo y que, en algún momento, habrá un punto de inflexión que le dará a la serie su propia línea de continuidad.

En “12 Monkeys” los creadores dejan bien en claro que es una re-imaginación, así como lo fuera la espantosa “V” del 2009 con respecto a la “V” de 1984 (pero por suerte mucho mejor hecha… aunque eso no es mucho decir).

O sea que Cole seguirá viajando en el tiempo para intentar detener al Ejército de los 12 Monos, pero se nos contará mejor cómo sobrevivió a la gran plaga que mató a la mayoría de la humanidad, se nos contará mucho más sobre el proyecto que logra enviarlo a través del tiempo, se nos contará más de la historia de la Dra. Cassandra Railly (no Kathryn como en la película) y principalmente se desarrollará mucho, mucho más sobre qué son los 12 Monos y quiénes quieren que la humanidad sufra el futuro que Cole viene a impedir.

Con sólo 13 capítulos llenos de saltos temporales, cambios en las líneas temporales, acción y conspiraciones “12 Monkeys” es una entretenida serie para cualquier amante de la ciencia ficción.

Principalmente porque maneja muy bien “la cuarta dimensión” y hasta la última escena del último capítulo de la temporada se nos transmite la misma incertidumbre a los espectadores de si el futuro es algo que se pueda cambiar o hay fuerzas por fuera de nuestro control que lo impiden.

Los protagónicos de la serie son Aaron Stanford (conocido por ser “Pyro” en la saga cinematográfica de X-Men) y la bella y principiante Amanda Schull. También tiene en el reparto a Kirk Acevedo (al que ya vimos en “Fringe” y en los recientes capítulos de “Marvel Agents Of  S.H.I.E.L.D.”) y la alemana Barbara Sukowa, por sólo nombrar algunos porque la mayoría no los conoce nadie.

La productora sigue siendo la rama televisiva de Universal, o sea NBC, pero se transmite por el canal SyFy y ya tiene confirmada una segunda temporada que se transmitirá el año que viene.

Es decir que el público la acompaña y está bien que así lo haga, porque, como dije es un producto interesante, pero hay que entenderlo dentro de sus limitaciones, todas las que dije más arriba y que las dejé bien claras para que se entienda mi punto: no es una serie que le va a cambiar la vida a nadie.

Y sólo entendiéndolo como un producto del hoy, pero conociendo el pasado, podemos disfrutarlo. Porque no es la película de Gilliam y mucho menos el corto de Marker, pero es entretenida, de ciencia ficción, con viajes temporales y sobre un futuro apocalíptico donde la humanidad está diezmada. ¿Qué más podemos pedirle a la televisión actual?
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