Whoever you are, I'm a nasty piece of work! Ask anybody.
[¡Quienquiera que seas, yo soy una pieza de trabajo desagradable! Pregúntale a cualquiera.]
John Constantine, en la piel de Matt Ryan, en el episodio S01E01 de Constantine, titulado “Non Est Asylum”.
El pasado viernes 24 de octubre se dio, por fin, el esperado estreno de la serie de NBC producida por Warner que intentará adaptar lo más dignamente posible las historias de un personaje de culto que acá, en Tierra Freak, lo conocemos bastante. El nombre de la misma lleva el apellido del protagonista, Constantine, y como hice en otras ocasiones con, por ejemplo, Arrow, The Strain o la más reciente Gotham, me sumo al entusiasmo inicial y no le doy respiro: analizo el piloto y ya. Es lo que más me gusta porque es la serie es su momento de nacimiento, donde tiene aún todo por ofrecer y sorprender, y poco espacio para decepcionar. Así como también me encanta escribir sobre el cierre de un show que me acompañó durante años y que se transformó en parte de mi vida. Pero basta de delirio, vamos a los bifes.