jueves, 8 de mayo de 2014

24: Live Another Day - La Columna de Logan.



En la madrugada del jueves 11 de octubre del 2012 entregué la reseña del episodio piloto de Arrow, y ese mismo día el administrador y dueño del sitio, Saki, la puso on-line. Esa sería mi 1er reseña oficial para Tierra Freak como columnista regular y el puntapié inicial de un compromiso con Saki y con ustedes, los lectores y visitantes de este sitio, que he intentado honrar en tiempo y forma… aunque no siempre lo he logrado. Ya desde ese día comencé a imaginar cuando y de qué manera podría explayarme en entradas futuras sobre algunas de mis series de T.V. clásicas favoritas, buscando siempre una excusa válida de la mano de un anclaje con el presente que tuviera que ver sobre todo con algún aniversario o festejo relacionado con dichos shows. Es así como pude clavar una entrada sobre Buffy, una sobre los X-Files, una sobre Firefly e incluso me las ingenié para hablar un poco sobre Lost y sobre The Sopranos, aprovechando el deceso del enorme Gandolfini y haciendo tripa del morbo. Pero tengo que sincerarme con todos ustedes: fallaba estrepitosamente y cada semana me decepcionaba a mí mismo por no encontrar una razón para rendirle un justo homenaje a una de mis series cabeceras, a uno de los shows que defenderé a capa y espada hasta el día en que la parca se apodere de mi alma, y ahora FOX, esa señal de cable que tantas veces he bardeado en este sitio –y fuera de él también- me ha otorgado la excusa perfecta. Por supuesto estoy hablando de 24, y sobre todo de Jack Bauer, que para tranquilidad del buen americano está de regreso para protegernos de esos putos terroristas.


Damn It!!!

No puedo ni comenzar a describirles lo emocionado que estoy de poder explayarme sobre este show, y sobre todo sobre Jack Bauer. Para un fan del género de acción, Jack lo es todo. Y dicho esto, quiero hacer aquí mismo, ahora, una confesión: me cae muy mal Chuck Norris. Y ustedes, el resto del mundo, tienen la culpa. Todo el que me conoce sabe de mi fanatismo por las artes marciales en el cine y la televisión, y mi respeto y admiración por aquellos actores que han sabido hacer uso de sus destrezas en el combate cuerpo a cuerpo para entretenernos en la ficción es enorme, pero la llegada de internet y la proliferación a través de este medio del mito exagerado del bigotudo yanquie y sus infinitas capacidades para infringir daño y sobrevivir a cualquier cosa que se le tire encima me terminaron agotando. Entiendo que forma parte de una humorada, y al principio me causaba gracia. Ya no. Para mí, el verdadero Chuck Norris… es ni más ni menos que Jack Bauer, y la construcción de ese personaje a través del camino recorrido en 8 temporadas y un film para televisión lo validan, le dan el título, el cinturón y la corona. Punto. Quien, como yo, acompañó a Bauer en esos violentos, intensos, dramáticos y adrenalínicos 8 días -192 horas, exactamente- sabe exactamente de lo que estoy hablando, y coincide conmigo en un 100%. Los fans de Bauer somos como sus padres o sus mejores amigos: lo entendemos perfectamente y lo vamos a justificar siempre, porque con el tiempo terminamos comprendiendo no solo su escala de valores y su moral, sino también el compromiso que asume para llevar adelante su cruzada, el cual desconoce límites y fronteras. Y cuando digo límites, lo digo en serio: si Jack se propone algo lo va a realizar, y más te vale a vos, seas quien seas, que no te cruces en su puto camino, porque podrás meterle un par de tiros, un cuchillo en el abdomen, podrás capturarlo y torturarlo con descargas eléctricas, drogas experimentales, incluso podrás intentar intoxicarlo con algún virus letal… pero al final del día él va a seguir vivo y vos, con suerte, vas a morir… con suerte, porque cuando se trata de Jack Bauer, una muerte rápida y violenta es la mejor carta que podes sacar de esa baraja, amigo.

Jack es, dentro de mi vida, otro de esos amigos de ficción que fui haciendo con el tiempo, y eso es algo muy propio del medio, y que quizás tiene un correlato en la historieta mensual y la música, por entablar una relación a largo plazo con una pieza de arte que tiene pasajes o personajes recurrentes. Cuando 24 finalizó, sabía que iba a extrañar esa voz ronca y reventada, aún cuando supiera que podría cruzarme con Kiefer Sutherland en otro contexto más adelante, cosa que de hecho hice: lo seguí cual groupie con la entrepierna mojada en cada uno de sus proyectos posteriores, lo vi en la miniserie The Confession (2011), en  The Reluctant Fundamentalist (2012) y también seguí su nueva serie, Touch, que tristemente no logró llegar a buen puerto. Pero era inútil, buscaba a Jack en cada personaje que Sutherland caracterizaba, festejaba cada pequeño gesto de Jack que percibía en sus caracterizaciones, y ni hablar de cómo saltaba de la silla ante la posibilidad de una reacción violenta por parte del personaje de turno. Un fútil, enfermizo y frustrante ejercicio que solo me deparó decepciones y me arrastró a la inevitable resignación, hasta que a fines del año pasado el anuncio del regreso de 24 me devolvió el alma al cuerpo.

This is the Longest Day of my Life

Cabe la muy remota posibilidad de que algún desacatado haya entrado a esta reseña sin tener noción alguna del porqué una serie como 24 amerita una entrada, ya que desconoce el contenido de la misma y la repercusión que tuvo en su momento en el medio, por no mencionar el camino que abrió. Para ellos, los curiosos, van los siguientes párrafos. A los detractores de la serie los atiendo después. Todos van a tener lo suyo hoy.

24 fue una serie de t.v. dramática con altas dosis de acción que emitió la cadena FOX y produjo Imagine Televisión, de la mano de Robert Cochran y Joel Surnow, y que tenía un formato novedoso e innovador para el medio: era emitida en tiempo real, cada hora del episodio se condice perfectamente con una hora real de la trama de la serie, y siendo así, al tener 24 episodios, cada temporada representaba un día completo. 24 estaba protagonizada por el agente federal Jack Bauer -Kiefer fucking Sutherland- que se desempeñaba en la C.T.U. (Counter Terrorist Unit - Unidad antiterrorista) de Los Ángeles, así que parte del “día a día” lo seguía a él y a su unidad, intentando desenmascarar algún tipo de atentado terrorista, pero también veíamos que sucedía con la familia de Bauer –si era pertinente-, con familiares de algunos agentes de C.T.U., qué pasaba en la Casa Blanca con algún político en particular o con el mismísimo presidente –si estaba relacionado de alguna manera con el posible atentado- y también de vez en cuando veíamos el accionar de la célula terrorista, si los guionistas lo creían oportuno para efectos de la trama. 

Hasta acá les ahorré abrir una pestaña con la wiki de 24, dado que lo que expuse no se distancia mucho de esa ficha. ¿Qué fue lo que hizo de esta serie un golazo de media cancha? Lo principal fue evidentemente el formato. Deben existir pocos desafíos más grandes como guionistas que los que se propusieron quienes iban a llevar adelante este show, es algo casi tan complicado como escribir hoy historias frescas, originales y con llegada de un personaje como Superman, en los comics. Solo imaginen eso: llenar 24 horas de un día con una trama conjunta en tiempo real que se desarrolla en un solo día de corrido, y cada hora –cada capítulo- tiene que corresponderse con el cuerpo de un episodio convencional, tiene que tener un prologo, un desarrollo, momentos de tensión y drama, acción, y un clímax, todo en una hora real. Cada hora. De un solo día. Veinticuatro horas. Todas y cada una de las horas tienen que ser emocionantes, complicadas para Jack y la C.T.U., y a la vez tienen que hilar cada uno de los acontecimientos que se van desarrollando de forma paralela en tiempo real, respetando las distancias, los tiempos en los que la gente se mueve –ya sea a pie, con vehículos por tierra, por aire, o como sea- y sobre todo creando un clima de tensión constante que no puede desinflarse porque sino el leitmotiv de la serie pierde fuerza. Todas las 24 horas de ese día tienen necesariamente que ser jodidas, para Jack y para el resto, incluso para los terroristas. Es un formato que funcionó con sobrado éxito, pero es tan complicado de manejar que nadie más se animó a utilizarlo, y solo por eso quedó como sello propio de la serie. Amén de que estamos hablando de un show que tiene 13 años, ¿no? Intenten hacer una retrospectiva de la televisión yanquie de hace más de una década y tendrán una noción del porqué 24 impactó de la forma que lo hizo.

Por supuesto, algunos de los detractores del show, los que al menos tuvieron la delicadeza de comenzas a seguir la serie, apuntan que lo del tiempo real es inverosímil, o como mínimo tiene enormes fallas. Las distancias en la L.A. de 24 son claramente mucho mas “cortas” que las de la ciudad real, dado la velocidad con la que aquellos terroristas que son capturados en cuestión de minutos están ingresando a las instalaciones de C.T.U. para poder ser debidamente interrogados, por ejemplo. Una de las concesiones que uno, como televidente, tiene que hacer con la serie para poder disfrutarla es esa, y no me parece tan complicada de lograr cuando el impacto logrado con el formato es demoledor. Otra de las concesiones que se permite el espectador es que cada puto personaje de la serie por más insignificante que sea, al menos en sus primeras apariciones, seguro va a terminar cagándola con la inclusión de algún problema personal que lo va a poner a él o a algún amigo/familiar en aprietos. Y si, vieja, hay que llenar 24 horas de drama en tiempo real, no puede girar todo solamente en torno a Jack, la C.T.U. y los Terroristas, porque terminaríamos viendo cómo un morocho libanes se masturba con videítos de xhamster o cómo una analista de C.T.U. juega al candy crush mientras espera recibir unas imágenes satelitales para poder analizarlas. Si queremos drama y suspenso todo el tiempo tenemos que amigarnos con ese lado de la serie que hace que poco a poco nos interioricemos en la vida íntima de un enorme número de personajes secundarios, lo cual, por otro lado, a mí jamás me molestó en tanto y en cuanto las actuaciones y los diálogos fueran creíbles, y tuviera mi dosis diaria de acción, y nunca fuí decepcionado en ese punto. Si bien el concepto de cliffhanger no fue creado o utilizado por 1ra vez con recurrencia por 24, este show hizo del mismo una religión, y con eso elevó el nivel de adicción de sus fans a la estratósfera.

Stop wasting my time!!! Give me a name!!!

Sin embargo, hay un tipo de crítico de 24 que realmente a mí me causa mucha gracia, y suelo divertirme mucho a costa suya: es el que jamás se ha acercado a la serie, la conoce por las promos de FOX y algo que alguna vez leyó por ahí, o por lo que otro ignoto le comentó, y tienen el tupé de opinar en consecuencia, alegando que es un show pro-yanquie (?) que sirve como panfleto del modelo capitalista que U.S.A. quiere imponer en el resto del mundo (como si ese modelo fuera exclusivo del gran país del norte, ¿no?). Comencemos primero por establecer que al menos yo tengo mis dudas sobre si se puede hacer una bajada de línea adoctrinante efectiva desde una serie de t.v., o incluso desde el cine. Que existen producciones con tal fin, no cabe duda de eso, incluso hay films que fueron financiados en un 70% por el ejército norteamericano [Act of Valor (2012) es la que se me viene ahora a la cabeza, protagonizada por verdaderos marines y no por actores], pero podemos dar por sentado la inefectividad de tal fin no solo por el pésimo producto logrado sino por el nulo rebote social que este tipo de producciones termina teniendo. Pero sigámosle un poco el juego a la chabacanería internauta que para todo tiene que tener una opinión aún cuando salta a la vista la ignorancia en la mayoría de los temas que pretenden manejar y supongamos que la FOX desde 24 pretendía hacer algún tipo de bajada ideológica acerca de, por ejemplo, la política internacional de U.S.A. post- 11/9 en relación con el terrorismo internacional y como combatirlo, sobre todo en terreno estadounidense. Bueno, durante las 8 temporadas de 24 tuvimos, sí, terroristas islámicos, como no, así como también Serbios, Rusos y Chinos, y podemos sumar a la lista agentes del M16 Británico e incluso agentes de C.T.U. que se pasaron al otro bando. También tuvimos a un presidente de U.S.A. conspirando para matar a un ex-presidente de su propio país y a su esposa, y a distintos funcionarios dentro de la Casa Blanca transando con el enemigo. Y ya que estamos, dentro de la Casa Blanca se manipularon pruebas para culpar a tres países de Medio Oriente de una detonación nuclear en suelo yanquie, y así apresurar una respuesta militar. Respuesta militar que, para que sea más efectiva, muchas veces está en manos de empresas privadas que contratan mercenarios, como por ejemplo Blackwater (en la vida real), y que en la ficción de 24 se alían con terroristas y realizan un atentado en terreno yanquie para poder asegurarse la prolongación de sus jugosos contratos con el gobierno. ¿En la ficción de 24 solamente? Cof cof.

Todo un capítulo aparte merecen las numerosas torturas a las que algunos personajes –no siempre “terroristas”- son sometidos en busca de información durante el transcurso de la serie, de las tradicionales o de las llamadas “torturas sensoriales no invasivas”, por parte de agentes de C.T.U. –aunque casi siempre es el propio Bauer el que tiene que hacerse cargo de eso-, justo unos meses antes de que salieran a la luz los informes que hablaban de torturas sensoriales y métodos de extracción inhumanos usados en la prisión de Guantánamo. Si quieren también puedo mencionar como 24 se anticipo al escándalo de AT&T y la N.S.A. por los sistemas de vigilancias a civiles, o como mostró una firma de un tratado de anti-terrorismo entre U.S.A. y Rusia que ponía en jaque la liberación de Chechenia, pero creo que más o menos van entendiendo por donde viene la mano y van comprendiendo la falta de contenido que tiene este último argumento contra la serie.

Lo bueno de 24 es que la legión de fans que cosechó con los años en todo el mundo hace que las pobres e insostenibles críticas negativas que un puñado de maricas aterciopelados salidos de una Fiesta Plop no hayan afectado para nada la continuidad del show en su 1er etapa, y tampoco haya obstruido su retorno, ¿no? Y amén de lo que ellos hayan expuesto alguna vez, la serie marcó un hito en la t.v., ya sea por los costos de producción utilizados y la puesta en escena –ambas cosas al nivel de una producción cinematográfica, utilizando siempre tecnología de punta tanto en los equipos usados para filmar como en la post-producción- o por la personalidad de su protagonista, Jack, al cual ya le hemos dedicado buena parte de esta entrada, que terminó definiendo el anti-héroe de acción para T.V. del nuevo siglo. Pero también hay otras cuestiones estéticas que nadie va a olvidar y que se reconocen como parte integral de la serie, como la utilización de una sub-división de la pantalla en 2, 3 y hasta 4 partes, mostrando como el tiempo real transcurre en distintos sitios con diferentes personajes. El reloj que nos va alertando de la hora que está transcurriendo o de los minutos que faltan para que finalice la misma –la hora del día que estamos viviendo- y su sonido característico son dignos de mencionar, pero si de sonidos hablamos, uno que hizo mella en los fans y terminó formando parte de millones de ring-tones es el que hacían los teléfonos de C.T.U. cuando sonaban. Y volviendo a Jack Bauer, si algo le faltaba para elevar su nivel de chapez al infinito y más allá, era tener su propia Commando, ¡y la tiene! Se llama 24: Redemption (2008) y es un film hecho para televisión de 102 minutos en su versión extendida, también narrado en tiempo real y que se ubica entre la 6ta y la 7ma temporada de la serie. ¡Tomá para vos, Arnold!

I'm Gonna Need a Hacksaw





Con todo lo que te conté, quizás no fue suficiente para que recuerdes todo lo que había ocurrido en la serie, o cabe la posibilidad de que luego de leer esta reseña, sin haber visto un solo episodio de 24, quieras comenzar a seguir la 9na temporada que se puso al aire este lunes pasado. Para ambos casos, dejo los 2 videos que están arriba, que son un ajustado resumen de la serie antes de este nuevo comienzo, sin subtítulos.

Luego de haber degustado los primeros dos episodios de la temporada gracias a la gentileza que tuvo FOX de emitirlos la misma noche de estreno como lo ha hecho en alguna que otra temporada años atrás, podemos aventurarnos entonces a una crítica de los mismos, intentando spoilear lo menos posible. La primer sorpresa para aquel que sabía poco y nada de este regreso es el subtítulo que tendrá la temporada, Live Another Day, a mi entender una referencia a una de las pelis de Bond, Die Another Day (2002), dado que este personaje es, en la ficción, el mejor agente Británico del que se tenga memoria, y este medio día de 24 (solo tendremos 12 episodios esta vez) se desarrollará mayormente en Londres. La segunda la dicta una de las actrices que forma parte del nuevo elenco, la preciosa y muy seductora australiana Yvonne Strahovski, a quien ya conocemos por haber interpretado a la última novia psicópata que tuvo Dexter, por haber sido el partenaire de Chuck en la serie homónima, y por un par de pelis en las que participó, como Killer Elite (2011) o I, Frankenstein (2014). La 3er sorpresa también la dicta el casting, y es una actriz que labura en la magnífica serie de HBO, Game of Thrones, de la cual me voy a reservar el nombre para no arruinarles la sorpresa ya que al menos yo no la vi en los avances ni en fotos promocionales.
Apenas larga el 1er capítulo me sorprende no ver el clásico reloj, pero luego de unos minutos, un par de frases tranquilizadoras ponen la casa en orden:

THE FOLLOWING TAKES PLACE
BETWEEN 11:06 A.M. AND 12:00 P.M.

EVENTS OCCUR IN REAL TIME

Seguido de, por supuesto, el conteo característico que todo fan necesita. El 1er episodio es bastante tranquilo, una digna carta de presentación de lo que será la temporada mostrando el contexto geo-político desde el cual parte, con la aparición inesperada de un par de personajes recurrentes de 24 que al menos yo no pude anticipar podían regresar –uno de ellos de hecho estaba en coma la última vez que lo vi- y con una hermosa escena con un detalle muy simpático cuando un funcionario de la Casa Banca visualiza un archivo de Jack Bauer que cuenta con una lista de las muertes que se le adjudican, y nos reencontramos con nombres de viejos conocidos de la saga, además de ver que las mismas superan el número 56. Y ese archivo no contiene los nombres de los terroristas "carne de cañón", ¿no? Es un listado con más de 56 personajes con peso propio que el buenazo de Bauer tuvo a bien cargarse durante su larga y tumultuosa carrera, hayan sido terroristas o no. Precioso. Pero lo que no puedo omitir es otro regreso, este sí anticipado e incluso esperado por muchos, el de la analista, hacker, ex-amiga y casi casi mano derecha de Jack, la insoportable pero efectiva Chloe O'Brian, con un look renovado y un back-up story de sus últimos 4 años denso como flatulencia de Moyano padre. Ya el final del 1er episodio tiene un cliffhanger digno de la serie y el capítulo siguiente tiene la adrenalina a flor de piel, y nos devuelve a las viejas épocas, demostrando la potencia que el formato y el show tienen, y validando el espíritu de la misma, que se mantuvo intacto a pesar de la criogenización a la que fue sometido. Al menos yo quedé no solo conforme con lo visto, fui muy feliz en muchos momentos, y poco me importó ver lo avejentado que está Sutherland; a efectos de la serie poco importa si puede seguir caracterizando y dotando a Bauer del alma y el cuerpo que el personaje necesita para salir de la clandestinidad con un machete entre los dientes y pateando culos a diestra y siniestra mientras piensa cual será su próximo curso de acción y lanzas amenazas con ese vozarrón reventado por el exceso de alcohol. Así de feliz como lo seré la semana que viene, cuando nos volvamos a encontrar aquí, en Tierra Freak.
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