
Cada tanto me da por recomendarles un comic, así, sin más. Intento buscar que la recomendación tenga algún anclaje actual, y generalmente lo logro, como con la muerte de mi canadiense favorito, con los 30 años del comienzo de la SwampThing o como cuando Invincible llegó sunúmero 100 otras solo busco que conozcan a algunos autores interesantes eligiendo algunas de sus obras más destacadas, y de fácil acceso, como lo hice con Vaughan, Millar o Ennis. Otras, sencillamente alguien me recomendó una serie, la comencé a leer, y quiero que ustedes también compartan esa experiencia porque deduzco la van a pasar tan bien como yo, como sucedió con MorningGlories, Sex Criminals, The Manhattan Projects o Hinterkind, y dentro de esta vertiente, recuperar clásicos europeos como La Casta de los Metabarones o argentinos como Candido, que ahora puede ser leído completo gracias a Rabdomantes Ediciones me parece que viene al pelo para la dinámica comunicacional que este sitio tiene. No nos olvidemos, además, que a veces fuimos, acá en Tierra Freak, precursores de movidas que luego tomaron un tenor mediático, como cuando preparé las entregas de Hellblazer para llorar juntos el cierre del título en Vertigo, sin saber que un par de años después ese personaje tendría serie de T.V. propia, misma que en estos días lamentablemente pende de un hilo.
Esta introducción no está armada en vano, solo para vanagloriarme de la cantidad de entradas dedicadas a este medio que he metido. No señor: es verano, muchos están ya de vacaciones y otros están por tomárselas, algunos ya se las han tomado pero de todos modos hasta que el calor nos abandone intentarán sostener ese espíritu lúdico, de regocijo y goce, de re-encuentro con esas cosas que nos gusta hacer cuando tenemos “tiempo libre”, aún cuando técnicamente quizás contamos con el mismo tiempo que el resto del año. Siendo así, esta introducción y los links pueden servirles como guía o recordatorio de reseñas que los animen a entrarles a estas obras, para pasar un buen rato.
Pero por supuesto, la entrada de hoy está dedicada a otra obra, una llevada adelante por un tándem creativo atípico –estos dos grandes autores no suelen trabajar juntos-, y tiene un anclaje y todo: el amigo Grant Morrison cumplió 55 años hace apenas 12 días, el 31 de enero, y el comic que vamos a reseñar hoy se desarrolla durante una navidad, un evento reciente que todavía flota en el ambiente, ya que aún no se acaba febrero y seguimos transitando esa difusa zona de jolgorio del calendario que se genera entre las fiestas de fin de año y el comienzo del temido marzo, el mes que aplasta de forma terminante el cese de actividades, da por concluido el verano y nos devuelve a la realidad con una cachetada en la cara. Pero, sin más, vamos a los bifes.