Estoy muy seguro que muchísima gente que me lee piensa que soy bastante poco auto-crítico de los textos que genero para los medios en los que me permiten participar. Nada más lejos de la verdad: leo y releo cada una de mis notas, antes de enviarlas para posibles correcciones y luego, una vez que están on-line, para vivir la experiencia de quién la va a leer. Incluso suelo controlar el tiempo que lleva cada una de ellas. La mayoría de las veces no quedo conforme con los resultados, pero los tiempos de entrega son tiranos y me rindo a mis obligaciones no del todo satisfecho. En este marco, tengo que decir que me siento bastante orgulloso de la entrada que escribí sobre Sons of Anarchy cuando el show llegó a su final, y no sería raro que el motivo por el cual esa entrada quedó tan piola es por el amor que supe tenerle a esta saga protagonizada por el charter Californiano de Sons of Anarchy Motorcycle Club, Redwood Original, mejor conocido como SAMCRO. Dicho esto, vale una aclaración: esta reseña, al ser un spin-off de la mítica serie de Kurt Sutter, podría contener spoilers jodidos del show previo, ergo: es menester haber visto en su totalidad dicha producción para poder seguir leyendo sin temores de encontrarse con alguna sorpresa inesperada.
Luego de una idas y vueltas, en donde se barajaron varias posibilidades (entre ellas, contar en una miniserie las vivencias de los 9 miembros originales del Redwood Original, entre los cuales estaban “Piney" Winston y "Clay" Morrow, quién en SoA estaba caracterizado por Ron Perlman), nuestro querido Sutter se decantó por un camino inesperado, narrar las aventuras de otro charter conocido por todos, el de los mexicanos Mayans Motorcycle Club, quienes tienen su sede en la localidad ficticia Californiana de Santo Pedro, una pequeña comunidad que limita con México, obviamente.