Todos los días lo mismo, vas al colegio, te embolás, te llaman la atención, escuchás un poco lo que dicen, suena el timbre y de regreso a casita. El problema del corte de rutina viene cuando te distraés con cualquier gilada y cruzás la calle en cámara lenta, lo que hace que te lleve puesto un camión y desparrame tus entrañas por el pavimento mientras tus compañeros morbosos no dejan de mirar.