jueves, 13 de octubre de 2016

Regresan los Héroes: Arrow, The Flash, Supergirl & Agents of S.H.I.E.L.D. - La Columna de Logan.




Esta es una semana muy especial para quien escribe estas columnas, y voy a contarles el porqué: un jueves 11 de octubre del 2012 mi amigo Saki ponía on-line mi primer reseña “oficial” en Tierra Freak bajo un común-acuerdo que exigiría de mi parte el compromiso de entregar, como mínimo,
una entrada semanal. De ese día, esta semana se cumplen 4 años. 4 años consecutivos casi sin interrupciones escribiendo reseñas semanales para este sitio. 4 años en los que, por suerte, en estos medios que amo y consumo –cine, televisión e historieta-, pasó de todo, y la mayoría de las cosas altamente positivas, muchas de las cuales tuve el agrado de poder analizar y compartir con ustedes.
También ocurrió algo anecdótico ese día, mi primer reseña fue una review del piloto de la serie Arrow, un show que, ahora a la distancia, bien podríamos considerar como el principal causante de una sobre-explotación de franquicias y temáticas super-heroicas live-action en la televisión moderna. No nos engañemos, han existido shows dedicados a este género desde los ’70 hasta acá, de manera casi ininterrumpida: la Wonder Woman de Lynda Carter que comenzó en el ’75 y culminó en el ’79, el inolvidable Incredible Hulk de Bill Bixby y Lou Ferrigno que comenzó en el ’78 y terminó en el ’82 sumando 5 temporadas, y luego de un salto significativo llegamos a la Superboy que estuvo al aire entre el ’88 y el ’92, la 1er serie de Flash con solo dos temporadas en el ’90 y ’91, la serie de Swamp Thing que se emitió entre el ’90 y el ’93, Lois & Clark: The New Adventures of Superman (’93-’97), y luego de otro salto caemos en, por un lado, la Smallville (2001-2011) y la Birds of Prey (2002-2003) para D.C., y por el otro una tibia Mutant X para Marvel que nadie vio, nadie registra y nadie recuerda y que así y todo se mantuvo al aire 3 temporadas entre el 2001 y el 2004. Luego de esta etapa hay un recorrido que quien más quien menos todos recordamos en mayor o menor medida, con grandes éxitos y estrepitosos fracasos signados por las series de Blade, Heroes, Misfits, No Ordinary Family, Lost Girl, Alphas, The Cape y seguramente varios shows más que se me están escapando.

Sin embargo, Arrow no es una serie cualquiera, no es un show más del montón. Arrow fue la punta de lanza de un proyecto ambicioso por parte de los productores de D.C./Warner que terminó gestando 2 spin-off, tuvo un personaje invitado 2 veces de una serie ya cancelada pero que podemos considerar dentro de ese universo, el cual ahora además incluirá de forma explícita la serie Supergirl. Tal es la influencia que este show tuvo en toda esta movida que este universo común de D.C. en televisión se lo denomina Arrowverse, justamente porque se considera a esta producción como la “serie madre”, y podemos criticar todo lo que se nos de la regalada gana a Arrow, podemos hacerla mierda, bardearla con memes, imitar la voz ronca y jodida de Oliver Queen cuando se pone la capucha cuantas veces queramos emulando posturas ridículamente forzadas y largando amenazas hartamente conocidas sobre el estado de su querida ciudad que hasta incluso ellos mismos terminan referenciando y auto-parodiando, pero la realidad es que no solo este show es el gestor de todo sino que los números del rating temporada a temporada lo siguen acompañando, cientos de miles de personas en el mundo se ríen de la misma pero la siguen viendo (hola, que tal, mi nombre es Logan San) y digan lo que digan la semana pasada inauguró su 5ta temporada, amigo. Tomá para vos.

Dicho todo esto –demasiado largo para una introducción, pero entiendo el “evento” lo ameritaba-, esta semana en Tierra Freak me voy a explayar sobre el comienzo reciente de las nuevas temporadas de 4 series que pertenecen a este sub-género: la ya mencionada Arrow, su serie “hermana”, The Flash , Supergirl y la, por el momento, única competencia televisiva que propone Marvel Studios fuera de las propuestas semestrales de Netflix, Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D..


Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D.

Vamos a sacarnos de encima la tibia competencia primero, sobre todo teniendo en cuenta que ya la semana pasada tuvo su espacio en una única reseña otro show perteneciente a este universo expandido de la casa de las ideas, Luke Cage.

Hay algo que sucedió con este show que realmente me da por las recontra re pelotas, y me nacen ganas de alienar los ortos de Joss Whedon, su hermanito Jed Whedon, su jermu Maurissa Tancharoen y quienes sean que hayan estado detrás de esta movida, y llenarlos de patadas hasta que el colon de cada uno de ellos les salga por la boca. Resulta que cuando las cosas iban presumiblemente “bien”, a estos genios se les ocurre que una manera piola de expandir el universo televisivo de Marvel Studios era abrir el juego y largar un spin-off de este show, el cual potencialmente se iba a llamar Marvel's Most Wanted e iba a tener como protagonistas a Adrianne Palicki y Nick Blood con sus personajes Bobbi Morse y Lance Hunter respectivamente. Siendo así, en la última temporada de esta serie tenemos un emotivo episodio de despedida de ambos personajes, el que se titula “Parting Shot”, uno que, ya lo conté en la reseña del final season, casi me hace llorar. Muy emocionante y muy bien ejecutado, actuado y dirigido. Tremendo.

Y bueno, no, después resulta que ABC dice: “no, che, pará, pero es una pésima idea este spin-off, no pésima, pésima, no se quien les dio el ok para esto, pero no, queremos expandir este universo, pero con buenas ideas, no con gansadas… no, Most Wanted las pelotas”.

¡Maestro, ya me sacaste a los personajes! ¿Y ahora? Y bueno, ahora Palicki y Blood están sin laburo, ¿viste? Y si alguien les tira un hueso, lo van a agarrar, más vale, que también tienen que pagar el alquiler los pibes… Seth MacFarlane, por ejemplo, parece que cerró un show con FOX y la quiere a la flaca, y bueno. Mala leche. Chau.

Así entonces, el comienzo de esta increíble 4ta temporada de Agents of S.H.I.E.L.D. –increíble porque allá lejos y hace tiempo nadie apostaba ni dos pesos por la supervivencia de esta serie, ¿no?, y acá estamos, putos- sorprende, pero no termina de conectar con el público. Una vez más, hay un violento cambio del status quo, algo que de todos modos es moneda corriente en el show, y que prácticamente ha sucedido en cada inicio de temporada, cuando no a mitad de la misma, ninguna sorpresa por ese lado. Coulson completamente degradado y reducido a un agente de campo, trabajando codo a codo con May y Mack, "Skye"/ Daisy / Quake –ya no sé más como reputa llamarla- convertida en una fugitiva, queriendo arreglar el mundo sola yendo detrás de los Watchdogs que son la manifestación más tácita de la furia anti-mutan… ah, en, no, la furia anti-Inhumans, renegando una vez más de su turbulento pasado pero también de sus amigos y compañeros de aventuras, los únicos que la bancaron en todas, y luego Fitz y Simmons siendo ellos mismos, pero poniendo quizás la única gota de coherencia y sentido común a todo el quilombo que quedó montado luego del final de temporada anterior.

Pero claro, ahora hay un nuevo director, sí, misterioso él, grandote e imponente, y bastante centrado al parecer –si, seguro, como no, ja ja-, y nuevas directivas, nuevos protocolos, más burocracia, más restricciones, mas secretos, y las operaciones de campo tienen dos agentes menos… May viene preparando unos nuevos agentes, pero se los saca de encima cuando se le da la gana, hay tensiones en el grupo lógicas por todo lo que vivieron pero que se sienten forzadas, y la acción perdió puntos a lo loco con las evidentes ausencias. Prácticamente la única carta jugosa y medianamente interesante de este comienzo es la aparición de Ghost Rider, personaje malparido si los hay, que forma parte de la 1er línea de Marvel, mano a mano con Daredevil o Luke Cage, si se quiere, pero que tuvo la mala fortuna de caer en pésimas manos para su adaptación al cine, y tiene a falta de una dos películas, una mas vomitiva que la otra. Marvel Studios adquirió reciénteme los derechos para poder explotarlo –no tan reciente, la verdad, lo hizo en el mismo paquete en el que le dieron también al abogado ciego y a Punisher-, y así, esta sería la introducción de este personaje en el universo expandido. Para marcar una distancia lógica de aquel personaje que compuso Nic Cage tuvieron la picardía de elegir adaptar a Robbie Reyes, y no al clásico Johnny Blaze, un mexicano jodido que en vez de ir en una moto con las ruedas incendiadas va en un Dodge Charger 1969, el mismo que popularizaron los Dukes of Hazzard y que conocimos como General Lee, muy parecido también al que utiliza repetidas veces Dominic Toretto, el personaje de Vin Diesel para la franquicia The Fast and the Furious, pero es solo eso, parecido, más que nada por la similitud del color, el de Toretto es un Dodge Charger 1970.

Bueno, está también el plot de Holden Radcliffe, el tecnócrata transhumanista que parece no haber aprendido una goma de lo que les pasó a los Avengers con Ultron y convence a un inocente Fitz de las bondades de seguir desarrollando una A.I. con ciertas limitaciones, una punta de lanza de un potencial quilombo futuro, y el remate final del 2do episodio de esta temporada, con Quake –si, ya está, basta, llamémosla Quake y al carajo- haciendo Team Up con el Ghost Rider serial killer a expensas de lo que puedan opinar sus ex-compañeros, otra punta de lanza que, bien explotada, va a dar sus frutos, pero no mucho más.

Como fan confeso de esta serie siento que este no fue un comienzo a la altura de lo que al menos yo esperaba, y creo que en parte el motivo radica en los enormes golpes y alarmantes ausencias que tiene el casting protagonista, motivo por el cual perdió un balance que, por ahora, no está pudiendo encontrar con las nuevas incorporaciones. Pero si algo nos ha demostrado este show es que sabe leerse a sí mismo, e incluso está abierto a las críticas del público y cuenta con la capacidad de poder asimilarlas y torcer el rumbo para entregar un mejor producto. Lo hizo más de una vez y confío en la capacidad de quienes manejan los hilos de esta serie para que lo hagan de nuevo.

Arrow

Estas 2 últimas semanas fueron realmente raras en lo que se refiere a la televisión anclada en temáticas super-heroicas, sobre todo para mí. La semana pasada les comenté mi decepción ante el estreno de Luke Cage, otra de las apuestas fuertes de Netflix explotando su sociedad con Marvel Studios, sorpresivamente fallida en este caso, y paralelo a eso, irónicamente, siendo fan de Agents of S.H.I.E.L.D. y un ferviente detractor de Arrow, estoy a disgusto con el comienzo de la 4ta temporada de la 1ra y… bastante conforme con lo que vi de Arrow en su puntapié inicial del recorrido que va a emprender en su 5ta temporada.

Vale aclarar algo, eso sí: Arrow es Arrow, no jodamos. Mis expectativas para esta serie son cero, nulas. La nada misma. La sigo por motivos que me cansé de explicarlos, pero la miro casi en automático. Solo por respeto al producto en sí no estoy wasapeando a lo loco o tengo una ventanita de navegación abierta con Twitter, Facebook y algunas notas de sitios que me gusta visitar mientras “veo” la serie. Arrow es el Bailando de Tinelli de este tipo de shows: tiene una producción del recontra re carajo, una edición brutal, muy buenos FX’s, decentes coreografías y hasta podes pasarla bien con algunas líneas de diálogo incluso, pero tiene menos sustancia que el pegajoso de los Ghostbusters. Hay un límite inferior a Arrow, a mi entender, marcado por la misma Warner, y lo dictan los shows Gotham  y Legends of Tomorrow, pero bueno, creo que para seguir esas series tenés que tener serios “problemitas”, tus padres te violaron de chico o algo así, sino no se entiende. De todos modos no estoy en posición de elevar un juicio de valor sobre los gustos de nadie: sigo Arrow. Punto, k-po.

Dicho esto, el status quo de este show al igual que el del que acabo de reseñar más arriba, vuelve a cambiar de forma abrupta, y ahora la Arrow-Cave está más sola que nunca. Se fueron todos, no quedó nadie. Anda una Felicity pululando por ahí, pretendiendo reclutar nuevos vigilantes, y no mucho más. Oliver está metido a full con sus labores políticas pero no abandonó la capucha, todo lo contrario, involucionó y regresó al Arrow más jodido y agresivo de la 1er temporada, y acaba con los criminales sin contemplación alguna, y si los tiene que matar, que así sea. A la mierda todo, giles. You have failed this City, modefacka!!! Chupenla. John se tomó el pire, Speedy entró en receso, y el equipo está tan desesperado que incorpora casi de forma oficial al ex-cana ahora padre Emo Lance y al grone geek buena onda Curtis Holt. Llega una nueva amenaza a la ciudad, otro grone gangsta random que la tiene más grande que todos, secuestra gente importante y pretende poner al mundo en jaque con un par de bombas, se la come doblada y escapa por dos pelos y medio, y Lance en conjunto con Oliver anuncian un escuadrón de la muerte oficial bancado por ambos que se va a encargar de limpiar un poco Star City de criminales y terroristas varios. El esperado remate/cliffhanger clásico de cada capítulo de esta serie nos revela un nuevo arquero en la ciudad, asesino él, todo vestido de negro, un wannabe “DarkArrow salido de las páginas de Blackest Night, ponele. Y como pasaron ya 5 meses del final season previo, real time, fueron 5 meses en los que Felicity ya se buscó otro chongo, porque su cuerpo pide carne, obvio. #Niunamenos, guacho (?)

¿Qué vi de piola en este comienzo, y que deduzco tiene potencial y puede afectar de forma positiva al show? La “madurez” que alcanzó la serie. Bueno, tranquilos, las manos donde pueda verlas, salames, no me tiren con nada… No, en serio: todos, los productores, actores, y la mayoría de los personajes, tiene 4 temporadas sobre sus espaldas, y con lo que pasó en la última, llegaron a un punto en el cual no tienen retorno. Dicho esto, o te tomas todo con un poco de humor y mucho sarcasmo, o entras en un terreno por demás ridículo. Creo, por lo visto en este capítulo, que la opción que van a elegir es la primera, porque detecté muchas veces que muchos de los personajes ya están de vuelta de todo. Por ejemplo: nadie nunca se tomó demasiado en serio la amenaza de este capítulo, aún cuando era un terrorista que tenía la vida de muchas personas inocentes en sus manos. Pero todos los personajes, en mayor o menor medida, midieron esta amenaza desde la perspectiva de “mirá este salame del orto que pretende venir a querer mojarnos la oreja justo a nosotros”. Siguen siendo tan profesionales como siempre, y se siguen preocupando por resolver
estos conflictos con la mayor efectividad posible, salvaguardando las vidas inocentes en juego, pero ya no construyen un gran drama alrededor de ese evento, ni se echan culpas unos a otros por lo sucedido.

La mediocridad de las 4 temporadas de Arrow nunca la van a poder borrar, ni de la “cronología” propia de la serie ni, lamentablemente, de nuestras memorias, pero a lo que sí pueden apuntar es a hacerse cargo de la misma con altura. Está bien que se sientan seguros, está bien que sientan que están de vuelta de todo, e incluso está bien que personajes como Speedy quieran hacerse a un lado a menos que su presencia sea absolutamente necesaria, y no tengan que tolerar infelices alrededor sacándole en cara las decisiones que toma. Es un buen signo todo lo que vi en este primer capítulo, y ojalá… ojalá el camino que elijan los productores en esta nueva entrega vaya por ahí. Ojalá.

The Flash

El sinsentido de los últimos 8 capítulos de la 2da temporada de The Flash terminó con un remate sorpresivo, y el comienzo de la nueva 3er temporada funciona en algún punto como un falso punto de inflexión que solo nos entrega una historia alternativa apenas simpática y medianamente entretenida en la cual podemos disfrutar de algunos easter eggs comiqueros piolas que son, a esta altura a nadie le queda duda, el alma de esta serie, pero que pocas veces aportan algo válido a la trama a largo plazo.

El título del episodio inicial, Flashpoint, es una obvia referencia a una de las últimas macrosagas de D.C. Comics, una que tuvo a Flash como eje y que significó un replanteo editorial fallido del cual la misma empresa se hizo cargo y comenzó a deshacer poco a poco con la movida de este año, Rebirth. Mucho se habló de este comienzo durante los meses en los cuales ni The Flash ni Arrow estuvieron al aire, mucho se dijo, mucho se especuló… una vez más, la falta de huevos se hizo presente, y como si los televidentes fuéramos aborígenes de las culturas precolombinas y Warner fuera Colón en 1492, nos vendieron espejitos de colores y nos sacaron hasta las ganas de procrear.

Pero no está todo perdido, queridos lectores, no al menos en este comienzo de temporada, que no es ni por lejos errado o flojo, es apenas decepcionante y repleto de contradicciones. Muchas cosas que suceden en Flashpoint son difíciles de asimilar luego de los vericuetos que tuvo el show en sus primeras dos temporadas, máxime teniendo en cuenta que cuando nos quisimos dar cuenta los realizadores del show estaban jugando con viajes en el tiempo y tierras paralelas casi al unísono, un suicidio narrativo para el escritor más diestro y experimentado. Si logramos relajarnos y tomarnos muchas, muchas cosas con calma y sabemos hacer las concesiones justas, Flashpoint es un capítulo que se deja disfrutar, aunque más no sea por ver la 1er aparición del The Rival/Edward Clarris enfrentando a un simpático Kid Flash/Barry Allen versión nigga. Cuando finalmente Barry entiende que jugar con el tiempo es peligroso, y decide reparar lo que destruyó al final de la temporada anterior, se encontró con un presente igual de complicado en el desarrollo del 2do capítulo de esta 3er entrega, titulado Paradox, en la cual se introduce al villano Doctor Alchemist y, por fin, Barry finalmente tiene una charla interesante sobre las consecuencias de joder con los viajes temporales con, redoble de tambores: ¡Jay Garrick! El verdadero, el que descubrimos al final de la temporada anterior, el cual es un doppelganger de su padre en una de las Tierras Paralelas.

Así y todo, como acabo de comentar, Barry no logró regresar al exacto punto de partida que esperaba, y en este nuevo presente muchas cosas cambiaron, pero esta vez en aquellas personas más cercanas a él. En realidad podemos especular que infinidad de cosas han cambiado, por el conocido efecto mariposa  que se desprende de la teoría del caos, pero Barry solo puede percibir aquellas modificaciones sutiles –en algunos casos, en otras son alarmantes, como por ejemplo el hermano de Cisco muerto- que afectan a quienes lo rodean. De hecho, bien al comienzo del episodio, tuvo pruebas de que alteró hechos que van más allá de su círculo íntimo… con el correr del capítulo tanto él como los guionistas se olvidaron de ese hermoso detalle, pero eso sucedió.

Lo irónico de toda esta trama es que no por resultar divertida y dramática deja de ser inverosímil, ya que resulta al menos peculiar que esto le suceda a un personaje que se supone tiene una cultura general básica y supuestamente es un científico, ergo: ya sea por la ficción que ha leído o consumido audiovisualmente (la saga Back to the Future, por ejemplo) o por lo que estudió debería ser consciente de las implicancias de los viajes en el tiempo sin necesidad de que venga otro a darle lecciones.

De todos modos, esto es televisión naif, es entretenimiento, los productores, guionistas y showrunners de The Flash juegan con fuego todo el tiempo y pretenden dotar al show de un componente científico-matemático que nunca tiene, que es pura careteada, pero que funciona para el público al que va dirigida la serie, que claramente no es el televidente exigente con la ciencia ficción más dura. Hay una distancia enorme entre el tratamiento que temas relacionados con la física cuántica y la teoría de las cuerdas -por mencionar dos lugares comunes de estas series- tienen en un show como Fringe y en uno como The Flash, y así y todo el 2do no deja de ser divertido.

Hay un personaje nuevo que en algún punto vendrá a suplir la ausencia del querido –al menos por quien escribe estas líneas- Dr. Harrison Wells, quien al haber regresado a su Tierra de origen dejó de formar parte del Flash-Team, y es el “compañero” de Barry en el departamento de CSI, Julian Albert, un nombre que al menos a mí no me dice nada en relación con los personajes secundarios del Flash de los comics, pero que es obvio va a traerle quilombos futuros.

Bonus track de este 2do episodio: al comienzo del capítulo hay una interesante participación de Felicity, un personaje que históricamente tuvo siempre mucha química con Barry, y juntos nos entregan momentos épicos de la serie. Sin embargo, nada de todo lo que señale como positivo parece haber entusiasmado a la audiencia, ya que el rating de este 2do episodio fue el más bajo que haya registrado la serie hasta el momento, un detalle no menor que los productores deberían tener en cuenta para terminar de pulir el camino que van a transitar en esta temporada. Presten atención al 7mo capítulo, vuelve a dirigirlo el amigo Kevin Smith, y el título del mismo será “Killer Frost”. Ups.

Supergirl

El comienzo de la 2da temporada de Supergirl es épico, y los motivos por los cuales este calificativo no le queda grande son muchos. Supergirl es una niña que entró a este juego apostando fuerte a sabiendas de que pretendía ocupar un lugar que por selección natural históricamente le pertenece casi exclusivamente a los hombres. Hagan un paneo de los exitosos shows recientes hermanados con el género super-heroico y caerán en la cuenta de que, por definición, una serie de este tipo lleva las de perder si su protagonista es femenina, a expensas de si la calidad de la misma amerita que el producto siga al aire. En el comic book americano sucede lo mismo, esta “problemática” no es exclusiva de este medio, por supuesto, pero este no es el único motivo por el cual este comienzo de temporada cumplió con las expectativas.

Supergirl tenía sus días contados al finalizar su 1er temporada. El rating no la había acompañado aún cuando las críticas en general fueron positivas para con el show. La confirmación de una 2da temporada llegó casi en el límite de la cancelación de la serie, con un bonus track inimaginable: la serie que originalmente en su primer temporada se emitió por la cadena norteamericana CBS cambiaría de casa y pasaría a formar parte de las propuestas del canal de Warner, hogar de los shows Arrow, The Flash y Legends of Tomorrow, y así se consolidaría su pertenencia al universo conjunto del D.C. Comics televisivo conocido popularmente como Arrowverse. No conforme con este excepcional anuncio, en el primer capítulo de esta nueva temporada, titulado “The Adventures of Supergirl”, tendríamos la presencia de… ¡Superman! Adiós a esas viejas mañas de no mostrar a los 2 héroes más grandes que tiene esta editorial en sus versiones televisivas live-action –en Smallville, Kal-El solo vistió el traje de Superman en el último capítulo de la última temporada, luego de intensas negociaciones entre los productores del show y los capos editoriales de D.C.-, el primo de nuestra protagonista se presentaría en todo su esplendor, no solo en su versión de Superman sino también demostrando los talentos que guarda el periodista Clark Kent, dejando con la mandíbula por el suelo a cada uno de los testigos presenciales de cada escena que estelariza. Y así y todo, los guionistas se las arreglaron para que su participación no opaque la existencia de Kara.

The Adventures of Supergirl” es un gran capítulo, no solo para la serie en sí, es un episodio idóneo para que pueda ser disfrutado por cualquier fan de D.C. Comics ya que contiene múltiples elementos atractivos para el lector atento, como la aparición de Mon-El o la introducción de Lena Luthor, un personaje que probablemente termine transformarse en uno de los pilares de esta nueva temporada. Lena, por otro lado, al televidente adicto a las series de este tipo le resulta familiar ya que ha conocido una versión previa del mismo en la ya mencionada Smallville, cuando ingresó al show bajo el seudónimo de Tess Mercer, caracterizado por la actriz Cassidy Freeman, para luego revelarse hacia el final de la serie como Lutessa Lena Luthor.

Y ya que traje a Smallville nuevamente a la mesa de debate, no somos pocos los que hubiéramos delirado con la presencia de Tom Welling caracterizando a Kal-El, pero superada esta anticipada decepción, debo coincidir con varios en que la composición de Tyler Hoechlin del personaje fue correcta, medida y adecuada para el show. El Superman de Hoechlin en este episodio marca una distancia prudente y necesaria con la actual versión ofrecida por Henry Cavill en las salas de cine, enfatizando su carisma por encima de la solemnidad que caracteriza a la versión cinematográfica, y cruzando diálogos ingeniosos y sarcásticos con su prima. Este es un Superman ajustado al clima de la serie, que bajo ningún punto de vista traiciona las características más importantes del personaje en papel, y hasta se dieron el lujo de entregarnos una nueva versión del traje, una vez más sin los calzoncillos rojos característicos pero con detalles exquisitos como el remate de la capa sobre los hombros y las líneas doradas que la sostienen, paralelas a los vértices superiores del logo en el pecho. 

¡Genial!

Quizás el rostro de Tyler no se vea como aquel que uno imagina es la cara de Kal-El, pero… vamos, la caripela de Christopher Reeve ya forma parte de la historia, y desde su impecable caracterización hasta el capítulo que nos encuentra hoy aquí pasaron Dean Cain, el ya mencionado Tom Welling, y en el cine Brandon Routh y Henry Cavill dando vida al personaje en cuestión… teniendo esto en consideración la caracterización de Tyler no desentona demasiado. Y la llegada del personaje a la serie era inminente y necesaria: como señalé hace unos meses cuando reseñé el episodio Worlds Finest  que tuvo como invitado al Flash de Warner, el mayor problema que tenía este show para acentuar la verosimilitud de lo narrado era la constante referencia inocua de la existencia de Superman, la cual jamás se consolidaba en una presencia factible y palpable, y así a medida que pasaban los capítulos y se acumulaban las amenazas, todo el universo perdía credibilidad. El inicio de esta segunda temporada borra de un plumazo todas esas flaquezas argumentales del primer tramo de esta saga y marca un nuevo comienzo, fresco y rejuvenecido, en complicidad con el cambio de cadena, y por suerte no tuvieron que tomar medidas extremas como las que sugerí en esa entrada con este personaje.

Pero, claro, no todo es color de rosa, por supuesto. La serie es, esencialmente, la misma: el tono, la narrativa, los diálogos, la química entre actores y personajes, las referencias culturales, los easter eggs comiqueros, la impactante y siempre necesaria presencia de esa maravillosa Cat Grant compuesta por Calista Flockhart, todo lo que caracterizó al show se mantuvo intacto en el traspaso de una cadena a otra, pero ya desde el título del capítulo a la audiencia le están dando a entender que, aunque los productores no se hayan inclinado por rebootear o resetear la serie y con esto “borrar” la cronología de lo narrado hasta el momento en CBS, hay una intención de plantear un nuevo comienzo, un punto de partida más que amigable para la audiencia cautiva de Warner que no necesariamente está al tanto de todo lo que sucedió en los 20 capítulos previos. Y las señales son muchas, y hasta cierto punto alarmantes: hay un tensión imperante entre Superman y J'onn J'onzz y cuando finalmente se revela el motivo ninguno de los dos menciona que National City y presumiblemente la tierra completa estuvo a punto de ser dominada/socavada/destruida por un ejército de Kryptonianos. Ridículo. Kal-El habla con Kara acerca de sus padres… y en dicha conversación ambos omiten completamente la existencia de la hermana de la madre de Kara, su tía, la cual sobrevivió a la explosión planetaria que mató a los padres de ambos –porque en ese momento no se encontraba ya en dicho planeta, obvio- y fue asesinada por Alex, la hermana adoptiva terráquea de Kara. De hecho, el plot de Mon-El queda en la nada cuando vamos promediando el capítulo… pareció un gancho para incorporar un nuevo personaje adaptado de una forma peculiar, y luego el mismo es abandonado ante los ataques sucesivos a Lena Luthor. Kara, además, estúpidamente se sorprende ante la presencia de una nave kryptoniana como si no hubiera tenido ya incontables encuentros con sobrevivientes de su planeta, y con otras razas alienígenas. Y el “remate” de todo es
un pésimo final para el desarrollo del interés amoroso de Kara por James Olsen, un cierre que me figuro es provisorio, pero no porque me obsesionen particularmente estas partes romanticonas de los sub-plots de las series de Warner sino porque me parece un maltrato tremendo para el desarrollo de ambos personajes que hayan concluido la relación entre ambos de esa forma tan infantil y naif.

Amén de estos traspiés, Supergirl es un show que siempre apuesta a más, y no para de crecer. Lo hizo paso a paso en su primer tramo, comenzando con pies no muy sólidos pero con decisiones acertadas ya desde los primeros capítulos, y terminó clavando joyas comiqueras inolvidables como el episodio titulado “For the Girl Who Has Everything”, un emotivo y precioso homenaje al anual #11 de Superman de 1985 titulado “For the Man Who Has Everything”, escrito por Alan Moore y dibujado por Dave Gibbons… si, si, leyeron bien, la misma pareja creativa que dio vida a Watchmen. En este segundo vuelo comienza a tomar altura codo a codo con Superman… ¿Qué más le podemos pedir a una serie de este tipo, en serio?

Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.
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