Esta semana está sucediendo algo magnífico en este sitio, Tierra Freak: estamos festejando sus 10 años de existencia. Yo, en repetidas ocasiones, he comentado lo mucho que este sitio me ha dado, no solo la posibilidad de poder expresar mis ideas y opiniones sino también la forzosa regularidad que me imprimió y que potenció mi capacidad para escribir y generar contenido, además de las puertas que me abrió en otros medios gráficos y dentro del mundillo de la historieta y el cine. Llevo solo 5 años escribiendo acá pero a veces siento que estuve desde sus comienzos, porque siento que Tierra Freak es como mi 2do hogar. No puedo expresarles la satisfacción que me da poder ponderar esta semana de festejos con una reseña positiva -¡muy positiva!- sobre el próximo estreno de un film de Warner/D.C. Comics que estoy esperando casi desde que escuché la primer noticia sobre su producción. El lunes tuve la posibilidad de poder asistir a una función de prensa para Wonder Woman (2017), el primer film del universo expandido cinematográfico de D.C. protagonizado por una heroína femenina, con Patty Jenkins en la dirección y Gal Gadot en el rol protagónico de Diana Prince/Wonder Woman, magistralmente acompañada por un Chris Pine que da en la tecla con un correctísimo Steve Trevor. Hecha la introducción, doy lugar a mis conclusiones.
Una luz de esperanza
Cuando estaba ingresando a la sala este lunes fue inevitable recordar cuándo fue la última vez que salí excitado, extasiado y absolutamente conforme de lo visto por un estreno de Warner relacionado con sus franquicias de D.C. Comics, y tuve que remontarme a la Dark Knight (2008) de Nolan, por supuesto, ya que más allá de que no considero que Man of Steel (2013) sea una mala película –todo lo contrario, creo que hasta cierto punto era el reboot que Kal-El necesitaba urgentemente-, tampoco la considero una genialidad. ¡9 años! ¡9 años esperando sentirme de la misma forma, otra vez, con una producción de Warner relacionada con D.C. Comics! 9 años era poco tiempo cuando yo era adolescente y no teníamos entre 4 y 8 películas del género estrenándose por año, hoy es una eternidad.
Pero Warner finalmente lo logró, finalmente logró estrenar dentro de este universo expandido que está desarrollando una producción coherente, sólida en casi todas sus aristas, divertida, repleta de aventuras y acción, y muy respetuosa del personaje que está adaptando. Y adivinen qué, lo logra con un par de “primeras veces” femeninas: Wonder Woman (2017) es la primer producción superheróica que carga con un presupuesto descomunal sobre sus espaldas (U$S 120 millones) dirigida por una mujer, que encima tiene por protagonista a un personaje femenino. Es verdad que Punisher: War Zone (2008) tuvo a Lexi Alexander en la dirección, pero esa producción no fue ni remotamente un blockbuster multimillonario, su costo no superó los U$S 35 millones y encima fue un fracaso en taquilla. También es verdad que Warner y D.C. ya habían asumido el “riesgo” de estrenar una producción superheróica con una protagonista femenina antes, porque más allá de que todos preferiríamos olvidarla, existe la inclasificable Catwoman (2004) de Pitof con Halle Berry a la cabeza –y Sharon Stone como villana-, que acusaba unos U$S 100 millones de costo de producción, una cifra para nada desdeñable, pero nunca se habían dado ambas cosas juntas. Paradigmáticamente, con todo el camino que ha recorrido Marvel en el cine live-action, produciendo sus propios films y tercerizando otros a través de FOX, Sony, New Line Cinema o Universal, nunca apostó en grande por una super-producción con una protagonista femenina. El único caso fue la lamentable Elektra (2005) con un tibio presupuesto de U$S 43 millones.
Y este detalle resulta bastante peculiar en tiempos en los cuales el cine está desbordado por franquicias relacionadas con la fantasía y la ciencia ficción protagonizadas por personajes femeninos que cortan tickets a lo loco, acumulan secuelas como yo acumulo boxers y reciben las más diversas críticas. Por mencionar solo dos casos recientes, The Hunger Games y Divergent/Insurgent, pero si nos vamos un poco más atrás, con distintos resultados de taquillas, tenemos las 2 Kill Bill de Tarantino, las 2 Lara Croft, toda la enorme saga de Resident Evil, las 4 Underworld, e incluso históricamente Alien (1979) y sus secuelas directas siempre tuvieron una protagonista en el rol protagónico.
Siendo así, como ya lo he señalado otras veces, solo era cuestión de saber apostar. Hacer una apuesta –y como tal, asumir un riesgo- pero reduciendo al mínimo la posibilidad de fallo. Cuando este proyecto quedó trunco con el alejamiento de Michelle MacLaren de la dirección, alguien en Warner tuvo la brillante idea de ir a buscar otra directora femenina, con apenas un único film estrenado, Monster (2003), pero en el cual podía verse la capacidad que tenía para manejar sentimientos femeninos fuertes con personajes polémicos y controversiales. Y Patty Jenkins solo se subió a este tren cuando recibió y aprobó una re-escritura del guión que le habían entregado, el cual volvieron a escribir teniendo en cuenta sus sugerencias.
Y cuando ves Wonder Woman (2017), una de las cosas que te pone muy contento y feliz es percibir que en esa re-escritura del guión Jenkins encontró el camino para poder contar una historia absolutamente auto-conclusiva, que no hereda nada de nadie ni le queda debiendo algo a alguien, que puede leerse como una única película en solitario de esta heroína y sin embargo tiene una sutil conexión con el DCU expandido. Cada acto está perfectamente señalado, tiene un fin y un objetivo dentro de la trama, no hay secuencias o escenas que buscan una forzosa y estúpida conexión a futuro que pocos entienden y a nadie le interesa, lo que vemos es funcional al relato que se está contando, no hay rebuscados plot-twist ni entreverados y complejos planes que ni los mismo guionistas pueden explicar en pocas palabras, y sobre todo la aventura está narrada puntualizando aquellas cosas que hacen que nosotros admiremos a los héroes: sus valores. ¿Tan difícil era, Warner?
La mayor victoria en Wonder Woman (2017) es que acá sí quienes realizaron esta película entendieron a los personajes que estaban adaptando, aún cuando en el camino de la traslación se tomaron decisiones que terminaron por eliminar un montón de elementos que forman parte del universo base y sobre todo de la mitología de muchas de las versiones del personaje en el comic. La Diana Prince que podrán ver desde este jueves en el film de Jenkins no es la que concibió George Perez en los ’80 ni tampoco la que reformuló Azzarello en el 2011, pero irónicamente sí conserva muchos de los elementos relacionados con su ingenuidad y su forma de percibir la humanidad que describió su creador, William Moulton Marston, aún cuando la historia está situada en la 1er Guerra Mundial y no en la 2da como dicta su origen comiquero.
Esta es la película que Wonder Woman merecía y necesitaba, y sobre todo el film que el fan esperaba. Y más allá de que tenemos muchísimos elementos narrativos tristemente heredados de la patética “escuelita de Snyder” (no se van a salvar de algunas escenas de acción en cámara lenta, por ejemplo), el foco del film está puesto en la mirada del personaje hacia el mundo exterior más allá de la isla de Themyscira. Y esa mirada no es desoladora y apática como la que nos ofrece aquel director que ya mencioné demasiadas veces, todo lo contrario, aquí hay lugar para la luz, la fortaleza, la empatía, la bondad, la cursilería y el amor. El origen de Diana podrá ser conflictivo y estar embebido de brutalidad y violencia producto de un adiestramiento y entrenamiento incógnito cuasi-militar, anticipando el devenir de una guerra que podría poner en jaque la existencia del micro-mundo que la rodea –con sus hermanas incluidas-, pero en el camino va a terminar comprendiendo que la violencia es el último recurso, y lo que tiene que prevalecer es la comunicación, el entendimiento y la compasión.
La Amazona que detendrá la Guerra
Sin embargo, Wonder Woman (2017) no es, ni de cerca, esa “salvación” que los D.C.-Zombies están esperando, cansados de ver como Marvel Studios –y ahora encima también FOX - les moja la oreja con cada estreno. Por un lado, la producción de Patty Jenkins es magnífica, y como señalé más arriba muy sólida, una preciosa carta de presentación del personaje, pero no carece de ciertos huecos argumentales muy sutiles que empobrecen el producto final. La decisión de narrar este origen durante la 1er Guerra Mundial no se explica, y yo sigo sin tener muy claro por qué movieron la historia hacia ese momento y no respetaron la trama del comic original. Hay otras cuestiones relacionadas con el “futuro” del personaje de las cuales ya estamos enterados por su pequeña pero significativa participación en Batman v Superman: Dawn of Justice (2016), bueno, los motivos del “retiro” tampoco son revelados en este film, lo cual no necesariamente es negativo. En todo caso, hay más espacio para seguir narrando historias de Diana previas a la producción que la puso en continuidad con sus nuevos aliados, aún cuando desde Warner/D.C. Comics no hayan anunciado nada al respecto. Pero no me asombraría que ese anuncio aparezca la semana que viene, luego de que el film destruya la taquilla tras su estreno. En el medio, hay algunas situaciones que se resolvieron sin demasiadas explicaciones, y aunque ninguna de ellas sea de vital importancia para la trama principal, no hubiera estado mal alguna aclaración mínima. Entiendo que me estoy haciendo el críptico pero es solo en pos de no spoilear nada de vital importancia para el disfrute del film. Por otro lado, esta película es genial y encuentra su propio tono dentro del DCU expandido, al nivel de lo que sucede con la saga de los Guardians de James Gunn pero por afuera del mismo no deja de ser otro buen film de acción con una trama lineal y una dirección digna. En definitiva: no se aleja demasiado de algunas fórmulas ya probadas y super testeadas en el cine moderno, aunque tampoco se amiga con la mega-fórmula super explotada por casi toda la saga de Marvel Studios. Hay humor, sí, pero el mismo está muy bien utilizado y jamás se siente forzado. Y por muy buena que Wonder Woman (2017) sea, lamento opinar que aún le falta tomar mucha sopa para estar a la altura de las mejores producciones de su competencia. Mucha. En todo caso, si la idea es “comparar”, todos pueden quedarse tranquilos: Diana en el cine logró lo que no pudieron ni Superman ni Batman juntos, ni todos los anti-héroes de D.C.
Amén.
En el apartado técnico, si bien la música compuesta por Rupert Gregson-Williams [The Legend of Tarzan (2016), Hacksaw Ridge (2016)] no me pareció particularmente destacable, de todos modos es correcta y sabe acompañar el clima de una fotografía que en la mayoría de los casos es magnífica. El diseño de vestuarios también es digno de destacar, no solo en cuanto a los diseños de las vestimentas amazonas en Themyscira sino también en cuanto a la vestimenta londinense de principios del siglo pasado. Wonder Woman (2017) es un film que cuenta con un equilibrado puñado de escenas de acción, todas funcionales a la trama, y acompañadas en todo momento por dignos FX’s. La producción, en este aspecto, y comparada con estrenos análogos de este año y, sobre todo, de los últimos 2 años, es mesurada, pero correcta. Y con esto quiero decir que los desafíos propuestos para las amazonas y, sobre todo, para Diana, son coherentes y para nada contrastantes con el entorno del personaje. Aquí, una vez más, primó el sentido común por encima de la necesidad de ofrecer un espectáculo visual magnánimo e inolvidable que supere lo visto en películas similares hasta el momento. “Más” no siempre es mejor.
Para ir finiquitando esta entrada, quiero confesar algo: me equivoqué, y no es la primera vez que lo hago. Cuando hace ya muchos, muchos años, Gal Gadot fue seleccionada para dar vida a este personaje, fui uno de los primeros en putear por todos lados. Para un avezado lector como yo de Diana en el papel y un tipo que está encantado con prácticamente todas las versiones modernas que el personaje tuvo en sus versiones animadas [desde su participación en la Justice League y su “secuela”, la Justice League Unlimited, hasta su contundente protagónico en la perfecta Wonder Woman (2009) animada escrita por el dúo Gail Simone-Michael Jelenic y dirigida por Lauren Eve Montgomery], que eligieran a esta modelito super delgada salida de Fast & Furious y otrora postulante a Miss Universo me pareció un error garrafal. Luego de verla en Batman v Superman: Dawn of Justice (2016) se podría decir que quedé tranquilo, pero no del todo conforme. No iba a estar convencido de la elección de este casting hasta no verla en solitario, y sobre todo en una buena película.
Ahora que he visto el film, no creo que hayan escrito un guión en función de las capacidades de Gal Gadot, creo que la Israelí realmente entendió al personaje y lo caracterizó dignamente y con altura. Y con todo el respeto que la señora Lynda Carter se merece, puedo gritar sin problemas que Gal Gadot es la Wonder Woman de carne y hueso de mi generación. Se ha ganado mis respetos, algo que todavía no han logrado en un 100% ni Ben Affleck ni Henry Cavill. Tony es Robertito, el Capi es Chris Evans, Logan es Hugh Jackman y Wonder Woman es la Gadot. Punto, k-po. Los ideales y valores de Diana, su convicción y sus formas, su inocencia contrastada con el mundo exterior, su ingenio y su perseverancia, todos esos detalles son palpables y se perciben de forma auténtica en la piel de la bella Gadot, que en ningún momento deja que el espectador se olvide que ella, ante todo, es Wonder Woman.
La química que ella y Chris Pine tienen fue fundamental para que esta película funcione, y ambos demostraron comprender hacia donde tenían que llevar los personajes, acompañados, eso sí, por un guión que les hace justicia y les permite explotar muchísimos rasgos de esa relación. Y, una vez más, los productores no necesitaron transformar el film en una Sitcom para lograr tal cometido, ni tampoco en un engorroso drama humano ridículamente solemne y bañado de tragedias, solo se mantuvieron enfocados en escribir una relación creíble y natural con dos personajes exóticos y en muchos puntos yuxtapuestos que tienen que aprender a comprender y tolerar al otro. Los momentos más altos del film los obtenemos cuando esta pareja se saca chispas, y ahí está el valor agregado que esta producción ofrece por encima de sus predecesoras dentro de este universo expandido.
Finalmente, el apartado de acción está bien, y por momentos muy bien, pero el clímax del film no nos ofrece el espectáculo al que estamos acostumbrados en los últimos años con este tipo de producciones, algo que al menos yo no considero negativo, pero entiendo a quienes lo vean de esa forma. Las escenas de batalla que más disfruté fueron las que se desarrollaron en las trincheras, algo que ya venía percibiendo en los trailers, y de todos modos, repito: el foco del film no está puesto en la acción, y me encanta que sea así. Personalmente hubiera preferido mucha menos “cámara lenta” en las secuencias de acción, pero de todos modos la directora no logra llegar al nivel de hartazgo que me provoca el innombrable con este recurso. Y, por supuesto, no tenemos situaciones que rayan la estupidez como por ejemplo ver en “cámara lenta” como la pareja protagonista cruza una calle, ¿no? Algo que sí sucede en películas como Watchmen pero que acá, gracias al sentido común de los involucrados en este proyecto, no tendrán la insatisfacción de sufrir.