Desde hace ya varios años que DC nos tiene acostumbrados a una marcada abundancia de decisiones polémicas en la dirección general que suelen tomar con sus múltiples propiedades. Ya sea en los cómics, en el cine o en la tele, parece que rara vez consiguen una aprobación global más positiva que negativa, conformándose en general con dividir las aguas en un 50/50. De todas las decisiones que DiDio y compañía han tomado en los últimos años pocas han tenido tanto impacto y han sido objeto de tanta controversia como lo que conocimos como “Los Nuevos 52” (debido a que eran 52 títulos en su comienzo). Con el final de Flashpoint nació un universo nuevo que trajo varios cambios a varios de los personajes más emblemáticos de la editorial, algunos más radicales que otros. La movida habría sido un intento por estimular las ventas que venían cayendo y atraer nuevos lectores con series que arrancaban todas desde cero, dándole la posibilidad a cualquiera de subirse y empezar a leer sin necesidad de tener demasiados conocimientos previos. O eso se suponía.
Decir que fue desprolijo es quedarse extremadamente corto. Si bien la idea era atraer lectores nuevos, DC no quería perder a los de siempre, con lo cual se escudaron en una serie de argumentos ambiguos que sostenían que en realidad no se trataba de un reinicio sino más bien de un relanzamiento. Cinco años más tarde es más que evidente que la mano derecha no sabía lo que hacía la izquierda dentro de la compañía y que todo el asunto fue manejado con un enorme grado de improvisación. Las inconsistencias iniciales se fueron sumando a una serie de cambios bochornosos que se fueron produciendo sobre la marcha y, lejos de crear un nuevo universo cohesionado que invitara a nuevos lectores, terminaron confundiendo a los de siempre y posiblemente espantando a los que quisieron probar sin demasiado conocimiento previo. Hoy ya es oficial que los Nuevos 52 dieron inicio a un universo nuevo, aunque aún hay miles de inconsistencias que posiblemente jamás sean resueltas. Sea como sea, con el final de Convergence, DC dejó de usar el sello de “Los Nuevos 52”, dando paso a la era de “DC YOU”. Habiendo finalizado esta etapa ya estamos en condiciones de mirar hacia atrás y preguntarnos: ¿Qué nos dejaron los Nuevos 52?
Si bien los tropiezos y los mamarrachos fueron muchos, la realidad es que hubo autores muy buenos trabajando en la construcción de este nuevo universo, quienes hicieron lo mejor que pudieron dentro de las posibilidades que tuvieron, en más de una ocasión con aportes muy dignos que merecen ser recomendados. Les dejo a continuación una lista de cinco títulos que vale la pena leer por uno u otro motivo. No tuve en cuenta dos títulos puntuales: Green Lantern de Geoff Johns y Batman Inc de Grant Morrison, debido a que considero que funcionan más como secuelas de cosas que ya se venían contando antes y son gran parte de las inconsistencias presentadas por los N52 que mencionábamos antes.
Sin más preámbulos:
The Flash
(The Flash #0-#25+ Anuales #1 y #2)
Traer de vuelta a Barry Allen luego de su heroica muerte en Crisis en Tierras Infinitas ya había dejado a varios inconformes, pero sin duda una de las jugadas que más controversia generó por parte de DC fue eliminar a Wally West, no sólo como Flash, sino directamente como personaje dentro del universo DC. Wally se había ganado el título de Flash y, habiendo estado bajo la máscara por 25 años, fue el Flash de toda una generación, dentro de la que se incluye quien les escribe (nacido en 1986, justo después de la Crisis original).
En ese contexto es lógico pensar que Flash iba a ser un título difícil de tragar para mucha gente que ya venía muy poco satisfecha con los cambios que se venían haciendo y para colmo debía la reestructuración del universo al personaje en cuestión. La verdad es que Francis Manapul y Brian Buccellato hacen un gran trabajo estructurando la vida y las aventuras de Barry. Las historias son entretenidas y van construyendo una mitología propia de a poco, tomando muchos elementos del pasado pero haciendo que la trama, como su protagonista, avance. Recupera mucho de la esencia de la Silver Age que tan bien le sienta al personaje (que en definitiva es uno de los íconos definitivos de la misma) y la aggiorna de tal manera que se sienta lo suficientemente moderno. La aventura y la ciencia fantástica están a la orden del día y el arte prolijo y la narrativa dinámica la hacen visualmente muy atractiva.
Es lógico que a aquellos fans dolidos que aún piden el retorno de Wally este regreso a la Silver Age les pueda resultar algo amargo. Cuando estuvo en la Crack Bang Boom de Rosario, Manapul declaró que él hubiese preferido poder usar a Wally pero que el mandato editorial dictaba que debía ser Barry. Lo cierto es que dejando eso de lado, la serie cumple y si bien no es un cómic trascendental que vaya a cambiarle la vida a nadie, vale la pena darle una oportunidad y dejarse llevar. Ideal para quienes estén enganchados con la serie de televisión y quieran leer algo del personaje en cómic en una versión accesible y medianamente cercana a la que están más acostumbrados.
Green Arrow
(Green Arrow #17-#34)
Modernizado y rejuvenecido, el Green Arrow del N52 le debe bastante al que interpretara Justin Hartley en Smallville, que había terminado no mucho tiempo antes de que arrancara el nuevo universo. Cuando arrancó, el título fue francamente de lo peor que tuvo para ofrecer el reinicio de DC, con guiones y caracterizaciones muy pobres y olvidables. El panorama cambia radicalmente cuando entran en escena Jeff Lemire y Andrea Sorrentino, equipo de lujo que levanta de las cenizas al arquero esmeralda y lo llevan a un nuevo nivel de excelencia, en una historia de superhéroes con tintes de Vértigo.
La historia arranca con Oliver perdiendo su fortuna, su compañía y su herencia y el descubrimiento de un secreto que tenía su padre, con vínculo directo a las experiencias que lo convirtieron en Green Arrow en su tiempo en la famosa isla en la que pasara aquellos cinco años. De entrada Lemire sacude las bases mismas del personaje e introduce conceptos nuevos y frescos que el buen Ollie pedía a gritos, incluso integrando de forma orgánica muchos de los elementos que tan bien le resultaron en la serie Arrow, que protagoniza Stephen Amell, y que a su vez se vio beneficiada por algunas de las ideas de Lemire. También usa y resignifica personajes de historias clásicas del personaje, como Shado. El arte de Andrea Sorrentino juega un papel clave, dando un trabajo completísimo que resulta interesante en todo nivel.
Action Comics
Igual que el Superman de la Golden Age,
el de Morrison no se anda con vueltas, pero transita un camino de aprendizaje para convertirse en el héroe más grande de todos los tiempos. |
(Action Comics #0-#18)
Action Comics #1 (de 1938) es posiblemente el cómic históricamente más importante para el medio y puntualmente para los superhéroes. Es lógico que cuando, luego de 904 números la editorial decide relanzar el título con un nuevo #1 por primera vez en más de 70 años de historia, decida hacerlo con el que posiblemente sea el guionista de superhéroes más celebrado que aún trabaja en la industria. A fin de cuentas, Grant Morrison ha demostrado con creces cuán bien entiende a Superman y nos dio entre 2006 y 2007 la que es considerada por muchos la mejor historia jamás escrita del personaje: All-Star Superman.
Igual que aquella historia mítica que hablaba de Superman desde su esencia más pura, Action Comics de Morrison es una carta de amor a la historia del personaje, pero desde una perspectiva distinta.
Igual que con anteriores cambios de status quo universales que ha tenido DC, Superman fue uno de los personajes que más cambios sufrió tras Flashpoint y esta vez fueron más lejos que nunca. Cuando empieza la historia nos encontramos con un Superman muy distinto a lo que estábamos acostumbrados, más agresivo y sin su traje clásico. Dentro de la historia, Morrison hace evolucionar a Superman rindiendo homenaje a la historia de la evolución del personaje desde su creación por Jerry Siegel y Joe Shuster en los 30’s: Empieza como un justiciero social que rompe todo lo que haya que romper con poderes algo más moderados (no vuela, salta alto) y no le tiembla la mano si tiene que intimidar a los corruptos. A medida que la historia va avanzando, va pasando de aquel Superman socialista de la Golden Age a su versión más lúdica de la Silver Age, incrementando sus poderes y empezando a enfrentarse a amenazas más insólitas como extraterrestres, seres del futuro y criaturas de otras dimensiones.
Tal vez el problema principal que tiene este título es que, si bien los primeros números que nos narran el nuevo origen del personaje son bastante accesibles para cualquiera, a medida que la historia avanza peca un poco de ser muy “Morrisoneana”, y si bien esto lo convierte en un título de autor con varias capas muy interesantes, se vuelve una serie muy complicada para el lector promedio que no está tan metido en el tema, con una narrativa sumamente desestructurada que sin duda confundió a más de uno. Hacia el final, la serie se convierte cada vez menos en una invitación al lector nuevo y más en un ensayo dirigido a aquellos lectores que conozcan muy a fondo el trabajo de Morrison y sepan mucho sobre Superman y su historia. Como pasa muchas veces con Morrison, lo ideal es leer la serie de corrido y más de una vez, de ser posible, sobre todo después de haber leído la joya que fue Multiversity, para la que vemos varias semillas plantadas en este título.
Dial H
(Dial H #0-#15 y Justice League #23.3)
Dial H for Hero fue una serie que arrancó en los 60’s, sobre un chico que tenía un disco telefónico que lo transformaba en distintos superhéroes cuando marcaba H-E-R-O. Dial H es una versión moderna del mismo concepto, en la que Nelson Jent, un tipo medio perdedor y en pésimo estado físico, encuentra un teléfono que lo convierte por tiempo limitado en distintos y extraños superhéroes cuando marca 4-3-7-6 (H-E-R-O). Adaptar un concepto como este a la actualidad y con el enfoque general más o menos serio que quiso imponer DC en sus N52 sin dudas es un reto enorme y una decisión muy extraña. El encargado de llevar a cabo esta tarea fue China Miévielle, un guionista con poca carrera en cómics pero galardonado en otras áreas. Su estilo extraño y original cuadra a la perfección con este concepto, en el que vuelca ideas que salen de lo más profundo de su subconsciente, en un estilo que balancea el estilo sofisticado de Grant Morrison en The Invisibles con el delirio de autores como Bub Burden y su Flaming Carrot.
En general, el título se mantiene bastante por fuera de la continuidad del universo DC, formando su propio y desquiciado mundo con sus propias reglas, aunque hay algunas referencias menores a superhéroes conocidos. El caso más marcado, que confirma que la serie se desarrolla en el mismo universo, es el número en el que Nelson, sin querer, obtiene los poderes de Flash, lo cual repercute en el título del corredor escarlata de Manapul y Buccellato del que hablamos arriba, pero lo hace de forma tan sutil que afecta de manera poco más que anecdótica a la trama. Con esa sola excepción, el resto de las veces que Nelson (o alguien más) se convierte en un héroe, son personajes 100% creados para el título, y en general son bastante ridículos, muchas veces funcionando como parodias de distintos clichés o tendencias del cómic de superhéroes. Así, tenemos por ejemplo a Captain Lachrymose, un emo que se fortalece de los recuerdos traumáticos de la gente, forzándolos a tener un quiebre emocional, Flame War, cuyos insultos hacen que quien sea insultado se prenda fuego, y por supuesto el inolvidable Open-Window Man.
Una de las más grandes virtudes del título es que, capítulo a capítulo, la trama realmente avanza y cambia de status quo constantemente, agregando elementos nuevos que van construyendo una mitología muy rica. Dial H es una locura de principio a fin y no es recomendable para quienes se tomen demasiado en serio los cómics de superhéroes. Si, por otro lado, te gustan los cómics sobre cómics y la metaficción en general, no lo dudes.
Animal-Man/Swamp Thing
(Animal-Man #0-#29 y Anuales #1 y #2 y Swamp Thing #0-#18 y Anual #1)
Reconozco que es medio una trampa porque son dos títulos, pero estuvieron tan conectados por tanto tiempo que es difícil recomendar uno sin recomendar el otro y la realidad es que ambos son verdaderamente buenos. Por un lado, otra vez tenemos a Jeff Lemire en Animal-Man, por el otro a Scott Snyder en Swamp Thing, ambos entre los guionistas ascendentes más celebrados hoy por hoy.
Animal-Man y Swamp Thing tienen varios puntos en común desde hace mucho y finalmente se encontraron como protagonistas de la misma historia. Ambos personajes fueron reinterpretados de manera salvaje y rupturista por dos de los más grandes guionistas que han dado las viñetas durante los 80’s (Grant Morrison y Alan Moore, respectivamente), y desde entonces se han convertido en varias ocasiones en terreno para que distintos guionistas de gran renombre e inmenso talento experimentaran e hicieran cosas distintas a lo que tal vez se esperaría de un cómic de superhéroes. En el caso de Swamp Thing, siempre fue un personaje más orientado al terror, pero Animal-Man empezó como uno más de tantos superhéroes con poderes absurdos. Luego de su paso por Vértigo, Buddy Baker (identidad civil del héroe) llega a esta instancia en la que se combina elementos del cómic de superhéroes con otros característicos del cómic de terror, acercándolo mucho más al mundo al que está habituado Swampy.
Las historias que fueron tejiendo Lemire y Snyder, cada uno por su lado, empiezan a entrecruzarse hasta culminar en Rot-World, evento terrorífico que termina involucrando a toda la Tierra y sus héroes, con Animal-Man y Swamp Thing en el centro como única esperanza de salvación posible. La atmósfera terrorífica que logra Lemire junto al arte de Travel Foreman se complementa de manera perfecta con el Swamp Thing de Snyder y la poesía visual de Yanick Paquette, pintando una esquina del universo DC tan oscura que ni la luz del último hijo de Krypton ni las habilidades detectivescas del caballero oscuro pueden transitarlas.
Ambos títulos son accesibles para lectores nuevos y es curioso que, siendo de lo mejor que salió luego del reinicio de la editorial, fueron posiblemente los dos títulos en los que menos importó el cambio de status quo general. Quienes busquen al Animal-Man de Morrison o al Swamp Thing de Moore posiblemente se decepcionen, pero quienes busquen algo distinto sin dudas se llevarán una grata sorpresa.
Y eso es todo por hoy. No son necesariamente los mejores ni los únicos títulos que vale la pena leer, pero sí creo que todos merecen una oportunidad, ya que varios de ellos en general son pasados por alto como aciertos recientes de la editorial, privilegiando en general títulos como Wonder Woman de Azzarello o Batman del mismo Snyder, que si bien supo hacer aportes interesantes a la franquicia, se fue desdibujando un poco con el correr del tiempo. ¿Cuál agregarían? ¿Cuál sacarían?
¡Saludos y hasta la próxima!