jueves, 19 de abril de 2018

La merca que traje del Dibujados: Iceberg y Manta, lanzamiento editorial de Libera La Bestia - La Columna de Logan.



El fin de semana pasado se organizó en el Centro Cultural El Mandril una nueva edición del festival de historieta independiente que lleva por nombre “Dibujados”, uno de los últimos bastiones nacionales y populares donde el medio puede encontrarse nuevamente con sus degustadores de forma íntima e interactiva gracias a una entrada libre y gratuita, lo único que se pedía en este caso era una donación de alimentos no perecederos para enviar a las comunidades carenciadas del Chaco.

Y déjenme decirles que yo amor este lugar, El Mandril. Justamente la noche anterior a la que se festeje esta preciosa convención, la del Viernes 13, me acerqué al mismo en compañía de 2 amigos para celebrar una nueva edición del Muere Mosntruo Muere, fiesta alternativa de las buenas en la cual, encima, Tejada y Taibo fueron entrevistados por Juanma Lavolpe (uno de los organizadores del Muere) para conmemorar el lanzamiento de Rondador y Nocturno, un nuevo comic de la editorial Szama Ediciones que funciona como punta de lanza de la línea de comics-books que recientemente está explotando esta editorial. Dicho esto, estoy revelando parte de la mano de las próximas reseñas que voy a colgar en Tierra Freak.


Verán, yo además de escribir acá tengo un trabajo. Ah, sí, aunque no lo crean es así. Un trabajo como casi todos ustedes, con horarios y días. Y no solo eso: trabajo también los sábados. Sí, mientras ustedes se recuperan de la resaca del viernes, Logan San se pone sus pantalones camuflados (?) y sale a enfrentar la vida diaria como casi todos los días. Siendo así, me fue imposible asistir el día sábado a la primer entrega del Dibujados, pero como no quería dejar pasar esta celebración sin decir algo sobre la misma, voy a entregarles 3 entradas consecutivas relacionadas con parte del material que he adquirido en dicho evento. Mi compra estuvo enfocada en 3 situaciones editoriales muy distintas, cosa de ofrecer un panorama amplio y abarcativo. Adquirí 2 lanzamientos recientes de una nueva editorial, Libera La Bestia, los cuales protagonizarán la entrada de hoy. También adquirí la totalidad de los primeros lanzamientos comic-books de Szama Ediciones, que incluyen, además del #1 de Rondador y Nocturno, el #1 de Motordrome, de Alabarcez y Taibo, y el #1 de Ser Super, de Calvi. Szama Ediciones también es una editorial relativamente reciente, pero que ya tiene un puñado de material considerable publicado, pero la novedad acá es apostar por este formato, altamente impopular en nuestras tierras dado el mito que lo rodea de que es económicamente inviable, sobre todo cuando se pretende publicar con este formato material extranjero. De estas 3 historietas me explayaré el día de mañana.


Finalmente, el día lunes, voy a explayarme en Nueve Dragones y Ucrónicas, dos de los últimos lanzamientos de una editorial que es conocida en este sitio, RabdomantesEdiciones y además el editor es un amigo personal de quién escribe estas líneas, y en este caso particular decido quedarme con estos libros porque son dos antologías, algo que dentro de nuestro mercado suele ser una apuesta arriesgada, dependiendo del hilo que se elija para poder llevarlas adelante, que en ambos casos son los guionistas, Ignacio Porto y Mauro Mantella respectivamente. Sin más, vamos a los bifes.

Iceberg

Como les comenté más arriba, Iceberg forma parte de la propuesta editorial de Libera La Bestia, un emprendimiento llevado adelante por Jonathan Crenovich y Martín Facundo Mazzeo, editores y guionistas de este universo que poco a poco se comienza a desarrollar y que pudo dar sus primeros pasos gracias a una exitosa campaña de crowdfunding. Lamentablemente no tengo el gusto de conocerlos en persona ni tampoco me suenan los nombres de algo que haya leído antes, entre otras cosas porque compré estos dos tomos casi a ciegas, aprovechando una promoción que me dejaba ambas historietas por $350 (por separado, Iceberg sale $180 y Manta $200), y confiando en el criterio que tuvo otro amigo de la casa, Javier Paredes, al trabajar con estos muchachos en la maquetación y el diseño de tapa de los libros.


Iceberg entonces es un libro de 48 páginas escrito por la dupla Crenovich/Mazzeo y dibujado, entintado y coloreado por Alesio Rossino, un talentoso artista Cordobés al cual tampoco ubico y teniendo en cuenta que el libro no cuenta con bios de ninguno de los autores involucrados por un tiempo seguiré sin saber de su carrera hasta el momento, la cual espero, de corazón, sea muy próspera de acá en adelante porque su trabajo en esta historia es muy sólido y por momentos conmovedor. La portada, realizada por el enorme Gonzalo Kenny (reconocido ilustrador de Fantasía que ha trabajado mayormente en libros de Liliana Bodoc), es todo un acierto, no sólo por lo bella sino también porque, secretamente, contiene todos los elementos relevantes de la trama que articula este relato, pero sólo podes darte cuenta de eso cuando lees la historia. Que el protagonista de la misma esté, de alguna forma, evocando la pose de crucifixión de nuestro querido Yisus no creo que sea una completa coincidencia pero tampoco es una conexión directa con algún punto de la trama que encierra este tomo iniciático, aún cuando en el interior se tocan temas tabúes que suelen chocar directamente con algunos estoicos, añejos y ortodoxos estipulados de la Iglesia Católica.

Iceberg podría ser presentada como la historia del origen de Manta –y de hecho así es como la misma editorial la promociona- pero a mí se me figuró como el relato de una gigantesca y desproporcionada tragedia que ocurrió hace más de 2 décadas, en la cual se vio involucrado de formas que conoceremos más adelante nuestro potencial héroe, pero que por sobre todas las cosas condenaron al desamparo y olvido a un gigantesco mega-proyecto arquitectónico que giraba alrededor de un excéntrico parque acuático ubicado en las afueras de Capital Federal, el cual llevaba por nombre el título de este libro único. El mismísimo día de la inauguración del mismo ocurre un atentado perpetrado por alguna facción desconocida de “terroristas” que articula un agente químico que mata en cuestión de segundos a todo el público que se encuentra en la superficie, altos mandatarios de varios países incluidos. Bruno, el protagonista de uno de los shows marinos, se preparaba para su salida cuando todo esto sucede, y se da cuenta que mientras se mantenga en el agua logrará aislarse de dicho agente mortal… el conflicto se va a centrar en su capacidad para encontrar una salida antes de que se le acabe el oxígeno.

Libera La Bestia entonces establece este libro como su punto de partida para desarrollar una serie de tramas que serán explotadas, por el momento, en los tomitos de la serie Manta, lo cual hace que la lectura de Iceberg se torne imprescindible para entender el meollo del asunto. Y por suerte este puntapié inicial cuenta con el arte de este tal Rossino que hace un trabajo espléndido, no sólo en el diseño de personajes y la narrativa sino también en la correcta elección de las paletas que utilizó para colorear esta aventura. 

Iceberg es una historia trágica que fluye con mucha naturalidad y sabe capturar la atención del lector utilizando muy bien los recursos con los que cuenta, y Libera La Bestia se encargó de presentar todo el paquete con un hermoso envoltorio y un enorme moño, porque el tomito no sólo está editado con una muy buena calidad de papel sino que, además, contiene un bonus con interesantes bocetos y el poster promocional del espectáculo de Manta en el Parque Acuático, algo que lectores como yo solemos agradecer y festejar. Y más allá del presente y futuro de esta editorial, otro punto a favor de este libro es que, de los dos, es el más “independiente” y auto-conclusivo de ambos, así que, de tener que apostar por uno de los dos, yo en tu lugar lo haría por este.

Manta


Si nos pegamos una vuelta por la página de Libera La Bestia vamos a tener acceso a lo que terminará siendo la portada del 2do número de esta serie, lo que nos da la pauta de que la historia central de este universo, por el momento, estará acotada a esta serie de libros que parte con este número uno que vuelve a estar escrito por la dupla Crenovich/Mazzeo pero que en este caso contendrá tres capítulos dibujados por tres artistas distintos: Cristian Cassani, Daniel Mendoza e Ignacio Lázaro. Este último también se está encargando de la totalidad del segundo número de Manta, color incluido, mientras que Gabriel Roldán fue el encargado de haber coloreado los capítulos ilustrados por Cassani y Mendoza en Manta #1. Y, un detalle no menor, claro, es que la portada está a cargo de Salvador Sanz. Y si tengo que explicarte quién es este autor… bueno, estamos en problemas.
El primer tomo de Manta nos cuenta algunos detalles escabrosos de la vida de Santiago, un muchacho de 20 y pico de años al que sus padres adoptivos mantuvieron escondido durante años por razones que conoceremos a lo largo de esta aventura, en la cual su mundo le explotará en la cara y muchas mentiras que se sostuvieron a su alrededor indefectiblemente van a terminar cayendo por peso propio, y otras por tardías revelaciones. Paralelo a toda esta fiesta de dolor, muerte y sufrimiento, el fotógrafo Manuka se encontrará transversalmente atravesado por hechos relacionados con un extraño incidente en un bar, los cuales lo terminarán depositando en una zona prohibida en las afueras en Capital Federal, misma que esconde un secreto mucho más grande que el que se percibe a la distancia.


Manta es una aventura mucho más densa y oscura que Iceberg, y eso se deja ver desde el vamos por los tonos utilizados tanto en la portada como en los interiores. Si bien no califica como una antología, los 3 capítulos que componen este primer tomo están dibujados por tres artistas distintos, y sus líneas argumentales no necesariamente están concatenadas una de la otra (por suerte), así que en algún punto guarda ciertos rasgos con este formato de historias si no fuera porque los guionistas realmente fueron muy inteligentes y creativos a la hora de conectar estos episodios. Y extendieron este ardid ramificando los vínculos con Iceberg hacia atrás y adelante, dándole una profundidad y un contexto histórico a los eventos ocurridos 22 años atrás, dotando a Manta de su propia impronta.

Otra característica de Manta en contraposición con Iceberg es la participación de Cassani, Mendoza y Lázaro aportando sus trazos para cada episodio. Yo particularmente no sentí un salto enorme entre uno y otro, el cambio de dibujante no me resultó dramático, agonizante,  escandaloso o algo ni remotamente parecido. Creo que los editores lograron dar con tres artistas que se las ingeniaron para presentar trabajos disímiles pero con un clima y un peso en el manejo de luces y sombras muy homogéneo, e incluso el entintado de Cassani y Mendoza me resultó bastante parecido. Y por suerte quedé recontra conforme con lo mostrado por Lázaro, así que claramente no voy a quedar decepcionado por el segundo número de esta serie.

La realidad es que la pasé muy bien con ambos tomos pero a diferencia de lo que me sucedió con Iceberg, en Manta algunos diálogos quizás necesitaban un poco más de trabajo para sonar mas naturales. No todos, solo algunos muy puntuales en algunos momentos muy específicos. Y de todos modos Manta tiene la excitación de poder ver cómo este universo comienza a avanzar hacia distintas aristas, expandiéndose por varios caminos y habilitando al lector a comenzar a jugar con todo tipo de conjeturas. Además, el tomo está plagado de detalles hermosos que conectan los capítulos entre sí y todo el libro con Iceberg, como por ejemplo la vista panorámica del parque acuático 22 años después, utilizando una doble página con el mismo encuadre que tenía la misma vista en el otro libro.

 Hermoso. Ese cuidado en la construcción de un universo es lo que le da la verosimilitud necesaria para lograr una empatía con el lector, la cual, espero, será recompensada con buenos ventas futuras.
A pesar de lo mucho que me gusta la historieta no son pocas las veces que siento que la mayoría de lo que sucede en este medio me pasa por los costados sin que me entere. Con la campaña de crowdfunding de Libera La Bestia me sucedió exactamente eso, y no tuve contacto con este proyecto y esta editorial hasta la llegada del Dibujados, algo que definitivamente agradezco pero, por otro lado, me hace replantear mi lugar en el mundo (???). Espero que esta reseña haya logrado llamarles la atención sobre estas historietas, y los animen a ponerse en contacto con los autores para encontrar la forma de adquirir estos tomos. Valen la pena. Nos volvemos a leer mañana, aquí, en Tierra Freak.
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