Lo prometido es deuda… a veces. Pero cuando cumplo con lo que prometo, me gusta remarcarlo. Cuando hice la reseña sobre los mejores estrenos televisivos del 2017, mencioné uno que ameritaba tener su propia entrada, dado que fue, sin duda alguna, una de las sorpresas de la temporada, y ese show llevó por nombre Future Man, la comedia Sci-Fi de Hulu creada por Seth Rogen y Evan Goldberg, los mismos que nos están entregando año a año diversión a raudales con la adaptación televisiva de Preacher. En este caso toca viajar en el tiempo, varias veces, para evitar un apocalipsis que podría acabar con toda la raza humana, y siendo así, el destino de la humanidad entera está en manos de un gamer de 30 años que responde al nombre de Josh Futturman, el cual aún vive con sus padres y trabaja como “conserje” en un laboratorio bioquímico donde desarrollan, entre otras cosas, la cura del herpes.
Sinfonía del tiempo
En los tiempos de Rick and Morty, desarrollar una comedia live-action que incluya muchos elementos de la ciencia ficción más divertida y evite caer en lugares comunes es un desafío que no está a la altura de cualquiera. Por otro lado, lo de los lugares comunes es un tema en sí, porque la realidad es que cuando se trata de los viajes en el tiempo, ya está todo dicho. Pero, por supuesto, el chiste de este tipo de historias es el “cómo”, el camino que se elige para transitar por ellas, sobre ellas y a través de ellas.
Y ahí es donde Seth Rogen y Evan Goldberg dan en el clavo. Eligen como protagonista, obviamente, a un Nerd, un Geek, un Gamer que además de estar todo su tiempo libre sentado frente a una pantalla jugando un third-person shooter llamado Biotic Wars tiene conocimientos culturales audiovisuales lo suficientemente “profundos” como para que pueda citar cualquier película popular relacionada con esta temática. No conformes con eso, el show es, ante todo, un digno heredero de la saga Terminator que inició James Cameron en los ’80, y los creadores se hacen cargo de ese tema desde el minuto cero, no sólo por la manera en la que abordan los viajes temporales sino también con detalles estéticos desparramados por los 13 capítulos que componen esta temporada, como por ejemplo las fuentes que usan para señalar locaciones, fechas y horarios, absolutamente referenciales de los logos de la saga del Cyborg favorito de todos y todas. Eso por no mencionar un episodio muy especial donde por razones que dictan la intricada trama de la temporada terminan visitando la mansión de cierto director muy relacionado con el género y la temática abordada.
Con años sobre sus espaldas escribiendo, dirigiendo y protagonizando comedias, está claro que a un tipo como Rogen no se le escapa el adecuado uso de los tiempos, el famoso timing, a la hora de concatenar escenas de acción con situaciones hilarantes o escenas dramáticas, pero gracias al buen ojo que el productor tiene, con Future Man ha evitado caer demasiado en cierto tipo de humor que ha caracterizado su carrera, y se ha mantenido dentro de los márgenes aceptables para permitir que el thriller y la ciencia ficción crezcan y sigan atrapando al televidente. Y de todos modos no se han privado de incluir toneladas de gags, algunos sutiles y otros bastante gráficos y explícitos, pero todos insertados con una precisión de relojero suizo, matizados siempre con la frescura de los diálogos modernos y, por sobre todas las cosas, sostenido por un casting impecable. Casting que, por otro lado, no se privó de tener algunas sorpresas, como la incorporación de Haley Joel Osment, el “niño” de The Sixth Sense (1999), dando vida al irascible Dr Stu Camillo.
Una particularidad que tiene la comedia es que te permite moverte por los laterales y hacer uso y abuso de los extremos sin que eso termine mancillando la trama. Siendo así, el futuro apocalíptico que el trío protagonista intenta evitar es en extremo apocalíptico, y eso abre la puerta para exprimir cada detalle que alguna vez hemos visto sobre este tipo de futuros distópicos explotando todas sus posibilidades. Y como es una comedia, los viajes en el tiempo serán varios, y podremos ser testigos de presentes alternativos o de consecuencias nefastas cuando en el pasado los viajeros la han cagado. El humor negro y la sátira estarán a la orden del día, y muchas de las misiones que los protagonistas deberán llevar adelante serán presentadas de forma seria como la única alternativa para cambiar las cosas, porque el contexto de comedia lo permite, cuando la realidad indica que lo que estamos viendo es un completo delirio que sólo puede ser pergeñado por guionistas con años escribiendo tramas de este tipo sobre sus espaldas.
Una cita con el Destino
Josh Futturman, entonces (magistralmente caracterizado por el mismísimo Josh Hutcherson de The Hunger Games), como mencioné más arriba, es un gamer treintañero que está bastante decepcionado con el rumbo que tomó su vida. Siente que no hizo nada con la misma y que podría haberlo hecho, que en algún punto cuenta con “capacidades” para grandes cosas, pero la realidad indica que en lo único que es realmente bueno es en destapar inodoros y jugar al Biotic Wars, un potente juego que arrastra sobre sus hombros la pesada carga de ser un desafío imposible: desde su lanzamiento hace algunos meses ninguna persona ha logrado terminarlo. Esto cambia una noche, cuando Josh finalmente logra entender cómo debe proceder en la pantalla final, y así finaliza la partida y el juego en su totalidad, una situación que termina depositando en su pieza a dos viajeros temporales provenientes del futuro, Tiger y Wolf, caracterizados por Eliza Coupe y Derek Wilson respectivamente. Los mismos le explican que el juego era un simulador preparado para encontrar al “elegido”, una persona que serviría de guía para la misión definitiva que salvaría la humanidad.
Resulta que en el presente de Josh un científico llamado Doctor Elias Kronish [en la piel de Keith David, conocido por papeles secundarios en The Chronicles of Riddick (2004), Cloud Atlas (2012) y por poner voces en decenas de cartoons] termina desarrollando una vacuna que cura absolutamente todas las enfermedades, e irónicamente la misma se termina utilizando para ir eliminando gradualmente a toda la humanidad. Los “Biotics” que dan nombre al juego son una agrupación de guerreros que probablemente estén liderados por una inteligencia artificial, y cuentan con una infraestructura y un poder de fuego que les permitió diezmar a casi toda la población. En el futuro del cual provienen Tiger y Wolf son casi imbatibles, por su cantidad y persistencia, y la única esperanza de salvación es evitar llegar al mismo. Es así como, luego de unas pocas explicaciones, llegan a la conclusión de que la obsesión del Dr. Kronish por la cura del herpes radica en que él mismo se la contagió hace décadas, y la muestra de eso es una horrible ampolla en su labio. Si evitan que el tipo se contagie, quizás eviten que incluso se dedique a la ciencia, y por suerte Josh sabe exactamente cuando sucedió esta tragedia: la noche en la que el hombre llegó a la luna, en 1969, en una fiesta exclusiva para una fraternidad de gente de color… de color negro, obvio.
Es así como el equipo encara su primer viaje temporal, uno de varios, desencadenando con el mismo una serie de eventos a futuro que terminar repercutiendo hasta casi el último episodio de la temporada. Y cada vez que crean que están cerca de llegar a la solución del problema, nuevamente sumarán cagadas y dejarán pequeñas –y a veces enormes- pistas del recorrido que van haciendo. El grupo deberá enfrentar no solo comandos armados de “Biotics”, muchas veces camuflados en la piel de humanos, también enfrentarán narcotraficantes, motoqueros, policías, pero sobre todo deberán aprender a trabajar en equipo, a respetar y entender las necesidades de los otros, y sobre todo deberán comprender que muchas veces el destino realmente está escrito y el futuro es inevitable, hagas lo que hagas… ¿o no?
Future Man no puede ser presentada como una sitcom ni tampoco como una serie dura de ciencia ficción, sobre todo porque el tono en el que está narrada la aventura está mucho más acerca de la saga Back to the Future que de la de Terminator, pero aún cuando las referencias están a la orden del día y cada 5 minutos tenemos un link obvio a alguna película o serie de T.V. muy conocida, el producto no se siente como otro show más que recurre al golpe nostálgico, en la onda Stranger Things, y creo que el motivo de esto es que justamente los showrunners se han propuesto separarse un poco de esa corriente de series y manejar las referencias con un dejo de sutileza. Y en lo que a mí respecta, lo han logrado, con creces. Este es un show que todos deberíamos festejar y recomendar. Una lástima que este medio tenga la maldita costumbre de prolongar las cosas durante años, porque la trama argumental se podría haber cerrado perfectamente en esta temporada, y seríamos todos mucho más felices. Nos volvemos a leer la semana que viene con una reseña sobre la 2da temporada de Jessica Jones, aquí, en Tierra Freak.