Hace unos meses, se anunció con bombos y platillos la versión argentina de la legendaria Comic Con, esa convención reloca que todos queremos ir pero nunca nos da la plata y que el amigo Logan se encargó de comentar muy bien en la nota correspondiente a su edición de San Diego. La versión Argentina, o lo que aparenta serlo, empezó el viernes 13 de diciembre y terminó el domingo 15.
La promesa de los encargados de esta convención, era que sería una fiel representación a las extranjeras y que, tendría algo de anime pero no sería el tema central. Afirmación bastante difícil de creer cuando uno de los principales organizadores sería el pibito ese de Yamato que cada vez que ve un billete de cien pesos se lo puede escuchar murmurar “My precious” mientras se frota las manos como el Sr. Burns.
La edición argentina duró tres días en los que hubo mucho calor, poco sentido común y lo que realmente nos interesa: poca variedad de stands y productos.
¿Es eso lo que realmente se esperaba? ¿No aprendieron nada los organizadores todavía? Esta y muchas preguntas más nos hacen cuestionar el estado de los eventos en Argentina y si realmente vale la pena gastar tus billetitos en ellos.
La promesa de los encargados de esta convención, era que sería una fiel representación a las extranjeras y que, tendría algo de anime pero no sería el tema central. Afirmación bastante difícil de creer cuando uno de los principales organizadores sería el pibito ese de Yamato que cada vez que ve un billete de cien pesos se lo puede escuchar murmurar “My precious” mientras se frota las manos como el Sr. Burns.
La edición argentina duró tres días en los que hubo mucho calor, poco sentido común y lo que realmente nos interesa: poca variedad de stands y productos.
¿Es eso lo que realmente se esperaba? ¿No aprendieron nada los organizadores todavía? Esta y muchas preguntas más nos hacen cuestionar el estado de los eventos en Argentina y si realmente vale la pena gastar tus billetitos en ellos.