Muchos defensores de la ciencia ficción dan como una de sus virtudes que es un gran método para plantear temas actuales en un marco de fantasía.
Porque gracias a que los espectadores pueden separarse de la situación actual al aceptar un setting fantástico, pueden analizar cuestiones que, de serles más cercanas, no podrían ver en su totalidad.
Es así como, por ejemplo, Farenheit 451 habla de un estado totalitario que quema libros, pero según el mismo Bradbury, es una crítica a los medios masivos y cómo lograron que la gente deje de leer.
Del mismo modo, y para traer un ejemplo más cercano a los habitantes de esta Tierra Freak, en El Eternauta el verdadero enemigo no son los Ellos, ni los Manos, ni los Gurbos, sino los mismos humanos que, puestos en una situación totalmente extrema, pierden su humanidad y no tienen ningún problema en dispararle a Juan Salvo cuando creen que este viene a por ellos.
Y si bien esta no es una recurso exclusivo de la ciencia ficción, es un género propicio para que se use.
Esto pasa principalmente porque la ciencia ficción se basa en cosas que pueden pasar, o sea que son verosímiles, en el marco de las ciencias que actualmente conocemos.
Cuando Julio Verne pensó en viajar a la luna, lo hizo imaginándose a un montón de personas metidas en una bala de cañón enorme que era disparada desde la Tierra. Es decir que se basó en el cañón, una tecnología que ya existía, y sólo pensó en estirar un poco su uso.
De la misma manera, cualquier narración en la que intervengan naves espaciales muestran, justamente, objetos que “navegan” por el espacio. O sea que son sólo una traslación de los objetos que normalmente navegan por los mares y que tan reales nos parecen.
La ciencia ficción depende, entonces, de qué tan arraigado a algún concepto que ya conozcamos está eso que se nos está mostrando.
Pero ¿qué pasa cuando se nos muestra tecnología que nos parece extraña? Por ejemplo, en Doctor Who la Tardis, la nave en la que viaja el Doctor, es más grande por dentro que por fuera. Es algo totalmente inexplicable y fuera de toda verosimilitud.
¿Y cuando la tecnología que se nos muestra nos parece de fantasía, pero realmente no lo es?
Domo arigato Mr. Roboto
En la serie Mr. Robot, creación de Sam Esmail protagonizada por Rami Malek y Christian Slater, un grupo de hackers logra desestabilizar el sistema financiero de los Estados Unidos a través de unas cuantas (muchas) líneas de código.
Si bien la serie está maravillosamente dirigida y con una dirección de fotografía digna de un producto cinematográfico fiel heredero de Stanley Kubrick, la tecnología que usan sus protagonistas puede parecerle al público masivo un poco exagerada.
El uso de internet que muestra la serie es, también, bastante desconocido para el ciudadano promedio y por lo tanto puede parecer exagerado o fantasioso. No sólo se muestra la deep web y lo simple que es encontrar una red de pedofilia o la compra de armas o estupefacientes, sino que se muestran grupos de usuarios que pueden dejar fuera de línea cualquier servicio público y que existen empresas especializadas en evitar que esos ataques prosperen.
Pensar que ciertos gobiernos tienen grupos de hackers propios que utilizan para interferir en los temas de otros gobiernos para la mayoría del público es algo que sólo pasa en las películas como Live Free or Die Hard.
Y lo más extraño de pensar de esa manera es que en este momento se está hablando que la elección por la que Donald Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos en 2016 ¡fue alterada por hackers rusos!
Pero claro, es preferible pensar que eso es una exageración.
Y es que la mayoría de las personas son ignorantes con respecto a la tecnología. No importa cómo funciona mi teléfono celular, sólo me importa que puedo mandar la foto del negro de WhatsApp o que puedo jugar al Candy Crush o que puedo hablar a través de una video llamada con alguien que está en el otro lado del mundo.
De la misma manera, no importa cómo funciona una computadora conectada a internet, sólo que con ella puedo ver porno gratis, leer los últimos chismes y seguir a algún famoso en instagram.
¿No es raro que luego del éxito que tuvo la serie Mr. Robot no haya habido una masiva mudanza a sistemas más seguros que Windows como cualquier distribución de GNU/Linux? Digo, normalmente cuando una película o serie tiene mucho éxito, esto afecta los hábitos de consumo del público masivo, como cualquiera que fue chico en los 80s puede corroborar al haber empezado a estudiar karate luego de ver a Daniel Larusso entrenando con el Señor Miyagi.
La respuesta simple es no. No es raro que no haya crecido el número de usuarios de GNU/Linux porque para muchos de los espectadores de Mr. Robot eso que están viendo es ciencia ficción. No hay diferencia entre las líneas de código que ingresa Elliot en su terminal y los phasers de Star Trek o el hiperespacio de Star Wars.
Y lo más extraño es que en lo que va del 2017 tuvimos varios cyberataques globales que demuestran lo contrario.
Entre los más importantes están el ransomware WannaCry del mes de mayo que afectó a sistemas de más de 99 países encriptando información sensible y pidiendo rescate a pagarse a través de la moneda bitcoin, y otro a finales de junio que afectó a empresas y bancos de más de 10 países incluyendo, por ejemplo, al sistema que monitorea la radiación en Chernobyl.
¿Entonces en lo que falla la hermosa creación de Esmail es en que no se despega lo suficiente del presente como para que el público pueda ver que lo que plantea es algo que está pasando en este momento?
¿O simplemente falla en dar por sentado que todos sabemos que esa tecnología que muestra es actual?
La cuadratura del círculo
~~ AVISO DE SPOILERS ~~
Al día de hoy todavía está en cartelera la película The Circle, del director James Ponsoldt y basada en el libro del 2013 de Dave Eggers.
Al día de hoy todavía está en cartelera la película The Circle, del director James Ponsoldt y basada en el libro del 2013 de Dave Eggers.
Si bien la película se estrenó en abril de este año en muchas partes del mundo, recién llegó a nuestras salas argentinas hace unas 2 semanas de la mano de la nueva distribuidora DigiCine.
La historia nos sitúa en una sociedad actual donde una empresa de tecnología llamada El Círculo (una mezcla de Facebook, Google y Apple) es la dueña de la paltaforma de moda True You.
El Círculo es el lugar donde todo joven quiere trabajar porque se separa de la clásica vida corporativa que le ofrecen las empresas que no innovan. Los empleados pueden disfrutar no sólo de un ambiente de trabajo distendido, sino de fiestas y actividades varias pagadas por la empresa.
La protagonista, interpretada por Emma Watson, logra gracias a un contacto entrar a trabajar en la empresa y luego de un corto tiempo se da cuenta que para realmente pertenecer y crecer en la misma va a tener que dejar de lado su privacidad. Porque ante todo, lo que True You predica es que para ser honesto con el resto del mundo, no hay que ocultar nada.
El carismático CEO de El Círculo es interpretado por Tom Hanks en un papel que más que hacer recordar a Steve Jobs nos recuerda a cualquier entrevista que hayamos visto de Tom Hanks. Porque sí, está actuando de él mismo.
Lo importante de El Círculo es que cuenta cómo Mae, el personaje de Watson, empieza a darse cuenta que detrás de esa fachada de empresa moderna y distendida en realidad hay una compañía que quiere controlar tanto a sus empleados como al resto de los millones de usuarios de True You, guardando y analizando la información que cada uno de ellos le otorga de manera volutaria con tal de pertenecer a esa gran red social.
El problema con esta película es que todo es muy directo, todo el planteo es demasiado burdo y no insinúa nada.
¡Si hasta hay un momento en que se cuenta que hay una investigación del gobierno de los Estados Unidos sobre la empresa y a los pocos minutos cuentan que ya tienen comprada a una diputada para que empiece a mostrar todo su trabajo a través de True You, para hacer más transparente la gestión política!
De la misma manera durante la primera semana en la empresa, el personaje de Emma Watson es increpado por unos supervisores que le dicen que comparte poco su vida, que los demás miembros de la compañía no saben qué hizo el fin de semana y que eso es malo porque no se estaría involucrando con los valores de True You. No hay insinuaciones, no hay desarrollo de ese conflicto. Simplemente se lo dicen en la cara y ella acepta que así deben ser las cosas.
A tal punto es directa la película que, por si todavía no habíamos notado lo oscura que es la compañía, aparece el programador original de la plataforma (interpretado por John Boyega, el de Star Wars Ep. VII) y le explica a la protagonista que todos los datos son guardados y utilizados para sacar perfiles de consumidor de cada uno de los usuarios y que no puede contarle a nadie lo que le dijo porque el CEO de The Circle es malo, malo, malo.
En esta película totalmente carente de desarrollo de personajes, donde no destaca ninguna de las actuaciones, pero que principalmente no genera empatía con los personajes, el factor que hace que la protagonista deje de pensar “como la masa” es la muerte de un amigo en una demostración de lo que la tecnología de True You puede hacerle a quienes no quieren participar de esta total apertura y pérdida de privacidad.
Y entonces, así como así, la situación se da vuelta y por una maniobra de manipulación de opinión pública totalmente tosca y vulgar, la protagonista le demuestra al mundo entero que lo que todos creían la panacea, pues en realidad no lo es.
¿Es necesario hablarle tan directamente al público? ¿es necesario ser tan burdo en los planteos?
¿Será que el director y guionista sabe más sobre cómo llegarle al público masivo que los guionistas de Mr. Robot?
Sin dudas esta película hubiese sido mucho mejor teniendo más desarrollo de personajes y por consiguiente una mejor actuación, y quizás así el mensaje que intenta transmitir hubiese llegado a más gente.
Porque la protagonizaba Emma Watson, a quienes los fans de Harry Potter idolatran a pesar de que no es muy buena actriz, y Tom Hanks, quien no podemos negar que es un líder de opinión.
Pero no. No pasó. Y hasta hay quienes dicen que es sólo un capítulo mediocre de Black Mirror muy estirado.
Concluyendo sin concluir
¿Cómo lograr entonces que el público masivo entienda lo que puede pasar si se apoya totalmente en la tecnología sin tener un uso analítico de ella?
¿Cómo hacer para que se entienda que cada vez que se comparte un estado en Facebook o una foto de lo que se está comiendo en Instagram esos datos ayudan a generar nuestro perfil de consumidor de manera totalmente gratuita (y principalmente voluntaria), cuando antes las empresas pagaban carísimos focus groups para conseguirlos?
¿Necesitamos una nueva serie de ciencia ficción, bien lejana tanto en tiempo como en tecnología para que entendamos estas cosas?
¿O será que en realidad ya estamos viviendo en el futuro, pero como no nos dimos cuenta ya no podemos analizar nuestra situación actual con historias futuristas?
Quizás es simplemente eso. Ya estamos viviendo en una historia de ciencia ficción.
Sólo es cosa nuestra, entonces, hacer que sea más parecida a Star Trek que a Soylent Green.