Existen este tipo de personas, los “visionarios”, series con una inteligencia elevada pero que no necesariamente serían considerados genios, y que sin embargo tienen esa característica única, esa “visión de futuro” que les permite discernir entre múltiples opciones y visualizar cuál de ellas será la más adecuada para las necesidades que podría tener nuestra sociedad en los próximos 10, 15, o, llegado el caso, 25 años. En la historia moderna y reciente, relacionados puntualmente con la tecnología, podemos citar a dos “visionarios”, polémicos pero en extremo populares, Bill Gates o Steve Jobs, sin embargo hay uno que debería formar parte del bagaje cultural de todo ser humano pero como no se hizo “multimillonario” ni su vida estuvo plagada de entreveros legales y juicios varios en su contra la sociedad optó por ignorarlo, y sin embargo es claramente una de las personas que más afectó nuestra cultura.
A finales de la década del ’80, el ingeniero Tim Berners-Lee, luego de una década de trabajar en el departamento de software del CERN (siglas que en francés significan Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire, es decir, Consejo Europeo para la Investigación Nuclear), cayó en la cuenta de que compartir información con el resto de sus colegas se estaba complicando de manera innecesaria teniendo en cuenta que contaban con los recursos de hardware para poder acceder y ofrecer datos de forma más rápida. Es así como comenzó a desarrollar una propuesta para la gestión de información en la que proponía una solución para la pérdida de datos utilizando un sistema distribuido de hipertextos. Si bien dicho proyecto no causó demasiado entusiasmo, su jefe lo animó a que continuara con el mismo, y en octubre de 1990 ya había desarrollado tres tecnologías fundamentales para sacar adelante esta idea: el lenguaje HTML, las direcciones URI (comúnmente conocidas como URL) y el protocolo de transferencia de hipertextos HTTP. ¿Les suena, no?
El 6 de agosto de ese año publicó la primer página web completamente operativa, a modo de prueba, pero no fue recién el 23 de agosto de 1991, un año después, y 25 años (y 2 días) atrás, cuando distintos usuarios no pertenecientes al CERN fueron invitados a acceder a dicha red, razón por la cual en esa fecha celebramos el día de internet.
I Have a Dream
Hasta aquí la parte técnica e histórica, necesaria para darle el marco correcto a la entrada de hoy. Vaticino que el martes no son pocos los lectores de Tierra Freak que se habrán cruzado con no menos de 4 o 5 páginas de distinta índole celebrando esta fecha, desde las redes sociales hasta páginas dedicadas a informarnos de la actualidad, por no mencionar la catarata de memes y chistes que circularon ese día conmemorando este evento. Aquí en Tierra Freak no queríamos dejar pasar la ocasión sin sumarnos a esta celebración, pero intentando ofrecer un punto de vista particular, siempre acompañado del humor que nos caracteriza.
No quiero dejar pasar, de todos modos, el hecho no menos importante de que el origen de “internet” radica en la necesidad que tuvo un ingeniero, una persona, de compartir información gratuitamente, ¿no? Digo, cuando nos ponemos un poco serios e intentamos abordar de manera objetiva el tema de la mal llamada piratería, bueno… el hecho de que hoy por hoy todos tengamos acceso a algo como internet tiene su base en ese sentimiento tan humano y primitivo que parte de la base de que lo que es mío y disfruto yo, también lo puede disfrutar el resto del mundo. Técnicamente internet no es gratis para prácticamente nadie, todos pagamos por poder acceder a la world wide web así como pagamos para tener acceso a la luz, al gas, al agua y al cable, pero el sentimiento que motivó a Tim a desarrollar esto fue el del acceso irrestricto a información que él consideraba importante y debía estar al alcance de cualquiera que, como mínimo, contara con el hardware para poder acceder a esa red que estaba desarrollando.
¿Qué mundo teníamos allá en 1991? El grunge, por ejemplo, estaba dando sus primeros pasos, mirá, ya que la salida del Nevermind de Nirvana se daría un mes después, en septiembre de ese mismo año, pero el 12 de agosto de ese mismo mes Metallica estaba sacando a la venta su Black Álbum. También en septiembre, pero el 17, saldría a la venta el Use Your Illusion I de los Guns N' Roses, y unos días después, el 24, el Blood Sugar Sex Magik de los Red Hot Chili Peppers. En noviembre de ese año Disney estrenaría su Beauty and the Beast, y el mismo mes el estudio de animación de Spielberg de ese entonces, Amblimation, nos sorprendería con una esperada secuela: An American Tail: Fievel Goes West. Otras grandes películas de 1991 serían The Silence of the Lambs, Terminator 2: Judgment Day, Cape Fear, la road movie feminista de Ridley Sctott, Thelma & Louise y la polémica visión del asesinato de J.F.K. en el film homónimo de Oliver Stone, pero pasa algo con todos estos datos: tienen un retraso, requieren un ajuste.
Y claro, porque una cosa es cuando se puso on-line esta página y otra muy distinta es cuando internet comenzó, lentamente, a ingresar a nuestras vidas. Acercándonos un poco a esos días, en 1993 nació Aliweb, el primer motor de búsqueda creado específicamente para navegar con más precisión esta nueva red de información, un motor tan duro y precario que probablemente nadie recuerda haberlo utilizado. Hubo otros motores de búsqueda un poco más populares, como la WebCrawler, Altavista o la “famosa” Jerry's Guide to the World Wide Web, que en 1995 pasó a llamarse simplemente Yahoo. Tendríamos que esperar hasta 1997 para que dos estudiantes de la Universidad de Standford llamados Larry Page y Sergey Brin crearan Google y, como todos sabemos, hicieran historia y, estos sí, se recontra cagaran en plata.
Hay un motivo lógico por el cual algunos nostálgicos que se niegan a abandonar su primer casilla de correo tienen una de Yahoo y no de Hotmail: la creación de este servicio de mensajería web recién se daría el 4 de julio de 1996, y en su lanzamiento contaba con un almacenamiento gratuito de 2 megas. Hay una página muy conocida y frecuentemente visitada por quienes necesitamos sacarnos ciertas dudas sobre el cine y le televisión que, en su confección inicial como base de datos de consulta para un grupo cerrado, le ganó incluso a la creación de internet, y esta es la IMDB, que tiene sus raíces en 1989. De todos modos, la primer versión on-line 100% funcional comenzaría su andadura en 1993. Amazon e eBay aparecieron en 1995, Babel Fish en 1997 y PayPal un año después.
De la Burbuja.com a las Redes P2P
Aunque parezca mentira y se nos torne muy lejano, todo sucedió muy rápido y está mucho más cerca de lo que creemos. Mientras la casi totalidad de la raza humana lidiaba con módems y conexiones telefónicas dial-up para acceder a la web, entre el ’97 y el 2001 se dio un fenómeno macro-económico de proporciones considerables que significó un enorme crecimiento en los valores económicos de empresas vinculadas íntimamente a internet, las que fueron conocidas como “punto com”, en una movida histórica que muchos incluso llegaron a etiquetar como nueva economía. Millonarias inversiones y enormes capitales se movían en dirección a estas nuevas empresas, que demostraron tener un recupero ínfimo, y en la mayoría de los casos inexistente, y hay quienes dictaminan –con el diario del lunes, por supuesto- que muchas de estas movidas fueron orquestadas por especuladores y oportunistas que se llenaron de plata y salieron inmunes de la crisis.
Mientras tanto, nosotros conocíamos gente a la distancia gracias a salas de chat que ofrecían ciertas páginas, o a programas de mensajería instantánea, entre los que sin duda alguna se destacó el viejo y querido ICQ ("I seek you"), creado en 1996 por un dúo de programadores israelíes, el cual fue durante unos años el más popular, hasta que fue tristemente desterrado por la llegada en 1999 del MSN Messenger, el peso pesado de Microsoft –nunca mejor dicho, era realmente un programa demasiado “pesado” para las P.C.’s viejas de fines de los ’90- que se terminó estandarizando. Como internet aún no había cumplido siquiera una década, el ICQ contaba con características únicas que hoy podrían considerarse un ataque directo a la “privacidad”, y la que destacaba de todas ellas era la “white pages”, un sistema de búsqueda para contactar otros usuarios on-line en el cual podíamos “filtrar” algunas características y el programa nos mostraba absolutamente todos los usuarios conectados con este mismo programa que respondieran estuvieran enmarcados en ese filtro. Un ejemplo: si vivías en Capital Federal, podías ponerte en contacto con todas las mujeres que estuvieran usando el ICQ en ese momento que viven en esa misma ciudad y que tuvieran entre 12 y 16 años… jodido.
La llegada del nuevo siglo traería bajo el brazo nuevas condiciones de navegación, y promediando la mitad de la década pasada se comenzaría a estandarizar la instalación de routers hogareños para acceder a sistemas de transmisión de datos de alta velocidad, sistema de transferencia que en telecomunicaciones popularmente se conoce como “banda ancha”. De todos modos, como era de esperar, la incorporación del mismo no estuvo exenta de conflictos provocados por los mismos proveedores, que veían que para satisfacer la demanda de conexión de 24 horas ilimitada por usuario tenían que hacer una inversión fastuosa en la pobre infraestructura disponible, razón por lo cual no se les ocurrió mejor idea que imponer límites de navegación y facturar un extra a quienes superen el mismo. La “tarifa plana” que terminaron aceptaron todas las empresas proveedoras de este servicio solo se pudo estandarizar gracias a la demanda del público, a la feroz competencia que se estaba gestando y a la negativa de la mayoría de los usuarios de ser esclavos de un sistema ruin que solo buscaba beneficios económicos exorbitantes para las empresas de telecomunicaciones entregando un servicio deficiente. No faltaron los usuarios que, aun a sabiendas de que dicha posición los terminaría perjudicando, citando datos datos erróneos y malversados, dibujados, producidos y distribuidos por medios de comunicación monopolitos como por ejemplo el Grupo Clarín –el cual tenía claros intereses futuros en estos emprendimientos, como se terminaría verificando años después con la adquisición de Cablevisión en el 2006-, se mostraban sumisos ante esta movida e incluso justificaban la facturación extra… yo los recuerdo, tuvo intensas discusiones con muchos de ellos. Por suerte,
como generalmente termina sucediendo también con la mal llamada piratería, la coherencia y el sentido común terminan ganando la batalla por sobre los intereses económicos de las empresas de telecomunicaciones, y es que internet es un gigante que no deja de crecer y es imposible de controlar.
Algunos años previos a la llegada de la banda ancha un ingeniero alemán de nombre Karlheinz Brandenburg patentaría el formato de compresión de audio digital conocido como MP3, y el mismo comenzaría a esparcirse como virus a fines de los ’90, gracias a la implementación de programas que utilizaban redes conocidas como peer-to-peer (P2P), es decir, redes en las que todos o algunos aspectos funcionan sin clientes ni servidores fijos, sino una serie de nodos (puntos) que se comportan como iguales entre sí, actuando simultáneamente como clientes y servidores respecto a los demás nodos de la red. Palabras técnicas medianamente complejas para decir que las redes P2P permiten el intercambio directo de información, en cualquier formato, entre todas las PC’s que estén conectadas a la misma. El mayor provecho de las redes P2P lo encontraron Sean Parker y Shawn Fanning cuando presentaron su niño prodigio: Napster, un servicio de distribución de música gratuito que para el 2000 estaba en boca de todos y comenzó a levantar polémicas por los derechos de copyright supuestamente infringidos, al punto tal que bandas de metal, Rap o pop muy populares como por ejemplo Metallica, Dr. Dre o la mismísima Madonna comenzaron a iniciar acciones legales en contra de la misma. Pero así como tuvimos ese tenor de artistas fachos también tuvimos rockeros defensores del pueblo que incluso organizaban tours y giras con el logo de Napster como avatar y punta de lanza de una nueva forma de entender la industria. En esa movida estaban los The Offspring a la cabeza, seguidos de cerca por los Smashing Pumpkins, Limp Bizkit e incluso Courtney Love. Y había hasta quienes alardeaban de que gracias a que su música era compartida gratuitamente sus ventas en discos y en tickets de recitales subían: compartir el disco experimental Kid-A gratuitamente por Napster 3 meses antes del lanzamiento le permitió a Radiohead trepar por 1ra vez en su historia al Top 20 norteamericano, y alcanzar el puesto uno en el Billboard 200 en su semana debut.
Ninguno de estos esfuerzos fue suficiente y la batalla legal fue ganada por los gorilas de la industria de la música, y Napster finalmente cerró sus puertas, pero solo para dar paso a otros programas similares como fueron el Ares, Audiogalaxy, Morpheus, Gnutella, Kazaa, Emule, LimeWire y el eDonkey2000. En el 2001 aparecería el BitTorrent, y su versión modificada, el µTorrent, sigue vigente al día de hoy, siendo el programa más popular utilizado para intercambiar archivos a través de una red P2P. Cada tanto recibimos noticias relacionadas con algún accionar del F.B.I. clausurando páginas que ofician como motores de búsqueda de archivos digitales que se comparten dentro de estas redes P2P, pero los usuarios hardcore’s ya tienen al menos, década y media de oficiar como navegadores experimentados de estas redes, y rápidamente encuentran la manera de seguir haciendo uso de las mismas.