Nos estamos acercando a fin de año, mi querido lector, y el tiempo comienza a contarse regresivamente, tanto para ustedes como para quien vuelve a escribir estas líneas una semana más. Queda ya tan poco que es casi ridículo no ponerse a pensar en las fiestas, en las vacaciones –si es que alguno de ustedes se las puede tomar-, en el medio aguinaldo, en los regalos, y en el cierre de otro período y su correspondiente balance. Un año que a mí particularmente me dio de lleno en el estómago llegando a su final, acortándome los tiempos y coartándome la posibilidad de reunirme con ustedes de forma regular cada semana, justo este que tuvo de todo. Un rápido ejemplo: si solo nos acotáramos al último trimestre de este año, en relación a los estrenos potentes del cine y le T.V. que llaman nuestra atención, por el lado de Marvel tuvimos el arribo de Thor: Ragnarok, The Punisher y la serie The Gifted, además del estreno de una nueva temporada de Agents of S.H.I.E.L.D. la semana pasada, y por el lado de D.C. Comics, el esperado estreno de la 1er película de la JusticeLeague y el extraordinario crossover televisivo de esta editorial, Crisis on Earth-X. Y no conformes con eso, los fans de la ciencia ficción tuvimos el retorno de Stranger Things y casi finalizando septiembre y comenzando este último trimestre el estreno de Star Trek: Discovery , ambos shows gracias a la señal Netflix, cada vez más protagonista de nuestras vidas. ¡Y todo esto solo en 3 de los 12 meses del año!
Es por eso que hoy, para ir cerrando como Moore manda, decido dedicar la entrada a un reciente estreno televisivo perteneciente a Marvel Studios que hace ya unas semanas culminó su 1er -¿y única?- temporada, Inhumans.
Los exiliados
Marvel’s Inhumans fue un show que contó con absolutamente todo el potencial de Disney y Marvel para su promoción, incluso estrenando el piloto en IMAX, algo casi inédito para este medio –estoy casi seguro Dr. Who también tuvo un estreno anticipado en esta plataforma-, pero así y todo no pudieron lograr que el producto se posicionara en el inconsciente colectivo y terminara recibiendo buenas críticas, y los motivos por los cuales la “fórmula” falló son varios, y ameritan una lectura un poco más profunda que la que he encontrado en algunas reseñas en la web.
Alguien podría decir que el género está comenzando a agotarse, desgastarse e inclusive ha comenzado a generar un malestar anticipado en gran parte de la comunidad geek, pero la realidad es que muchos números muestran lo contrario. Son más los estrenos del género que tienen éxito en taquilla en los cines que los que fracasan –este año, de los mainstream, solo un fracaso, Justice League, y en contraposición con el mismo, Wonder Woman fue la película superheróica que más lleva recaudado en este 2017 que ya se muere-, y en televisión no paran de estrenar shows –este sitio ha dando cuenta de la casi totalidad de los mismos-, y también la mayoría de ellos son bien recibidos por la crítica y terminan dejando conformes a los fans.
Otros podrían opinar que Marvel Studios está rascando el fondo de la olla ya, dando luz verde a proyectos de grupos o personajes que el público masivo desconoce completamente y que sólo el lector duro de la editorial puede llegar a festejar, y si bien eso es una realidad, no quita que si el producto es bueno, el televidente lo termina bancando y el boca en boca termina afectando los números quizás poco favorables de los primeros episodios.
Marvel’s Inhumans tiene un poco de lo que acabo de mencionar en el párrafo anterior, pero en realidad el televidente fiel de Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. tiene un conocimiento enorme del contexto que rodea a esta nueva serie… pero claro, el rating del show de Coulson y sus amigos es de los peores números que manejan hoy por hoy Disney y ABC, así que por relación transitiva son muy pocos los que tenían alguna noción de estos personajes. De todos modos, fuera de los comics, los Inhumans han aparecido incontables veces en distintos cartoons de Marvel, siempre como personajes “invitados” y en casi todas sus apariciones con la formación completa de la Inhuman Royal Family, porque la realidad es que estos personajes, en el papel, tienen una importancia enorme –a tal punto que dos de ellos incluso han formado parte de los Fantastic Four de forma temporal-, y pedían a gritos una versión live-action.
Dicho esto, el piloto doble que presentó a los Inhumans tiene muchas reminiscencias con las sagas originales que posicionaron a estos personajes en los comics de Marvel, particularmente el conflicto entre el Rey Black Bolt y su hermano Maximus the Mad, y la disputa de poder entre ambos.
Lamentablemente, en este piloto –y en el resto de la serie- se omiten un montón de detalles acerca del origen de esta raza, y si bien a medida que avanza el show se puede ir confeccionando un rompecabezas con la cronología de la misma gracias a datos que son enunciados por distintos personajes en algunos diálogos, de todos modos es comprensible que al televidente promedio no le queden del todo claro muchos puntos relacionados con este tema. Y, a mi entender, aquí está el primer error de la serie: en vez de seguir la escritura más tradicional del guión de un piloto, como sí hizo Warner con el estreno de Supergirl, donde un narrador en 3era persona –en este caso, la misma Kara- te cuenta el origen del personaje, Inhumans comienza como lo hacen muchísimos shows actuales, como si se tratara de una aventura más dentro de un universo de personajes que el televidente ya conoce de taquito. Hay un montón de cuestiones relacionadas con la casta de la Inhuman Royal Family y su situación de poder y sobre todo con la forma que tienen de gobernar la sociedad en Attilan que tardan en darse a entender, y lo van haciendo sobre la marcha, cuando la conspiración de Maximus es una realidad.
Lamentablemente, en este piloto –y en el resto de la serie- se omiten un montón de detalles acerca del origen de esta raza, y si bien a medida que avanza el show se puede ir confeccionando un rompecabezas con la cronología de la misma gracias a datos que son enunciados por distintos personajes en algunos diálogos, de todos modos es comprensible que al televidente promedio no le queden del todo claro muchos puntos relacionados con este tema. Y, a mi entender, aquí está el primer error de la serie: en vez de seguir la escritura más tradicional del guión de un piloto, como sí hizo Warner con el estreno de Supergirl, donde un narrador en 3era persona –en este caso, la misma Kara- te cuenta el origen del personaje, Inhumans comienza como lo hacen muchísimos shows actuales, como si se tratara de una aventura más dentro de un universo de personajes que el televidente ya conoce de taquito. Hay un montón de cuestiones relacionadas con la casta de la Inhuman Royal Family y su situación de poder y sobre todo con la forma que tienen de gobernar la sociedad en Attilan que tardan en darse a entender, y lo van haciendo sobre la marcha, cuando la conspiración de Maximus es una realidad.
Yo no doy por sentado que todos los lectores estén al tanto del origen de los Inhumans, así que en unas pocas líneas lo voy a resumir: como esto forma parte del Marvel Cinematic Universe, hay que dar por sentado que muchos de los detalles de sus orígenes en el comic no tienen porqué corresponderse con los de la serie de T.V., pero en donde ambos coinciden es en que los Inhumans son, efectivamente, una raza que se desprende del homo-sapiens, que fue desarrollada mediante experimentos que realizó una raza alienígena llamada Kree sobre nuestros primates antepasados hace millones de años, y que luego consiguieron liberarse del jugo de estos aliens y establecerse como una sociedad, a la sombra del “humano normal”. A medida que fueron avanzando como sociedad fueron desarrollando un sistema de creencias conformista que suprime la individualidad en pos del desarrollo genético que mejore las capacidades físicas y mentales, pero en contraposición exige una conformidad rígida en el sentido de que a cada miembro de la sociedad se le asigna un lugar dentro de esa sociedad de acuerdo con ciertas habilidades que son reveladas cuando el individuo en cuestión es expuesto a la niebla mutágena del Terrigen (un proceso conocido como Terrigenesis), un ritual que permite al inhumano descubrir una o varias habilidades nuevas, con las consecuencias de algún tipo de deformación generalmente muy evidente.
Siendo así, luego de pasar por este proceso, a cada Inhuman se le asigna un lugar dentro de la sociedad de acuerdo con las habilidades que demuestra, y bajo ningún punto de vista el mismo puede ser modificado a lo largo de su existencia, no importa lo poderoso que sea ni los motivos que tenga, y de esta forma en algún punto de la evolución el mismo sistema te va proporcionando mejores resultados para la parte más alta de la Casta y va desechando los más débiles, posicionándolos en los escalones más bajos. Teniendo en cuenta el sistema de cuasi-libre albedrío que abrazamos los humanos –algo que por supuesto es una completa mentira dado que cada humano está generalmente condicionado por el contexto que lo rodea-, la sociedad de Attilan debería parecernos un horror, una dictadura cosmopolita moderna o algún tipo de bizarra monarquía Orwelliana donde el destino de cada individuo está dictaminado por un experimento genético.
Segundo error de la serie: los protagonistas de la misma, desde esta perspectiva, son casi unos villanos. La Royal Family se sostiene en parte gracias a que la sociedad Attilan confía ciegamente en este sistema, el cual para ellos es sagrado porque básicamente llevan siglos practicándolo y aún si tuvieran conocimiento de otro sistema, el mismo está demasiado arraigado en sus vidas y sus pasados como para que modificarlo o alterarlo en lo más mínimo sea una opción. Los guionistas nos quisieron dar a entender que tanto el Rey como la Reina de Attilan son conscientes de esto y van a intentar cambiarlo, pero la realidad es que solo reaccionaron a esta problemática por la amenaza que representó Maximus, y porque tuvieron que exiliarse a la tierra, separarse y poner a prueba sus habilidades en terreno desconocido. Y aún cuando vuelven a estar reunidos el televidente nunca termina de entender si realmente Black Bolt y Medusa tomaron consciencia del asunto o si solo están usando esto como excusa para recuperar el status de poder que perdieron.
Y si fuera lo segundo, la serie sería genial, sin duda alguna, si los protagonistas de la misma tuvieran ese nivel de perversidad en sus genes, sería como una Game of Thrones pero con los Inhumans. Pero no, este no es el caso… aquí solo están mal escritos.
A medida que la serie avanza, los guionistas fueron descuidando otros aspectos en la escritura de los personajes. El Maximus –decentemente caracterizado por Iwan Rheon, el recordado Ramsay Bolton de Game of Thrones)- que comenzamos a conocer al comienzo, un personaje con carácter y convicciones que potencialmente parece entender los problemas de la arbitraria selección de funciones y empleos gracias al proceso de Terrigenesis, en parte porque las sufrió él en carne propia, termina completamente desdibujado al finalizar esta primer temporada, al punto tal que uno no lo detesta por lo hijo de puta que es –como sí sucedía con Ramsay- sino más bien porque es un inoperante, un ególatra sin sustento alguno, un tipo repleto de inseguridades que necesita algún tipo de reconocimiento de alguien para sentirse bien consigo mismo. Una lástima porque es el único “villano” real de la serie hasta el momento, y debería haber dejado una huella desde ese lado.
Con Karnak y Gorgon sucede algo muy parecido, en el sentido de que al comienzo del show nos dejan claro la importancia de ambos, sus habilidades en el campo de batalla y sobre todo sus caracteres distintivos que los posicionan por encima del resto de los de su clase, pero cuando nos adentramos en la problemática del show muy pocas veces volvemos a sentir de ellos esas facetas.
En resumidas cuentas, la trama del show gira alrededor del golpe de estado que articula Maximus para hacerse con el control de Attilan, y el exilio de la Royal Family en el planeta tierra y lo que tienen que hacer para regresar y recuperar el control de su sociedad. Gracias al recurso de los flashbacks conoceremos casi en detalle la historia de las familias de Black Bolt y Medusa, y sus destinos finales y como el entramado de secretos, mentiras y traiciones los terminó aunando y emparejando, pero incluso eso tampoco está bien narrado, hay que hacer un esfuerzo bastante grande para ir armando las piezas del rompecabezas de forma tal que muchas de las uniones no se sientan forzadas.
Marvel’s Inhumans es un producto bastante insípido que se queda a medio camino de todo. Pretende establecer un dilema socio-político pero carece del sustento filosófico o teológico necesario para presentar un conflicto verosímil. Intenta presentar también dramas relacionados con algunos valores pero quedan desdibujados por una floja escritura de guiones, y finalmente presenta un clásico drama familiar Shakesperiano bastante entreverado pero carente de claridad fuerza. Todo esto, para colmo, está potenciado por actuaciones tibias, en el mejor de los casos. Los únicos puntos positivos que este show tiene se corresponden con su producción: tanto las vestimentas como los diseños de personajes y el diseño arquitectónico de los interiores de Attilan me parecieron muy acertados –no así los exteriores-, y algunos FX’s realmente son muy dignos para una serie de T.V., sobre todo el buenazo de Lockjaw que más allá de que sus apariciones por capítulos se cuentan en segundos, siempre está muy bien colocado y su convivencia con el resto de los actores pasó la prueba de la blancura.
Con la enorme oferta de series de T.V. del género que, por suerte, hay en este momento, entiendo perfectamente el pulgar abajo que tanto la crítica como el rating le dio a un producto poco pulido como este. Nos estamos leyendo pronto, aquí, en Tierra Freak. ¡Felices Fiestas!