jueves, 27 de noviembre de 2014

Hinterkind - La Columna de Logan.



Una de las últimas apuestas de la editorial Vertigo –que sigue viva, con un respirador artificial, pero viva- es esta obra escrita por el británico Ian Edginton y que cuenta con el arte de Francesco Trifogli, misma que en su momento fue definida por el editor Will Dennis como la digna heredera de Game of Thrones (una etiqueta que, lejos de impresionar o llamar la atención, causa un poco de gracia), y que nos presenta un contexto peculiar: un mundo post-apocalíptico en el cual la raza humana descendió unos escalones en la cadena alimenticia y tiene que pelear por su supervivencia contra elementos de la naturaleza que nos son familiares a la par de la aparición de leyendas mitológicas que solo hemos leído o absorbido en obras de fantasía. Un mix atípico de personajes, climas y contextos que provee un escenario extravagante para desarrollar una historia clásica perteneciente al formato road-movie, o en este caso, road-comic. Hoy en Tierra Freak le damos un tarascón al comic Hinterkind.


El primer libro del Lunes

La premisa inicial de Hinterkind nos posiciona en un universo que, en un primer acercamiento a través del número uno de esta serie, no resulta demasiado atractivo: una plaga de origen desconocido diezmó la población humana, y permitió a la naturaleza recuperar el terreno perdido en estos últimos siglos, avanzando sobre las zonas urbanas y tomándolas como propias, y reduciendo la existencia del hombre a pequeñas tribus dispersas a lo largo del mundo, recluidas en poblaciones dedicadas a la agricultura y ganadería, con una casi total desconexión entre ellas y poco o nulo conocimiento de lo que sucede fuera de las fortificaciones que armaron para protegerse de las amenazas exteriores. En este contexto tenemos a los protagonistas de la serie, Prosper (quien se hace llamar solo “P”), una cazadora novata, y Angus, su fiel amigo, presumiblemente enamorado de ella, que picados por la curiosidad típica de la adolescencia deciden escapar del asentamiento en el que viven, ubicado en el Central Park de la vieja New York, y salir a recorrer el mundo, con el objetivo de cruzarse con unos exploradores que abandonaron la aldea hace un tiempo y de los cuales no se ha tenido noticias.

Hasta aquí la narración no ofrece nada que no hayamos leído o consumido en otros medios al menos una docena de veces, y de hecho la misma editorial nos ha presentado una década atrás, de la inmaculada mano de Brian K. Vaughan una gloriosa serie mensual de nombre Y: The Last Man que también presenta un escenario post-apocalíptico con una premisa 15 veces más apetitosa. Lo que dota a Hinterkind de personalidad propia es la existencia de razas mitológicas que, ante el advenimiento de esta plaga y el retroceso de la cultura humana, deciden salir de su anonimato y recuperar, ellos también, los terrenos que antaño les pertenecían. Es así como a medida que van pasando los números comienzan a desfilar por la serie trolls, elfos, unicornios, centauros, orcos y faunos, todos con un justificado odio hacia la raza humana (tuvieron que esconderse durante milenios para no ser cazados, torturados y viviseccionados para investigación) y muchos de los cuales han podido forjar alianzas entre distintas razas con tal de hacerse con un territorio. Lo que los humanos desconocen es que fuera de sus dominios estas criaturas gobiernan, combaten y negocian cada porción de la tierra… justo como lo hacía la humanidad antes de la crisis.

El advenimiento de un conflicto mitológico

Vertigo es un sello que tiene una tradición enorme explorando –y explotando- relatos con componentes de la literatura fantástica más tradicional, muestra de ellos es uno de los títulos que hizo grande a la casa, Sandman, pero luego le siguió Fables y sus spin-off, como por ejemplo Fairest, mismo que se encuentran entre los comics más recordados y comentados por el fandom, y que amenazaron más de una vez con aterrizar en el cine y le televisión. Ian Edginton, un escritor con una enorme trayectoria que se remonta a principios de la década pasado con trabajos para la británica 2000 A.D., decide entonces dar un paso más y avanzar sobre un terreno que, las pocas veces que fue abordado, se hizo con desazón y descuido, y los resultados fueron parcos y deslucidos. No tengo idea si a futuro el bueno de Edginton guarda algún As bajo la manga, pero al menos cuenta con un narrador sólido, ya que el arte, como comenté en la introducción, está a cargo de Francesco Trifogli, un newbie que no tiene una experiencia que vaya mucho más allá de revistas pajeriles como la X-Comics, pero que por lo visto en esta serie cuenta con herramientas para desempeñar bien su laburo. Sus vistas panorámicas son exquisitas y nos embuten del clima y la situación desesperante en la que viven nuestros hermanos de raza, y su narrativa es fluida y dinámica. Tiene un temita con los gestos y algunos rostros que va puliendo a medida que la serie avanza, pero se lo ve mucho más sólido cuando aparecen criaturas mitológicas, casi podría decir que ese es su fuerte y donde se siente más cómodo, algo que viene de la mano con una serie con una temática como la que aborda Hinterkind. No está demás hacer mención de las exquisitas portadas de Greg Tocchini que transmiten con nitidez y mucho impacto el ambiente fantástico y dramático del comic.
 
Volviendo a Edginton y su labor, esta serie lejos está de tener puntos en contacto con Game of Thrones, por supuesto, cualquiera que opine eso merece la horca directo por ignorante y pretencioso, pero en Hinterkind se lee una búsqueda por establecer un punto de partida socio-político en el cual los humanos casi la tocan de oído, y si todo desemboca en una gran guerra, es importante ir conociendo a los partícipes más importantes de la misma, algo que de a poco vamos haciendo mientras recorremos las desventuras de Prosper y Angus. Hinterkind es una propuesta fresca y entretenida, que por el momento apenas si ha logrado despegar pero no ha alcanzado mucha altura, pero que tiene un potencial enorme y el respaldo de un sello que ha acertado muchas más veces de las que falló. Edginton es un escritor que la tiene clara a la hora de conectar de forma correcta todos los elementos que incorpora en la narración, y sabe cómo hacer crecer el hambre en los lectores por conocer más de este mundo, y sobre todo del destino de sus protagonistas. Espero que esta pequeña entrada los haya entusiasmado para acercarse a esta obra, leerla, y luego volcar acá sus opiniones. Nos leemos de nuevo en siete días, acá, en Tierra Freak.
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