Hermanos de Sangre nos cuenta la historia de Matías (Alejandro Parrilla), un tipo que sueña constantemente con cosas simples pero, al menos para él, inalcanzables. Todo esto cambiará cuando Nicolás (Sergio Boris), su mejor amigo, vuelve a su vida, ayudandolé a correr las limitaciones que cierran sus aspiraciones de un modo práctico pero poco convencional.
Daniel de la Vega (Death Knows Your Name) capitanea esta película que no puede definirse con un solo género, y en este caso eso es una virtud. La dirección está acompañada por Martín Blousson (La Memoria del Muerto), quien también se hace cargo del guión junto a Nicanor Loreti (Diablo) y Germán Val (Parapolicial negro, apuntes para una prehistoria de la AAA).
Una vez más tengo el placer de sentarme a disfrutar de cine nacional jugado y distinto a lo que solemos cruzarnos en el cine desde hace años. El film tiene muchos puntos fuertes para destacar y voy a tratar de mencionar solo lo más importantes para no contarles nada de la historia.
La narrativa que puede verse es remarcable, mucha fluidez bien lograda con una edición que le hace justicia.
Se pasa de momentos dramáticos a escenas de acción intercalando humor negro de un modo que te hace sentirlo natural, real, palpable.
La fotografía también cumple un buen papel, hay unos claro/oscuros maravillosos que sorprenden gratamente y por más que sean tomas rápidas te quedan en mente.
Todo esto mencionado es muy bueno, pero sin duda el punto más fuerte de todos son los diálogos. Son extremadamente certeros y están muy bien elegidos y pensados para cada personaje. Parece una obviedad esto que digo, pero no lo es, ejemplos de trabajos mal hechos sobran, siempre.
Estos diálogos tan acertados no hubiesen sido ni la mitad de buenos sin una buena interpretación, y los aplausos se los llevan los protagonistas principales, Parrilla y Boris. Si bien las actuaciones de casi todo el reparto son muy buenas, se destacan muchisimo estas dos, lo que hace que los diálogos tomen un refuerzo extremo. Hay frases tan geniales que podrían ir tranquilamente a los top 50 de mejores citas de películas.
La participación de Carlos Perciavalle en la cinta es descolocante, no hace mal su trabajo, pero distrae más de lo que debería atraer. Entiendo que una figura así puede llevar más gente al cine, pero si hace un papel secundario, no está en el poster promocional y hace un papel por demás bizarro, distrae en lugar de llamar la atención o hacer reir. Una señora mayor podría haber hecho el mismo papel sin distraer tanto y siendo más graciosa, estimo.
El balance es más que positivo, tenemos como resultado una película jugada y distinta al cine nacional clásico, como les decía al principio. Escenas de tensión y climas bien logrados, opresión constante, lindas actuaciones (algunas excelentes), humor negro que saca carcajadas, y un tratamiento de imagen envidiable para muchas películas con muchísimo más presupuesto, que no es poco para nada.
En fin... sangre, tiros, tetas, gags y esa magia que exhala el cine de acá que se aleja de lo típico.
Hay gente que apuesta a hacer cine nacional distinto, vos podes apostar a acompañarlo sin perder el tiempo.