Como humanos, transitamos tiempos cuanto mínimo complicados. A esta altura de nuestra historia hay algunas cuestiones básicas que como sociedad a nivel mundial deberíamos haber resuelto y por múltiples motivos no pudimos hacerlo. El desarrollo de nuevas tecnologías, por ejemplo, nos debería haber permitido vivir a todos con muchas más comodidades, pero si salimos de la lupa propia y analizamos el gran cuadro de la población completa de este planeta, es un porcentaje ínfimo e insignificante el que disfruta de todos los placeres y bondades que ofrece el mundo moderno. Sin ánimos de adentrarnos en un debate sociológico, basta decir que parte del razonamiento que se desprende del movimiento Zeitgeist iniciado por Peter Joseph a mediados de la década pasada [mismo que podemos apreciar en sus 3 documentales gratuitos, Zeitgeist: The Movie (2007), Zeitgeist: Addendum (2008) y Zeitgeist: Moving Forward (2011)] esté dando en el clavo: somos
esclavos de un sistema económico perverso construido de manera piramidal que solo beneficia a una ínfima cúpula de personas en todo el mundo y está articulado y manipulado para que siempre responda de esa manera. La cagada con esa crítica es que la solución que plantea Joseph es, cuanto menos, utópica, e imposible de poner en práctica a corto plazo: abolir cualquier forma de dinero y desprendernos del concepto de la propiedad privada para reemplazar ambas cosas con un sistema de economía planificada global en la que todos los recursos sean administrados racionalmente utilizando un método científico y la tecnología para crear un acceso igualitario a los bienes (economía basada en recursos) es algo para lo que sencillamente no estamos preparados, aún, por no mencionar que existen intereses enormes que no permitirán jamás que ese cambio se de en buenos términos. Va a correr mucha sangre antes de que demos vuelta esa página de la historia, sin duda alguna. Sin embargo, hay mentes trabajando para encontrar una solución mediadora, que no es tan radical como la utopía del movimiento Zeitgeist pero que tampoco responde a los intereses de siempre. Esa posible salida, ese ticket para un acercamiento a un sistema más igualitario se llama Bitcoin, y una de las características que lo hacen, para este sitio y para quien escribe esta reseña, muy atractivo es que… el creador de la misma, Satoshi Nakamoto, era un misterio. ¿Lo era, o lo sigue siendo? Enterate de que va todo esto en los próximos párrafos.