La semana pasada, entre la vorágine de novedades, estrenos y buenas noticias –muchas de las cuales tuvieron su cobertura acá en Tierra Freak-, también fuimos advertidos de una pálida: ECC Ediciones, supuestamente siguiendo una directiva de la editorial norteamericana de la cual adquirió la licencia para publicar sus ediciones desde el 2012, D.C. Entertainment, decidió intimar legalmente a todos los sitios que se dedican a traducir y maquetar comics de esta editorial, D.C., para que dejaran de hacerlo, hecho que terminó provocando el cierre de la gran mayoría de estos sitios, o en su defecto la anulación de todos los links que contenían material relacionado con esta empresa. Siendo así, me pareció coherente ofrecer una columna de opinión esta semana, sobre el tema. Hay muchas cosas para decir y debatir sobre esta situación, y creo que es posible hacerlo cubriendo todas las aristas y entendiendo todos los intereses, de ambos lados.
Una historieta repetida
Claro, sí, porque no es la primera vez que nosotros, acá en Argentina, vivimos algo así. Hace cuatro años, en agosto del 2012, la editorial Ovni Press tomó una iniciativa similar a la que hoy toma ECC con sitios análogos pero que, por supuesto, manejaban material de Marvel Comics, editorial que hoy por hoy pertenece al multimedio Disney, y en ese momento, como no, Tierra Freak hizo acuse del accionar de Ovni Press y se solidarizó con los sitios que fueron afectados por esta medida legal.
Para comenzar a transitar una instancia de debate por encima de este tema es necesario tener algunas cosas claras. Por ejemplo, yo no me refiero a lo que hacían sitios como La Novena Dimensión, Bloguero Comic, Una Nueva Liga, How to Arsenio Lupin, Prix-Comics y demás como “piratería”, y el porqué no utilizo esa terminología lo he explicado de manera clara y extensa en esta entrada, a principios del 2013. Pero como estoy casi seguro que nadie, hoy, se va a poner a leer una 2da reseña mía, voy a ofrecer un resumen de dicha reseña: no existe tal “piratería” cuando no hay intención de lucro. Tan sencillo como eso. Piratería es un término que impusieron en nuestra sociedad aquellas empresas que supuestamente ven afectados sus ingresos culpa de la convivencia de redes dentro de internet que aúnan a usuarios que comparten de forma libre y gratuita material con derecho de copyright en un formato digital, sea cual sea. La complejidad de nuestros tiempos modernos hace que, hoy por hoy, no transgredir los derechos de copyright de alguna forma resulte dificultoso, y ahí radica la base del debate.
¿Qué está en juego cuando comenzamos a internarnos en este tema? La accesibilidad libre y gratuita a la cultura, ni más ni menos. Empresas como D.C. Comics o Marvel Comics –al igual que los inmensos monopolios dedicados a la música y al cine- pretenden, aún hoy, seguir manejando sus negocios como si aún viviéramos a mediados del siglo XX, al menos en lo que se refiere a los derechos de copyright, la influencia que ejercen sobre sus obras y lo que se puede o no hacer con las mismas si no pagaste para poder explotarlas, como lo hicieron ECC y Ovni. Pero la realidad es otra, la realidad indica que ya no vivimos en 1965, hoy es 2016, existen las redes sociales, las cuales tienen un enorme impacto en los consumidores, y por debajo –o a la par- de ellas los medios de comunicación clásicos, y las redes P2P preparadas para compartir material digital de manera instantánea, y la telefonía celular, y un puñado más de formas más de comunicación y expansión de nuestra cultura, de información, de datos.
Dentro de la Matrix del problema
A nadie le queda duda de que el mercado, en términos generales, cambió de forma violenta ante la aparición de internet, hace más de veinte años. La accesibilidad a prácticamente todo tipo de manifestación cultural de forma instantánea y gratuita es una realidad, y un paradigma con el cual el mercado tiene la necesidad de aprender a convivir en otros términos. Nadie puede evaluar, ni siquiera hoy, a ciencia cierta, cuanto afecta la mal llamada Piratería a las ventas del material que empresas como D.C. y Marvel nos ofrecen mes a mes. Ese es un punto importante a tener en cuenta: cualquier cifra de ventas que ofrezca cualquiera de estas editoriales no está directamente relacionada con la posibilidad que tiene el lector de poder acceder al mismo material de forma gratuita en formato digital. Las mismas empresas ofrecen la posibilidad de poder adquirir este material digitalmente, muchas veces sin costo alguno –salvo algún tipo de subscripción en algunos casos-, una movida que da cuenta de que, en algún punto, ellos mismos son conscientes de la problemática y de la complejidad que tiene. La baja en las ventas de historietas no necesariamente se corresponde con la posibilidad que tiene hoy cualquier persona de poder acceder a este material de forma gratuita.
Partamos de la base de que ni Ovni Press ni ECC nos ofrecen la totalidad del material que sale mes a mes en el país del norte, ¿no? Esto responde, supuestamente, a las necesidades del mercado local, por supuesto, pero resulta al menos curioso que hoy ECC tome una posición dura por sobre este tema cuando el último anuncio que hicieron de un lanzamiento para Sudamérica fue el 4 de marzo pasado, un único tomo de una de las series dedicadas a Batman. 3 de marzo, hoy es 9 de junio, ¿no? Para el que anda medio complicado con los cálculos, más de 3 meses. Entonces, el debate debería comenzar por este punto. Digo, ok, vamos a convenir en que ECC pagó lo necesario para poder ser la única editorial que publica material de D.C. Comics y lo distribuya en nuestra región… ¿Qué está haciendo con la explotación de esa licencia? ¿Nosotros, los lectores, tenemos la culpa de que a ellos no le cierren los números lo suficiente como para dejar al mercado sin publicaciones nuevas durante 3 meses? ¿No nos están faltando el respeto en algún punto? ¿D.C. Comics no debería tomar algún tipo de media ante esta situación, como por ejemplo retirarles la licencia?
Entonces, si la situación es esta: ¿Dónde radica la necesidad de ECC de intimar a los sitios que se dedican a la traducir y maquetar material que bajo ningún punto de vista vamos a ver publicado por esta editorial a corto plazo, y en la gran mayoría de los casos a largo plazo? Hago un esfuerzo honesto para ponerme como Abogado del Diablo y entender la situación de ECC y la presión que debe estar recibiendo por parte de D.C. Comics pero me encuentro con esto, con una empresa que no se toma su trabajo de forma profesional y seria y que no está satisfaciendo la demanda del mercado en ninguno de sus puntos, ya que, sea cual sea la misma, si en 3 meses no publicaste nada directamente no estás satisfaciendo ningún tipo de demanda. Mi primera reacción cuando me enteré de esta situación
estuvo disparada por el lanzamiento de Rebirth hace unos días, y creo que no soy el único que reflexionó lo mismo. Lo primero que pensé fue “claro, bueno, ECC se está preparando para reventar el mercado con un relanzamiento de toda la línea de D.C. Comics y lo último que quiere es ver a todos estos sitios explotando y distribuyendo material que ellos en un par de meses van a ofrecer”, lógico. Pero, una vez más, voy a los sitios de ECC, a su web, a la página que tienen armada en Facebook, a su cuenta de Twitter… la nada misma. No hay un mínimo atisbo de ECC de haber formado parte de esta movida, no hay anuncios, no hay banners, avances, las ilustraciones que acompañan los distintos sitios no hacen el más mínimo acuse de la movida que D.C. Comics está llevando adelante en su país de origen. ECC en su versión sudamericana parece un bar reventado del conurbano bonaerense a las 10 de la mañana de un domingo: hay resabios desparramados por aquí y por allá de una pobre y triste fiesta en la que ninguno de nosotros participó siquiera y a la cual llegamos tarde, y no hay signo alguno de que eso vaya a cambiar, aún transitan la resaca del New 52.
Soy tu Fan
La otra arista importante de esta problemática tiene que ver con los sitios afectados por esta intimidación y la labor que ofrecían de manera desinteresada y sin fines de lucro. Uno escucha y lee tantas boludeces en estos tiempos en relación a esta tendencia que a veces termina sacando lo peor de nosotros, pero, una vez más, la realidad suele diferir de las calumnias e injurias que muchas veces tuve que soportar por parte de empresarios o personas allegadas a editoriales autóctonas o que se dedican a explotar material extranjero por el cual pagaron. Como señalé al comienzo de esta entrada, el mercado tiene que aprender a convivir pacíficamente con estas tendencias, ir al cruce con los botines de punta no soluciona nada, mucho menos cuando partimos de la base de que no hay nada que tengan que solucionar. Olvidémonos por un momento de que ECC lleva 3 meses sin publicar una goma, ¿no?, juguemos un poco con un supuesto: supongamos que ECC es realmente una empresa seria y digna, y digamos que tiene unas 6 series regulares que agrupan lo más potente que D.C. Comics puede ofrecer, mes a mes, de forma regular. Un ideal difícil de alcanzar por parte de esta empresa y al cual quizás el mercado no está aún listo para poder sostener, pero seguro un objetivo que en algún momento a los genios que manejan ECC se les cruzó por la cabeza podían aspirar. Siendo así, si las ventas responden, en 2 o 3 meses deberíamos tener por fin en nuestras manos el bendito especial Rebirth y sus consecuentes números 1, al menos una docena.
¿Por qué ECC entiende que esta movida no puede ser encaminada con éxito si existen versiones digitales traducidas por fanáticos circulando por redes sociales y webs? ¿El cliente que adquiere historietas en papel es el mismo que las lee digitalmente? ¿La calidad ofrecida por ECC en su traducción y maquetación es inferior a la que ofrecen estos fanáticos, los cuales no reciben ningún rédito económico por dicha labor? ¿Dónde radica el miedo de ECC, en que sale perdiendo en la comparación de un trabajo y otro, en que el lector puede descubrir por anticipado que lo que están por publicar es una bosta, y eso va a terminar afectando sus ventas?
Como la problemática es compleja, casi todas las preguntas tienen como respuesta un “si, pero…”, ni más ni menos. Siguiendo con la lógica del supuesto, es probable que un re-lanzamiento de D.C. Comics por parte de ECC tenga un impacto menor cuando hay accesibilidad de absolutamente todos los comics que van a ofrecer de manera digital, gratuita, y encima en perfecto castellano. Que ese impacto “menor” se vea reflejado en menos venta es algo que ni ECC ni yo ni nadie puede anticipar. La realidad indica que hay lectores de todo tipo: estamos los que leemos material digital gratuito pero también adquirimos historieta en papel, solo que en muchos casos utilizamos lo que leemos digitalmente como filtro: solo compramos aquello que realmente nos pareció digno de ser adquirido en papel, ni más ni menos. Y muchos de nosotros podemos leerlo también en el idioma original, siempre que el mismo sea el inglés, claro está, pero nos resulta más
cómodo y rápido leerlo en castellano, y por eso estamos eternamente agradecidos de aquellos que se toman la molestia de traducir y maquetar estas publicaciones, aún cuando en muchos casos ninguno de los dos trabajos tenga la calidad que nos gustaría ver. Pero como es gratuito, y como sabemos que quienes lo realizan lo hacen en sus tiempos libres, por gusto y placer y no de manera profesional, casi como un hobbie, sin recibir nada a cambio más que un “gracias” virtual, entonces no nos hacemos mayores dramas. Sí le exijo calidad a las ediciones de ECC en esos aspectos, porque a ellos sí les estoy dando parte de mi dinero… y no siempre recibo lo que espero de estas editoriales, no de la forma profesional en la que deberían trabajar. Cometen errores groseros en la traducción y maquetación demasiadas veces como para que uno sea condescendiente para con su trabajo, lamentablemente.
Finalmente, hay dos grupos de lectores que se ven afectados por este conflicto pero no forman parte de los intereses de ambos grupos: los que no adquieren comics en papel y solo leen lo digital y gratuito, y aquellos que no le dedican tiempo a la historieta cuando están on-line y solo leen lo que adquieren en papel, ya sea de manera azarosa o de forma regular, en kioscos o comiquerías. La intimación de ECC afecta a los primeros, y la apatía para publicar a los segundos, en ambos casos ECC está colaborando para que centenares de personas no puedan acceder a material de D.C. Comics, aún cuando ellos tienen la licencia para explotar sus publicaciones.
Esta es una reseña de reflexión, una entrada que refleja mi opinión y que espera abrir un debate o sencillamente hacer reflexionar sobre el tema a algunos, pero también es una entrada que representa la opinión que tenemos en Tierra Freak sobre este asunto: acá nosotros queremos todo, queremos que dejen de romperle las pelotas a estos sitios con este tipo de intimaciones, queremos también que estos sitios, dentro de lo posible, no se dejen amedrentar por una empresa que lo máximo que va a articular legalmente va a ser lo que ya hicieron, mandar una intimación y gracias, cualquier otra movida requeriría de instancias legales donde hay que ponerse con mosca de la buena para poder llevarla adelante, una acción en la que evidentemente ECC no piensa invertir… si ni siquiera “invierte” en publicar regularmente… y finalmente, y no menos importante, queremos que ECC publique. Si, también queremos eso, yo quiero tener mi edición de D.C. Rebirth en papel, pero la quiero tener bajo el sello de ECC. Ya la leí digitalmente, dos veces, pero quiero tenerla en papel en castellano, y aún con la movida estúpida que esta empresa hizo por sobre estos sitios, me interesa tenerla en papel y estoy convencido que esta movida comercialmente va a funcionar, porque lo está haciendo en U.S.A. y porque parte de este material es muy bueno y se disfruta mucho. Da un poco de bronca ver cómo esta movida a ECC le pasó por arriba, no dieron acuse alguno de la misma ni siquiera retuiteando links ajenos o cambiando la portada de su sitio en Facebook. Uno llega a pensar en estos casos que probablemente nadie esté trabajando ya para ECC, no al menos manejando sus redes sociales y canales de comunicación, pero evidentemente sí tienen un infeliz que tiene tiempo para mandar intimaciones a todos los sitios que comparten material de D.C. Comics en castellano.
Pónganse a trabajar, amigos, y hagan valer esa licencia por la cual pagaron, misma que deberían estar explotando, y ahí entonces abrimos el debate nuevamente sobre la “piratería” y cómo los afecta, si quieren.