Es por demás sabido que Disney es una entidad enorme y que seguramente somos víctimas de su influencia… y me refiero a la compañía, no al viejo Walter, que si bien muchos siguen creyendo la leyenda urbana de que es un White Walker de Game of Thrones, en realidad está muerto hace rato (bueno, George R.R. Martin nunca nos explicó mucho de los White Walkers, pero entienden mi punto).
Y hace rato que Disney ya no es el mundo de fantasía que nos quería vender el viejo Walt en esos cortometrajes donde interactuaba con dibujitos… bah! quizás nunca lo fue, pero al menos él nos lo quería vender así . Eso cambió hace unos cuantos años, pero sin duda el 2014 fue el año en que Disney pasó a estar en todos los aspectos de nuestras vidas.
Por eso, y como parte de las clásicas columnas de fin de año, donde analizamos estos 365 día que dejamos atrás, voy a repasar a esta enorme, informe y principalmente espantosa entidad en la que se transformó Disney.
Muchos podrán decir que el año de Disney fue el 2012 cuando estrenaron en el cine “The Avengers”, la primera película de Marvel con el logo de Disney, luego de comprarla en 2009.
Otros podrán decir que en realidad fue 2013, cuando compró la compañía Lucasfilm y anunció que se iba a filmar el episodio VII de “Star Wars”.
Pero en realidad 2014 fue cuando muchas de las maniobras que se habían anunciado antes se convirtieron en realidad.
Porque que una enorme corporación multinacional anuncie planes a futuro es moneda corriente en el mercado capitalista en el que se manejan, porque tienen que tener contentos a sus accionistas con las promesas de que van a darles más ganancias a sus inversiones. Muy distinto es cuando esos planes se concretan y esas promesas de ganancias se transforman en billetes constantes y sonantes.
Porque que una enorme corporación multinacional anuncie planes a futuro es moneda corriente en el mercado capitalista en el que se manejan, porque tienen que tener contentos a sus accionistas con las promesas de que van a darles más ganancias a sus inversiones. Muy distinto es cuando esos planes se concretan y esas promesas de ganancias se transforman en billetes constantes y sonantes.
Y para entender las repercusiones del 2014 para este gigante de los medios, tenemos que conocerlo un poco más, porque creemos que Disney es Pixar, Disney Channel, Marvel Studios y los parques temáticos que tienen alrededor del mundo, pero Disney es mucho, mucho más, a saber:
En el área “Redes de Medios” tiene a ESPN, Disney Channels Worldwide, ABC Family, SOAPnet y las redes UTV/Bindass . Aparte tiene ABC Television Network y ESPN Radio Network, Radio Disney Network (o sea con sus diferentes repetidoras en todo el mundo) y además los negocios de internet de ABC, ESPN, ABC Family y SOAPnet.
En el área “Parques y Centros turísticos” es dueña y opera los siguientes parques: Walt Disney World Resort en Florida y Disneyland Resort en California. Obviamente el más grande de ellos, el Walt Disney Wolrd Resort incluye los parques Magic Kingdom, Epcot, Disney's Hollywood Studios y Disney's Animal Kingdom, aparte de hoteles, restaurantes y demás atracciones que vemos cada dos por tres en las publicidades de todos esos medios que nombré antes.
En el área “Studio Entertainment” se produce y se adquieren productos audiovisuales (animados o live-action) y se distribuyen por todo el mundo, sea en cines o en televisión, en este último caso mediante los canales que comenté al principio. Este tentáculo del pulpo tiene las empresas Walt Disney Pictures, Touchstone Pictures, Pixar, Marvel, Lucasfilm y Disneynature.
En el área de “Productos para el Consumidor” se licencian y comercializan todos los productos que vemos normalmente en las vidrieras de todas las creaciones (propias o de las que compraron los derechos) que tiene esta gran entidad. Es así que ahora es mucho más simple conseguir calzoncillos de Iron-Man en una farmacia que hace 20 años atrás.
Esta área también tiene la distribución de dichos productos a través de The Disney Store y DisneyStore.com y es la encargada de publicar libros, revistas e historietas en todo el mundo (con sus respectivas subsidiarias).
Por último, pero no menos importante, está el área de “Interactive Media” donde se piensan, diseñan y crean todas las piezas de entretenimiento de las plataformas interactivas como los juegos de PC, consolas, móviles y los servicios Online cuyas publicidades vemos en los canales antes mencionados, en los DVDs de las películas de los estudios antes mencionados o en las revistas o historietas también nombradas anteriormente.
Todo este monstruo que hasta tiene centros de aprendizaje de inglés en China, tuvo una ganancia record que superó en un 8% al año pasado llegando a US$ 48.000.000.000 con un ingreso neto que superó en un 22% al del 2013 y siendo de US$ 7.500.000.000.
Según el capo, más capo de todos los capos de Disney, Robert Iger (sep, seguro que pensaron en cualquier otro nombre, pero es él) “Nuestro resultado fiscal para el 2014 fue el más alto en la historia de la compañía, dándonos el cuarto año consecutivo de desempeño record. Obviamente estamos muy complacidos con este logro que creemos refleja la extraordinaria calidad de nuestros contenidos y la habilidad única de apalancar el éxito en toda nuestra compañía para crear valor agregado y también hacer foco en aceptar y adaptarse a las nuevas tendencias emergentes y a la tecnología.”
Porque, claro, como toda empresa multinacional, no sólo quieren dinero, sino poder. Y el poder en estos últimos años están en qué tanto hablamos de sus productos, en qué tanta porción de nuestra atención se adueñan sus productos o servicios, en qué tanto de nuestro cerebro está invadido por ellos. No es suficiente que compremos las medias de Tinkerbell, sino que dejemos de llamarla “Campanita” y ni siquiera dudemos de decirle “Tinkerbell” como ellos quieren.
Y es así que, a pesar de que se estrenó a fines del 2013, la película “Frozen” estuvo durante la primera mitad de este año, en la mente de todo niño del mundo (y por consiguiente en la de sus padres), no sólo por haber ganado el premio de la Academia a “Mejor Película Animada”, sino también a “Mejor Canción Original” con “Let it go” (o su versión en castellano “Libre Soy”) que no se cansaron de repetir en todos los canales de comunicación de Disney y sus satélites.
En enero nos anunciaban que Marvel y Netflix tenían un contrato exclusivo para realizar no una, sino 5 series de superhéroes, que van a generar todo un nuevo universo marvelita en la televisión, con vigilantes de la talla de Daredevil, Luke Cage, Jessica Jones o Iron Fist. Y los nerdos deliraban al igual que las autoridades de la ciudad de Nueva York cuando vieron la cantidad de dinero que va a entrar a las arcas comunales por ser el lugar de filmación de todo ese nueva rama del universo Marvel.
Del mismo modo, y ya para otra clase de público, a principios de este año se estrenó la película “Need For Speed” que el camarada Logan pudo reseñar la que a pesar de no tener buenas críticas tenía a Aaron Paul como protagonista y se usó y abusó en las promociones el que haya sido co-protagonista de la muy aclamada y muy premiada “Breaking Bad”.
Pero si faltaba algunos cerebros infantiles sin adueñarse, para abril estrenaron “Tinker Bell: The Pirate Fairy”, la quinta película de la ya aceptada por todos franquicia de las hadas del mundo de Nunca Jamás, cuya anterior película había sido en 2012. Esta franquicia, a marzo de este año, ya había recaudado US$ 300 millones entre cine y el lanzamiento en video, sólo en el mercado estadounidense.
Y ahí no se queda la cosa, porque sólo dos días después del estreno de la nueva aventura de la hadita, estrenaron “Captain America: The Winter Soldier” y el universo cinematográfico y televisivo de Marvel ya no iba a ser lo mismo. Todo nerdo del mundo al saludarse se decía al oído “Hail Hydra”, hubo memes en internet con la frase y empezamos a ver remeras y merchandising de lo más variado con el símbolo de Hydra. Algo que cualquiera que haya visto el telefilm de Nick Fury del 98 protagonizado por el gran David Hasselhoff no hubiese imaginado ni en sus fantasías más oscuras.
Si pensaban que esta gran entidad iba a dejar que nuestros cerebros descansaran, se equivocaron, porque a sólo unos días se anunció que empezaba la filmación de la tan esperada “Star Wars: Episode VII” y no fueron sólo los nerdos los que deliraron, sino el mundo entero. Cuando se pudo ver la foto de los actores haciendo una leída grupal del guion, aparecieron de debajo de las baldosas todos los que habían visto en su momento Star Wars (y habían odiado a Jar Jar Binks o amado a Darth Maul) a deleitarse con la enorme barba de Mark Hamill y la posibilidad de ver de nuevo a los actores de la trilogía original en pantalla grande, sin importar que el estreno fuese recién a finales de 2015.
Y como no podía ser de otra manera, para todos aquellos que hicieron de “Once Upon A Time” un éxito de la cadena ABC (sep, también de Disney) en mayo estrenaron “Maleficient”, una película con todos los condimentos para ser un éxito, sea desde que la protagoniza Angelina Jolie, hasta que es una nueva mirada a los cuentos de hadas.
En el medio de todo esto se dan el lujo de estrenar “Marvel Disk Wars: The Avengers” directo en Japón, una animación donde los personajes de Marvel se convierten en especie de pokemones que los chicos pueden coleccionar para detener a los villanos de turno… sí, leyeron bien, esa es la premisa de la serie y que encima tuvo mucho éxito.
En el medio de todo esto se dan el lujo de estrenar “Marvel Disk Wars: The Avengers” directo en Japón, una animación donde los personajes de Marvel se convierten en especie de pokemones que los chicos pueden coleccionar para detener a los villanos de turno… sí, leyeron bien, esa es la premisa de la serie y que encima tuvo mucho éxito.
Recuento hasta ahora, a sólo la mitad del 2014:
- Cerebros de los niños: de Disney
- Cerebros de los tuercas fanáticos del video juego y de la saga “Fast and the Furious”: de Disney
- Cerebros de los nerdos: de Disney
- Cerebros de los fanas de Star Wars: de Disney
- Cerebros de los que vieron “La Bella Durmiente” cuando eran chicos: de Disney
- Cerebros de algunos japoneses: de Disney
- Cerebros de los niños: de Disney
- Cerebros de los tuercas fanáticos del video juego y de la saga “Fast and the Furious”: de Disney
- Cerebros de los nerdos: de Disney
- Cerebros de los fanas de Star Wars: de Disney
- Cerebros de los que vieron “La Bella Durmiente” cuando eran chicos: de Disney
- Cerebros de algunos japoneses: de Disney
Iba a ser difícil que se pudieran superar en el segundo semestre, pero nada es imposible para esta entidad enorme, con millones de recursos y con muchas ganas de seguir acaparando nuestra atención.
Y fue así que para julio estrenaron para los más chiquitos una ampliación del universo “Planes” (que a su vez es una ampliación del universo “Cars”) e increíblemente tuvo un éxito bastante importante en el público al que iba dirigido, pero también la película para televisión “Lucky Duck” y el especial “Phineas & Ferb: Star Wars”, porque, claro, si ya hicieron un especial entre estos dos nenes super genios que tienen a un ornitorrinco (espía secreto) como mascota y los superhéroes de Marvel cuando adquirieron sus derechos ¿cómo no hacer que los más chicos a los que va dirigida la serie empiecen a conocer el universo creado por George Lucas y así comenzar a moldear nuevos consumidores? Por supuesto… es tan simple como imponer un slogan como “May the FERB be with you”.
Pero así como en la primera mitad del año aparecieron de debajo de las baldosas fanáticos de Star Wars que nadie conocía, para la segunda Disney logró algo mucho más interesante, mágicamente hablando. Y es que para agosto de este año se generó la reescritura temporal más importante desde que se inventaron las técnicas de marketing. Porque para cuando se estrenó “Guardians of the Galaxy” todo el mundo no sólo sabía quiénes eran, sino que además festejaban como un gol de media cancha en una final de mundial de fútbol que se hiciera una película con personajes tan ignotos como Drax, Groot, Gamora o Rocket Rackoon. Obviamente la película fue todo un éxito y recaudó más de US$ 350 millones, dejando en claro que Disney puede hacer lo que se le cante con nuestros cerebros.
Como para terminar el año, y para seguir invadiendo de manera nada progresiva nuestra atención, esta entidad ya cuasi divina, estrena en televisión varios productos destinados a distintos públicos, a saber: la segunda temporada de “Marvel´s Agents of SHIELD” (que se ve afectada directamente por lo ocurrido en la película del Captain America estrenada unos casi 6 meses antes), la segunda temporada de “Gravity Falls”, una serie animada de la que hablaré en algún momento porque es imperdible y tiene muchos de niveles de lectura lo que la hace disfrutable para los chicos y para sus padres al mismo tiempo; y la tan esperada “Star Wars: Rebels” la serie de animación que, junto con las 6 películas estrenadas hasta el momento, van a ser el único canon oficial de Star Wars.
Pero acá no se queda la cosa, porque como en octubre no tenían planeado estrenar nada más importante que “Alexander y un día terrible, horrible, malo... ¡muy malo!” protagonizada por Steve Carell y Jennifer Garner y empezar a mover a los pequeños televidentes de Disney Channel con el especial “La Maldición de la Princesa Ivy” de la serie “Princesita Sofía” no tuvieron mejor idea que poner a Kevin Feige a contarnos los planes cinematográficos de Marvel de acá al año 2020. Sí, porque son tan, tan, tan dueños de nuestros cerebros que nos anuncian lo que van a hacer con ellos de acá a 6 años con más de 10 películas de las que de algunas sólo sabemos el título sin siquiera tener el nombre de un director o de un protagonista.
Pero para no darnos ni un mes de respiro, en noviembre nos mostraron los 91 segundos más emocionantes de la vida de cualquier nerdo… ok, quizás es un poco exagerado, pero mi cerebro ya está totalmente bajo el control de esta megacorporación internacional y no puedo pensar de otra forma. Porque fueron sólo 91 segundos y no más de 10 planos en donde no se vio nada, y a la vez se vio todo. Donde no aparecieron los viejos personajes y sólo vimos gente que no conocemos. Donde, así como fuese cuando vimos por primera vez el sable doble de Darth Maul, todos enloquecimos al ver un sable de luz totalmente distinto a los que conocíamos. Y durante muchos días (y puedo decir que hasta el día de hoy) seguimos hablando maravillas del tráiler oficial de “Star Wars: The Force Awakens”, sin importarnos que no diga en ningún lado que es el episodio VII.
Pero para no darnos ni un mes de respiro, en noviembre nos mostraron los 91 segundos más emocionantes de la vida de cualquier nerdo… ok, quizás es un poco exagerado, pero mi cerebro ya está totalmente bajo el control de esta megacorporación internacional y no puedo pensar de otra forma. Porque fueron sólo 91 segundos y no más de 10 planos en donde no se vio nada, y a la vez se vio todo. Donde no aparecieron los viejos personajes y sólo vimos gente que no conocemos. Donde, así como fuese cuando vimos por primera vez el sable doble de Darth Maul, todos enloquecimos al ver un sable de luz totalmente distinto a los que conocíamos. Y durante muchos días (y puedo decir que hasta el día de hoy) seguimos hablando maravillas del tráiler oficial de “Star Wars: The Force Awakens”, sin importarnos que no diga en ningún lado que es el episodio VII.
Como si esto fuera poco, a días de estar escribiendo esta reseña, Disney sigue queriendo invadir nuestra atención (como si ya no fuera totalmente suya) y acaba de estrenar “Big Hero 6”, la película animada número 54 del estudio que se basa en un comic de Marvel creado por Steven Seagle y Duncan Rouleau cuando estaban guionando su divertida segunda etapa de “Alpha Flight” allá por finales de los 90s.
Estado de cualquier cerebro a mediados de diciembre de 2014: totalmente coptado por Disney.
Según la ley de Estados Unidos, las corporaciones son entidades vivas, o sea tienen los mismos derechos y obligaciones que una persona real, a pesar de que estén compuestas por personas reales y sean sólo firmas sin consistencia.
No es extraño pensar entonces que esas corporaciones se alimenten no sólo de nuestro dinero, sino de la atención, de la energía que ponemos en ellas, de la bioelectricidad que genera nuestro cerebro cuando pensamos en los productos que nos ofrecen.
Quizás los logos, isologos y marcas de cada una de esas corporaciones sean sólo símbolos de poder que utilizan para cosechar esa energía y poder así digerirla y seguir creciendo.
O quizás esté escribiendo cosas demasiado locas y sólo esté influenciado por haber visto hace poco (por segunda vez) la película “Branded” de Bradshaw y Dulerayn … sí, seguramente sea eso, porque Disney sólo nos trae alegrías, así como lo planeó allá por 1923 su fundador, el tío Walt.