jueves, 7 de agosto de 2014

Sex Criminals - La Columna de Logan.



Hace casi 2 meses que no reseñaba una historieta en Tierra Freak, desde mi entrada sobre la magnífica Casta, así que me pareció un buen momento, sobre todo teniendo en cuenta el advenimiento de la Crack Bang Boom 2014, entrarle a un comic americano que fue novedad el pasado año, y que supo distinguirse del resto al punto tal que el público respondió positivamente, lo cual se ve en los números de ventas que lo están acompañando de forma contundente, y la editorial que lo publica, Image, hizo lo suyo al permitirles a los autores que se tomen el tiempo que sea necesario para ir sacando cada número, con tal de que no se pierda calidad en lo narrado, una ventaja que tienen este tipo de publicaciones –una creator owner series- y de las cuales no gozan algunos títulos mucho más mainstream del mercado yanquie. Por supuesto, si leyeron el título de la reseña saben que me estoy refiriendo a Sex Criminals, una producción de Matt Fraction y el canadiense Chip Zdarsky.


Los Autores

Por suerte en este país tenemos una buena referencia del tipo de guionista que puede ser Matt Fraction, y de la calidad que puede alcanzar con sus guiones cuando está inspirado, gracias a la serie de 12 números que adaptó gran parte del comic The Invincible Iron Man, que tuvo la gentileza de distribuir Clarín bajo la edición y el diseño de Ovni Press, misma que estuvo saliendo de forma quincenal en todos los kioscos hasta hace algunas semanas, y por la cual ganó en el 2009 el Eisner en la categoría "Best New Series". Sin embargo, este no es, ni de cerca, el mejor trabajo de Fraction. Hoy por hoy se está hablando muchísimo de su soberbio laburo en otra serie de la Casa de las Ideas, Hawkeye, pero por lo que el fandom, quizás, más lo recuerda es por su paso por The Immortal Iron Fist, y sobre todo por su trabajo en Fantastic Four con Mark Bagley en los lápices, y particularmente por el spin-off de esta serie, FF, donde tuvo el honor de trabajar con una leyenda viviente como Mike Allred, ambos títulos muy recomendados por quien firma esta reseña. 


No hay mucho para contar de la trayectoria previa a Sex Criminals de Viruta Zdarsky, uno de los
tantos seudónimos que Steve Murray ha utilizado a lo largo de su carrera, dado que la totalidad de sus trabajos pasados fueron realizaciones independientes o directamente historietas webs. Lo que si podemos señalar de su vida personal que me parece interesante es que forma parte de ese tipo de artistas de culo inquieto que no se conforma solamente con dibujar y ya, y utiliza la potencia y el alcance de las Redes Sociales actuales para ironizar sobre algunos políticos Canadienses, o directamente trabajar de forma creativa con ellas, como la ficticia relación de amistad que desde su perfil de Facebook entabló con la cadena de restaurantes Applebee's.

La Paja Mágica

El título de la serie que hoy me toca reseñar no podría estar más ajustado a lo que el comic nos plantea, y a la vez no puede ser más engañoso. La pareja protagonista de esta serie, Suzie y Jon, sin duda alguna recorre esta aventura embebida en la letra de Los Calientes de los Babas, involucrándose en un robo a un banco utilizando una habilidad que ambos descubrieron poseer de casualidad, pero son un par de criminales que se encuentran en las antípodas de aquel celebrado dúo conformado por los personajes de Woody Harrelson y Juliette Lewis en el clásico film de Oliver Stone y guión de Tarantino, Natural Born Killers (1994). Sus personalidades y motivaciones guardan cientos de kilómetros de distancia de aquellos Mickey y Mallory Knox, y sin embargo la excitación que provocan sus desventuras está al mismo nivel.



Pero lo más llamativo de esta serie es la manera en la que abordan el sexo. Y acá me interesa abrir un paréntesis necesario para comprender el porqué de la grositud de esta serie. A pesar de la inabarcable oferta de sexo virtual –y real- a la que tenemos acceso hoy gracias a las facilidades que ofrece internet, el sexo y su incontable abanico de opciones sigue siendo una de las actividades más ajenas al conocimiento colectivo, quizás por su complejidad pero también porque seguimos siendo una sociedad retrógrada, llena de prejuicios y que limita –o en algunos casos anula- la posibilidad de que cada ser aprenda a conseguir placer, sepa cómo darlo, y disfrute con ese intercambio. Por encima de la problemática se encuentran esas charlas de café entre amigos donde los polvos por noche se cuentan por docena, cada hombre es un macho alpha indiscutido y cada mujer la más puta del barrio, pero por debajo, en la intimidad, nos encontramos casi en el mismo lugar en el que estábamos en los ‘50, cuando el Dr. William Masters y su asistente Virginia Johnson comenzaron con las investigaciones clandestinas sobre la materia, tal y como lo muestra la fenomenal serie de Showtime, Masters of Sex. Más de medio siglo después, el sexo sigue siendo un tema tabú para casi todos los medios –a menos que se dediquen específicamente a abordar el mismo-, y la sola mención de términos groseros como pija, concha, lechita o anal –sea el contexto que sea-, o de palabras un poco más académicas como autosatisfacción o masturbación, perturba al lector –en este caso lector, en otros medios podría ser oyente o televidente- ocasional y lo saca de su eje, cuando no lo conmociona e incomoda. 

Fraction, consciente de esto, es inteligente y creativo, y elije abordar le temática desde un punto de vista inusual, dotando a los protagonistas de una característica que puede ser leída también como una metáfora de ese precioso momento en el cual alcanzamos el clímax de una masturbación. Y es que la protagonista del 1er número de la serie, Suzie, una bibliotecaria que ama los libros demasiado, nos narra su despertar sexual a raíz de la muerte de su padre y la depresión devenida en alcoholismo de su madre, y nos revela una característica única del mismo: cuando alcanza el orgasmo (más precisamente durante el período refractario, pero eso está muy bien explicado en la historia) el tiempo se congela a su alrededor y todo es brillante, hermoso y alucinante.  

Juntos a la par

No hay que perder de vista, claro está, que este comic es, ante todo, una comedia romántica, con tintes de ciencia ficción por lo que acabo de narrar y por algunos pequeños detalles más, pero que pertenece de forma intrínseca a ese género ante todo. No me insulten en cinco idiomas entonces cuando, animados por esta reseña se acerquen a esta obra y se encuentren con algunos tópicos casi ineludibles de este tipo de historias, ¿no? Pero, así como les digo esto –casi como una advertencia-, también los aliento a que no tengan miedo, dejen sus prejuicios a sus espaldas, y apuesten por esta obra de Fraction y Zdarsky, que es única en su tipo. Si tuviera que comenzar a enumerar sus muchos méritos, el primero de todos es que, dispuesto a narrar el despertar sexual de un adolescente, decide decantarse en el primer número por una mujer, y permite al personaje, Suzie, que rompa la 4ta pared y dialogue con el lector, en un relato no lineal correctamente estructurado y balanceado gracias no solo a la mano de Fraction para el guión sino también a la destreza de Zdarsky para la composición de las páginas, valiéndose de todos los recursos que la historieta permite, nutriendo las mismas con millones de detalles exquisitos que validan una segunda lectura para descubrir cosas que en la primera se nos habían escapado, otorgándole a la obra un valor agregado que hace que justifique por demás la inversión que hicimos.

Amén de todo esto, otro gran mérito de esta obra radica en que, dispuestos a abordar esta temática –el sexo- de forma fresca, divertida y, por momentos, polémica, Fraction decide poner el foco en la masturbación, aquí sí tanto femenina como masculina, sumándose al debate que abrió el año pasado el film Don Jon (2013) escrito y dirigido por Joseph Gordon-Levitt, en el cual el personaje protagonista deja en claro la importancia que tiene la autosatisfacción, el prejuicio con el que aún carga sobre sus espaldas esta actividad, pero sobre todo la enorme diferencia que hay entre hacerse una paja y tener relaciones sexuales. Sin necesidad de enumerar la enorme cantidad de detalles que revela la producción de Gordon-Levitt, Fraction aborda el tema desde un costado casi idílico, y el arte de Zdarsky se transforma en un complemento perfecto para el relato, exhibiendo un estilo de dibujo estilizado muy agradable gracias a la expresividad con la que presenta a los personajes y al dinamismo y precisión de su narrativa secuencial. Sin embargo a mí, por momentos, ya sea por la composición de algunas páginas así como también por un puñado de los recursos narrativos utilizados, la obra por momentos -al menos al principio- me hizo acordar mucho al Ghost World de Daniel Clowes, aunque, claro está, Sex Criminals es una historia mucho más divertida.

Y es que el comic se llama Sex Criminals, y siendo así, si la obra solo se limitara a abordar el descubrimiento sexual masculino y femenino, bueno… con esta temática por sí sola no sería posible sostener una serie regular exitosamente, por muy bien lograda y cómica que pueda ser. Una vez que Suzie conoce a Jon, y descubren ambos de casualidad que comparten la misma “habilidad”, Fraction comienza a darle forma a la parte criminal de la serie, la cual por el momento incluye un robo a un banco, y que con el correr de los números va cruzando de forma tangencial esa primera instancia de la relación de los dos personajes principales. Es así como, a la par de ir reviviendo como dos adultos crecieron sexualmente vamos viendo cuales son las consecuencias cuando ambos deciden hacer uso –y abuso- de esa habilidad para poder resolver sus problemas económicos.

Y nos quiero anticiparles nada más ya que creo haber revelado demasiado, pero era necesario para poder motivarlos a que se acerquen a la serie. Espero que lo hagan, y que nos volvamos a leer la semana próxima, acá, en Tierra Freak.
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