Si sos de los lectores más jóvenes de TierraFreak y no tenés idea de qué es The Blair Witch Project, lo primero que te recomiendo es que vayas a esta nota del camarada Logan y luego de leerla vuelvas para acá.
Si sos de los que pudieron disfrutar de ese experimento cinematográfico de finales de los 90s, igual te recomiendo que leas esa nota, porque no tiene desperdicio, pero podés hacerlo luego de leer estas pequeñas líneas en las que voy a hablar de la película "Blair Witch" que se estrena en nuestro país esta semana.
Habiendo hecho estas aclaraciones me parece pertinente empezar con un pensamiento que supongo que muchos tenemos en estos días: el tiempo no nos sobra.
Porque ¿quién puede decir que tiene todo el tiempo que quiere para disfrutar de todos esos nuevos productos culturales que nos ofrece la afamada globalización? ¿Quién puede decir que puede darse el lujo de volver a revisitar viejas obras que antaño le gustaron como para ver si, ahora que ha pasado el tiempo, siguen resonando en nosotros de la misma manera?
Muy pocos pueden darse ese lujo ¿no?
Porque aparte de que existen las redes sociales que nos absorven la vida mientras scrolleamos y vemos los infinitos posts con imágenes de gatitos, está el tema de que en serio cada vez más estamos bombardeados con nuevos productos que, sea por el marketing que tienen detrás o por el cebamiento (o hype, como se dice ahora) de ciertos líderes de opinión, nos sentimos casi en la obligación de consumir para poder existir dentro de nuestros círculos de pertenencia social.
Es entonces cuando quizás tenemos la posibilidad de ir al cine y vemos que en la cartelera hay algo que nos hace recordar a momentos buenos y que, a pesar de que no nos gustan las remakes, nos dejamos llevar por la nostalgia.
Porque, claro, dentro del sentido de cualquier remake está incluído que se adapte el discurso, la forma o mínimamente la imagen para el nuevo público. Esto es parte de por qué, por ejemplo, nunca me terminaron de cerrar las últimas películas de Star Trek porque suman elementos a la narración que se entiende que sean para los nuevos públicos, pero que se alejan de lo que para mi es Star Trek.
Es decir que, parte de lo que debe ser una remake tiene que cumplir con algunas características como por ejemplo ser una reimaginación, mostrar una manera distinta de contar la misma historia o por lo menos adaptarse a la nueva narrativa que impera en la actualidad en que se estrena y que debe variar con respecto a la que imperaba en el momento de estreno de la obra original.
Y acá tengo que hacer un parate importante para recordarte que, por las dudas no hayas hecho caso a los dos primeros párrafos de esta reseña, la idea detrás de The Blair Witch Project de 1999 fue totalmente innovadora en la manera de contar una historia.
Fue la primera película (al menos a nivel masivo) que utilizaba la idea de ser un rejunte de metraje encontrado (y editado para darle coherencia) que lo que nos mostraba era lo filmado directamente por los protagonistas y no lo que un director o mismo un productor había elegido mostrarnos.
Tan fuerte fue el impacto de esta manera de narrar que en la actualidad es un género de las películas de terror llamado "Found Footage" o "Metraje Encontrado" y hasta el gran M. Night Shyamalan utilizó una variante del mismo para su gran regreso a la pantalla grande con "The Visit".
Es así que desde 1999 tuvimos muchas, muchas, muchas películas que utilizan este artilugio para intentar meternos más intensamente en los acontecimientos de la historia.
Vamos ¡que hasta J.J. Abrams lo utiliza en "Cloverfield" con un presupuesto miles de veces mayor a lo que tuvo la original The Blair Witch Project!
Entonces ¿qué nos podría ofrecer una remake de la película del 1999 realizada sólo 17 años después?
Primero que nada que no es una remake sino una continuación, ya que uno de los protagonistas es el hermano de Heather, aquella documentalista que se internaba en el bosque de Burkittsville con sus compañeros para desentreñar los misterios de la zona.
Ya está.
Eso es todo lo que tiene de diferente.
No sólo con la película de 1999 sino con cualquiera de las Paranormal Activity, REC, The Last Exorcism y un largo etc.
Porque el director Adam Wingard (responsable también de las 2 "VHS"s) pierde todas las oportunidades de contar algo más y profundizar en la mitología que creó la película de 1999 (y también la fallida segunda parte o los fallidos comics que se editaron en su momento para generar un universo expandido) y se queda simplemente en hacer una vez más lo mismo que ya vimos muchas veces dejándonos, incluso, con más interrogantes que la primera entrega (y eso que mucho no explicaba).
Según cuenta el mismo Wingard, estaba en Sundance junto al guionista Simon Barret buscando colaboradores para "VHS 2", cuando se encontró con Eduardo Sánchez, uno de los directores de la película original y como fans de ella que obviamente son le preguntaron para cuándo una nueva Blair Witch. Sánchez no tuvo una respuesta para darles, pero unos días más tarde terminaron reunidos con los productores de Lionsgate que estaban buscando una manera de volver a relanzar la saga para nuevos públicos.
Y es por eso que lo que se estrena en cines este jueves es sólo eso. Un relanzamiento de la saga, con el homenaje necesario de creerse una continuación directa, pero que no muestra nada nuevo y no suma nada.
¿Se acuerdan cuando nos sentíamos estafados con el estreno de una versión remasterizada con nuevos efectos digitales y un par de minutos más de metraje de esa película que tanto nos gustó cuando se estrenó décadas atrás? Bueno... creo que no hace falta agregar más... ¡qué lástima que Lionsgate y Wingrad no piensen lo mismo!