No hay muchos ejemplos en los que un producto cultural tenga versiones en distintos medios y que en todos esté tan involucrado el creador de la obra que casi no haya diferencias en la idea transmitida, a fin de cuentas, al público que la consume.
No hay muchos casos en los que un producto haya generado una mística alrededor de sí mismo más importante que el éxito verdadero al que llegó en el momento de ser estrenado (y obviamente todos podemos pensar en Firefly como el más importante de esos casos).
Con este personaje grandote, azul, un poco descerebrado, pero principalmente muy gracioso creado en 1986 pasaron las dos cosas anteriores. Esta es la historia de The Tick.