El 12 de marzo del presente año nuestro benemérito líder levantó una reseña sobre la buena salud que está viviendo la historieta hoy en día en los kioscos gracias, en parte, a una serie de colecciones en curso, en su mayoría editadas y distribuidas por Salvat. Hoy me voy a referir a una de ellas, específicamente a la colección en tapa dura y 64 páginas que recopila la totalidad de los álbunes de Astérix, la genial creación de René Goscinny y Albert Uderzo que una vez más es acercada al público argentino desde los kioscos del país, pero esta vez en una edición de lujo que tiene mucho más de lo que se ve a la distancia, motivo que disparó esta columna y que pienso explicitar a continuación.
Esa irreductible aldea Gala…
¿Hay algo que pueda agregar yo sobre esta serie de aventuras, estos personajes y esta franquicia que no se haya dicho ya? Presumiblemente, no, y a juzgar por los apéndices de cada uno de estos álbunes que comentaré más abajo, tampoco estoy a la altura del desafío de poder exponer un análisis sintético de este fenómeno cultural que incluso trascendió el medio original en el que fue concebido en 4 films live-action y 9 largometrajes animados.
Sin temor a equivocarme, aún teniendo en cuenta que los recuerdos de la infancia muchas veces son engañosos y en la mayoría de los casos no son fieles, puedo asegurar que Mafalda y Astérix fueron las dos historietas que, leídas a muy temprana edad, despertaron en mí la pasión por este medio. Pero claro, la obra de Joaquín Salvador Lavado la pude consumir en su totalidad en muy poco tiempo, ya que mis padres no tardaron en comprarme los 10 tomos y el “Mafalda inédito” en poco más de un año y medio, viendo como los devoraba con alevosía y felicidad, y los volvía a leer una y otra vez. En cambio con Astérix la historia fue muy distinta, ya que el costo de cada libro superaba lo que mis padres estaban dispuestos a pagar en esos años. Recién pude terminar de leer el período de Goscinny-Uderzo cuando estaba promediando la secundaria, y solo por la generosidad de un amigo, y tardé unos años más en completar mi lectura de la etapa de autor completo del dibujante, habiendo adquirido solo un tomo de los mismos y el resto consumiéndolos de prestado. Para cuando llegué a mi adultez, me sentía bastante mal conmigo mismo al caer en la cuenta que de los 30 y pico de libros que componían la colección en aquel entonces yo solo había adquirido siete. La última vez que esta colección aterrizó en los kioscos mi situación económica no era envidiable, y mi lista de historietas regulares consumidas de todos modos era enorme, razón por lo cual solo pude hacerme acreedor de apenas 4 libros más.
Cuando este año Salvat anunció una nueva colección de Astérix en los kioscos, de periodicidad semanal, claramente vi ahí una oportunidad de poder, por fin, completar mi colección, con un enorme esfuerzo económico de mi parte. Tuve la suerte de que el primer libro que salió formaba parte de mis cuentas pendientes, así que lo adquirí, y me encontré con una sorpresa enorme que hizo que tomara una decisión aún más polémica, comprometida y complicada: iba a coleccionar la totalidad de estos libros, semana tras semana, incluso los que ya tenía. ¿Por qué motivo? Aquí la explicación. Y no: la ilustración que se completa con la totalidad de los tomos nada tiene que ver con mis motivaciones, mire usted…
La cocina de Astérix
La actual colección de Astérix tiene un par de detalles que no son bienvenidos por quien escribe estas líneas, o al menos no fueron recibidos con los brazos abiertos en una primera instancia. El primero de ellos, y el más polémico: Salvat está sacando los tomos de forma “desordenada”, cagándose olímpicamente en el orden cronológico original. Hay una intención comercial clara en este hecho, y la misma viene de la mano del material más nuevo relacionado con esta historieta, el que está realizado por los herederos de los autores originales, Jean-Yves Ferri y Didier Conrad. El tomo #3 de esta colección se corresponde con el libro Astérix chez les Pictes (Astérix y los Pictos – 2013), el bautismo de fuego de Ferri y Conrad, y el tomo #7 es ni más ni menos que Le Papyrus de César (El Papiro de César – 2015), el segundo tomo de esta pareja. Estos nuevos artistas que tienen como misión prolongar las aventuras de los Galos más famosos del mundo ya tienen publicado un 3er tomo, Astérix et la Transitalique, del año pasado, mismo que no me cabe la más mínima duda estará incluido dentro de esta colección… o rodarán cabezas de gerentes de Salvat.
Sacar los tomos de forma desordenada permite a los editores de esta colección acercar lo más pronto posible libros que quizás el grueso de los actuales lectores no conoce porque forman parte de las aventuras “modernas” de esta saga. Recordemos que René Goscinny, el guionista original, abandonó este mundo el 5 de noviembre de 1977, y el último libro que se publicó con un guión de su autoría fue Astérix chez les Belges (Astérix en Bélgica – 1979), el tomo #24 de esta serie, el cual a Uderzo le llevó casi 2 años poder concluir debido a la depresión que sufrió por la pérdida de su enorme amigo, compañero de cientos de aventuras y además co-creador de uno de los personajes más populares de Europa. Luego de superado el duelo, Uderzo se puso la mochila al hombro y comenzó a escribir y dibujar las aventuras de Astérix, y así apareció Le Grand fossé (La Gran Zanja – 1980), el primer capítulo de esta nueva etapa, la cual se completaría con el polémico Le ciel lui tombe sur la tête (¡El cielo se nos cae encima! – 2005), el octavo tomo de esta etapa, mismo que ya fue publicado por esta nueva etapa de Salvat en su tomo #14.
El otro detalle no menor que tengo que criticar de forma negativa es el diseño de las portadas. Por decisiones editoriales que se corresponden con la necesidad de darle cierta identidad a estas colecciones (en las series de D.C. y Marvel hacen lo mismo), la ilustración de la portada es reducida casi en un 50%, para poder ubicarla dentro de una caja contenedora que permite “unificar” la edición, aún cuando la misma contenga números de época muy disímiles. Todo esto lo entiendo, pero me cagan el tamaño de las ilustraciones de portada por esta movida y le quitan peso a cada portada agregando un marco innecesario y poco agraciado.
Otro temita un poco más rebuscado pero no por eso menos polémico es el tema de la traducción. En librerías especializadas se pueden conseguir los tomos recientes editados por Libros del Zorzal, que bajo la tutela de Leopoldo Kulesz, luego de adquirir los derechos de la obra completa, comenzaron un arduo y puntilloso trabajo de traducción para lograr superar las ediciones anteriores, y así poder ofrecer algo parecido a “la versión definitiva” de esta obra. De hecho, en la página de ellos han dejado algo así como un manual de estilo a la hora de traducir, para que los futuros clientes y lectores de esta edición tengan en cuenta las imprecisiones y los errores que se habían cometido hasta el momento. Lograron editar y publicar los 1ros 24 tomos de la colección, los que se corresponden con la autoría de la dupla original… y la editorial francesa Hachette, dueña de los derechos de Astérix, les permitió conservar la exclusividad de venta y distribución en librerías y comiquerías pero le permitió a Salvat sacar esta nueva colección en los kioscos, la cual conserva la añeja traducción original. Imaginen la bronca de los amigos de Libros del Zorzal… competencia desleal es poco.
Yo sé lo que están pensando… Flaco, te publican toda la serie desordenada, con traducción berreta y las portadas reducidas, ¿qué tiene de genial esta edición, payaso baboso?
Tranquilos, ahora viene lo bueno.
La calidad de impresión de esta nueva edición de Salvat es impecable. Impecable, ¿eh? Y esto no es un detalle para nada menor. La elección del papel que hicieron para esta edición es sencillamente perfecta, tiene el gramaje y la opacidad justa para que el arte de Uderzo y compañía se luzca en cada libro. No he encontrado páginas con fuera de registro y la combinación de una sabia elección del soporte más una cuidada impresión permiten apreciar hasta el más mínimo detalle en cada viñeta. Esta edición incluso supera la anterior apuesta de Salvat en esta obra, la del 2011, que tenía un horrendo papel satinado que definitivamente descoloca al lector porque modifica la apreciación del color original, por no mencionar el prehistórico letreado que utilizaron en esos libros, dignos de los comics de VID de finales de los ‘90. Un asco.
Los tomos originales de Astérix contienen entre 43 y 44 páginas con la aventura propiamente dicha más las 2 páginas que funcionan como carta de presentación de la obra y la colección, y esta nueva apuesta de Salvat tiene 64 páginas por tomo… ¿Qué contienen las 20 páginas restantes?
Una serie de apéndices que hacen de esta colección una exquisitez que solo aquel que ama a la historieta con pasión desmedida puede entender. Las 20 páginas complementarias contienen un análisis del libro que el lector acaba de leer en prácticamente todos los aspectos posibles. Hay extractos de notas y entrevistas a Goscinny y Uderzo comentando acerca del porqué de la elección de la temática de la obra, y cuando los protagonistas de la misma se embarcan en algún viaje hacia otros horizontes por afuera de su aldea (algo que sucede en 23 de los 35 libros originales que componen la colección), hay comentarios acerca de cómo los autores veían a esas locaciones de acuerdo a sus propias experiencias, y porqué se habían quedado con ciertos temas o ciertas características que decidieron exponer en la sátira de esa región. Pero además estos apéndices nos sitúan cada libro en el contexto histórico socio-político del momento, y recogen cada una de las referencias y expresiones populares parodiadas en la aventura, tanto las obvias como las más sutiles. Además estos complementos incluyen ilustraciones inéditas, esquemas de algunos plots originales, viñetas o páginas anuladas que luego fueron modificadas, portadas de la revista Pilote (publicación donde originalmente salía serializada esta historieta) realizadas por Uderzo, bosquejos de portadas descartadas, e infinidad más de material extra que da gusto conocer y consumir.
La cantidad de información que número a número van ofreciendo estos apéndices es pornográfica, y muy pocas veces la información resulta redundante. Para aquel que tenía una tibia relación con la vida de los creadores de esta maravillosa obra y muy poca idea de la historieta europea, y consume todo este material extra, terminará el recorrido sabiéndose un erudito de las vidas de Goscinny y Uderzo, y un absoluto conocedor de la concepción de cada uno de los tomos, de la relación que los autores tenían con sus colegas, con el cine, con la cúpula editorial de Pilote, y sobre todo de los pensamientos que estos dos artistas tenían sobre un centenar de temas, muchos de los cuales pocas veces eran exhibidos o parodiados en los tomos. Los apéndices también se encargan de recolectar las conexiones que existen entre las distintas aventuras, y avanza sobre el análisis de ciertos personajes recurrentes, e incluso de algunos personajes que han tenido apenas 2 o 3 apariciones. El material extra también hace mucho hincapié en el marco histórico de estas aventuras, y sobre todo en las referencias a la literatura, la música y el cine que Goscinny desparramaba a lo largo y ancho de la obra, muchas de las cuales pasan sin pena ni gloria por nuestra vista si no tenemos alguien que nos las señale. La información acá vertida es tan nutrida y detallada que incluso llegan al extremo de señalar detalles muy frikis de ciertos libros, al estilo de “este es uno de los dos únicos momentos en los cuales vemos que Obélix queda noqueado por el golpe de un adversario” o ”esta es la única vez en la cual veremos que Astérix recibe un beso en una mejilla de una pretendiente” (?).
Al menos a mí no deja de asombrarme el exhaustivo trabajo de investigación que hay detrás de estas 20 páginas, y con 41 años y contando, jamás imaginé que a esta edad, y conociendo esta obra desde que era un niño, tenía un enorme nivel de ignorancia sobre un millón de detalles que acompañaron la creación de cada uno de los libros, y se me habían pasado bocha de referencias históricas, políticas, sociales, musicales y cinematográficas. Volver a leer cada uno de estos tomos y luego nadar en cada uno de sus respectivos apéndices es una experiencia extraordinaria que casi podría decir que me retrotrae al primer contacto con cada uno de estos libros.
El costo de llevar adelante una colección semanal de estas características con una economía en recesión como la actual es enorme, pero el premio por tamaño esfuerzo equipara el sacrifico económico con creces. Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.