jueves, 4 de agosto de 2016

Aftershock – Insectos, clones y pilotos negros - La Columna de Logan.




Largamos esta segunda parte del recorrido que estamos haciendo aquí en Tierra Freak de la reciente editorial de comics Aftershock, el cual comenzamos la semana pasada  reseñando el American Monster de Brian Azzarello, el Second Sight de David Hine y el Superzero de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti, y culminamos hoy con otras tres series seleccionadas, que existen producto de las pericias de Marguerite Bennett, Paul Jenkins, Andy Clarke y Garth Ennis, entre otros.


Insexts
Marguerite Bennett - Ariela Kristantina

Tengo entendido que dentro del sexo masculino no abundan los fans de Marguerite Bennett, y es comprensible el porqué. Podría dedicar sobradas líneas a bufonear un poco sobre el yugo del patriarcado en esta industria y enfatizar la lucha de esas pequeñas voces que se alzan en su contra a través de su arte y sus polémicas tramas y controversiales personajes, como el caso de la gran mayoría de las obras en las que metió mano Marguerite, la pupila de Scott Snyder, y reírme de quienes no valoran lo que hizo hasta ahora, pero la realidad es que, amén de que a la Bennett le gusta el quilombo y el encanta ir con los botines de punta, provocando incluso a veces de manera inconsciente, todavía no peló chapa de grosa, no es una Gail Simone, por poner un ejemplo reciente de las reseñas que estuve escribiendo sobre comics en este sitio.

Y no lo va a hacer con Insexts tampoco, no porque este sea un comic malo sino porque definitivamente le faltan herramientas para destacarse sobradamente por sobre el resto de la propuesta editorial de Aftershock, ni hablar del mercado del comic book yanquie en general. Y así y todo, muchos elementos de esta serie llaman la atención y nos inducen a darle una oportunidad. La serie en sí nos narra las aventuras de dos amantes lesbianas en la época victoriana que tienen poderes relacionados con los insectos… si, si, imaginen a Cronenberg reescribiendo y dirigiendo algunas escenas puntuales de PennyDreadful con Eva Green como protagonista y van a estar bastante cerca de algunos de los momentos más impactantes del comic. Otra cosa que impacta son los desnudos, y algunas situaciones que, sin llegar a incluir sexo explícito como si se tratara de alguna de las historias pedorras de John Persons o lo más polémico que nos dio la clásica revista española El Víbora en este apartado, guardan una pizca de la picardía del mejor Robert Crumb, por ejemplo… pero una pizca, no exageremos.

La artífice de fundir escenas de profunda belleza y erotismo con momentos levemente nauseabundos y escalofriantes es una nativa de Indonesia de nombre Ariela Kristantina que tiene algunos números clavados en Marvel, Boom! Studios y Dark Horse, y que aún está un poco verde para ofrecer una narrativa fluida, fresca y clara, pero que cuando se pone las pilas le pone mucho detalle a la puesta en página. Por momentos te desconcierta un poco clavando una doble página con la totalidad de las viñetas casi a 45º (?), pero si pasamos por alto esos detalles molestos es una fuerte conductora de un relato que no para de tirar sorpresas y vueltas de tuerca inesperadas, sumando personajes y mitos a un conflicto que no deja de complejizarse y crecer, y que ofrece muchos elementos atractivos para todo tipo de lector, no solo para el pajero de turno.


Insexts es una de esas series que uno agradece que existan porque amplía el espectro y abre el juego a otros tonos y sabores, juega a combinar elementos que difícilmente podremos encontrar en el mainstream superheróico y no se conforma solamente con transgredir, además sorprende y entretiene. Su punto flojo, un guión que por momentos se torna confuso y poco claro, en este caso es posible hacerlo a un lado en pos del disfrute de una trama poco común conducida por una artista que pone mucho esfuerzo y dedicación en el acabo de esta obra.

Replica
Paul Jenkins - Andy Clarke

Teniendo en cuenta el historial que tiene Paul Jenkins como guionista, Replica seguro no se va a terminar transformando en uno de sus comics más referenciales, aún contando con los estupendos lápices de Andy Clarke a su favor, pero sin duda alguna esta serie terminará siendo referencial para la línea de publicaciones de Aftershock. Además, hasta donde tengo entendido es la única que aborda este tipo de ciencia ficción muy futurista, muy pasada de rosca con la inclusión de razas alienígenas intentando convivir en un mismo lugar con los problemas socio-políticos que eso conlleva.

Replica es casi una comedia, y el “casi” está puesto porque hay una línea narrativa que aborda un caso policial disparado por eventos polémicos y muy dramáticos que incluyen crímenes, mentiras, estafas y extorsiones varias, pero el tono de la narración con la sátira y el humor negro a flor de piel le imprimen ese registro constante de comedia, y hay momentos donde hasta incluso llegamos a tener hasta 2 o 3 gags por página. Pero el drama está, la acción es mucha, los personajes tienen su atractivo más allá de esas líneas de diálogos filosas y esa empalagosa ironía, y el universo orquestado por Jenkins entusiasma y nos ataca la curiosidad por saber cómo sigue la historia.

Resulta que existe este Transfer, un espacio ubicado en el epicentro del universo conocido donde confluyen un millón de especies en un complejo habitacional medianamente circular de 80 kilómetros de diámetro, o sea, todas apretadas como sardinas prácticamente… imagínense que la superficie de Capital Federal es de 203 km² y dentro de esa ciudad viven casi 3 millones de personas, y en Replica el espacio es menor y la población sustancialmente mayor. No conforme con esa en este Transfer existe algún tipo de inteligencia relacionado con maquinarias que decide no co-existir con el crisol de razas que poco a poco fue poblando esta “base”, pero de todos modos está, y ocupa su espacio. Siendo así, dentro de este Transfer existe la ley, la cual se tiene que adecuar a las reglamentaciones y legislaciones de cada sector y cada raza, y encima tener en cuenta costumbres culturales de la misma. Un quilombo importante.

El protagonista de Replica es el detective Trevor Churchill, un humano de mediana edad con una apariencia que nos remite levemente al John Constantine de D.C. Comics/Vertigo pero con el pelo teñido en 2 colores: violeta y verde, el cual en un momento en el que se ve saturado por complicaciones laborales que le consumen demasiado tiempo decide clonarse para enviar a su doble a hacer papeleo (al parecer la clonación en este universo es no solo algo habitual sino también éticamente incuestionable y muy económica), y todo el proceso resulta en un fiasco que termina dándole no uno sino decenas de clones, todos enfatizando por encima del resto de su personalidad un aspecto puntual de este tal Churchill, y todos absolutamente dependientes de las directivas que dicte el “original”. Es así como nuestro Trevor sigue siendo el protagonista y por el cual somos conducidos al cuerpo más importante
de la aventura, pero en no pocas ocasiones estaremos en la piel de alguno de sus clones, que sigue alguna pista en solitario, por orden del Trevor original o por su propia cuenta, siempre con la intención de acercarse a la resolución del embrollo.

Visualmente, Replica es muy entretenida, y eso es en gran medida gracias al sensacional despliegue que nos ofrece un Andy Clarke muy maduro y seguro de hacia donde quiere llevar el relato con su puesta en página, y si nos concentramos en que esto es una comedia, una sátira en el mejor de los casos, el universo pautado por Jenkins se deja disfrutar y entretiene, pero no mucho más.

Igual, tranquilos, que esto no es lo único que va a salir de Jenkins para esta editorial, viene preparando otro lanzamiento hace unos meses, el cual promete ser demoledor.

Dreaming Eagles
Garth Ennis - Simon Coleby


Me gusta Garth Ennis, mucho. ¿A quién no?, me preguntarán algunos… bueno, seguro hay centenares de insulsos que no valoran el trabajo de este irlandés, pero además a mí me gusta particularmente. Entre los pocos fans que podemos encontrar de John Constantine y su ya difunta serie iniciática, Hellblazer, yo me encuentro entre los que piensa que él y Delano le dieron absolutamente todos los elementos que terminaron definiendo lo mejor del personaje. Y luego está su Hitman, su Preacher, su Punisher, The Boys... ufff, es un escritor que me puede terriblemente, su sentido del humor, el manejo de la violencia que hace, el uso que le da, su bajada de línea política, sus críticas al sistema, a la religión, al consumismo, y la forma en la que te acerca esas polémicas, esa muñeca que tiene para desarrollar personajes tan desagradables como carismáticos, es un escritor único, y encima un romántico. Si me apuras, yo me quedo con un Ennis en sus mejores momentos que con un Gaiman, mirá lo que te digo, me entretiene más y creo que logra conectarse mucho más conmigo.

Hay toda una faceta de Ennis dedicada a las historias de guerra que pocos conocen, pero que él adora escribir, porque le fascina la historia y sobre todo las anécdotas de guerra. Desde su Unknown Soldier del '97 para Vertigo pasando por las Adventures in the Rifle Brigade del 2000/2001 en un tono más cómico, hasta llegar a las espectaculares "War Stories" de la misma editorial, que fueron saliendo entre el 2001 y el 2015, y en el medio, las Battlefields para Dynamite Entertainment que comenzaron en el 2008 y siguen hasta hoy.

Por esto Dreaming Eagles es muy especial, porque está escrita por Ennis, pero no por el que conocemos habitualmente –que no solo no tendría nada de malo, sería genial- sino por otro tipo de Ennis, uno que está casi obsesionado con estos relatos, y que vuelve a utilizar como vehículo para acercarnos una crítica, una llamada de atención, para revelar un doble discurso, para blanquear una hipocresía, todo esto enmarcado en una historia super humana repleta de elementos que se nos van a figurar muy familiares, aún cuando el contexto sea tremendo en lo dramático y espectacular en lo vertiginoso.

En Dreaming Eagles el amigo Garth retoma la segunda guerra mundial, y una vez más aborda la vida de pilotos de cazas de combate de esos años, pero esta vez de los pilotos negros, y con ello nos invita a reflexionar sobre algunos sinsentidos de esta guerra, donde el enemigo declaraba abiertamente su odio sobre esta raza a la que consideraba inferior, y sin embargo el país que los depositaba en la misma no les ofrecía un trato igualitario, todo lo contrario: los altos mandos yanquies también ejercían un juicio de valor similar al de los Nazis sobre los negros, a quienes consideraban soldados más lentos, con menos reflejos e inferiores en todo sentido a sus pares de piel blanca, lo cual no pocas veces los ponían casi como carne de cañón, teniendo que superar así la intolerancia y el prejuicio para ganarse un lugar entre los suyos. El momentos histórico más importante del siglo pasado, donde conceptos como democracia, comunismo y fascismo se ponían en juego en una batalla a muerte que definiría el modo de vida mundial de los siguientes 100 años, como mínimo, desde la perspectiva de los aviadores de Tuskegee, pilotos negros que terminaron siendo conocidos como los Red Tails.

La extraordinaria labor que nos entregan mes a mes Ennis y Simon Coleby con su particular narrativa (además de ser un animal dibujando aviones), intercalando emotivos y duros flashbacks con momentos de tensión en el presente hace que Dreaming Eagles sea, sin duda alguna, la mejor propuesta que tiene para ofrecernos hoy Aftershock, razón por la cual si solo podes comprar un solo comic de esta línea, que sea este. Nos volvemos a leer mañana mismo, con un anticipo de algunas novedades que serán presentadas en la próxima Crack Bang Boom por la editorial Rabdomantes Ediciones, aquí, en Tierra Freak.
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