viernes, 12 de mayo de 2017

Un pequeño paso para el meeple, un gran paso para la comunidad - El Gabinete del Dr. Morholt.



Desde hace unos años los términos nerd, freak o geek son un repositorio de conceptos que antes no contenían.

Se han trasnformado en símbolos polifacéticos alimentados (y principalmente legitimados) por la sociedad de consumo.


Cuando antes el nerd/geek/freak estaba representado por Louis o por Booger de "La Venganza de los Nerds" y era escindido de la sociedad en donde reinaban los deportistas y actores bonitos como Michael Fox, ahora se los pone en un lugar de reivindicación porque, seamos sinceros, son los que tienen más poder adquisitivo en esta sociedad en donde la tecnología (uno de los campos donde más geeks hay) no sólo es fundamental, sino que maneja el mundo.

Y es por eso (entre otras cuestiones) por lo que los superhéroes coparon la pantalla grande (y la chica), y por qué muchos productos destinados a ese público específico, con gustos muy específicos, ahora son masivos.

Uno de esos productos que siempre se asociaron al nerd/geek/freak (y del que hablo bastante en este sitio) son los juegos de mesa.

Y como porción del mercado que mueve bastante dinero, cada vez hay más juegos a nivel mundial con temáticas masivas como por ejemplo el juego de tablero de la película Laberinto, o del juego de mesa de la saga Dark Souls, o el de Megaman, o el de Terminator y un largo, largo etc.


Porque sí, aceptémoslo, los juegos de mesa están haciendo el mismo recorrido que los videojuegos hicieron hace más de una década y no sólo tienen producciones originales sino también franquiciadas.
En nuestro país, específicamente, la industria está recién naciendo (como lo atestiguan todas las entrevistas a productores nacionales que vengo haciendo hace unos años), pero el público, los jugadores, aquellos que consumen el producto, están afianzados hace mucho más.

Y es que el juego de mesa tiene, nos guste más o menos, una tradición muy arraigada en nuestra sociedad. Desde el clásico partido de truco que se juega mientras se espera el asado o el de Buraco o Rummy que juegan ciertas abuelas, al ajedrez que ya pasó a ser una categoría aparte, o a los clásicos argentinos como el T.E.G. y el Estanciero (que si bien son copias de juegos extranjeros se editaron en nuestro país y ciertamente se encuentran en todas las jugueterías), el argentino normalmente juega.
Pero ese público últimamente se está abriendo a otros juegos, los modernos, aquellos con mecánicas mucho más desarrolladas y mejoradas, que nos permiten jugar juegos en 30 minutos en vez de las interminables partidas de T.E.G., o juegos en donde todos podemos terminarlos y no quedarnos aparte a los 15 minutos mientras los demás juegan como en el Monopoly.


Ese público, y también aquel que no tenía idea de estos juegos, pero que les llamaron la atención, se reunieron el sábado pasado en el Centro Cultural San Martín gracias a Geek Out!. Esta comunidad de geeks que organizó la Geek Out! Fest 3.0, un evento gratuito al que asistieron más de 2300 personas.
Si bien el foco del evento fueron los juegos en todas sus modalidades, es decir de mesa, de rol, de video, de miniaturas y de cartas, tuvo la particularidad de ser también el festejo por los 40 años desde el estreno de Star Wars. Porque, como bien marcan las caras de los dados en el logo de Geek Out! la ciencia ficción también es una de esos aspectos que definen al geek/nerd/freak.

En el evento los asistentes pudieron disfrutar de 20 mesas de juegos de rol simultáneas, 6 mesas de wargames (entre los que estaban Imperial Assault, X-Wing y Armada, todos juegos de Star Wars), videojuegos de producción nacional, juegos de mesa de producción nacional y extranjeros, juegos de mesa clásicos como el Othello y Mahjong Riichi, un área de Realidad Virtual y hasta un megajuego para 50 jugadores al mismo tiempo llamado "Vigilen los Cielos".

También por primera vez en el país se realizó un torneo de Catan, el juego de mesa alemán creado en 1995 y del que existe un juego organizado con torneos nacionales y un mundial hace más de 20 años. Es decir que por primera vez un argentino va a poder participar, representando al país, en el Mundial que se hace en Alemania con todos los gastos pagos.

Tanto este torneo, como el de Magic y el del juego TerraOfensiva que se llevaron a cabo en el evento marcan que el juego organizado en la Argentina es posible y que hay jugadores interesados en llevar el juego a un paso más allá, como sucediera hace años con los e-sports.

Pero el plato fuerte del evento fueron los Premios Alfonso X. Un premio que el público y un jurado de notables dieron al mejor juego del año anterior. En esta oportunidad hubo dos categorías: juego artesanal y juego industrial. La diferencia estaba en la cantidad de copias que un juego tenía que tener para ser considerado artesanal o industrial.

Como parte de la votación para los Alfonso X participaron 13 clubes de juegos de mesa de todo el país y de provincias tan alejadas entre sí como Salta, Neuquén, Córdoba, Rosario, Mendoza o Buenos Aires.

Para estos jugadores, que probaron los juegos participantes y los calificaron, el mejor juego de mesa artesanal fue Starwarships del cordobés Gabriel Jalil y el mejor juego industrial fue Conejos en el Huerto de Luis Marcantoni.

Cabe remarcar que esta fiesta del mundo de los juegos tuvo el respaldo de varias empresas de juegos, pero principalmente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lo que demuestra que, de a poco, se va caminando en el sentido correcto.
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